(Investigación histórica
realizada por Rafael Dupouy Gómez).
Doña María Guerrero, Don Fernando Díaz de Mendoza y sus hijos Don Fernando y Don Carlos Díaz de Mendoza y Guerrero, posan ante un hermoso ramo de azucenas y rosas ofrendado por el Dr. Laureano Vallenilla Lanz, Director de "El Nuevo Diario" a la egregia artista, durante su visita a Venezuela en enero de 1917.
Uno de los acontecimientos más notables del año 1917 es el arribo a
Venezuela de la gran Compañía Dramática Española de la célebre actriz doña
María Guerrero y su marido el actor don Fernando Díaz de Mendoza, durante el
Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez, que en su numeroso elenco
trajo de España el más valioso grupo de actrices y actores jamás vistos en
Caracas.
Los ilustres artistas españoles vinieron acompañados por el gran poeta y
dramaturgo don Eduardo Marquina. Deferentes atenciones les brindaron a su
llegada a Venezuela, el Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente
de la República, la sociedad y la prensa nacional.
La famosa pareja de actores españoles
Guerrero-Díaz de Mendoza.
Ya es una hermosa realidad el anhelo
de la sociedad caraqueña; ya pisan tierra venezolana y respiran el ambiente del
Ávila y viven bajo el dosel de nuestro cielo, esos egregios a quienes el arte
latino aclama como unos de sus más grandes intérpretes: Doña María Guerrero,
don Fernando Díaz de Mendoza y el noble poeta don Eduardo Marquina.
Caracas, como Puerto Cabello y La
Guaira, hizo una espléndida recepción a los eminentes huéspedes que le traen un
mensaje cordial de la Madre España.
Lo que no hace mucho era, si no un
imposible, sí una cosa de difícil y lejana realización, es ya el hecho
consumado, que testifica de manera convincente que al calor y bajo la égida del
Benemérito General Juan Vicente Gómez y la Causa de Diciembre, no sólo son
hacederas, estables y fecundas las obras del trabajo y de las industrias, hijas
de la paz y del bienestar de que goza Venezuela, sino que su acción de cultura
y su influjo civilizador se extienden a garantizar a nuestra sociedad y al país
en general goces y triunfos del espíritu como los que simboliza la llegada de
doña María Guerrero y de don Fernando Díaz de Mendoza.
La Guaira, 23 – 1 p.m. –Fondeó el vapor español "Montevideo",
en el cual viaja la afamada Compañía “Guerrero-Díaz de Mendoza”.
Son espléndidas las manifestaciones
de cordial simpatía que todas las clases sociales y las diversas autoridades,
han rendido a los ilustres artistas españoles doña María Guerrero y don
Fernando Díaz de Mendoza y al eximio poeta don Eduardo Marquina.
De Macuto, con igual propósito, vinieron
numerosas familias al puerto de La Guaira. Entre las personas que subieron a
bordo del vapor, anotamos a los señores General M. Spósito Briceño, Prefecto
del Departamento Vargas, al General Rafael M. Velazco B., Administrador de la
Aduana, Coronel F. Roig Febles, Simón Barceló, representante especial de "El
Nuevo Diario"; Diego Guzmán Blanco, Salustiano Plaza, F. L. de Montemayor,
P. Álvarez López Méndez, Doctor Emilio Daboín, Coronel Guilarte Marroc,
Teniente Coronel Ortega, Rafael Guevara, corresponsal de "El Universal";
y el Doctor C. Blanco Toro, corresponsal de "El Nuevo Diario".
La Guaira 23, 2 p.m. Acaban de salir
para esta capital, la señora doña María Guerrero, el señor don Fernando Díaz de
Mendoza y sus hijos. El automóvil que conduce a los ilustres viajeros va
adornado con las banderas de España y Venezuela.
Los acompañan, los señores Simón
Barceló, Representante Especial de "El Nuevo Diario", Diego Guzmán
Blanco, y Guillermo Fernández de Arcila. En otro automóvil subió igualmente el
poeta don Eduardo Marquina, acompañado de su familia. Extraordinaria
concurrencia presenció la partida de los ilustres viajeros y los saludó
entusiastamente. El resto de la Compañía sube en tren expreso a las 4 p.m.
El señor don Fernando Díaz de
Mendoza, doña María Guerrero y sus dos hijos don Carlos y don Fernando Díaz de
Mendoza y Guerrero llegaron a la lujosa morada que para ellos de antemano se
preparó, situada de Llaguno a Bolero. Dicha mansión estaba materialmente llena
de hermosos ramos de flores, enviados por numerosos admiradores de la egregia
artista, además de los enviados por el Excelentísimo señor vizconde de de la
Fuente, Ministro de España en Venezuela, quien, con motivo de la llegada de los
afamados y aristocráticos artistas, enarboló en el edificio de la Legación la gloriosa
bandera de España.
Estuvieron presentes, don Felipe Ontiveros, Cónsul de España
y su señora; doctor José Gil Fortoul, Guillermo Fernández de Arcila, Simón
Barceló, Andrés Mata, Director de "El Universal"; y Laureano
Vallenilla Lanz, Director de "El Nuevo Diario", quien ofrendó a la gran artista un hermoso ramo de flores, igualmente otro ramo a la señora
esposa de don Eduardo Marquina, quien se hospeda con su familia en el Gran
Hotel de Caracas. Los miembros de la Cámara de Comercio Española, llenaron de
flores los numerosos automóviles en los que fueron a encontrar a los egregios
artistas y dedicaron ese bello y perfumado homenaje a doña María Guerrero.
La estación del ferrocarril, a la
hora en que llegó el tren con el resto de la Compañía, presentaba un aspecto
imponente con la multitud que en ella se congregó para dar la bienvenida a los
artistas españoles.
En resumen: el día de ayer fue de
fiesta para Caracas, fiesta de espíritu, de belleza y de arte, y ha sido causa
también de una de las más nobles alegrías para el alma encantadora de la ciudad
patricia, que así sabe de heroísmos, como de dar notaciones como ésta, de
gallarda y refinada cultura.
(“El Nuevo Diario”,
24 de enero de 1917).
PRIMERA FUNCIÓN EN EL TEATRO MUNICIPAL DE CARACAS
La famosa Compañía Teatral de
doña María Guerrero y don Fernando Díaz de Mendoza que debutó en el Teatro
Municipal de Caracas (Venezuela), el 25 de enero de 1917. Aparecen en la foto,
además de los célebres dueños de la Compañía española, las actrices Carmen Ruiz
Moragas y María Fernanda Ladrón de Guevara.
La Compañía Guerrero-Díaz de Mendoza presentó su primera función en el
Teatro Municipal de Caracas (Venezuela), la noche del 25 de enero de 1917 con
"Locura de amor", de Manuel Tamayo y Baus. A dicha función asistieron
el Benemérito General Juan Vicente Gómez; el doctor Victorino Márquez Bustillos,
el General Juan C. Gómez, Gobernador del Distrito Federal; el Coronel Alí
Gómez, Vice-Presidente del Gobierno del Estado Aragua y otros funcionarios. El
Cuerpo Diplomático y una selecta y numerosa concurrencia que llenó la sala del
primer Coliseo de Venezuela.
Acompañando a tan ilustres embajadores del teatro español vino el poeta Eduardo
Marquina, autor de muchas de las obras que llevaba en su repertorio la Compañía
Guerrero-Díaz de Mendoza, entre otras, "El Flandes se ha puesto el Sol",
estrenada el 27 de enero, en cuya función Marquina recitó su poesía "En
Loa y elogio a la ciudad de Caracas", que fue muy aplaudida por el publico
y la critica.
La temporada fue triunfal desde el principio hasta el fin , por el
repertorio escogido, que fue de gran calidad, y la interpretación y el lujo con
que fueron presentadas las obras.
El magnífico y selecto elenco de actrices y actores que visitaron
Venezuela en 1917, estuvo integrado por: María Adriani, Irene Barroso, María
Bifano, Encarnación Bofill, Matilde Bueno, María Cancio, María Teresa
Carbonell, Carmen Carbonell, María Guerrero, María Hermoso, María Fernanda
Ladrón de Guevara, Carmen Ruiz Moragas, Elena Salvador, Adelina Torres, José
Capilla, Felipe Carsi, Alfredo Cierra, Fernando Corona, Félix Dafauce, Fernando
Díaz de Mendoza, Mariano Díaz de Mendoza, Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero,
Ramón Guerrero, Ricardo Juste, Rafael Labra, Luis Medrano, Francisco Palanca,
Jaime Samada, José Santiago, Francisco Urquijo, Emilio Valenti y Ricardo
Vargas.
El domingo, 28 de enero de 1917, se celebró la "Corrida de toros de
Gala" en el Circo Metropolitano de Caracas, en honor de la Compañía
Dramática Española de doña María Guerrero y don Fernando Díaz de Mendoza, bajo
los auspicios del General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de
Venezuela y Comandante en Jefe del Ejército. Se inauguró la gran temporada
taurina con el cartel integrado por los diestros españoles José García
"Alcalareño" y José Trigo "Triguito" en un mano a mano,
lidiando ocho toros de la ganadería de González Gorrondona. Los eminentes
artistas concurrieron a la corrida, después de terminada la matinée en el
Teatro Municipal de Caracas.
Anuncio de
la Corrida de Gala en honor de la Gran Compañía Dramática Española de doña
María Guerrero y don Fernando Díaz de Mendoza, bajo los auspicios del General
Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela y Comandante en
Jefe del Ejército, en el Circo Metropolitano de Caracas, el 28 de enero de 1917.
El 15 de febrero de 1917, en homenaje a la eximia actriz doña María
Guerrero, fue puesta la comedia "Amores y amoríos", de los Hermanos Álvarez
Quintero. En tan memorable fecha, el Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente
de la República de Venezuela, concedió a la ilustre actriz la Condecoración de
la Orden del Libertador; y el público de Caracas, brindó su más sincera
manifestación de cariño y sus más entusiastas aplausos.
CONDECORACIÓN
VENEZOLANA PARA LOS INSIGNES ARTISTAS
Noble rasgo del Gobierno
Nacional del General Juan Vicente Gómez. Condecoración otorgada a don Fernando
Díaz de Mendoza, a doña María Guerrero y a don Eduardo Marquina. ("El Nuevo Diario", 16 de febrero de 1917).
El Gobierno Nacional acaba de dar una nueva y noble notación de los
altos ideales que persigue la Causa de la Rehabilitación Nacional y del
espíritu de cultura que preside a todas sus decisiones.
Nos referimos a la Condecoración de la Orden del Libertador que, en la
Tercera Clase, por órgano del Ministerio de Instrucción Pública, se ha otorgado,
el 15 de febrero de 1917, a
doña María Guerrero, a don Fernando Díaz de Mendoza y a don Eduardo Marquina, y
al nombramiento de Profesores Honorarios de Declamación Teatral en la Escuela
de Música y Declamación de esta ciudad, con que ha distinguido asimismo a don
Fernando Díaz de Mendoza y a doña María Guerrero.
Justifica el orgullo de nuestro patriotismo, el ver cómo el Gobierno
Nacional, inspirándose en las normas constantes y en el ejemplo del señor
General Juan Vicente Gómez, Jefe de la Causa de Diciembre, ha respondido al
mensaje nobilísimo de más estrecha unión espiritual enviado por la Madre España
a Venezuela, en la persona de tres de sus más puras glorias de arte,
asociándose así al sentimiento de la sociedad venezolana.
El rasgo magnífico del Ejecutivo Federal, si honra a los eximios artistas
y al gran poeta en cuyo honor fue hecho, honra también a Venezuela, y él sólo
basta para colocar el nombre del Gobierno y de nuestro país en la altura a la
que sólo pueden llegar, quienes como el General Gómez y sus leales intérpretes
en la dirección de la vida pública, enrumban sus tendencias hacia la cultura y
la civilización.
("El Nuevo Diario",
16 de febrero de 1917).
El genio
teatral de doña María Guerrero y su Compañía se pudo disfrutar, el 15 de
febrero de 1917, en el Teatro Municipal de Caracas (Venezuela).
Caracas,
representada por cuanto tiene de selecto así en la política como en lo
diplomático y social, presenció anoche una de esas escenas que dejan huella de
recuerdos imborrables en el ánimo de una sociedad.
La función
de beneficio de doña María Guerrero fue esa escena, que dio ocasión feliz para
que Caracas, la culta, la enamorada del arte y de la gloria, entre calurosas
ovaciones y aplausos, testificara una vez más a la gran dama y a la egregia
artista que es doña María Guerrero, su admiración, sus simpatías y el vasallaje
que rinde a la soberanía de su arte.
Todo anoche
se unió para hacer de la velada del Municipal una de esas páginas de oro que
las ciudades inscriben orgullosamente entre sus más bellos fastos: la hermosa ilusión,
la poesía, la juventud, que pasan al lado de las alas del amor, en “Amores y
Amoríos”, obra encantadora en la cual los Álvarez Quintero han puesto la luz
toda y todo el hechizo de los cármenes de Andalucía, y la armonía que reinaba
entre la gracia de arte y de belleza que señoreó durante toda la velada en la
escena, y la gracia exquisita de aristocracia y de belleza que señoreaba en la
sala del Teatro Municipal.
Dijérase
anoche que un solo soplo de primavera, que todos los bellos sueños y la
fragante poesía que vibran en “Amores y Amoríos”, como un hálito pasó por todos
los espíritus y los llenó de encanto.
De la escena
a la sala, durante toda la representación, fue una cordial corriente simpática,
traducida de continuos en incesantes aplausos.
¡Qué hermosa
fiesta de arte la de anoche! ¡Y pensar que en breve, de estos puros goces, de
estas claras alegrías sólo nos quedará el recuerdo!
Doña María
Guerrero, en el tercer acto, aquel en el cual junto a la lozanía de las flores
ofrendadas a la eximia artista, fulguraba la belleza de las señoritas Ladrón de
Guevara, Carbonell, Hermosa, Adriani y Barroso, doña María, decimos, lució todas
las joyas valiosas que le obsequiaron con motivo de su beneficio.
Durante ese
mismo acto, gran número de señoras y señoritas lanzaron bellos ramos al palco
escénico, dedicados a la eximia beneficiada, la cual, al final de cada acto,
fue ovacionada, culminando esas demostraciones de entusiasmo después de la
“Rosa del Jardinero”; en esa oportunidad hubo que alzar diez veces el telón
para satisfacer el deseo del público de saludar con sus aplausos, cada vez más
vibrantes, a doña María Guerrero.
La ilustre
artista recibió numerosos obsequios, entre los cuales los que de seguida
anotamos:
Regalos:
General Juan
Vicente Gómez, Doctor V. Márquez Bustillos, Doctor Ezequiel A. Vivas, Doctor
Rafael Bracamonte, Rodríguez Llamozas, Carmen Vaamonde, Mr. Albert Bayard Pod y
señora.
Ramos:
General Juan
Vicente Gómez, Doctor V. Márquez Bustillos, Doctor Ezequiel A. Vivas, Doctor
Rafael Bracamonte y señora, General J. A. Martínez Méndez y señora, el vizconde
de la Fuente (Ministro de España), la Cámara de Comercio Española, "El
Nuevo Diario", Simón Barceló, Sociedad de Cines y Espectáculos, Eduardo
Eraso, Gertrudis de López de Ceballos, los alumnos del Conservatorio de
Declamación, F. L. de Montemayor y señora, Felipe G. Ontiveros y señora, José
Esclusa Casanova y señora, John Boulton y señora, Encargado de Negocios de
Cuba, Carlos Zuloaga y señora, María Guerra, Graciano Castro y señora, los
revendedores.
En la breve
pero intensa temporada dramática que hoy concluye en el Teatro Municipal de
Caracas, al lado de María Guerrero y compartiendo con ella los mejores
galardones del triunfo, se ha destacado con relieve de talentoso y pulcro
artista, don Fernando Díaz de Mendoza, al imponer paulatinamente el gusto de su
alta y serena escuela dramática.
El gran actor español don Fernando Díaz de Mendoza, interpretando la obra "La Estrella de Sevilla".
Como en otra
ocasión apuntamos, fue el ilustre Jacinto Benavente quien dijo que don Fernando
es, en la actualidad, el actor más completo con que cuenta España, y de fijo
que el autor de “La Noche del Sábado” no andaba descaminado en su apreciación,
según lo han podido comprobar los caraqueños en las inolvidables veladas del
Municipal.
En efecto,
artista elegante, por alcurnia y por intuición, domina la escena con propio
señorío; favorecido por la prestancia personal. Sus ademanes son lentos y
sobrios, a la par que se le advierte desligado de toda preocupación de
efectismo, con la soltura de quien pisa un terreno que le es familiar. Su voz
pastosa modula los versos admirablemente y matiza los parlamentos, sin excesivo
esfuerzo, dando a cada frase el valor justo, ya irónico, sentimental o trágico,
causando a veces en el público una sensación de escalofrío, como un soplo
augural del drama que se avecina.
En el teatro
caballeresco, así como en la comedia, su personalidad artística se acrecienta,
cual si calzase el antiguo coturno, y da la impresión exacta del personaje
histórico o legendario que encarna, sin recurrir al estilo altisonante.
En toda su
labor se advierten la corrección y la minuciosidad de un estudio infatigable.
Él mismo lo ha confesado: “En mi
profesión se estudia todos los días, sin acabar nunca la carrera”.
Pero no
circunscribe don Fernando este prolijo esmero a su actuación personal, sino que
la extiende sin límites al celo de todos los artistas que integran su gran
compañía y al escrúpulo de la presentación escénica, poniendo exquisita
pulcritud en el decorado, vestuario y mobiliario de cada una de las obras que
monta, en los menores detalles, para que resulte el conjunto atrayente y
armonioso que nos sustrae de la ficción, llevándonos a una pura realidad
estética.
Este innato
buen gusto, aquilatado luego con perseverancia, habla muy en alto de su
criterio artístico y le coloca en el primer puesto como director escénico en España,
credencial que nadie hasta ahora se atreve a disputarle.
El Gobierno
del Benemérito General Juan Vicente Gómez ha estimado en su mucho valer a don
Fernando Díaz de Mendoza, como caballero y como artista, y en atención a cuanto
significa su labor cultural en Caracas, le confirió, por disposición de ayer,
el Busto del Libertador en la Tercera Clase de la Orden, nombrándole a la vez
Profesor Honorario de Declamación Teatral en la Escuela de Música y
Declamación, honores también concedidos, por méritos análogos, a su esposa la
eximia actriz doña María Guerrero de Díaz de Mendoza.
(“El Nuevo Diario”, 16 de febrero 1917).
OBSEQUIO
AL POETA DON EDUARDO MARQUINA
El gran poeta y dramaturgo don
Eduardo Marquina en compañía de su hijo en Caracas, Venezuela. ("El Nuevo
Diario", 18 de febrero de 1917).
En el Club Venezuela se dio anoche una espléndida comida al poeta don
Eduardo Marquina, acto en el cual había una selecta representación de nuestro
mundo político, diplomático y social.
El ilustre poeta se vio rodeado de altas personalidades durante la cena
en su honor, entre ellas la de el poeta venezolano Andrés Mata, Director del
diario "El Universal", quien leyó unos versos.
Seguidamente, el poeta don Eduardo Marquina se levantó de su asiento
para agradecer el agasajo pronunciando estas sentidas palabras:
"Me encuentro como en una
patria agrandada, un aire de familia y de hermandad alarga, en mi espíritu, las
alas que le habían nacido demasiado cortas como para traspasar apenas bardales
de huertas, en la santa y áurea patria mía. Como en estos días de permanencia
entre vosotros he aprendido un nuevo amor, me parece que se me ha desdoblado el
corazón. Deciros adiós, en estos momentos es casi una astucia de escritor, porque
de esta suerte mi emoción se hará dolorosa y así tendrá su justa expresión.
Amigos: yo sé que levanto mi
copa a la prosperidad de vuestra gran patria venezolana. Yo sé que en mi copa
hay lágrimas de alegría por haber encontrado en Caracas otro pedazo de tierra
que adorar.
¡A la salud de Venezuela. Al Gobierno
de paz que sabe que el agua arrastra montañas cuando ha encontrado cause!. Y si
queréis amigos, ¡a la España materna, y a mi señor Rey Alfonso XIII que es el
corazón de España con corona! Gracias con el alma. He dicho".
Eduardo Marquina.
Durante la grata reunión predominó en todos los ánimos el sentimiento de
cordialidad hacia España y de afecto hacia el ilustre huésped a quien tan
distinguido grupo de la sociedad caraqueña ha tributado este sincero homenaje,
como gaje de admiración por su genio poético que con estro tan vigoroso evoca
las glorias de la Madre Patria, y que alzándose sobre las fronteras materiales
de la Península ha cantado la gloria del Libertador en versos magistrales que
han hecho estremecer de orgullo y entusiasmo el corazón de Venezuela.
("El Nuevo Diario",
18 de febrero de 1917).
Los magníficos artistas, don
Fernando Díaz de Mendoza y doña María Guerrero, se despiden de Venezuela, luego
de una exitosa temporada teatral en el país.
Nos
complacemos en publicar la siguiente carta de don Fernando Díaz de Mendoza, en
la cual el notable actor español da su despedida y la de todos los suyos a
Caracas, que con tanta gentileza y cordialidad los recibió y agasajó en su seno.
Será
propicia esta oportunidad para desear a don Fernando Díaz de Mendoza, a doña
María Guerrero y al selecto núcleo de artistas que los acompañan, un viaje
feliz y próspera suerte en su artística peregrinación:
Señores don Laureano Vallenilla Lanz y don Andrés
Mata.
Mis
distinguidos amigos:
Ya con la
tristeza de nuestra partida inevitable, aún me queda un nuevo favor que
pedirles a ustedes.
Yo necesito
hacer pública mi gratitud a Caracas y a ustedes acudo para que procuren este
desahogo de mi corazón.
Nada quiero
decir de esta bendita tierra de la que nos vamos enamorados, por el temor de
que parezca adulación de agradecidos y quite valor al grito de mi alma, no por
sobrio, menos intenso.
Las
demostraciones que hemos recibido y que nos enorgullecen, las hemos aceptado
con entusiasmo porque no eran el premio de pobres merecimientos personales,
sino que ellas significaban el propósito de llegar al corazón de España y así
podremos decirle al afrontarnos con la vieja y gloriosa Matrona: “Los hijos que
tienes al otro lado de los mares, que de abismo temeroso, tú convertiste en camino
de luz; tus hijos más queridos por más lejanos, no te olvidan: te quieren y han
elegido a estos humildes peregrinos del arte como portadores de su mensaje de
amor.
Por esta
misma razón el ilustre gobernante que afortunadamente guía los destinos de Venezuela
por el camino de todos los progresos, nos ha honrado con la más alta
distinción; la luciente venera que lleva un nombre colocado por encima de las
fronteras, de las circunstancias, de los tiempos; uno de esos nombres que la
humanidad arranca de la historia egoísta de las naciones, para colocarlo más
alto; allá en la región soberana de las abstracciones, de los mitos, de los
héroes que han de servir de luz, de ejemplo, de guía a los pueblos todos, a la
gran familia humana que tiene a Dios por único soberano, a la naturaleza por
único templo, a la virtud por único fin. Y nos han elegido a nosotros, no por
más dignos sino por más oportunos, para cumplir esa necesidad de acercamiento
que sienten los hermanos de los dos lados del Atlántico”.
¿Quieren
ustedes hacer que llegue a conocimiento de todos, que nosotros damos las
gracias con toda el alma? Gracias en nombre nuestro que nada merecemos, gracias
en nombre de España que todo lo merece, pero que todo lo sabe agradecer.
Y dispongan
como quieran de su admirador y amigo que les estrecha la mano.
Fernando Díaz de Mendoza.
(“El Nuevo Diario”, el 21 de febrero de 1917).
Cómo se expresa Don Fernando Díaz de Mendoza del Jefe
de la Rehabilitación Nacional. La esplendidez del Gobierno de Venezuela.
Caracas es superior a toda ponderación.
En la
terraza del Casino Español, aprovechando el momento en que vemos a un
interesante grupo con doña María Guerrero y don Fernando Díaz de Mendoza, rodeados
de damas y caballeros, hemos pedido al insigne actor que nos conceda el honor
de una entrevista. Le molestaremos lo menos posible. Unas cuantas preguntas, y
lo que quieran contarme de la tournée que vienen haciendo desde hace ocho meses,
por la América Española. Don Fernando Díaz de Mendoza, apresura la respuesta:
"Yo estoy a su disposición cuando usted quiera,
ahora mismo, mañana, cuando usted guste; pero María no, María no hace
interviús. No sabe qué responder. No tiene costumbre, nunca ha querido, y como
siempre se molestaría mucha gente si ahora accediera.
Entre las once temporadas que hemos hecho en América,
ésta es la de mayor rendimiento. En todas partes el teatro lleno. En Buenos Aires
(Argentina), en Chile, en Panamá, en donde hemos dado ocho representaciones a
teatro pleno y en Caracas (Venezuela) ha sido el delirio.
¡Oh!, de Caracas vengo encantado, ¿cómo lo diría yo?
Caracas es algo que supera a toda ponderación. En el teatro, que es grande,
hubo que poner, como aquí, sesenta sillas en el sitio de la orquesta para
atender una parte de los pedidos extraordinarios, verdaderos compromisos. El
Gobierno de Venezuela nos dio una subvención espléndida, nos agasajó desde el
día en que llegamos. El señor Márquez Bustillos nos recibió enseguida y nos
proporcionó una entrevista con el General Juan Vicente Gómez, que hemos
agradecido más, puesto que es un hombre que no abandona el cuidado de sus
labores agrícolas ni un momento y que vive completamente retirado de toda
ostentación".
Tiene usted
una buena impresión del General Gómez.
"Es un hombre muy original que goza de una gran
simpatía comunicativa. Se habla con él un momento y ya se le cree un amigo de
toda la vida. Y luego el público… ¡Aquel es un público de un calor! El público
de la última noche, no sabiendo qué hacer para festejar a María, la pidió que
saliese al vestíbulo al terminar la función, y todo el mundo, desfiló ante ella".
He leído que
la egregia actriz, doña María Guerrero, ha sido condecorada en Venezuela por el
Gobierno del General Gómez.
"Sólo dos mujeres en el mundo han recibido ese
honor, que tanto estimamos. El Busto del Libertador. María lo lleva siempre. Toda
la América es maravillosa, pero Venezuela, ¡qué encanto de tierra!, es lo más
hermoso que he visto".
Eduardo
Marquina, ha entrado al aposento y asiente a las palabras del ilustre actor a
quien debe España gran parte del florecimiento actual de su Teatro.
J. Pérez Losada.
(“El Nuevo Diario”, el 24 de marzo de 1917).
NUEVAMENTE EN VENEZUELA LA COMPAÑÍA TEATRAL EN 1926
Don Fernando Díaz de Mendoza,
doña María Guerrero y sus hijos, Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero, Carlos
Díaz de Mendoza y Guerrero y María Guerrero López. (Revista
"Billiken", Caracas, Venezuela, 26 de Junio de 1926).
El 26 de junio de 1926, el empresario José Villaró presentó a la gran
Compañía de doña María Guerrero en el Teatro Municipal de Caracas (Venezuela)
con "El caudal de los hijos", de José López Pinillos.
En la lista de la notable actriz vinieron a Venezuela: Margarita
Gelabert, María Guerrero López, Ana Guerrero, Encarnación Boffil, Josefina
Taboada y los actores don Fernando Díaz de Mendoza, sus hijos, Fernando Díaz de
Mendoza y Guerrero, Carlos Díaz de Mendoza y Guerrero, José Capilla, Juan
Beringola, Ricardo Juste, Fausto Montijo, Ángel Ortega y Miguel Ángel Ferris.
Para esta temporada de 1926, la Compañía de doña María Guerrero presentó
las siguientes obras: "La mariposa que voló sobre el mar", de Jacinto
Benavente, "La ermita, la fuente y el río", de Eduardo Marquina,
"Don Luis Mejía", del mismo autor, en colaboración con Hernández
Catá, "Vía Crucis", de Luis Fernández Ardavín, "Los extremeños
se tocan", de Muñoz Seca y Pérez Fernández, "Ser o no ser", de
Rafael López de Haro, "Barro pecador", de los Álvarez Quintero, y
"Entre desconocidos", de López de Haro.
Aparte de las obras anunciadas para el abono, se llevaron a escena,
"Doña Diabla", de Fernández Ardavín, "La Condesa María", de
Juan Ignacio Luca de Tena, "El Pavo Real", de Eduardo Marquina,
"La Gran Duquesa", de Sevoir, "Doña Perfecta", de Pérez
Galdós, "En Flandes se ha puesto el sol", de Marquina, "La
Enemiga", de Darío Nicomedi, "La Malquerida", de Jacinto
Benavente, y muchas otras, del escogido repertorio de esa gran actriz.
Al terminar su temporada caraqueña, la Compañía de doña María Guerrero
dio tres funciones en el Teatro Municipal de Valencia (Venezuela).
LA COMPAÑÍA GUERRERO-DĺAZ
DE MENDOZA REGRESA A VENEZUELA EN 1927
Grupo tomado
a bordo de la hermosa nave española "Buenos Aires", momentos antes de
desembarcar la Compañía de doña María Guerrero y don Fernando Díaz de Mendoza.
Aparecen en la fotografía, doña María Guerrero López, don Fernando Díaz de
Mendoza y Guerrero, El Prefecto de La Guaira, señor doctor Luis Godoy, el
Empresario don José Villaró, don Guillermo Fernández Arcila y los
representantes de los periódicos caraqueños "Billiken", "El
Radio", "El Universal", "La Esfera" y "El
Sol", que fueron a dar la bienvenida a los eminentes artistas. (Foto: Luis
F. Toro).
El 15 de octubre de 1927, llegaron a nuestra Venezuela los eminentes
artistas doña María Guerrero y don Fernando Díaz de Mendoza, acompañados del
notable conjunto artístico que forma la gran Compañía Dramática Española, en su
viaje de despedida por tierras de América. Anticipamos a los ilustrados
artistas nuestra bienvenida cordial y formulamos votos porque la última
temporada en Caracas de la Guerrero, sea triunfal, digna del glorioso clarín de
oro de la escena hispana.
(Revista "Billiken". Caracas, Venezuela. Octubre de 1927).
Foto que
presenta el armonioso grupo de artistas presididos por don Fernando Díaz de
Mendoza y doña María Guerrero, los dos altísimos representantes del Teatro
Español. (Revista "Billiken". Caracas, Venezuela. Octubre de 1927).
Don Fernando Díaz de Mendoza y doña María Guerrero.
El 21 de octubre de 1927, se presentó la Compañía de
María Guerrero en el Teatro Municipal de Caracas (Venezuela).
Con pleno éxito social y
artístico actúa la Compañía de Dramas y Comedias Guerrero-Díaz de Mendoza en el
Teatro Municipal. Esta Revista se honra publicando la magistral caricatura que
al insigne actor don Fernando Díaz de Mendoza, grande por su ilustre abolengo y
por sus glorias de artista, ha hecho nuestra admirada y admirable colaboradora
Nina Crespo Báez "Ninón". (Revista "Elite", 29 de octubre
de 1927).
El 6 de noviembre de 1929, la Empresa Villaró presentó a la Compañía
Guerrero-Díaz de Mendoza, esta vez sin la eminente actriz doña María Guerrero, quien
falleció en España el 23 de enero de 1928. En el renovado elenco vinieron como
primeras actrices: Rosario Pino, María Guerrero López, la dama joven Socorro
González, Irene Barroso, Fifí Moreno, María Valentín y Encarnación Boffil. Los
actores: Emilio Thuillier, Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero, Fernando de
Córdoba, Emilio Fábregas, Emilio Mesejo y otros.
Empezaron con la obra "Las hogueras de San Juan", de Luca de
Tena. Posteriormente, fueron llevadas a escena: "La Estrella de
Sevilla", de Lope de Vega, "El demonio fue antes ángel", de
Jacinto Benavente, "Mensajero de Paz", de Eusebio Velasco y otras
conocidas.
El 21 de noviembre de 1931, el empresario José Villaró presentó a la
Compañía de María Guerrero con la obra de Lope de Vega, "El perro del
hortelano", y la comedia en un acto "Un mensajero de Paz".
Triste fue la nueva presentación de la Compañía en el Teatro Municipal de Caracas
(Venezuela), ya que faltaron sus fundadores doña María Guerrero, fallecida en
1928 y don Fernando Díaz de Mendoza, a quien sorprendió la muerte en 1930.
Sustituyó a don Fernando Díaz de Mendoza el actor Francisco Fuentes, quien
encabezó el nuevo elenco de tan prestigiosa Compañía, cuya temporada fue
bastante exitosa.
(Investigación histórica
realizada por Rafael Dupouy Gómez).