El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República y el doctor Tomás Liscano.
"La Magna Causa de la Rehabilitación Nacional, cuyo Fundador,
Mantenedor y Propulsor, Benemérito General Juan Vicente Gómez, gana ya los
fallos favorables de la justicia aún del otro lado de los océanos en donde
periódicos imparciales y escritores incontaminados de todo soborno, se hacen
lenguas para destacarlo como estadista experto y como predestinado conductor de
pueblos".
Tomás
Liscano.
Presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Yaracuy.
(Extracto de su contestación dirigida al General J. A. Baldó, Presidente del
Estado Yaracuy, el 14 de enero de 1927, publicada en el periódico "El
Nuevo Diario").
Nota: El doctor Tomás Liscano, destacado jurista, escritor y hombre público,
era el tío y padre adoptivo del expresidente doctor Rafael Caldera Rodríguez.
El destacado jurista, escritor y hombre público doctor Tomás Liscano
Giménez, fue servidor del gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez,
Presidente de la República de Venezuela. En Carúpano actuó como secretario de
su paisano, el General Bartolo Yépez, y después en Yaracuy sirvió con su
pariente el General Juan Victoriano Giménez, Presidente del Estado, hasta 1922.
Fue Presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Yaracuy en 1927.
TOMÁS LISCANO Y OTROS CIUDADANOS FELICITAN AL GENERAL GÓMEZ
Telégrafo Nacional.
De San Felipe a Maracay.
El 3 de mayo de 1915.
8:30 a.m.
Señor General Juan Vicente Gómez.
La acertada elección en la persona de usted para Presidente de la República, en el próximo período constitucional, la celebramos todos los yaracuyanos con la más espontánea alegría. Y es porque nosotros estamos hondamente compenetrados de que es a usted a quien debe este territorio su bienestar, su progreso y nueva vida de Entidad Federal. De esta elección puede decirse que no es el honor alcanzado por un hombre y la conquista realizada por una Causa, sino que es el triunfo de la Patria que por segunda vez entrega el sagrado depósito de sus destinos al hijo esclarecido que la ha llevado, a fuerza de constancia y de patriótica labor, a muy alta cumbre de grandeza.
Por este nuevo motivo de gloria para la Causa de Diciembre, y para su
nombre Benemérito, nos congratulamos con usted y con la Patria.
Somos sus leales amigos,
L. Domínguez Tinoco, Tomás Liscano G., M. A. Olmeta, M. V. Zumeta
Cardona, doctor P. M. Rojas, Carlos F. Cordido R., J. Joaquín Hoyos, Diego
Casañas Salón, Pedro M. Pérez, Manuel Álvarez, Rafael Lazo, Gustavo Jiménez,
Miguel F. Escalona, A. A. Abreu, Manuel E. Bracho, Presbítero doctor Fidel R.
Tovar, Rafael Caldera, Carlos M. Castillo, Antonio M. Bello, M. V. Navas,
doctor T. Garrido, doctor T. E. Ávila, José Daza, Camilo A. Lugo, Eloy E.
Mancera, Isidro Jiménez L., J. A. Domínguez, Ricardo Cordido G., Francisco M.
Morales, Pedro M. Inojosa, Juan F. Colmenares, Raimundo Arteaga, José T.
Garrido, Andrés A. Maduro, Trinidad Figueira, A. Domínguez T., Pedro González
Viur, Silvino Pérez, E. González Pérez, C. L. Pérez, Luis M. Garrido, Cincinato
Cordido, Luis A. López, Pantaleón Velázquez, I. Bortone, Rosalvo Bortone, Juan
E. Escalona, J. M. Raldiris, Rafael M. Estrella, F. Antolínez, C. L. Grillet
B., A. Baracovite, J. N. Bravo, Vicente Amengual, Andrés A. Pérez, S. L.
Liscano, H. Núñez Olivares, Diego Nucete G., Aníbal Segura, M. A. Mendoza M.,
Serapio Pérez, Miguel Aparcero, Miguel Álvarez de Lugo, Andrés R. Cortez, C.
Suels, Pedro M. Sosa, Nicanor J. Rodríguez, Juan A. Rerreira, J. L. Nadal, José
Sales, Rafael Maceira, Ramón E. Garrido, Juan Medina, Ramón Delgado B., J. M. Castillo,
F. S. Colmenares L., E. Limardo, Juan González B., Juan Ramón Celis, B. Ramos,
Luis N. Macei, Tito Macei, Federico Ravell, Carlos Alcalá, Benjamín Alcalá,
Ismael Azoka, Guillermo Montes, Cruz Galíndez, C. Paiva, Rafael Goyo, Rafael
Lugo, Rafael M. Parra, Leonidas Salón, Domingo Vázquez, M. Lavado Isava, Manuel
Ferreriro, Gilemón Pérez, Nicanor Ravell, Federico C. Abreu, D. Vaquero, Ramón
Suárez, Bartolo Delgado, Ramón Gil Rodríguez, Luis F. Guédez, Claudio Torres
L., L. I. Quiroba.
(Publicado en el periódico "El Nuevo Diario", el 27 de junio
de 1915).
Doctor Tomás Liscano Giménez.
GOBIERNO DEL YARACUY
Contestación del doctor Tomás Liscano, Presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Yaracuy, al Mensaje Presidencial y a la Memoria del Secretario
General.
CONTESTACIÓN AL PRESIDENTE DEL ESTADO YARACUY
San Felipe: 14 de enero de 1927,
Ciudadano General J. A. Baldó, etc. etc.
El Soberano Cuerpo Legislativo del Estado ha practicado un minucioso
examen en el luminoso Mensaje que, en obedecimiento a una atribución
constitucional le presentó usted el día 5 del mes cursante; y sea el primer
juicio emitido acerca de aquel trascendental documento público, la propia e
inmutable voz de los hechos cumplidos, los cuales anuncian, en la elocuente
mudez de la efectividad, que a todos los pueblos del Yaracuy ha llegado y llega
de continuo la protección administrativa de usted, quien en su firme voluntad
de progreso y en sus laudables empeños de adelanto regional, francamente que
cada día acrecienta su propósito de corresponder en el más amplio radio, al
honor con que le galardonó este mismo Cuerpo, hace dos años, al declarar a
usted "Hijo del Yaracuy".
La obra gubernativa de usted, ciudadano General, bien que se le considere como el cumplimiento de un deber o bien que se le vea como la resultante inmediata de su consecuencia de Causa y de su leal adscripción al Egregio Caudillo Rehabilitador de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez, esa obra no puede ocultarse a los ojos de nadie ni tampoco ignorada puede quedar en los anales yaracuyanos; pues ella representa un cúmulo de eficaces valores en pro del fomento y de las obras públicas de esta Entidad Federativa. Como prueba eficiente de lo expresado, la Asamblea Legislativa del Yaracuy, se complace en repetir en esta página de justicia, la síntesis de que la Administración-Baldó se lee en uno de los párrafos del Mensaje objeto de la presente contestación, síntesis que por sí sola origina un muy honroso blasón para el Magistrado que realizó la actuación progresista allí rememorada:
"Como observaréis por la relación que acabo
de haceros, a pesar de los exiguos medios de que he dispuesto, se ha realizado
un regular programa de Fomento y Obras Públicas y se ha hecho un eficaz
esfuerzo de mejoramiento en nuestras carreteras, deseoso de satisfacer mis
deberes para con los pueblos del Estado y de corresponder a la confianza con
que me honra el Benemérito Jefe del País; y como con el presente Mensaje,
tercero que rindo ante este Soberano Cuerpo, doy cuenta del último año del
trienio para que en un principio fui elegido, quiero recordaros que mi
actuación presidencial ha mantenido sin interrupción la paz pública; ha
laborado sin descanso por la unión de la familia yaracuyana, secundado por
vuestra buena voluntad; mejoré desde un principio todos los sueldos de los
empleados del Estado en un 25%; llevé a cabo la primera Exposición Regional;
aumenté el número de las escuelas sostenidas por el Tesoro del Estado y
establecí diez becas para que en Universidades y Colegios estudien jóvenes
yaracuyanos; hice celebrar con decoro las fiestas de la Patria y guardar sus
duelos; se pensionaron más de veinte personas meritorias o desvalidas; recibí,
acomodé y alenté la primera emigración extranjera venida a este Estado; por
primera vez han sido transitables y transitadas en pleno invierno las
Carreteras del Estado; y construí en ellas veintidós puentes de hierro y
concreto en la Carretera de Nirgua, cuatro puentes de hierro y concreto entre
San Felipe y La Costa y un puente de hierro y concreto en el camino de San
Javier y el Puente Bolívar, también de hierro y concreto, en la Calle
Libertador de esta capital; he hecho lomo de perro en doscientos kilómetros de
carretera a fuerza de granzón y las he dotado de desagüe; construí por el sistema
de concreto las dieciocho cuadras de la Calle Libertador de esta capital, la
Avenida a la Estación del Ferrocarril Bolívar en una extensión de quinientos
metros y las cuadras que rodean la Plaza Bolívar de esta ciudad y las que la
enlazan a la Calle Libertador; compré una hermosa casa por B. 40.000 para Casa
Presidencial, la amplié, hermoseé y amueblé hasta representar hoy un valor de
B. 80.000; compré una casa para la Jefatura Civil de Marín; invertí B. 20.000
en las refacciones y hermosear el Templo Matriz de San Felipe; pavimenté de
cemento romano, amplié y le construí nuevas avenidas laterales de la Plaza
Bolívar de esta capital; importé de Italia y coloqué solemnemente un hermoso
busto en mármol blanco, del Libertador, en la Plaza Bolívar de esta ciudad;
amueblé la Tesorería General desde su caja de hierro hasta su máquina de
escribir, y la Secretaría Privada y doté de muebles o enseres necesarios a
otras oficinas; he creado cinco Inspectorías de las Carreteras del Estado con
un total de sueldos de B. 1.300 mensuales; doté de alumbrado eléctrico al
barrio de la Independencia; y aumenté dicho alumbrado en la Plaza Bolívar,
Parque Junín, calles de esta ciudad y edificios públicos construí una cuadra de
concreto en Marín, cuatro cuadras en Cocorote, cuatro en Guama y cuatro en
Yaritagua; doné cien barriles de cemento romano para las obras públicas de
Nirgua, sesenta barriles para las de Urachiche y dieciséis barriles para las de
Campo Elías, todos pagados en su costo y en sus fletes por el Gobierno del Estado;
y cuando el incendio del Caserío Agua Negra, envié provisiones y recursos a los
damnificados por valor de un mil bolívares".
En definitiva: la Soberana Representación del Pueblo yaracuyano,
ciudadano presidente del Estado, imparte su plena aprobación al Mensaje de Ud.
contentivo de la cuenta oficial del año económico que acaba de fenecer; pues
aquel documento responde de la manera más cabal, al alto concepto que el
Yaracuy tiene formado de Ud. como magistrado progresista, como gobernante
desprevenido de toda pasión mezquina y de todo odio alentador de venganzas,
como administrador que decreta la obra y seguidamente la realiza y como obrero
nato en la Magna Causa de la Rehabilitación Nacional, cuyo Fundador, Mantenedor
y Propulsor, Benemérito General Juan Vicente Gómez, gana ya los fallos
favorables de la justicia aún del otro lado de los océanos en donde periódicos
imparciales y escritores incontaminados de todo soborno, se hacen lenguas para
destacarlo como estadista experto y como predestinado conductor de pueblos.
Ciudadano General, en este año como en el anterior, me ha correspondido
el honor de ser yo quien suscriba el presente pliego oficial, suceso éste que
me proporciona una doble satisfacción: llevar al excelente amigo la buena nueva
de sus triunfos y compartir con el distinguido compañero de Causa, las dulces
fruiciones espirituales de quien recibe la plena aprobación de sus actos
gubernativos, por buenos y por legales.
Dios y Federación.
Tomás Liscano.
San Felipe: 14 de enero de 1927.
Ciudadano Secretario General de Gobierno de Estado.
La Asamblea Legislativa, que me honro en presidir, ha estudiado
detenidamente la Memoria acompañada a la brillante Exposición que Usted le
presentó en cumplimiento del artículo 72 de la Constitución del Estado.
Ya el luminoso Mensaje presidencial había iniciado esta Cámara, de una
manera englobada, en la noción de la suntuosa labor político-administrativa
cumplida por este Ejecutivo en el precedente año económico; pero la cuenta
detallada y demás documentos integrantes de dicha Memoria, agregan la
elocuencia infalible de los números y la motivación específica de cada uno de
los actos del Gobierno, hasta crear en el ánimo de los representantes del
Pueblo yaracuyano, no ya la convicción a que para inducirlo bastaba la sola
palabra de honor de tan conspicuos servidores públicos, sino la refrendación de
los criterios más levantados y el alumbramiento de las esperanzas mejor
fundadas, en el seno del propio Pueblo.
Allí campean las milagrosas multiplicidades en el reparto de los
modestos valores de nuestra cosa pública, entre las numerosas empresas de
progreso moral y material que fueron felizmente cimadas, como fueron hartos los
cinco mil comensales legendarios de la ribera galilea.
Allí está denunciada la mano del Estadista que empuña los ahorros de la
hacienda comunal, a semejanza de granos secundados, y los siembra día por día
en todos los pueblos y caminos para que nazcan obras públicas que son el
patrimonio de sus contribuciones, devuelto al Pueblo en forma de instrucción,
de vialidad, de religiosidad, de culto cívico y patriótico, de comodidad y
decoro cultural, de engrandecimiento, en fin, y de progreso.
Allí se destacan las siluetas luminosas de la Patria y de la Causa reverénciales
y servidas en templo de cristal por la Magistratura, que con ello y por ello se
alimenta del consejo y las prácticas austeras y beneficentes del Ilustre
Caudillo Nacional, Benemérito General Juan Vicente Gómez, quien cobra de la
lealtad de sus tenientes prez y efectividad para nuestra Democracia, arrullada
en el actual momento histórico y ya definitivamente, por los himnos enantes
inauditos, de la Paz, de la Unión y el Trabajo que aportan dichosas sugestiones
a nuestro medio ambiente político y social, y son gajes preciosos de honor y de
virtud.
Es por eso, Ciudadano Secretario, que la Cámara que presido se ha
entusiasmado en la consideración de la labor cumplida por el Ejecutivo del
Estado y que le merece veredicto francamente aprobatorio; encargándome
manifestarlo a Ud. así, en la forma cordial y expresiva que hace acordado por
unanimidad, y darles nuevas prendas de nuestro decidido compañerismo
rehabilitador, en las congratulaciones que nos inspiran los triunfos suyos
conquistados como colaborador inteligente y esforzado de la Administración
Baldó, y como leal amigo y servidor de nuestro Ilustre Jefe, el Benemérito
General Juan Vicente Gómez.
Dios y Federación.
Tomás Liscano.
(Publicado en el periódico "El Nuevo Diario", el 2 de febrero
de 1927).
A la izquierda: El doctor Tomás Liscano, tío y padre adoptivo del niño
Rafael Caldera Rodríguez, quien aparece en la fotografía del año
SEMBLANZA DEL DOCTOR TOMÁS LISCANO
El doctor Tomás Liscano Giménez, nació en Quíbor, Estado Lara, el 27 de
agosto de 1885.
Destacado jurista, escritor y hombre público. Fueron sus padres Clemente Liscano, hermano del educador Mateo Liscano Torres, y Rosalinda Giménez Mendoza, sobrina del General de la Independencia Florencio Giménez. Huérfano desde tierna edad, se inició su formación al lado de su padrino y primo hermano de su padre, Monseñor Águedo Felipe Alvarado, obispo de Barquisimeto, quien inicialmente quiso inclinarlo hacia el sacerdocio. Como le manifestara no tener vocación, lo envió a estudiar bachillerato en el colegio La Concordia, que dirigía en El Tocuyo el educador Egidio Montesinos. Desde 1905 hasta 1910 cursó las distintas materias, siendo calificado en todas como de «sobresaliente aptitud, aplicación y provecho». Luego se trasladó a Barquisimeto, para optar en el Colegio Nacional de Varones al grado de bachiller en ciencias filosóficas, mediante presentación de tesis (que versó sobre la existencia del libre albedrío) y el correspondiente examen de grado. Comenzó a estudiar medicina, contando entre sus profesores al doctor José Gregorio Hernández. Un padecimiento alérgico que se repetía cada vez que trabajaba sobre cadáveres, lo hizo cambiar su inscripción a derecho. Viajó al interior y en Carúpano actuó como Secretario de su paisano, el General Bartolo Yépez, y después en Yaracuy sirvió con su pariente el General Juan Victoriano Giménez, Presidente del Estado, hasta 1922 en el gobierno del General Gómez. Contrajo matrimonio en San Felipe, Estado Yaracuy, el 2 de febrero de 1916, con María Eva Rodríguez Rivero. No tuvieron hijos, pero levantaron como tal a su sobrino Rafael Antonio Caldera Rodríguez, cuya madre Rosa Sofía Rodríguez Rivero había fallecido en 1918 y cuyo padre el doctor Rafael Caldera Izaguirre convino en dejarlo a su lado para que se formara con ellos.
En 1922 se trasladó a Caracas, reinició sus estudios universitarios y
recibió, el 31 de enero de 1925, el grado de doctor en ciencias políticas. Ese
mismo año, publicó en Caracas su tesis doctoral, que versó sobre "El
parentesco de afinidad con relación al divorcio". Presidió la Asamblea
Legislativa del Estado Yaracuy en 1927, durante el gobierno del General Juan
Vicente Gómez.
Después de haber ejercido por breve tiempo la abogacía en
Yaracuy, volvió a Caracas, donde asentó definitivamente su bufete.
Sucesivamente, publicó las obras "Tildes jurídicas", en 1932; y "La moral del
abogado y de la abogacía", en 1934 (reeditada en 1973). Fue electo individuo de
número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales en 1935. Su discurso de
incorporación sostuvo que «...la influencia del Código Napoleón en la
legislación venezolana ha sido, en tesis general, puramente refleja o
indirecta...». Electo Senador por el Estado Lara para el cuatrienio 1937-1941,
desempeñó en 2 ocasiones la presidencia del Congreso. El 29 de abril de 1941
fue designado magistrado de la Corte Federal y de Casación, cargo que renunció
más adelante ese mismo año para aceptar la presidencia del Estado Falcón al Presidente Isaías Medina Angarita. En ese mismo año apareció su estudio
jurídico titulado "La responsabilidad civil del delincuente". En 1944, desempeñó
la administración de la aduana de Puerto Cabello. En 1946, presidió el Montepío
de Abogados y, en 1947, publicó "Libertad de prensa en Venezuela". Desde octubre
de 1947 hasta marzo de 1950 ejerció la presidencia de la Academia de Ciencias
Políticas y Sociales.
Falleció en Caracas, Venezuela, el 10 de marzo de 1951.
Busto del doctor Tomás Liscano en el Palacio de las Academias de
Caracas, Venezuela.