Dr. Guillermo Tell Villegas Pulido.
ENTREVISTA CON EL DOCTOR VILLEGAS PULIDO
A su paso por Panamá,
en viaje de regreso a Venezuela, a la que representó con brillo como Delegado
al reciente Congreso del Instituto Americano de Derecho Internacional, el señor
doctor Guillermo Tell Villegas Pulido fue entrevistado por el señor doctor
Manuel Felipe Rodríguez, director propietario del Diario de Panamá.
El doctor Villegas
Pulido, de ilustre abolengo en nuestra patria, es una vigorosa mentalidad, que
se ha empleado siempre en hacer honor al país, y en la ocasión a que aludimos,
las importantes afirmaciones que hizo al periodista de Panamá, están todas
llenas de entusiasmo patrio y del espíritu de justicia, al hablar del General
Juan Vicente Gómez y de su obra civilizadora en Venezuela, y de la Venezuela de
hoy, rehabilitada por el Jefe de la Causa de Diciembre.
Después de las cortesías usuales, y de haber
sido recibido con mucha cordialidad y gentileza por el ilustre huésped, nuestro
revistero principió su interrogatorio:
¿De su patria,
qué nos dice usted?
En Venezuela reina completa paz, no existiendo
el más pequeño temor de que pueda ser alterada. Desde el año 1902 en que el
General Gómez venció en varios y reñidos combates a la revolución más poderosa,
la paz se ha conservado inalterable y para conservarla contamos con el apoyo de
la casi unanimidad del país, con un ejército formado y educado por el General
Gómez, que nada tiene que envidiar en disciplina, equipo y sostenimiento a
ningún otro ejército y, por sobre todo, contamos con la espada siempre
victoriosa de su Comandante en Jefe.
¿Y en materias
internacionales, cómo anda Venezuela?
Nuestras relaciones con las demás Naciones son
en extremo cordiales y se mantienen en el pie de la más completa igualdad y del
mayor decoro: con Francia han terminado todas las cuestiones que estaban en
discusión, por medio de un Protocolo en el cual se reconoce ampliamente la
soberanía y la competencia de nuestro más alto Tribunal; más tarde se firmó un
Protocolo de ejecución del anterior, en que de mutuo acuerdo se convino en
saldar todas las reclamaciones pendientes que montan a veinte millones de
bolívares o francos, más o menos, por la suma de tres millones de bolívares
pagaderos en cuotas mensuales de sesenta mil bolívares, las que se han venido
pagando con toda puntualidad. Estos Protocolos, tan satisfactorios como
honrosos para Venezuela, se deben a la patriótica iniciativa y a la tenaz
voluntad del General Gómez, siendo ellos uno de nuestros mejores triunfos
diplomáticos.
Parece que los
asuntos con Colombia han quedado zanjados. ¿No es así?
¿Las cuestiones con Colombia? Con esta República
hermana, a la cual nos ligan tantos nexos, no tenemos hoy nada pendiente.
Acabamos de celebrar un Tratado, sometiendo
a la decisión arbitral del Presidente de la Confederación Helvética,
todos los puntos en discusión y ahora, sin disensiones amargas que a nada
conducían y suprimidos los motivos que pudieran influir por modo adverso en
nuestras relaciones, marcharemos hacia un brillante porvenir.
¿No tienen
ustedes otras cuestiones pendientes, internas o externas?
¿Que si hay otras cuestiones pendientes? No,
porque hemos puesto también término a la larga y desagradable discusión con la
Compañía Inglesa del Ferrocarril de Puerto Cabello a Valencia, mediante el
pago, en un giro a la vista contra Londres, de la suma de ciento noventa mil
libras esterlinas por saldo de una crecida deuda de muchos años y que ascendía
a más de once millones de bolívares y por la cancelación de la onerosa garantía
del cinco por ciento anual sobre un capital exagerado.
Estos dos arreglos tan satisfactorios para
Venezuela se deben exclusivamente al deseo del General Gómez de suprimir todo
rozamiento diplomático y de libertar al país de cuestiones enojosas que
pudieran más tarde convertirse en un peligro nacional, pero dejando siempre a
salvo el decoro y la dignidad nacionales.
Nuestra situación fiscal es excelente: el
presupuesto de gastos públicos se paga puntualmente los días 15 y 30 cada mes.
Los intereses de la Deuda externa e interna se entregan anticipadamente sin
retardos, y a pesar de la situación creada por la guerra europea, cada año disminuyen
esas Deudas, en virtud de los remates semestrales que se efectúan con sumas de
importancia, dedicadas a ese objeto.
Nuestra Hacienda Pública está administrada con
toda pulcritud y prueba de ello es que en el Banco Venezuela tiene el Gobierno
un depósito de treinta millones de bolívares o francos y que conserva intacto
su crédito de seis millones de bolívares que tiene abierto en el mismo Banco.
El General Gómez se ha dedicado por modo
especial a cruzar al país con muy buenas carreteras, convencido como está de
que éste es uno de los mayores bienes que puede hacerle y no hay una población
a la que no haya llegado el automóvil. Entre las principales carreteras
construidas, están la gran carretera del Táchira, la de Caracas a La Guaira, la
de Caracas a Valencia, la de Maracay a Ocumare de la Costa y la de Caracas a
Guatire, y ya se han empezado a construir la gran carretera de Caracas a San
Cristóbal. Todas estas carreteras soportan toda comparación con las de otros
países y es a estas obras públicas y a acueductos para varias poblaciones que
se destinan crecidas sumas, y nunca mejor gastados los fondos públicos.
Nuestra situación sanitaria no puede ser más
favorable: los doctores Gorgas y Guiteras, que han estado últimamente en
Caracas y en otras ciudades de Venezuela, con su alta autoridad han declarado
que allá no existe la fiebre amarilla y en cuanto a la peste, hace como seis
años que no hemos tenido un solo caso; este resultado se ha obtenido a esfuerzo
propio, con elementos venezolanos y con nuestra Oficina de Sanidad Nacional,
creada y organizada por el General Gómez con todo lo necesario para hacer
frente a cualquier emergencia.
Es muy buena nuestra situación mercantil: los
productos que exportamos principalmente como café, cacao, cueros, carnes
congeladas, cobre, caucho, balatá, azúcar, etc., obtienen muy buen precio y
para el 31 de diciembre último, que dejé a Venezuela, estaban los cambios a la
vista a estos tipos: francos, a 88,50. Libras, a 24,60. Dollars (New York),
5,15. Dollars (Panamá-Colón), 5,16½ y así los demás. No quiero molestarle más y
por esto no le hablo del cambio radical que está experimentando nuestro ganado
vacuno, caballar y porcino, que a vuelta de pocos años serán iguales a los
mejores de su especie, debido al esfuerzo constante del General Gómez y a su
empeño de mejorar la raza con atinados cruzamientos, para lo cual no omite
gasto ni sacrificio; tampoco le hablaré de los cinco centrales que hoy
funcionan, ni del Lactuario de Maracay, ni de la fábrica de papel que allí
existe, etc., nacidas todas esas industrias al calor que de modo decidido les
presta el General Gómez.
(Publicado en el Periódico
“El Nuevo Diario”, el 9 de marzo de 1917).