Un Libro Notable:
"Semblanza del General Juan Vicente Gómez,
Comandante en Jefe del Ejército Nacional. Año 1919".
Escrito por el Dr. Victorino Márquez
Bustillos
Pocos libros biográficos he leído más documentados que éste. Dijérase
que su autor ha realizado antes de escribirlo, una minuciosa labor, una labor
pacientísima de investigación, pero no a la ligera como, a veces, suelen
llevarse a cabo estas obras, sino con cariño, con interés, con verdadero deseo
de ser, al relatar, concienzudo y verídico.
El General Juan Vicente Gómez, Comandante Jefe del Ejército Nacional de
Venezuela, y hasta hace poco Presidente de la República, aparece ante el lector
tal como es: su vida entera de luchador, de patriota, de militar, va
descubriéndose a través de las páginas de este libro, donde no solo hay que
admirar al biógrafo veraz y minucioso, sino también al escritor atildado y
brillante, digno compañero de los muchos que hoy se destacan entre la inmensa
pléyade de literatos venezolanos ilustres.
Y a pesar de lo expuesto, aun modestamente, con modestia que le honra,
dice el Dr. Márquez Bustillos en la introducción de su obra:
"Esta no es una biografía del General
Juan Vicente Gómez, porque dada la vida pública y privada del actual Comandante
en Jefe de nuestro Ejército y Presidente electo de la República, múltiple en
hechos y abundante en sucesos, sería labor muy ardua describirla en las páginas
de un libro. Nos falta tiempo y alientos de escritor para realizar esa empresa,
y la satisfacción de acometerla la dejamos para aquél de nuestros historiadores
que en posesión de esos recursos que a nosotros nos faltan, pueda
verificarla".
A nuestro juicio, llena sobradamente el fin que se propone el Dr.
Márquez Bustillos, no es trabajo fácil y al alcance de cualquiera persona, pues
ello requiere especiales condiciones, sobre todo si se han de escribir páginas
llenas de amenidad e interés como las del libro de que nos ocupamos.
En extremo curiosa resulta realmente la vida del General Juan Vicente
Gómez. Hijo de una señora eminentemente virtuosa, que practicó la caridad sin
alardes, y que era católica fervorosa,
teniendo presente siempre aquellas enseñanzas del divino Maestro: "que tu mano derecha ignore el bien que
hace tu izquierda"; e hijo de un hombre fuerte, hombre de bien en la
acepción de la palabra; agricultor que gozaba del bienestar que ofrece el
constante y honrado trabajo, la vida del que más tarde había de regir los
destinos de su nación, se deslizó plácidamente en un ambiente de paz y de
sosiego que no fue, sin embargo, obstáculo para que desde niño se despertara en
él su vocación militar, sin que por eso abandonara la senda trazada por su
progenitor, que dedicó toda su vida a las tareas del campo, en cuyas labores
fue infatigable.
Así, dice su biógrafo: "El
General Gómez se educó en las santas prácticas del trabajo y el fiel
cumplimiento del deber. Al ocuparse de administrar los
bienes que dejara su padre, lo hizo con una experiencia superior a su edad; la
experiencia lograda en la compañía de aquel hombre ejemplar que nunca estuvo
inactivo y que cumplió siempre ese precepto más antiguo que el Decálogo, el
cual nos manda ganar el sustento con el sudor de nuestras frentes.
En la vida civil manifestó el General Gómez estar en posesión de todas
las condiciones requeridas para la vida militar. Su temperamento de hombre de
acción se reveló desde los primeros años, y cuando sus demás compañeros de
infancia se dedicaban a juegos y pasatiempos, él se adiestraba en la equitación
y tomaba parte de las faenas y labores que se practicaban en la propiedad
agrícola de que era dueño su padre.
Al estallar la Revolución de
1892, el entonces futuro General Gómez halló una ocasión propicia a sus
aficiones militares. Ya en aquella época gozaba de excelente posición social,
adquirida con su trabajo incesante y probo, y además poseía un crédito inmenso,
bien adquirido por su proceder honrado. En aquel año, con su numeroso
Cuerpo de voluntarios, formado con los trabajadores de sus fincas, se incorporó
al Ejército Nacional que mandaba el General José María González; y a poco de
entrar en campaña, en marzo de 1892, era Comisario del Ejército, puesto que
obtuvo como recompensa a su valor heroico y a su actividad insuperable."
Y fueron grandes y excelentes los servicios prestados entonces por él a
la sazón Coronel Gómez a la causa que se había afiliado. En la duodécima
batalla de El Topón se batió tan bizarramente, que logró decidir el triunfo a
su favor. A los pocos días de esta victoria, fue con los suyos a pelear
reciamente en la defensa de Táriba, atacada por un numeroso contingente de
tropas enemigas bajo el mando del General Espíritu Santos Morales: "La batalla duró dos días, y como era
tan reñida que ambos adversarios llegaron
a los choques cuerpo a cuerpo, ocurrió que el Coronel Gómez, con su
habitual impetuosidad, se metió en donde más recio se peleaba y se vio
circundado de adversarios, mas lo salvó con su sangre fría, pues logró
confundir a los contrarios, con hábil e imperturbable serenidad, hasta hacerles
creer que pertenecía a las filas de ellos."
Y así continuó la vida azarosa del ilustre caudillo, hasta que, merced a
la reforma solicitada de la Carta Fundamental vigente
entonces, reforma expedida por el Congreso, fue elegido el ya General Gómez
primer Vicepresidente de la República, el 3 de mayo de 1904, desde cuya época
comenzaron los recelos del Presidente nefasto General Cipriano Castro, que veía en aquél
dotes excepcionales de mandatario que le atraían la confianza y simpatías de su
pueblo, en el que comenzó a tener verdadera popularidad.
A la caída del Presidente Castro, que con fines aviesos cedió, durante su ausencia del país, la
presidencia al General Gómez; la nación, que sabía apreciar los méritos de éste, no
dudó en proclamarle su verdadero Primer Magistrado: y puede decirse que desde
los primeros momentos, desde que asumió la dirección del Gobierno el 9 de abril
de 1906, no cesó de laborar en beneficio de su país, bien disponiendo la
construcción de importantes obras y la reparación de edificios nacionales, o
creando escuelas, o premios anuales para los productos de la agricultura
nacional, etc., etc.
Tal es, a grandes rasgos, la vida del General Juan Vicente Gómez, que
con mano maestra, ha sabido trazar el Dr. Victorino Márquez Bustillos,
Presidente provisional de Venezuela y uno de los hombres más egregios de
aquella próspera y cultísima nación, de las más adelantadas y progresivas de la
América española.
Y para terminar: la biografía del General Juan Vicente Gómez forma un
elegante volumen de 220 páginas, primorosamente editado, ostentando en la
cubierta un magnífico fotograbado de dicha personalidad, rodeado de la bandera
nacional.
Eduardo de Ory.
(Publicado en la Revista
"Literatura Hispano-Americana", Año VII, Número 76, Págs. 37 y 38, de
Cádiz, España, en el mes de noviembre de 1919).