Arzobispo Fernando Cento, Nuncio Apostólico. Misión de Araguaimujo. Iglesia en construcción. Residencia de los Padres. Residencia de las Hermanas Misioneras. (Revista "Élite", 6 de mayo de 1933).
"Cumplo el deber de recordar nuevamente a los Legisladores de la
República la necesidad perentoria de establecer Misiones que, combinadas con la
acción política y administrativa, fomenten en los indígenas de nuestras
fronteras el amor a la Nacionalidad venezolana y en consecuencia, el progreso y
la consolidación territorial y ciudadana de aquellas regiones bajo la bandera
tricolor".
JUAN VICENTE GÓMEZ.
Caracas, 19 de abril de 1910.
Mensaje del Presidente de la República al Congreso
Nacional.
CARTA DE LA NUNCIATURA APOSTÓLICA EN VENEZUELA
Caracas, 22 de enero de 1934.
General Juan Vicente Gómez.
Respetado General:
Perennemente ligado quedará el nombre de Ud. a la restaurada Catedral Caraqueña,
que Venezolanos y Extranjeros admiran con unánime aplauso, ansiando verla
definitivamente completada.
Pero más brillo aún recibirá, el nombre del General Juan Vicente Gómez,
por haber contribuido tan eficazmente para que se levantara otra Catedral, no
de piedras inanimadas, sino de almas vivas: la de las Misiones.
Ya desde años, funciona satisfactoriamente la del Caroní, encomendada a los
Capuchinos, y desde unos meses la del Alto Orinoco, confiada a los Salesianos
de Don Bosco.
Permítome llamar sobre esta última la benévola atención de Ud.: Grande
es la extensión de su territorio, y, como es natural, muchas y muy apremiantes
sus necesidades, tratándose de una Misión en sus comienzos, mientras que muy
escasas o mejor dicho, absolutamente desproporcionadas son sus disposiciones
económicas.
Ojalá, pues, cuanto antes se la equiparara, en lo tocante al subsidio gubernativo,
a la del Caroní: Sobre tal pie de igualdad las ha considerado la Santa Sede,
fijándoles una ayuda ordinaria anual, a más de una extraordinaria que en el año
1933 destinó a la del Alto Orinoco, a título de fundación.
Y ahora paso a tratarle de un asunto parecido: quiero, esto es, señalar
a la consideración de Ud. la obra benemérita que ha realizado con respecto a la
evangelización de indígenas, el celoso y progresista Obispo de San Cristóbal, Monseñor
Sanmiguel.
A fuerza de sacrificios personales y de tesonera buena voluntad, él ha
organizado para ellos, desde el año 1931, una Misión diocesana en el Distrito Páez,
sin que, por esto, molestara hasta aquí, ni a la Santa Sede, ni al Gobierno.
En mi último viaje a Roma, hice presente rasgo tan laudable a la Sagrada
Congregación de Propaganda Fide, abogando porque, como testimonio de aprecio,
se le diera algún auxilio: fue atendida mi petición y he podido ya enviar a
aquel digno Obispo diez mil liras.
Pero él me escribe, diciendo que sus recursos fallan y teme no poder más sostener la Misión.
Lástima sería si se acabara con obra tan civilizadora: quiero, pues, hacer
cuanto esté en mi alcance, para evitarlo. Por tal fin rogaré al Padre Santo
que, si bien no se trata todavía de Misión oficial y canónicamente erigida,
podrá bien serlo, más adelante, merced a un acuerdo entre los dos Poderes, se
digne confirmarle anualmente el referido auxilio.
Una súplica semejante, General, dirijo a Ud., para que se sirva disponer
que también a esa Misión se le dispense algún socorro.
¿Se puede concebir dinero mejor empleado del que se invierte para transformar
a esos seres en honrados ciudadanos y buenos cristianos?
Conozco su fe, General Gómez, he experimentado su generosidad, y no añado
más.
Implorando sobre Ud. raudales de gracias, me le suscribo,
Afectísimo amigo,
Arzobispo Fernando Cento.
Nuncio Apostólico.
(Publicado en el Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, Secretaría de la Presidencia, Número 68, Caracas Enero-Junio 1971, Páginas 288 y 289).
VELADA EN FAVOR DE LAS MISIONES DEL CARONÍ
Las mujeres indígenas venezolanas en sus labores manuales. (Revista "Élite", 6 de mayo de 1933).
Nuestras Misiones del Caroní van despertando entusiasmo consolador en la
católica Caracas y el interés que por aquellas se desarrolla, abre caminos a la
esperanza de días cada vez más halagϋeños.
El Director R. P. Serafín de Oricaín, pronunció palabras de clausura de
la velada en las que vibraba el alma del misionero, del hombre de Dios, lleno
del espíritu franciscano, de ese espíritu de humildad y sacrificio que hace se
deje todo por la gloria de Dios y el bien de las almas. La concurrencia,
selecta y numerosa, aplaudió la maravillosa interpretación de una obra cultural.
Durante los entreactos se hizo colecta a favor de la Misión del Caroní.
El Taller de las Misiones está montado con varias máquinas de coser y
con todo lo necesario para los bordados. En él se cortan los trajes, que se
distribuyen entre diversas familias para coserlos; y allí mismo se han bordado
los ornamentos que figuraban en la exposición:
2 bandas para la bendición con el Santísimo, 6 casullas con sus
accesorios, 50 purificadores, 50 lavabos, 36 corporales, 8 palias, 7 hijuelas,
6 velos de Copón, 3 velos de Sagrario, 6 albas, 6 roquetes, 7 amitos, 6
manteles, 2 paños de mano bordados para la sacristía, 6 cíngulos, 6 fiadores,
170 vestidos para las niñas, 111 túnicos, 29 interiores, 159 fluxes para niños,
5 colchas.
Parte religiosa de la Exposición hecha en la Residencia de Las Mercedes en esta capital. (Revista "Élite", 6 de mayo de 1933).
Debemos una felicitación muy sincera para el Centro Misional, por sus
actividades durante el año, y muy especialmente al infatigable Padre Serafín y a los Padres Capuchinos que con
tanto celo trabajan por las Misiones en nuestras apartadas tierras del Caroní, amparados por el Gobierno del General Juan Vicente Gómez.
Todo sea para la mayor gloria de Dios y bien de las almas.
(Diario "La Religión", 28 de marzo de 1933).