“La Rehabilitación Patria, conquistada por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, ha revivido la unidad nacional, y si
grande es su obra política y administrativa, llevando el nombre de Venezuela a
vibrar en la conciencia universal y dándole su libertad económica, desarrollando
la agricultura, el comercio, la cría, las vías de comunicación, con obras de
saneamiento y de ornato, inmensa es su labor cultural, cívica y patriótica. Ningún
gobierno ha dado mayor protección a la Instrucción Pública, al libro en
particular y al desarrollo de las ciencias y letras en general. Ninguno ha
glorificado de manera más amplia la vida de nuestros Próceres”. Eleazar López Contreras.
DISCURSO
PRONUNCIADO POR EL
SEÑOR GENERAL
ELEAZAR LÓPEZ CONTRERAS,
MINISTRO DE GUERRA
Y MARINA,
EL 17 DE DICIEMBRE
DE 1933,
CON MOTIVO DE LA GRADUACIÓN DE LOS ALUMNOS DE LA
ESCUELA MILITAR Y
NAVAL DE VENEZUELA.
Benemérito General Presidente:
En tiempos ya remotos de la Palestina, las Sinagogas
eran escuelas o centros de enseñanza de la filosofía de los antepasados y del
modo de practicar la virtud.
Así este Instituto, como otros similares en la República, constituye
la mejor escuela de enseñanza cívica y patriótica, donde se adquiere el
verdadero concepto de la Patria
y se cultiva, como una virtud, el sentimiento de veneración y de respeto a los
Héroes de nuestra emancipación política.
Si en aquellos tiempos de la antigüedad los fieles se
congregaban para bendecir al protector y pedir una gracia para su pueblo, sea
de oportunidad esta fiesta del soldado, para que nuestro pensamiento vuele a la
mansión gloriosa de los Próceres, y ante el monumento donde reposan las
sagradas cenizas del Padre de la
Patria, hijo de la gloria, espíritu de la libertad, pidámosle
reverentemente que siga iluminando el espíritu patriótico del Benemérito
General Juan Vicente Gómez en el desarrollo de su magna obra de Rehabilitación
Nacional.
Os pido un momento de meditación hoy, centésimo
tercero aniversario de aquel día en que el Libertador entregó a la madre tierra
su envoltura física, surgiendo su figura de redentor de pueblos más
esplendorosa, si cabe, en las horas del martirio que en sus días de triunfos y
de glorias. Recordemos que en su última proclama de despedida a los pueblos
libertados por su espada, Unión, Unión, les dice, o la anarquía los devorará.
Los pueblos olvidan sus consejos y sus pronósticos.
Venezuela cae en el desorden más absoluto y en manos de la más grande anarquía.
La República
queda destrozada por sucesivas guerras civiles. Ese sagrado símbolo que flameó
en más de cuatrocientas acciones de la Magna
Epopeya, por dura crueldad del destino pasó a manos de una
facción política y lo vimos cruzar destrozado y sin colores por entre florestas
y breñales al brazo de los que huían de los disparos fraticidas.
Mas, cuando más duro es el batallar de las facciones,
surge de la montaña un núcleo de hombres de renovación y de ese núcleo se
destacó el hombre que por medio de las armas se impone y vence a la anarquía en
los propios campos de batalla para ser luego llamado por el pueblo a gobernar
sus destinos e imponer el resurgimiento de la Nación.
Paz y Trabajo es el lema de la Causa que representa; Paz y
Unión es la divisa de su Gobierno, que opone enérgicamente a los caudillos que
tratan de encauzarlo a aceptar la jefatura de un partido.
La
Rehabilitación Patria, conquistada por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, ha revivido la unidad nacional, y si grande es su
obra política y administrativa, llevando el nombre de Venezuela a vibrar en la
conciencia universal y dándole su libertad económica, desarrollando la
agricultura, el comercio, la cría, las vías de comunicación, con obras de
saneamiento y de ornato, inmensa es su labor cultural, cívica y patriótica.
Ningún gobierno ha dado mayor protección a la Instrucción
Pública, al libro en particular y al desarrollo de las ciencias y letras en
general. Ninguno ha glorificado de manera más amplia la vida de nuestros
Próceres: así lo pregonan los edificios, monumentos, bustos erigidos dentro y
fuera de la República,
y en el seno mismo del Ejército la apropiada denominación de nuestros cuerpos
de tropa, constituye una permanente lección de patriotismo y así vemos en los
mismos nombres de los cuerpos aquí presentes, como por feliz disposición del
Benemérito General Gómez, se perpetúa en la mente del soldado el recuerdo de
los que a esfuerzos portentosos hicieron efectivos nuestros anhelos de
independencia y libertad: el regimiento de caballería ostenta orgulloso el
nombre de “Plaza” que en su afán lícito de ganar gloria, pone una nota de duelo
en el día feliz de Carabobo, y sus escuadrones integrantes los de “José
Laurencio Silva”, “Juan José Rondón” y “Lucas Carvajal”, émulos en la palestra
del honor y del deber; el regimiento de artillería, el de “Ayacucho”, gloria de
América, confirmación auténtica del genio político de Bolívar y de la capacidad
estratégica de Sucre; los batallones de infantería, el de “Pichincha”, como
para unirnos hoy en el recuerdo, como ayer en la acción con una de nuestras
hermanas del Sur; el de “Cedeño”, bravo de los bravos de Colombia, muerto en
Carabobo; el de “Lara”, el veterano que en Corpahuaico salvó el parque,
escribiendo con esa heroica acción el prólogo de Ayacucho.
Toda la consagración del Gobierno de la Rehabilitación ha
sido, pues, para la Patria
y sus Próceres Beneméritos.
Como resultante de esa obra patriótica, rinde hoy este
importante instituto docente su vigésima segunda jornada de eficiente labor
cultural y patriótica dentro de la sagrada misión que le incumbe y del amplio
desarrollo alcanzado por la Institución
Armada durante el periodo de la Rehabilitación
Nacional.
Inmensa satisfacción embarga el fuerte espíritu del
Primer Magistrado de la
República y, con él, el de cada uno de los elementos
militares y civiles que vemos pasar lista de presente a ese grupo selecto de
jóvenes que acaban de prestar juramento de fidelidad ante el sagrado emblema
nacional y llenos de amor por nuestra madre Patria, de veneración a los
Próceres, de cálido entusiasmo por la noble carrera de las armas y de la
lealtad al Gobierno y a las Instituciones, en breve serán incorporados a los
cuerpos de tropa y, unidos a los antiguos oficiales, mantendrán en alto el
honor del Ejército y su Bandera, dispuestos con elevado espíritu de abnegación
y de sacrificio a “vivir con honra y morir con gloria”.
Toca al Benemérito General Gómez, hace 25 años,
empuñar ese lábaro santo con decisión patriótica y entregarlo a los cuerpos
armados de la República
para que lo custodien, lo honren y lo defiendan, y es desde ese entonces que la Bandera de la Patria adquiere su antiguo
prestigio: el pueblo aprende de nuevo a respetarla porque ve en ella
sintetizada la gloria nacional y le evidencia su entusiasmo con fervor
patriótico porque ya no es el símbolo de una facción, sino la representación
auténtica de Venezuela regenerada.
Y es por eso el alto significado que tiene hoy el
juramento a la Bandera
que acabáis a presenciar. Aquí está el viejo veterano que arrancó esa sagrada
insignia a los partidos políticos y la devolvió al Ejército como símbolo de la
unidad nacional. De hoy en adelante, oídlo bien, Oficiales del porvenir, esa
Bandera no puede ser arrancada de vuestras manos: Sois su custodia, y si
queréis ser consecuentes a los principios que os enseña la Rehabilitación
Nacional y su ilustre Jefe, defendedla con energía y así
demostraréis al hombre que ha hecho grande a Venezuela, que no fueron vanos sus
esfuerzos porque ellos perpetúan en las generaciones por venir nuestra vieja y
venerada tradición gloriosa.
General Eleazar López
Contreras.
Ministro de Guerra
y Marina.
ALUMNOS DESTACADOS
Recibieron Diploma de fin de cursos ese día, los
alumnos: Marcos Pérez Jiménez, Miguel Ramírez, José R. Vegas, Marcos Chacón,
José A. González, Raúl Sierralta, José A. Mora, Pedro J. Quevedo, Bernardo
Lara, Marcos Rangel, José L. Dávila, César A. Rojas, Roberto Casanova, Amador
Hernández, Héctor D’Lima, Luis Sánchez, Miguel de la Rosa, Carlos Maldonado, José
A. Sardi, Pedro Álvarez, Julio A. Vale, Pablo Bonilla, Pedro R. Figallo, Álvaro Álvarez Piña, Manuel S. Becerra, Ángel Ramírez, Carlos Pulido, Saúl Guerrero y
José Luis Betancourt.
El premio del Presidente de la República para el alumno
de mayor aprovechamiento fue obtenido por Marcos Pérez Jiménez; el premio de la Dirección de la Escuela para el alumno de
mejor conducta, por Carlos Maldonado y el premio de la misma Dirección para el
mejor tirador del Curso Militar y del Curso Naval, por Bernardo Lara.
(Revista del Ejército, Marina y Aeronáutica, órgano
del Ministerio de Guerra y Marina, Número Extraordinario. Año III. Tomo V. N° 32.
Caracas, Venezuela. Páginas: 835-845. 1933).