jueves, 30 de abril de 2020

GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ, CONDECORADO CON LA GRAN CRUZ DE LA LEGIÓN DE HONOR FRANCESA EN 1928


El General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, recibió al nuevo Ministro de Francia, Sr. Charles Barret, el 12 de marzo de 1928, en el Palacio de Miraflores de la ciudad de Caracas.

Los Presidentes Generales Páez y Guzmán Blanco fueron ambos Grandes Oficiales de la Legión de Honor Francesa, tocándole al General Gómez la suerte envidiable de ser el primer venezolano que la recibe en el más alto grado.

LA MÁS ALTA CLASE DE LA ORDEN DE LA LEGIÓN DE HONOR, LA GRAN CRUZ, ES OTORGADA AL BENEMÉRITO GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ
Por los discursos cambiados ayer entre el Excelentísimo señor Ministro de Francia Charles Barret y el Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez, en el acto de presentar aquel sus credenciales, se ha impuesto el público de Venezuela, con el regocijo que produce siempre todo acto de justicia y reconocimiento, que el Gobierno de la República Francesa ha otorgado la Legión de Honor en su grado más alto al ilustre Gobernante que rige los destinos del país. Al aceptar complacido la singular distinción, el General Gómez expresó que él sabía “estimarla como uno de los más altos galardones de su carrera pública” y como consolidación, y así lo es en efecto, de los nexos invalorables que al través de la historia han unido y hoy afirman las relaciones entre Francia y Venezuela. La Legión de Honor, creada por Napoleón Bonaparte en 1802 para premiar servicios eminentes en todos los órdenes de la actividad pública modificada después conservándola en su esencia como galardón invalorable, se compone de caballeros, oficiales, comendadores, grandes oficiales y grandes cruces, siendo el Jefe de la nación francesa el soberano y gran maestre de la Orden. Los Presidentes Generales Páez y Guzmán Blanco fueron ambos Grandes Oficiales de la Legión de Honor Francesa, tocándole al General Gómez la suerte envidiable de ser el primer venezolano que la recibe en el más alto grado; por premio a sus elevadas dotes de gobernante y a las constantes muestras de simpatía dadas a la gran nación latina.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 13 de marzo de 1928).

Excelentísimo Señor Gastón Doumergue, Presidente de la República de Francia desde 1924 hasta 1931, quien le confirió al Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, la Gran Cruz de la Legión de Honor Francesa en 1928. 


LA GRAN CRUZ DE LA LEGIÓN DE HONOR OTORGADA POR EL GOBIERNO DE FRANCIA AL SEÑOR GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ

El Ministro de Obras Públicas y el Personal de ese Despacho dirigen un expresivo mensaje de congratulación al Supremo Magistrado de la Nación.

En nota especial hicimos resaltar ayer, enorgullecidos por tal acto de justicia, el homenaje anunciado en su discurso de recepción por el Excelentísimo Señor Ministro de Francia al Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, a quien el Gobierno de Francia ha conferido la más alta Clase de la Legión de Honor, la Gran Cruz, distinción invalorable que no solo recae sobre el Supremo Magistrado de la Nación sino también sobre todo el pueblo venezolano.
Y hoy acogemos con gusto el siguiente mensaje dirigido al ilustre Estadista por el señor Ministro de Obras Públicas y por el personal del mencionado Despacho.

Caracas: 13 de marzo de 1928.
Señor General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República,
Maracay.
Todos sus demás servidores y amigos del Ministerio de Obras Públicas, se asocian a mí en este momento para expresar a usted respetuosa y afectuosamente nuestras entusiastas y sinceras congratulaciones, por el homenaje que sus eximias virtudes y éxitos ejemplares de Magistrado, le acaba de presentar la República Francesa, acordando a usted la Gran Cruz de la Legión de Honor; es decir, la más significativa y valiosa distinción, y en su clase más elevada, con que la Francia gloriosa, sabia y justa señala premiando a los que en el mundo se distinguen por sus grandes méritos o se destacan por los crecidos bienes que hacen a las Naciones y a la Humanidad.
Tal supremo homenaje, y por tan elevado, consagra a usted por primera vez en la historia de Venezuela, ante todos los pueblos, como benefactor de su patria y como artesano infatigable de paz y de armonía internacionales; y señala su obra magnífica de crédito, unión, trabajo, progreso y orden llevado a cabo con tanta constancia y energía en el alma, como previsión en el cerebro y bondad en el corazón, como que es de las que por sus felices resultados y halagadoras promesas, contribuyen poderosamente al mayor bienestar de los hombres y a la mayor cordialidad y afecto entre las Naciones.
Los países pacíficos, laboriosos, y prósperos sobre todo por su producción, merecen todos los honores y son dignos de todos los aplausos, cuando además se mantienen tan independientes como neutrales ante lo ajeno y sin otra ambición que la de concurrir siempre a establecer la confraternidad internacional, rindiendo respeto al Derecho, culto a la Ciencia, honores al Heroísmo, premios a la Virtud, y atenciones a lo Gentil, tal precisamente como usted lo ha hecho practicar por la Venezuela que usted gobierna y sobresaliendo en ella en toda circunstancia su eminente personalidad dirigente.
Gozando íntimamente de este inmenso triunfo alcanzado por usted para nuestra querida patria, permítanos reiterarle aquí el testimonio inquebrantable de nuestros sentimientos de respetuosa gratitud y de fiel amistad.
Somos sus leales servidores,
José Ignacio Cárdenas, L. M. González Cárdenas, Jorge Rivas, H. Hermoso Domínguez, Ildemaro Urdaneta, Manuel Osuna H., Pedro A. Carrero, Carlos Troconis B., Daniel Galíndez, Valentín Nieto, Francisco Avendaño, Daniel Sánchez, M. A. Arcila, Eduardo Aveledo Urbaneja, R. Álvarez Camacho, A. Frágenas, J. H. Rodríguez Lange, Luis A. Díaz, A. Cayama Martínez, Héctor García M., Nicolás A. González, Pedro E. Ponce, Ernesto Lara R., Francisco Gascue hijo, Emilio Ríos V., Amansio Rojas L., H. Talavera Soro, Carlos Niño, Rodrigo Macció, Juvenal Ocanto, A. Escalante, Ángel Aguado, F. R. Matheus, Fernando Sánchez, Julio González C., Aníbal Osuna, Antonio Medina, Manuel C. Pérez, Miguel A. Calcaño, E. Pardo Stolk, F. Gascue Anderson, Julio González B., Germán Esteves, Antonio R. López, Carlos Orozco, Lorenzo Soto, Juan Bautista Ramírez, José Andrés Díaz, N. P. Casique, Antonio Díaz González, Ignacio Díaz González, A. Mora, L. Hidalgo Rugeles, Ramiro González, B. Parra Castro, José Cárdenas Briceño, P. Uzcátegui, V. Vizcaya, José Colmenares, Vicente Farías, A. Torres G., Federico Casado, L. González Castro, Antonio José Briceño, Roso Velasco, José Abdón Moreno, M. A. Páez, L. Otalora, Francisco Santaella, Antonio Valery Moreno, J. R. Arias, I. Cárdenas C., Luis Eduardo Power, Luis Rivas Montaña, Miguel Villoria, M. A. Villavicencio, Lorenzo González Villasmil, A. Simonpietri, H. Cipriani, Ernesto Wulff, Guillermo Salas, G. Pardo Soublette, Pedro Olivo, Nicolás Méndez, Cirilo Medina, John Brown, Antonio María Cárdenas, B. Rodríguez Lange, J. A. Garmendia, Trino Rangel, Epifanio Balza Dávila, Nicolás Alonzo, Pedro Azuaje, L. E. Moratini, Pedro Felipe Álvarez, Zenón Velasco, L. F. Riobueno, G. Gardrat, P. E. García, Paulo E. Piña, R. López Vivas, Augusto Sánchez, A. Beroes, P. Gracía M., Luis Ochoa Briceño, M. A. Colmenares, E. Franco P., Francisco Quintero, R. Almarza y J. A. Uzcátegui.
(Publicado en el Periódico "El Nuevo Diario", el 13 de marzo de 1928).

NUEVO MINISTRO DE FRANCIA
En la mañana del lunes 12 de marzo de 1928, el Señor General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, recibió en audiencia pública y privada en el Palacio de Miraflores al Excelentísimo Señor Charles Barret, nuevo Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República de Francia. El Presidente de la República de Venezuela estaba acompañado por el Sr. General José Vicente Gómez, Vice-Presidente de la República e Inspector General del Ejército, los Ministros del Ejecutivo, del Gobernador de Caracas, del Procurador General de la Nación y altos funcionarios nacionales y extranjeros. El Presidente Gómez y el Ministro Barret se cambiaron elocuentes y cordiales discursos. Un batallón de infantería, tributó al General Gómez y al Señor Barret los honores militares de ordenanza. El discurso del nuevo Plenipotenciario fue pronunciado al Presidente Gómez, en frases elogiosas, enviadas por el Presidente Gastón Doumergue, quien le había otorgado la Gran Cruz de la Legión de Honor Francesa. El General Gómez agradeció vivamente la honorífica distinción.
El Excelentísimo Señor Barret nació en 1873 y estudió en la Sorbona, Licenciatura en Letras y Derecho, ingresando en la carrera diplomática y consular en 1895. Desempeñó diversos consulados en varias naciones, regresando a Francia en 1917. Después de un año de servicio administrativo en Francia, fue nombrado Cónsul General en Nueva York al cabo de un año en esta ciudad fue promovido como Enviado Extraordinario en Riga. Más tarde, actuó en París como miembro de la Comisión de Avalúos en Turquía, cargo en que lo sucedió su distinguido colega y predecesor en Venezuela, Señor Jarousse de Sillac. El Señor Barret es Oficial de la Legión de Honor y posee otras muchas y honoríficas condecoraciones.

(Revista Élite, el 17 de marzo de 1928).

viernes, 17 de abril de 2020

GENERAL GÓMEZ CREA ESCUELA DE AVIACIÓN VENEZOLANA EN 1920


El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Fundador de la Aviación Militar y Civil en Venezuela, en compañía de los pilotos, sus muchachos, como él los llamaba con especial cariño.

Se cumple el Centenario del histórico Decreto ordenado por el Benemérito General Juan Vicente Gómez de la creación de la Escuela de Aviación Militar de Venezuela que tuvo como fecha el 17 de abril de 1920.

Portada del libro "Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana", escrito por don Florencio Gómez Núñez, gran impulsor de la Aviación en nuestro país y testigo de excepción, cuya imagen aparece sonriente, a la derecha.

A continuación, reproducimos del maravilloso libro "Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana", escrito por don Florencio Gómez Núñez, algunos de los aspectos y hechos más importantes relacionados con los inicios de la Aviación Venezolana:

EL GENERAL GÓMEZ ORDENA PREPARAR EL HISTÓRICO DECRETO

Tanto el Encargado de la Presidencia de la República, doctor Victorino Márquez Bustillos, como los Ministros del Despacho Ejecutivo, acudían a Maracay a darle cuenta de sus gestiones al General Gómez semanalmente.

Entre tanto mi padre continuaba meditando acerca de su patriótico propósito de crearle con la aviación, otro brazo a la institución armada. Demás está decir que estaba perfectamente convencido de la eficacia y utilidad de la aviación como arma de combate, especialmente tomando en cuenta el papel que a ella le cupo desempeñar en la primera guerra mundial. Por lo demás, Rennella lo había convencido gráficamente para dar el trascendental paso que posteriormente dio.

En efecto, en la primera quincena de aquel mismo mes de marzo de 1920, después de su regreso de San Juan de los Morros a Maracay, mi padre al recibir al Presidente Encargado, le precisó aquel vehemente deseo suyo y fue así como le dio instrucciones de preparar el histórico Decreto Ejecutivo creando la Escuela de Aviación Militar de Venezuela.

DECRETO Y LEYES DE NUESTRA AVIACIÓN

El decreto de la creación de la Escuela de Aviación Militar de Venezuela tiene fecha 17 de abril de 1920 y los encargados de ejecutarlo fueron los Ministros de Hacienda y de Guerra y Marina, Dr. Román Cárdenas, y el Ingeniero C. Jiménez Rebolledo, respectivamente.

Dos meses después, el 21 de junio de 1920 concretamente, el Congreso de la Republica promulgaba la Ley de Aviación. Este instrumento arrancará de una vez en forma bastante completa o mejor, con admirable visión de futuro, pues, no sólo contemplaba el posterior desarrollo que alcanzarían nuestra Aviación Militar y Civil, sino que además preveía la prestación del servicio postal aéreo en Venezuela.

Al pie de tan novedosa Ley de la República estampan sus firmas el Presidente, el Vice-Presidente y el Secretario del Congreso Nacional, D. A. Coronil, M. Toro Chimíes, Pablo Godoy Fonseca y R. Cayama Martínez.

Para la misma fecha 21 de junio de 1920 también aparece publicado en la Gaceta Oficial el primer Reglamento Orgánico de la Escuela de Aviación Militar Venezolana, que en su artículo 13, dispone la creación del cuerpo de Infantería de Aviación, entre otras importantes previsiones.

El Cuerpo de Infantería de Aviación estaba integrado, según la disposición del reglamento “por un capitán, dos tenientes, dos subtenientes, un sargento primero, cuatro sargentos segundos, cuatro cabos primeros, cuatro cabos segundos, ocho soldados distinguidos y setenta y dos soldados”. El artículo 8 enumera a los ingresados “en alumnos-pilotos, alumnos observadores, alumnos de fotografía aérea y alumnos mecánicos.”

El artículo 7 del reglamento destaca “La incorporación de militares y civiles a la aviación.”

Por cierto, que el Decreto fija la cantidad de trescientos cincuenta mil bolívares para la adquisición de material de vuelo, realizándose enseguida las gestiones para la compra en Francia de los aviones que más tarde habrían de iniciar la nueva actividad docente incorporada al país.

Las negociaciones se efectúan por intermedio de la Embajada de Venezuela en Francia, al frente de la cual se hallaba el Dr. José Gil Fortoul y los aparatos seleccionados se escogen entre los del tipo usado por Francia en sus escuelas militares de aviación.

De ese modo llegaron al país aviones Caudron G-3 y G-4, y dos Farman F-40. Sobre la marcha se dieron instrucciones para que se construyera el primer hangar en Maracay, encargándosele el proyecto correspondiente al Ingeniero Guillermo Alejandro Salas Díaz (“Mimito”). En la actualidad funciona allí el Museo Aeronáutico dependiente de las F.A.V.

La obra se levantó en terrenos enclavados en jurisdicción del primer hipódromo de Maracay, donde por cierto Rennella había aterrizado con su avión durante su viaje a la capital aragüeña.

VENEZUELA COMPRA SUS PRIMEROS AVIONES

Finalizados sus compromisos en Caracas con el empresario Eloy Pérez, Rennella le ofrece en venta sus aviones al General Gómez, quien tomando en cuenta la situación económica del intrépido piloto, y por otro lado, como premio o recompensa a su osadía con riesgo de su propia vida, ordena adquirir sus aviones. El valor y la pericia de este magnífico aviador se pusieron a prueba con el hecho de realizar arriesgadísimas maniobras. Más aún, había volado en Caracas y en el interior del país en un avión viejo y vendido como desecho por el gobierno italiano después de la guerra del año 1918. Estas circunstancias eran suficientemente conocidas por mi padre. De modo pues que el General Gómez estuvo inspirado al comprar los aparatos por el único propósito de reconocer los innegables méritos del piloto Rennella y de ayudarlo económicamente.

Este hombre que sin duda logró despertar en la opinión nacional un gran interés por la aviación, le propuso también a mi padre, además de la venta de sus aviones, utilizar sus servicios como instructor en la Escuela de Aviación Militar, cuya creación se aproximaba. Sin embargo, esta última aspiración no fue satisfecha por papá, pues la conducta personal de Rennella estaba en desacuerdo con su destreza y su técnica como piloto.

Rennella era un bohemio caballero del aire y así lo reconoció mi padre al decir esto de él: “Indiscutiblemente este hombre es una maravilla dentro de su avión, pero su manera de actuar en lo personal no creo sea la más correcta para nombrarlo instructor de la aviación venezolana.”

LLEGAN LOS PRIMEROS AVIONES A VENEZUELA

Avión Farman N° 1, en uno de los hangares de Maracay.

El General Gómez, como ya dije, no actuaba movido por la pura emoción venezolana, sino consciente del papel que jugaba la aviación en Europa y los Estados Unidos y la inmensa utilidad que podía prestarle al país. Siempre con visión y una clara concepción pensaba que desde un comienzo la aviación venezolana debía estar situada a un moderno nivel y a tal efecto, el Decreto ordenó la urgente promulgación de un Reglamento para asegurar el mejor funcionamiento de la Escuela de Aviación Militar y así mismo incluye el personal docente, pensum de estudios y la rigurosa selección de los alumnos.

Dos meses después de aparecido el Decreto Ejecutivo, es decir, el 14 de junio de 1920, la fábrica francesa entregaba en París los primeros aviones Caudron G-3 al Agregado Comercial de Venezuela, señor Emilio Posse Rivas, quien presenció la prueba de estos aviones realizada por el piloto Poirée, luego de una sencilla ceremonia a la que concurrieron representantes de nuestra Embajada y miembros de la colonia venezolana.

El material de vuelo entregado fue inmediatamente desarmado, embalado y embarcado a Venezuela en el vapor francés “Haití'” bajo la custodia del piloto y profesor Robert Petit y los mecánicos Ludovic Rouget y Louis Rollin.

Después de anclar el vapor en La Guaira el 23 de septiembre de 1920 los aviones viajan a Maracay en los vagones de los ferrocarriles inglés y alemán.

Cuando la maravillosa carga es desembarcada en Maracay, ya la Escuela de Aviación tenía construido su hangar y su campo. Durante la ejecución de estas obras, mi padre observaba los trabajos de dos a tres veces por semana, lo que evidenciaba el vivo interés despertado en su ánimo de terminar rápidamente las instalaciones para dotar a Venezuela de una moderna aviación. Por lo demás, para asegurar el mejor éxito del proyecto y conforme al artículo 2 del Decreto de creación, al General Gómez se le reserva la superior dirección de la Escuela de Aviación Militar, institución que por lo tanto estaría bajo su control directo.

Llegan los primeros aviones a la estación de Maracay por el ferrocarril alemán a la estación y de allí son colocados directamente sobre una "zorra" tirada por dos yuntas de bueyes traída de la fábrica de papel para el traslado de los aparatos debidamente embalados hasta el hangar. Intervienen en esa labor 30 hombres de tropa, entre ellos Eleazar Romero.

Los aviones comprados a Rennella, un Hanriot HD-1, un Caudron y un Saml italiano así como el Curtis adquirido del norteamericano W. A. Aubert en el mes de julio de 1920, permanecieron al descubierto en el campo de Aviación, protegidos con carpas de lona. Estarían en esas condiciones hasta que se construyese el hangar en el que además serían basados más tarde los aviones negociados en Francia.

Junto con las gestiones de compra de los aviones franceses se hacen en aquel país los contactos para contratar una Misión de instructores y técnicos aéreos, siguiendo las órdenes de mi padre. Así pues, el 22 de mayo de 1920 en Oficio No. 854, el Ministerio de Guerra y Marina se dirige al Ministro de Relaciones Exteriores pidiéndole imparta instrucciones a nuestro Embajador en París “para que convenga con el Gobierno de aquella República en el envío de un grupo de aviadores”. La Misión contratada, llegó meses después, el 7 de enero de 1921 en el vapor francés “Navarre” al Puerto de La Guaira, integrándola el Teniente Jean Teoussaint Fieschi, Jefe de la Misión, sub-teniente Georges Alphonse Teppe y el insignia de Navío de Segunda Clase, Roberto Guerin, todos pilotos aviadores y los mecánicos Sub-teniente Fernando Cercean y el Sub-oficial Georges Leys.

También llega con ellos el resto de los aviones Caudron y Farman provistos de repuestos, talleres de mecánica y carpintería, equipo de vuelo para los aviadores, instrumentos, ametralladoras, etc.

Desde el arribo de los primeros aviones el 23 de septiembre de 1920 se encontraba en Maracay el Capitán Robert Petit, enviado por la fábrica Caudron para armar y entregar en vuelo los aparatos. Pero como el gobierno venezolano resuelve incorporar a Petit a la Misión, mi padre decide el ascenso de Fieschi a capitán para igualarlo en jerarquía a Petit, cubriendo de esa manera una formalidad castrense a fin de que Fieschi pudiera ejercer militarmente la jefatura de la Misión.

VUELO A 600 METROS SOBRE SUELO MARACAYERO

Los preparativos para la instalación de la Escuela de Aviación Militar continúan en la capital de Aragua sin interrupción alguna y con renovado entusiasmo, comenzando a funcionar la organización de la Plana Mayor de la Escuela a partir del 10 de octubre de 1920. Ya a estas alturas tres de los aviones Caudron G-3 de fabricación francesa están casi listos para el vuelo y son puestos a prueba el 30 de octubre y también el 31 por el capitán Petit en forma satisfactoria. Los vuelos despiertan el más cálido entusiasmo entre la colectividad maracayera, cuando el aviador los realiza casi a diario. Este fervor popular contagiaba a mi padre, quien en ocasiones al recibir la cuenta de los ministros y oír desde su casa frente a la plaza Girardot el ruido de los motores de los aviones, les indicaba: “Dejemos la cuenta para irnos ahora mismo a los hangares. Luego continuamos...”

Fueron estas pruebas de vuelo mi segunda experiencia personal, pues las primeras ya las había palpado junto a mi padre en San Juan de los Morros. Desde aquel momento, despertó en mí el interés por la aviación, convirtiéndola en una gran pasión a la cual he creído rendirle culto desde los distintos lugares y en las diferentes posiciones en las que el destino me ha situado. Porque, esa llama no solo la conservo, sino que se aviva con la ternura con que un padre ama al hijo, al devenir del tiempo que tanto ha templado mi espíritu.

VENEZUELA INAUGURA SU ESCUELA DE AVIACIÓN MILITAR

El Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, observa con orgullo el vuelo de unos aviones en el Campo de Aviación de Maracay.

Hay tres fechas claves que constituyen la culminación de todo este proceso después de los tres primeros decretos. Me estoy refiriendo al 10, al 11 y al 19 de diciembre de 1920. Mientras en la primera ocurre la instalación de la Escuela de Aviación Militar y se firma el acta correspondiente, en la segunda se realizan los primeros vuelos con los alumnos, tocándole al sub-teniente venezolano Francisco Leonardi el honor de participar en el primero de ellos como alumno piloto de la Escuela, bajo la dirección del capitán Petit y en la tercera se lleva a cabo la inauguración oficial de dicha escuela. Mi padre, el General Juan Vicente Gómez, asiste al acto de inauguración el 19 de diciembre de 1920 y lo hace acompañado del Encargado de la Presidencia Dr. Victorino Márquez Bustillos, el Gabinete Ejecutivo en pleno, los jefes militares y otras relevantes personalidades venezolanas y extranjeras.

La ceremonia inaugural, revestida de gran solemnidad, tiene lugar en el campo de aviación de la propia Escuela en Maracay el 19 de diciembre de 1920 a las nueve de la mañana. Los dos vuelos inaugurales de ese día están a cargo del capitán Petit, comandando un avión Caudron G-3, pintado de azul celeste y llevando como inscripción sobre el capot del motor el nombre de “General Gómez”.

El Decreto de creación de la Escuela de Aviación y los primeros vuelos de Petit contribuyeron a acentuar el interés de los venezolanos por esta importante actividad, al extremo de que entre los militares y los propios civiles surgieran peticiones de ingreso a las aulas del Instituto.

Mi padre interpretando justas aspiraciones, autorizó el acceso a la Escuela tanto de los oficiales con aptitudes que así lo manifestaran, como de los civiles dispuestos a dedicarse a las tareas de la aviación. En tal sentido se dictó la resolución correspondiente mediante circular firmada por el Inspector General del Ejército, General José Vicente Gómez.

Fue a base de estas facilidades como resultaron seleccionados de la larga lista presentada los jóvenes oficiales Francisco Leonardi, Julio Fortoul, Ovidio Díaz Font y Jesús María Paúl Vallenilla, quienes fueron transferidos del ejército a la Escuela de Aviación Militar como alumnos pilotos. También entraron en las mismas condiciones de los anteriores los civiles Antonio María Villegas y Juan Yépez. El curso de alumnos mecánicos lo integraban Amador Nieto, Juan Hurtado, Elías Sayago, Juan Lucero, elementos de tropa y el civil Alfredo García Fontiveros.

Diré ahora que la dirección de la Escuela de Aviación Militar de Venezuela le fue confiada al coronel David López Henríquez, la ayudantía al capitán Alejandro Fernández Ortiz, y para los puestos de médico, prácticamente y contador el doctor Octaviano Urdaneta Maya, Sub-teniente (A) Rafael Bellera Arocha y teniente José R. Bastardo García, respectivamente.

De esta manera ya Venezuela tenía abierto el surco de una actividad que tantos honores y servicios le ha prestado a la patria. A lo largo de los años, el país podría recoger con creces los frutos de tan generosa siembra.

MARACAY: CUNA DE LA AVIACIÓN VENEZOLANA

El Decreto de la creación de la Escuela de Aviación Militar fijó a Maracay como su sede. Así lo determinó el General Juan Vicente Gómez actuando con sentido práctico y con clara e innata intuición, una de las principales características definidoras de su personalidad.

Sé que muchos venezolanos tendrán interés en conocer las razones que tuvo papá para hacer tal escogencia. En este sentido debo comenzar por afirmar que al tomar esta decisión, mi padre no fue influido por caprichos personales ni ningún otro sentimiento subalterno, sino por la convicción sustentada de que Maracay poseía dos cualidades muy respetables: la primera de ellas la importancia de primer orden que tenía para esa época y continúa teniéndola en el país como plaza militar no sólo estratégica sino táctica. La segunda, las excelentes condiciones naturales de esa capital, dotada de una envidiable situación geográfica, salida al mar, fácil acceso a Caracas y al resto del país, un conjunto de dones, pues resulta que como centro de los amplios valles aragüeños, Maracay por su conformación topográfica con un cielo generalmente despejado y bonancible, tiene por límites al Norte la Cordillera de la Costa; al Este cerros de baja altura; al Oeste el Lago de Tacarigua y los Valles del Estado Carabobo, y al Sur bajas Serranías exceptuando El Platillón.

Todo ello convierte este conjunto en magníficos puntos de referencia que hacen de ese lugar, quizá, el mejor sitio de Venezuela central para las operaciones de aviación en toda época y en cualquier hora. En síntesis, Maracay era y es la llave de la República. Esto lo comprendió mi padre.

Claro está y es justo proclamarlo aquí que él tuvo desde un principio especial afecto y cariño por Aragua y su capital. En su resolución de escoger a Maracay como asiento de la aviación, no se equivocó. Técnicos aéreos y otros calificados especialistas coinciden en asignarle a la capital de Aragua la primacía desde el punto de vista de la aviación y de la cuestión militar. Obviamente el tiempo se ha encargado de darle la razón.

PRIMER LOCAL DOCENTE

Es la década del año 20. Maracay está formada por casas sencillas de grandes aleros y patios interiores con árboles frutales por donde corren cantarinas varias acequias. La ciudad pequeña con calles todavía sin concreto reúne una población que apenas llega a diez mil habitantes, incluyendo tres o cuatro mil plazas del ejército.

De Este a Oeste existen diseminados algunos inmuebles donde ya funcionan industrias importantes como el Lactuario y la Fábrica de Papel con un puerto sobre el Lago de Valencia denominado Guayamure, muy cerca de la ultima fábrica, que facilita el transporte de enea, para esta época su materia prima, la cual crece silvestre alrededor del Lago.

La ciudad está rodeada de fincas ganaderas, principalmente vaqueras productoras de leche.

Hay tres casas históricas importantes dentro del casco urbano, más concretamente colindantes con la Plaza Girardot o con la calle Mariño: la casa del General José Antonio Páez, llamada "La Comandancia"; la de dos pisos del General Joaquín Crespo denominada “La Azotea”, y la casa del General Juan Vicente Gómez. En los aledaños, la casa de la “Trinidad” del Marqués de Casa León; la de “San Jacinto” del General Crespo, y la de “El Rincón” del General Santiago Mariño.

En el Lago de Tacarigua opera en la época a la cual me refiero el vapor “Valencia” transportando productos agrícolas de la serranía de Carabobo. Estos frutos, especialmente café, son concentrados en Güigüe, de cuya estación se transportan por tren hasta el puerto de Boca del Río, al lado de la hacienda “La Linda”. De este último punto el cargamento se embarca en el vapor “Valencia” con destino a la estación de La Cabrera, de donde se enrumba a Puerto Cabello por vía férrea para ser exportados a los mercados europeos. Navega también en esas aguas el vapor “Tacarigua” de uso personal del General Gómez.

En la calle Real (hoy Avenida Bolívar) en el cruce con la calle 5 de Julio, hay una casa de grandes corredores, ventanas, zaguán y cornisas. Este inmueble esta enclavado en la esquina Noroeste. Se trata de una casa amplia, de soleados corredores y grandes patios en donde se encuentran frondosos árboles, algunos frutales. Frente a ella, Calle Real de por medio, funciona la firma de Báez y Compañía y diagonal con la calle 5 de Julio la zapatería del viejo Juan Salvatti, lugar de reunión de pilotos y alumnos que en los momentos libres y después de recibir clases suelen conversar más que en tono amistoso en lenguaje familiar. En esa casa comienza a funcionar la sede de la Escuela, en cuyas aulas se imparte la instrucción teórica a los alumnos y pilotos de la aviación militar.

LA MISIÓN FRANCESA EN EL PAÍS

La llegada de la Misión francesa al país, el 7 de enero de 1921 es otro de los acontecimientos que marca hito en la historia de la aviación venezolana. Se trata del equipo técnico que asesorará a nuestro gobierno en la preparación y formación del personal criollo que al correr del tiempo se pondrá al frente de tan importante rama de la actividad nacional.

La Misión francesa se dedica de lleno a organizar la Escuela de aviación militar y en tal sentido le imprimirá después el mismo nivel, fisonomía y jerarquía de los centros docentes análogos que funcionaban en Francia. Lógicamente esta orientación dada a nuestra Escuela incidió favorablemente en la mentalidad y el espíritu de las generaciones formadas sucesivamente en aquella casa de estudios de Maracay.

Es sobrentendido, que el país recibía con simpatía la presencia en Venezuela de esa Misión y reconocía el notable interés demostrado por el gobierno nacional al impulsar la aviación entre nosotros. El entusiasmo de los venezolanos aumentó aún más al enterarse de que conjuntamente con el arribo de la Misión francesa, entraba a nuestro suelo patrio otro lote de los aviones comprados a Francia por Venezuela.

Los acontecimientos narrados anteriormente sirvieron de acicate para que del núcleo de nuestra juventud militar y civil surgieran nuevos representantes que irían a engrosar las aulas de nuestra Escuela de Aviación Militar.

NUEVOS PILOTOS Y NUEVOS AVIONES

De esta manera formalizaron su inscripción en el recién iniciado curso de alumnos pilotos el sub-teniente Manuel Ríos, Prisco Heuer Lares, Miguel Rodríguez y Vicente Landaeta, entre otros. En el curso de mecánica se alistaron José Segnini, Ernesto Salas Agelvis, Eleazar Romero, Elías Vivas Moros y unos cuantos más.

Naturalmente todo esto contribuía a vigorizar con mayor acento la fisonomía de Maracay como cuna de la aviación venezolana.

Otras medidas gubernamentales en esta materia, verdaderos acontecimientos, cuyos ecos resonaban no sólo en nuestras fronteras patrias, sino fuera de ellas, irán conformando y remodelando ese característico perfil que con tan sello propio ha distinguido a Maracay en toda Venezuela.

MANUEL RĺOS, PRIMER PILOTO VENEZOLANO EN VOLAR SOLO

Sub-teniente Manuel Ríos, quien se convirtió en el primer piloto venezolano, alumno de esa Escuela, que surcó en solitario los cielos de la patria.

La Misión francesa tan pronto llega al país organiza y programa un plan de estudios técnico-práctico-físico entre aquellos que aspiraban optar el honor de ser aviadores y mecánicos. Lógicamente se registra la inscripción de nuevos alumnos. El jefe de la Misión, capitán Fieschi, divide el entrenamiento del alumnado entre los oficiales franceses Guerin, Petit y Teppe.

Las prácticas de educación física y los ejercicios militares se comienzan a realizar a las 6 de la mañana y una hora después las técnicas de vuelo.

Así transcurre el tiempo y se desarrolla la actividad docente en aquel Instituto, entre las diarias enseñanzas y vuelos efectuados por Fieschi y los otros instructores fuera del perímetro maracayero y más aún de Aragua.

Llega el 14 de abril de 1921, fecha histórica para la aviación venezolana. Ese día están aptos ya varios alumnos pilotos para volar solos después de ser probados en vuelo por el jefe de la Misión.

Le corresponde en suerte ser escogido para tan definitiva prueba el sub-teniente Manuel Ríos, quien por este hecho se convierte en el primer venezolano, alumno de esa Escuela, que bajo su sola responsabilidad surca los cielos de la patria. Sobre el mismo horizonte aragüeño se sumarán de inmediato en las mismas condiciones de Ríos, el sub-teniente Julio Fortoul y Miguel Rodríguez.

A partir de este momento quedan abiertas las posibilidades en Venezuela para que otros alumnos pilotos continúen el glorioso sendero del trío de precursores.

La hazaña de Ríos quedó oficialmente estampada al día siguiente cuando el Ministro de Guerra y Marina telegrafía a mi padre, el mensaje que copio:

“Estados Unidos de Venezuela.- Ministerio de Guerra y Marina. Dirección de Guerra - Telegrama N0 1195. Caracas 15 de abril de 1921.- Sr. Gral. Juan Vicente Gómez, etc., etc. Maracay.-

El Director de la Escuela de Aviación participa haber hecho su primer vuelo solo el sub-teniente Manuel Ríos, alumno de dicha Escuela, iniciando así felizmente la carrera del Pilotaje Aéreo Nacional. Al comunicar a Ud. tan grata noticia, me es altamente satisfactorio presentarle mis respetuosas y cordiales felicitaciones por este triunfo logrado por Ud. en ramo de tan trascendental importancia para el país y para el Ejército. Dios y Federación. 

C. Jiménez Rebolledo”.

Los méritos de Manuel Ríos son recompensados por el Estado cuando el Ministro de Guerra y Marina le otorga en mayo de 1921 el título provisional de aviador militar, el que posteriormente se le canjea el 20 de septiembre de ese mismo año por el título definitivo. En esas mismas condiciones estarán Julio Fortoul, Miguel Rodríguez, Francisco Leonardi, Vicente Landaeta, Antonio María Villegas y Prisco Heuer Lares.

Debo explicar que la prueba final, es decir, los vuelos de graduación consistían en salir de Maracay en línea recta hasta Villa de Cura, regresando al lugar de origen por Cagua.

Aún cuando se les había adjudicado sus diplomas como pilotos y en verdad tenían muy pocas horas de vuelo, esta circunstancia les influiría negativamente. Porque para la época se seguía al pie de la letra el lema universal según el cual “el piloto se hace sólo en el aire”.

Más adelante se verá cómo merma el material volante de la Escuela de Aviación Militar cuando una vez ida del país la Misión francesa, al vencérsele el contrato suscrito con el gobierno nacional, aquellos primeros aviadores venezolanos ejercen labores de instructores, o sea, cuando sobre ellos recae la delicada responsabilidad de reemplazar a los curtidos oficiales pilotos franceses.

Florencio Gómez Núñez.

(Libro "Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana").


A continuación, se anexan una serie de interesantes artículos publicados en el periódico "El Nuevo Diario" de la época, que incluyen, el Acta de Instalación de la Escuela de Aviación Militar Venezolana, del 17 de abril de 1920 y su correspondiente Reglamento:

ESCUELA DE AVIACIÓN MILITAR

El Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, presente en compañía de familiares y altas personalidades en los hangares del Campo de Aviación de la ciudad de Maracay.

Entre las primeras de las Naciones suramericanas que se ocupan prácticamente de establecer su servicio de Aviación Militar entra a figurar Venezuela, como podrá verse por el importante Decreto creando la Escuela de Aviación Militar, que funcionará en Maracay, bajo la superior dependencia de la Comandancia en Jefe del Ejército y a la inmediata dirección e inspección del Ministerio de Guerra y Marina.

La trascendencia de este Decreto, al cual, con patriótica complacencias, damos en las columnas de EL NUEVO DIARIO el lugar preferente que se merece, no ha menester ciertamente de ninguna recomendación especial que lo señale al interés de los lectores.

Como la Ley de Servicio Obligatorio, y las demás leyes afianzativas de la organización del Ejército, que representa, para los fines de la defensa nacional, el poder y la majestad de la Patria, este Decreto es digno de la más entusiasta alabanza y justo motivo para enorgullecernos una vez más de la previsora sabiduría con que el General Juan Vicente Gómez, patrióticamente secundado por el Doctor Márquez Bustillos, atiende con la más preferente solicitud a cuanto demandan de una Administración esforzada y cuidadosa los más elevados y permanentes intereses de la Patria.

Una de las excelentes condiciones, características de la Rehabilitación Nacional, es la puntual exactitud en la ejecución de cada una de sus disposiciones administrativas. Con este sencillo método de gobernar ha dado a su crédito y circunspección no sólo notoriedad nacional, sino prestigiosa autoridad mundial.

Apoyados en esta verdad, saludemos al Decreto creador de la Escuela de Aviación Militar como un hecho cumplido y congratulémonos por él con la Patria y con la Causa.

DOCTOR V. MÁRQUEZ BUSTILLOS,

Presidente Provisional de la República;

En uso de la atribución 14 del artículo 78 de la Constitución Nacional, Decreta:

Artículo 1º. Se crea la Escuela de Aviación Militar con el objeto de formar e instruir los pilotos para el servicio del Ejército Nacional.

Artículo 2º. La Escuela de Aviación Militar funcionará en la ciudad de Maracay, bajo la superior dependencia de la Comandancia en Jefe del Ejército y estará a la inmediata e inspección del Ministerio de Guerra y Marina.

Artículo 3º. La Escuela de Aviación Militar tendrá los Instructores, Profesores y demás empleados que fueren necesarios.

Artículo 4º. El número de alumnos que ha de constituir la Escuela será designado por el Ministerio de Guerra y Marina y se compondrá de Aprendices de Piloto, Aprendices de Mecánica, Observadores y Ametralladores.

Artículo 5º. La Escuela de Aviación Militar tendrá la suficiente dotación de aparatos de guerra y de enseñanza.

Artículo 6º. Se fija la cantidad de trescientos cincuenta mil bolívares (Bs. 350.000), para la compra de los aparatos a que se refiere el artículo anterior; y por cuya suma se acuerda un Crédito Adicional al Presupuesto de Gastos del departamento de Guerra y Marina.

Artículo 7º. Por disposición especial se fijarán las asignaciones para sueldos del personal y demás empleados de la Escuela.

Artículo 8º. El presente Decreto será sometido a la aprobación del Congreso Nacional en sus próximas sesiones.

Dado, firmado, sellado con el Sello del ejecutivo Federal, y refrendado por los Ministros de Hacienda y de Guerra y Marina, en el Palacio Federal, en Caracas, a diez y siete de abril de mil novecientos veinte. –Año 110º de la Independencia y 62º de la Federación.

(L. S.)

V. MÁRQUEZ BUSTILLOS

Refrendado.

El Ministro de Hacienda,

(L. S.)

Román Cárdenas.

Refrendado.

El Ministro de Guerra y Marina,

(L. S.)

C. Jiménez Rebolledo.

(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 18 de abril de 1920).


REGLAMENTO ORGÁNICO DE LA ESCUELA DE AVIACIÓN

Estados Unidos de Venezuela.
Ministerio de Guerra y Marina.
Dirección de Guerra.
Caracas: 21 de junio de 1920. 111º y 62º.

Resuelto:
Por disposición del ciudadano Presidente Provisional de la República, y de conformidad con el artículo 8º del Decreto Ejecutivo de 17 de abril del corriente año, se dicta el siguiente

REGLAMENTO ORGÁNICO DE LA ESCUELA DE AVIACIÓN MILITAR.

Artículo 1º. La Escuela de Aviación Militar tiene por objeto formar e instruir el Personal Técnico de Aeronautas para el servicio del Ejército Nacional.
Artículo 2º. La Escuela de Aviación Militar comprende:
·       La Dirección.
·       Los Instructores y Profesores.
·   Los Alumnos del Curso de Observación. Los Alumnos del Curso de Topografía Aérea. Los Alumnos del Curso de Mecánica.
·       El Personal del servicio de aviación afectado en la Escuela.
·       El Personal de Obreros.
·       Instalaciones y material de aviación en general.
Artículo 3º. Los cursos durarán de seis a doce meses. Al término de cada trimestre habrá un examen de suficiencia, donde obtendrá el alumno y según su calificación, un certificado provisional, que le servirá para alcanzar el Título definitivo, después del examen general y de una práctica por un periodo no menor de seis meses.
Artículo 4º. Los exámenes tanto de suficiencia como generales, se rendirán ante una Junta formada con tres Profesores de Aviación y versarán sobre las materias y prácticas que indiquen los respectivos Programas de estudios, los cuales contendrán además para los exámenes generales un cuestionario sobre técnica para cada alumno, que no baje de 30 preguntas.
El examen práctico constará de carreras por tierra con aparatos, vuelos con maniobras, ejercicios de telegrafía óptica con banderas de infantería de Aviación, de esgrima y cultura física, maniobra de embarque de aparatos, ejercicio de tiro al blanco a bordo de aparatos y todas las demás materias que indiquen los Programas al efecto.
La Dirección.
Artículo 5º. La Dirección de la Escuela de Aviación Militar la integrará el Personal siguiente:
Un Director. General o Coronel, con rango y facultades disciplinarias de Comandante de Regimiento. Supervigilará la instrucción teórica y práctica y el funcionamiento de todos los trabajos y servicios. Gobierna el Personal y dirige económicamente el Establecimiento.
Un Ayudante. Capitán. Además de las funciones inherentes al cargo, dará curso a todos los asuntos de orden interno, en ausencia del Director, con rango y facultades disciplinarias de Comandante de Compañía.
Un Contador. Teniente.
Un Cirujano. Asimilado a Capitán.
Un Ecónomo. Sargento Primero.
Un Portero. Sargento Segundo.
Los demás empleados que fueren necesarios.
Instructores y Profesores.
Artículo 6º. El Personal de Instructores Técnicos de Aviación y Profesores, será constituido por profesionales contratados, extranjeros o del país, que se irán reemplazando por los alumnos mejor calificados al optar diploma de “Aviador Militar”, de “Observador Militar”, de “Mecánico de Avión”, o de “Fotógrafo Aéreo”. Este personal subordinado a la Dirección constará de:
Un piloto aviador, profesor y jefe de pilotaje, capitán o teniente.
Un piloto aviador (sub-oficial) instructor.
Un piloto de hidro-avión (sub-oficial) instructor.
Un jefe de taller, especialista en mecánica de aviación.
Un jefe de taller, mecánico montador de aviación.
Los demás profesores que fueren necesarios.
Alumnos.
Artículo 7º. El personal de alumnos quedará constituido con los oficiales y clases del ejército y de la marina y por los individuos de la clase civil, aceptados como voluntarios.
Artículo 8º. Los alumnos se dividirán en grupos así:
·       Alumnos pilotos.
·       Alumnos observadores.
·       Alumnos fotógrafos aéreos.
·       Alumnos mecánicos.
Artículo 9º. Los aspirantes del Ejército y de la Marina para ingresar como alumnos harán la solicitud, por órgano regular, al Ministerio de Guerra y Marina, acompañando a dicha solicitud los datos siguientes:
1º Certificación médica especificando el buen estado de salud, en especial del sistema nervioso, corazón, pulmones, oído y vista.
2º Constancia autorizada con la firma del jefe de la unidad a que pertenece, indicando conducta, capacidad, aptitudes militares y conocimientos especiales.
Artículo 10º. Los aspirantes de la clase civil se dirigirán directamente al Ministerio de Guerra y Marina, acompañando a dicha solicitud los datos siguientes:
1º Certificación médica especificando el buen estado de salud, en especial del sistema nervioso, corazón, pulmones, oído y vista.
2º Constancia de buena conducta y conocimientos especiales que posee, autorizada por la firma de dos personas de reconocida honorabilidad y de la Autoridad Civil del lugar de su residencia.
Artículo 11º. Los aspirantes a ingresar como alumnos, no serán menores de 18 años ni mayores de 35. Deben ser solteros.
Artículo 12º. Al presentarse los aspirantes a la Dirección de la Escuela de Aviación Militar, una Junta compuesta del Director, del profesor jefe de pilotaje y del médico del establecimiento, procederán a  practicar el examen individual, a fin de comprobar que su estado de salud, aptitudes y conocimientos especiales, están conformes con los documentos que con anterioridad hayan presentado, como lo indican los parágrafos de los artículos 9º y 10º del presente Reglamento.
Cuerpo de Infantería de Aviación.
Artículo 13. El Cuerpo de Infantería de Aviación estará sometido a las disposiciones y servicios ordenados por la Dirección de la Escuela.
Comprenderá el personal siguiente:
Un capitán.
Dos tenientes.
Dos sub-tenientes.
Un sargento primero.
Cuatro sargentos segundos.
Cuatro cabos primero.
Cuatro cabos segundos.
Ocho soldados distinguidos.
Setenta y dos soldados.
Instalaciones y material de aviación en general.
Artículo 14º. El alojamiento del personal, Aparatos de enseñanza, Aparatos de Guerra, Hangares-Talleres y demás material de aviación en general, será organizado de acuerdo con las necesidades y el progreso de la Escuela.
Personal civil de obreros.
Artículo 15º. El personal civil de obreros necesarios para el funcionamiento de los talleres, que estarán bajo la inmediata dirección del Instructor de Mecánica, será contratado y organizado por disposiciones especiales.
Disposiciones Generales.
Artículo 16º. Corre a cargo de la Dirección de la Escuela la celebración del Reglamento Interno del Establecimiento que será sometido a la consideración del Despacho de Guerra y Marina para su debida aprobación.
Artículo 17º. Los Programas de trabajo, de instrucción y de examen de alumnos presentados por el Personal de Instructores a la Dirección de la Escuela, serán visados por el Director y enviados por el órgano regular al Ministerio de Guerra y Marina, que impartirá el asentimiento para su cabal ejecución.
Artículo 18. Los Oficiales y Clases del Ejército y de la Marina que ingresen como alumnos a la Escuela usarán el uniforme del Arma de su origen hasta tanto no sean afectados al Servicio de Aviación. (Véase el Reglamento de Uniformes para el Ejército).
Artículo 19º. Los individuos de la clase civil que ingresen como alumnos a la Escuela, usarán el uniforme del Personal del Servicio de Aviación. (Véase el Reglamento de Uniformes para el Ejército).
Artículo 20º. Los Instructores contratados usarán el uniforme e insignias de su grado.
Artículo 21º. El Director y demás Oficiales de Planta de la Escuela, así como el personal del Servicio de Aviación, usarán el uniforme determinado por el Reglamento de Uniformes para el Ejército.
Artículo 22º. Los alumnos que se dediquen al curso de Pilotos, Observadores y Fotógrafos Aéreos, se considerarán en una situación especial para los efectos de gratificación monetaria y recompensas honoríficas.
Comuníquese y publíquese.
Por el Ejecutivo Federal.
C. Jiménez Rebolledo.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 24 de junio de 1920).

LAS FIESTAS DE AÑO NUEVO EN MARACAY
INAUGURACIÓN DE LA ESCUELA DE AVIACIÓN MILITAR

Maracay 1º. El Gobierno, la sociedad y nuestra ciudadanía en general, celebraron el advenimiento del nuevo año de manera solemne y digna, frente al más halagador porvenir, bajo los buenos auspicios del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Comandante en Jefe del Ejército y Presidente Electo de la República.

La retreta ejecutada anoche en el extenso Parque “Girardot” estuvo concurridísima pudiéndose decir que todo Maracay se dio cita en el ensoñador paraje para esperar el alegre despertar del 1921, al amparo de la paz y del progreso.

Lucidos fuegos pirotécnicos se quemaron en este acto, y dos hermosos árboles, uno de los cuales exhibió, entre banderolas de luces tricolor, el retrato del Caudillo del Bien, General Juan Vicente Gómez. Al punto de las 12, al estampido del cañón, el entusiasmo rayó en delirio: todos los ánimos, presas del mayor contento y alentados por la risueña esperanza que nos infunde el feliz y próspero presente, nos confundimos en un cordial abrazo y vino a flor de labio el nombre esclarecido del patriota de Diciembre, General Juan Vicente Gómez, quien a cada nuevo sol es aclamado por la Venezuela rehabilitada, y por cuya salud y larga vida hacemos, en el alborear del nuevo año, fervientes y cordiales votos.

En la mañana de hoy, 6 y 30, en presencia del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Comandante en Jefe del Ejército y Presidente Electo de la República, de altas personalidades de la política, de la sociedad y gran parte del pueblo maracayeros, tuvo lugar el solemne acto de la inauguración de la Escuela de Aviación Militar, en el aeródromo de esta ciudad, a la cual se dio en principio con la lectura del Acta de Instalación, por el Ayudante del plantel, capitán A. Fernández Ortiz, llevando luego la palabra el culto Director de la Escuela, coronel David López Henríquez, h., cuyo verbo, atinado y justiciero hizo elogios de la grandeza de la obra, única en los anales de la Venezuela moderna, hoy a la altura de las grandes y civilizadas naciones, gracias al esfuerzo progresista del Benemérito General Juan Vicente Gómez, quien con la buena voluntad de su patriótico espíritu y su tesonero afán progresista, ha llevado la República a su más alto grado de civilización y esplendor, lo cual es motivo de noble orgullo para los servidores del Jefe y de íntima satisfacción para el Caudillo de la Paz, quien luego de terminar en los campos de batalla con la guerra civil, derribando de un tajo y para siempre las mil cabezas trágicas del caciquismo, desciñóse la espada triunfadora y se dio a la muy loable tarea de rehabilitar su Patria, lo cual ha logrado el General en tiempo relativamente corto, tal es la magnitud y trascendencia de la Empresa.

El acto de hoy es memorable, como que él marca una época gloriosa para la Causa y para la República. La Aviación y la Radiotelegrafía son a la hora presente los más avanzados exponentes de la civilidad y del progreso de los pueblos. De ellos se ufana Venezuela y es uno de los más legítimos triunfos que alcanza el Jefe en los campos fecundos de la paz y el trabajo.

Luego de la lectura del acta, las inspiradas palabras del coronel López Henríquez, h., y las muy felices y sentidas del capitán Robert Petit, las aeronaves, surgiendo como aves mitológicas del extenso campo, se deslizaron serenas bajo el cielo siempre azul de esta tierra venturosa, al amparo de esta diáfana mañana pascual, la primera del año de 1921, de gratos augurios para el pueblo venezolano. El General, con su ingénita bondad, abrazó con íntima fruición y felicitó tanto al personal docente de la Escuela de Aviación como a sus aprovechados alumnos, teniendo para ellos estimuladoras palabras. Terminados los vuelos, el General y sus numerosos acompañantes nos dirigimos, en visita a los Hangares y al Cuartel en construcción, obras colosales, dignas del Jefe y de su programa de Gobierno.

Es de justicia hacer constar el interés, perseverancia y afán con que laboran por el mejor éxito de nuestra aviación, tanto el Instructor de la Escuela, capitán Robert Petit, como sus competentes mecánicos Ludovie Pougert y Luis Rollin, hijos de la Gran Francia, “corazón y jardín”.

Nos es grato transcribir las hermosas palabras del coronel López Henríquez, y las no menos hermosas del capitán Petit, impregnadas de franca simpatías por Venezuela y por nuestro Jefe.

Hélas aquí:

“Señores:

Asistimos a un acto sencillo pero majestuoso, cuya trascendencia e importancia se pierden de vista a nuestras miradas intelectuales. Podría decirse que este acto es un verdadero acontecimiento histórico que señala el definitivo punto de partida de una de las más grandiosas obras de la civilización moderna en Venezuela. Es más alta aún su significación: es la realización del más bello de los ideales de patriotismo: es, en síntesis, el sello de la Paz, estampado por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, y con el cual deja afirmados para siempre la estabilidad y el bienestar de la Patria, porque el establecimiento en nuestro país de la Navegación Aérea, es el último golpe asestado por la mano fuerte del Jefe sobre la tenebrosa cabeza de los enemigos del orden, dejando sepultada hasta la última esperanza de revuelta. Este bien, es pues, por su naturaleza, inconmensurable.

De la magnitud del beneficio se desprende la magnitud del agradecimiento, y es por tal motivo que al abrirse la Escuela de Aviación, cuya dirección me ha sido encomendada, nada más justo que tributarle un homenaje de gratitud al eximio Conductor de los destinos nacionales, homenaje que yo, a nombre del Personal Técnico de la Escuela, a nombre de los alumnos, y en el mío propio, quiero hacer público en este momento, siéndome grato consignar aquí, que, para corresponder a la confianza del Jefe, todos trabajaremos sin tregua a fin de llegar pronto y con paso seguro, a coronar los nobles propósitos del Ilustre Caudillo; para lo cual contamos: la Dirección, con toda su buena voluntad; el Cuerpo docente, con sus esfuerzos y sus conocimientos; los alumnos, con su entusiasmo de jóvenes por el bien de la Patria, y todos, todos, con la fuerza del afecto cordial que sentimos por el Jefe.

Señores: Declaro solemnemente inaugurada la Escuela de Aviación Militar en Venezuela.”

Palabras del capitán Robert Petit:

“¡Mi General!

Hoy, día en que se inaugura la Escuela de Aviación de vuestra Patria, comienza a despertar un nuevo año, que deseo de todo corazón sea próspero y dichoso para el País y todo lleno de ventura para vos su Conductor, y para todos los seres que os son queridos.

La Escuela que se inicia en este año 1921, participará del mismo desarrollo al igual de los demás adelantos que vuestro patriotismo ha implantado en el País.

El coronel López Henríquez, mi colaborador en esta obra de progreso, me ha prestado una ayuda llena de tacto y de actividad por la que se han vencido todas las inevitables dificultades que siempre traen consigo las obras de progreso que se implantan.

Es nuestro propósito continuar asiduamente la labor emprendida, y el éxito más lisonjero no se hará esperar, toda vez que tenemos fe en vuestro decidido apoyo moral y material.

Todos trabajamos con esta divisa: no hacer nada a la ligera: lento pero seguramente; pues yo no quiero ser en este suelo que empiezo a querer como propio la causa directa o indirecta de un accidente.

Soy ajeno a toda lisonja, pero no vacilo en repetiros, mi General, que soy sinceramente adicto a vuestra personalidad y para justificarlo os digo que me deis una orden que cumplir, pues tengo la firme convicción de que todas vuestras órdenes son ejecutables”.

(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 4 de enero  de 1921).
           
LA MISIÓN MILITAR FRANCESA

En el vapor La Navarre, que ancló ayer en La Guaira, llegó a Venezuela la misión de aviación militar francesa, que viene a prestar sus brillantes servicios en nuestro Ejército.

Es jefe de esa Misión, el capitán Jean Toussaint Fieschi, y son oficiales superiores de ella el subteniente George Tepp y el alférez Robert Guerin.

Los distinguidos oficiales del Ejército de la gran República latina, que vienen a fraternizar con los oficiales del Ejército Nacional, fueron recibidos con todas las atenciones requeridas y con la mayor cordialidad por el Administrador de la Aduana de La Guaira y el coronel Bustamante Berti, Jefe del Litoral, en representación del señor Ministro de Guerra y Marina.

También los recibieron el capitán aviador francés Petit y el teniente Bastardo García, Oficial venezolano que prestó con bizarría sus servicios en el ejército francés durante la gran guerra, y ahora desempeña cargo importante en el Despacho de Guerra y Marina.

Ayer mismo, después de recibir toda suerte de agasajos en La Guaira, subieron a Caracas los oficiales de la Misión y han sido objeto aquí de muy justificadas demostraciones de simpatía: visten el glorioso uniforme de la Francia inmortal y vienen a aleccionar a nuestras tropas en los progresos de la aviación francesa.

El Ministerio de Guerra puso a la disposición de los oficiales sendos automóviles para que recorrieran la ciudad y así lo hicieron manifestándose muy complacidos. Su impresión de Caracas es halagadora.

Mientras preparamos extensa información acerca de la Misión Militar, lleve esta nota a su Jefe y a los Oficiales a sus órdenes el cordial saludo de El Nuevo Diario con nuestros votos por su feliz estada en Venezuela.

(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 8 de enero de 1921).