El Benemérito General Juan
Vicente Gómez, Fundador de la Aviación Militar y Civil en Venezuela, en compañía
de los pilotos, sus muchachos, como él los llamaba con especial cariño.
Se cumple el Centenario del histórico Decreto ordenado por el Benemérito
General Juan Vicente Gómez de la creación de la Escuela de Aviación Militar de
Venezuela que tuvo como fecha el 17 de abril de 1920.
Portada del libro "Mis
Apuntes sobre la Aviación Venezolana", escrito por don Florencio Gómez Núñez,
gran impulsor de la Aviación en nuestro país y testigo de excepción, cuya imagen aparece sonriente, a la derecha.
A continuación, reproducimos del maravilloso libro "Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana", escrito por don
Florencio Gómez Núñez, algunos de los aspectos y hechos más importantes
relacionados con los inicios de la Aviación Venezolana:
EL GENERAL GÓMEZ ORDENA
PREPARAR EL HISTÓRICO DECRETO
Tanto el Encargado de la Presidencia de la República, doctor Victorino Márquez
Bustillos, como los Ministros del Despacho Ejecutivo, acudían a Maracay a darle
cuenta de sus gestiones al General Gómez semanalmente.
Entre tanto mi padre continuaba meditando acerca de su patriótico propósito
de crearle con la aviación, otro brazo a la institución armada. Demás está decir que estaba perfectamente convencido de la eficacia y utilidad de la
aviación como arma de combate, especialmente tomando en cuenta el papel que a
ella le cupo desempeñar en la primera guerra mundial. Por lo demás, Rennella lo
había convencido gráficamente para dar el trascendental paso que posteriormente
dio.
En efecto, en la primera quincena de aquel mismo mes de marzo de 1920,
después de su regreso de San Juan de los Morros a Maracay, mi padre al recibir
al Presidente Encargado, le precisó aquel vehemente deseo suyo y fue así como
le dio instrucciones de preparar el histórico Decreto Ejecutivo creando la
Escuela de Aviación Militar de Venezuela.
DECRETO Y LEYES DE NUESTRA
AVIACIÓN
El decreto de la creación de la Escuela de Aviación Militar de Venezuela
tiene fecha 17 de abril de 1920 y los encargados de ejecutarlo fueron los
Ministros de Hacienda y de Guerra y Marina, Dr. Román Cárdenas, y el Ingeniero
C. Jiménez Rebolledo, respectivamente.
Dos meses después, el 21 de junio de 1920 concretamente, el Congreso de
la Republica promulgaba la Ley de Aviación. Este instrumento arrancará de una
vez en forma bastante completa o mejor, con admirable visión de futuro, pues,
no sólo contemplaba el posterior desarrollo que alcanzarían nuestra Aviación
Militar y Civil, sino que además preveía la prestación del servicio postal
aéreo en Venezuela.
Al pie de tan novedosa Ley de la República estampan sus firmas el
Presidente, el Vice-Presidente y el Secretario del Congreso Nacional, D. A.
Coronil, M. Toro Chimíes, Pablo Godoy Fonseca y R. Cayama Martínez.
Para la misma fecha 21 de junio de 1920 también aparece publicado en la
Gaceta Oficial el primer Reglamento Orgánico de la Escuela de Aviación Militar
Venezolana, que en su artículo 13, dispone la creación del cuerpo de Infantería
de Aviación, entre otras importantes previsiones.
El Cuerpo de Infantería de Aviación estaba integrado, según la
disposición del reglamento “por un capitán, dos tenientes, dos subtenientes, un
sargento primero, cuatro sargentos segundos, cuatro cabos primeros, cuatro
cabos segundos, ocho soldados distinguidos y setenta y dos soldados”. El artículo
8 enumera a los ingresados “en alumnos-pilotos, alumnos observadores, alumnos
de fotografía aérea y alumnos mecánicos.”
El artículo 7 del reglamento destaca “La incorporación de militares y
civiles a la aviación.”
Por cierto, que el Decreto fija la cantidad de trescientos cincuenta mil
bolívares para la adquisición de material de vuelo, realizándose enseguida las
gestiones para la compra en Francia de los aviones que más tarde habrían de
iniciar la nueva actividad docente incorporada al país.
Las negociaciones se efectúan por intermedio de la Embajada de Venezuela
en Francia, al frente de la cual se hallaba el Dr. José Gil Fortoul y los
aparatos seleccionados se escogen entre los del tipo usado por Francia en sus
escuelas militares de aviación.
De ese modo llegaron al país aviones Caudron G-3 y G-4, y dos Farman
F-40. Sobre la marcha se dieron instrucciones para que se construyera el primer
hangar en Maracay, encargándosele el proyecto correspondiente al Ingeniero
Guillermo Alejandro Salas Díaz (“Mimito”). En la actualidad funciona allí el
Museo Aeronáutico dependiente de las F.A.V.
La obra se levantó en terrenos enclavados en jurisdicción del primer
hipódromo de Maracay, donde por cierto Rennella había aterrizado con su avión
durante su viaje a la capital aragüeña.
VENEZUELA COMPRA SUS PRIMEROS
AVIONES
Finalizados sus compromisos en Caracas con el empresario Eloy Pérez,
Rennella le ofrece en venta sus aviones al General Gómez, quien tomando en
cuenta la situación económica del intrépido piloto, y por otro lado, como
premio o recompensa a su osadía con riesgo de su propia vida, ordena adquirir
sus aviones. El valor y la pericia de este magnífico aviador se pusieron a
prueba con el hecho de realizar arriesgadísimas maniobras. Más aún, había
volado en Caracas y en el interior del país en un avión viejo y vendido como
desecho por el gobierno italiano después de la guerra del año 1918. Estas
circunstancias eran suficientemente conocidas por mi padre. De modo pues que el
General Gómez estuvo inspirado al comprar los aparatos por el único propósito
de reconocer los innegables méritos del piloto Rennella y de ayudarlo
económicamente.
Este hombre que sin duda logró despertar en la opinión nacional un gran
interés por la aviación, le propuso también a mi padre, además de la venta de
sus aviones, utilizar sus servicios como instructor en la Escuela de Aviación
Militar, cuya creación se aproximaba. Sin embargo, esta última aspiración no
fue satisfecha por papá, pues la conducta personal de Rennella estaba en desacuerdo
con su destreza y su técnica como piloto.
Rennella era un bohemio caballero del aire y así lo reconoció mi padre
al decir esto de él: “Indiscutiblemente este hombre es una maravilla dentro de
su avión, pero su manera de actuar en lo personal no creo sea la más correcta
para nombrarlo instructor de la aviación venezolana.”
LLEGAN LOS PRIMEROS AVIONES A
VENEZUELA
Avión Farman N° 1, en uno de
los hangares de Maracay.
El General Gómez, como ya dije, no actuaba movido por la pura emoción
venezolana, sino consciente del papel que jugaba la aviación en Europa y los
Estados Unidos y la inmensa utilidad que podía prestarle al país. Siempre con
visión y una clara concepción pensaba que desde un comienzo la aviación
venezolana debía estar situada a un moderno nivel y a tal efecto, el Decreto
ordenó la urgente promulgación de un Reglamento para asegurar el mejor
funcionamiento de la Escuela de Aviación Militar y así mismo incluye el
personal docente, pensum de estudios y la rigurosa selección de los alumnos.
Dos meses después de aparecido el Decreto Ejecutivo, es decir, el 14 de
junio de 1920, la fábrica francesa entregaba en París los primeros aviones
Caudron G-3 al Agregado Comercial de Venezuela, señor Emilio Posse Rivas, quien
presenció la prueba de estos aviones realizada por el piloto Poirée, luego de
una sencilla ceremonia a la que concurrieron representantes de nuestra Embajada
y miembros de la colonia venezolana.
El material de vuelo entregado fue inmediatamente desarmado, embalado y
embarcado a Venezuela en el vapor francés “Haití'” bajo la custodia del piloto
y profesor Robert Petit y los mecánicos Ludovic Rouget y Louis Rollin.
Después de anclar el vapor en La Guaira el 23 de septiembre de 1920 los
aviones viajan a Maracay en los vagones de los ferrocarriles inglés y alemán.
Cuando la maravillosa carga es desembarcada en Maracay, ya la Escuela de
Aviación tenía construido su hangar y su campo. Durante la ejecución de estas
obras, mi padre observaba los trabajos de dos a tres veces por semana, lo que
evidenciaba el vivo interés despertado en su ánimo de terminar rápidamente las
instalaciones para dotar a Venezuela de una moderna aviación. Por lo demás,
para asegurar el mejor éxito del proyecto y conforme al artículo 2 del Decreto
de creación, al General Gómez se le reserva la superior dirección de la Escuela
de Aviación Militar, institución que por lo tanto estaría bajo su control
directo.
Llegan los primeros aviones a la estación de Maracay por el ferrocarril
alemán a la estación y de allí son colocados directamente sobre una "zorra"
tirada por dos yuntas de bueyes traída de la fábrica de papel para el traslado
de los aparatos debidamente embalados hasta el hangar. Intervienen en esa labor
30 hombres de tropa, entre ellos Eleazar Romero.
Los aviones comprados a Rennella, un Hanriot HD-1, un Caudron y un Saml
italiano así como el Curtis adquirido del norteamericano W. A. Aubert en el mes
de julio de 1920, permanecieron al descubierto en el campo de Aviación,
protegidos con carpas de lona. Estarían en esas condiciones hasta que se
construyese el hangar en el que además serían basados más tarde los aviones
negociados en Francia.
Junto con las gestiones de compra de los aviones franceses se hacen en
aquel país los contactos para contratar una Misión de instructores y técnicos
aéreos, siguiendo las órdenes de mi padre. Así pues, el 22 de mayo de 1920 en
Oficio No. 854, el Ministerio de Guerra y Marina se dirige al Ministro de
Relaciones Exteriores pidiéndole imparta instrucciones a nuestro Embajador en
París “para que convenga con el Gobierno de aquella República en el envío de un
grupo de aviadores”. La Misión contratada, llegó meses después, el 7 de enero
de 1921 en el vapor francés “Navarre” al Puerto de La Guaira, integrándola el
Teniente Jean Teoussaint Fieschi, Jefe de la Misión, sub-teniente Georges
Alphonse Teppe y el insignia de Navío de Segunda Clase, Roberto Guerin, todos
pilotos aviadores y los mecánicos Sub-teniente Fernando Cercean y el
Sub-oficial Georges Leys.
También llega con ellos el resto de los aviones Caudron y Farman
provistos de repuestos, talleres de mecánica y carpintería, equipo de vuelo
para los aviadores, instrumentos, ametralladoras, etc.
Desde el arribo de los primeros aviones el 23 de septiembre de 1920 se
encontraba en Maracay el Capitán Robert Petit, enviado por la fábrica Caudron
para armar y entregar en vuelo los aparatos. Pero como el gobierno venezolano
resuelve incorporar a Petit a la Misión, mi padre decide el ascenso de Fieschi
a capitán para igualarlo en jerarquía a Petit, cubriendo de esa manera una
formalidad castrense a fin de que Fieschi pudiera ejercer militarmente la
jefatura de la Misión.
VUELO A 600 METROS SOBRE SUELO
MARACAYERO
Los preparativos para la instalación de la Escuela de Aviación Militar
continúan en la capital de Aragua sin interrupción alguna y con renovado entusiasmo,
comenzando a funcionar la organización de la Plana Mayor de la Escuela a partir
del 10 de octubre de 1920. Ya a estas alturas tres de los aviones Caudron G-3
de fabricación francesa están casi listos para el vuelo y son puestos a prueba
el 30 de octubre y también el 31 por el capitán Petit en forma satisfactoria.
Los vuelos despiertan el más cálido entusiasmo entre la colectividad
maracayera, cuando el aviador los realiza casi a diario. Este fervor popular
contagiaba a mi padre, quien en ocasiones al recibir la cuenta de los ministros
y oír desde su casa frente a la plaza Girardot el ruido de los motores de los
aviones, les indicaba: “Dejemos la cuenta para irnos ahora mismo a los
hangares. Luego continuamos...”
Fueron estas pruebas de vuelo mi segunda experiencia personal, pues las
primeras ya las había palpado junto a mi padre en San Juan de los Morros. Desde
aquel momento, despertó en mí el interés por la aviación, convirtiéndola en una
gran pasión a la cual he creído rendirle culto desde los distintos lugares y en
las diferentes posiciones en las que el destino me ha situado. Porque, esa
llama no solo la conservo, sino que se aviva con la ternura con que un padre
ama al hijo, al devenir del tiempo que tanto ha templado mi espíritu.
VENEZUELA INAUGURA SU ESCUELA
DE AVIACIÓN MILITAR
El Presidente de la República,
General Juan Vicente Gómez, observa con orgullo el vuelo de unos aviones en el
Campo de Aviación de Maracay.
Hay tres fechas claves que constituyen la culminación de todo este
proceso después de los tres primeros decretos. Me estoy refiriendo al 10, al 11
y al 19 de diciembre de 1920. Mientras en la primera ocurre la instalación de
la Escuela de Aviación Militar y se firma el acta correspondiente, en la
segunda se realizan los primeros vuelos con los alumnos, tocándole al
sub-teniente venezolano Francisco Leonardi el honor de participar en el primero
de ellos como alumno piloto de la Escuela, bajo la dirección del capitán Petit
y en la tercera se lleva a cabo la inauguración oficial de dicha escuela. Mi
padre, el General Juan Vicente Gómez, asiste al acto de inauguración el 19 de diciembre de 1920 y lo hace
acompañado del Encargado de la Presidencia Dr. Victorino Márquez Bustillos, el
Gabinete Ejecutivo en pleno, los jefes militares y otras relevantes
personalidades venezolanas y extranjeras.
La ceremonia inaugural, revestida de gran solemnidad, tiene lugar en el
campo de aviación de la propia Escuela en Maracay el 19 de diciembre de 1920 a las nueve de la
mañana. Los dos vuelos inaugurales de ese día están a cargo del capitán Petit,
comandando un avión Caudron G-3, pintado de azul celeste y llevando como
inscripción sobre el capot del motor el nombre de “General Gómez”.
El Decreto de creación de la Escuela de Aviación y los primeros vuelos
de Petit contribuyeron a acentuar el interés de los venezolanos por esta
importante actividad, al extremo de que entre los militares y los propios
civiles surgieran peticiones de ingreso a las aulas del Instituto.
Mi padre interpretando justas aspiraciones, autorizó el acceso a la
Escuela tanto de los oficiales con aptitudes que así lo manifestaran, como de
los civiles dispuestos a dedicarse a las tareas de la aviación. En tal sentido
se dictó la resolución correspondiente mediante circular firmada por el
Inspector General del Ejército, General José Vicente Gómez.
Fue a base de estas facilidades como resultaron seleccionados de la
larga lista presentada los jóvenes oficiales Francisco Leonardi, Julio Fortoul,
Ovidio Díaz Font y Jesús María Paúl Vallenilla, quienes fueron transferidos del
ejército a la Escuela de Aviación Militar como alumnos pilotos. También
entraron en las mismas condiciones de los anteriores los civiles Antonio María
Villegas y Juan Yépez. El curso de alumnos mecánicos lo integraban Amador
Nieto, Juan Hurtado, Elías Sayago, Juan Lucero, elementos de tropa y el civil
Alfredo García Fontiveros.
Diré ahora que la dirección de la Escuela de Aviación Militar de Venezuela
le fue confiada al coronel David López Henríquez, la ayudantía al capitán
Alejandro Fernández Ortiz, y para los puestos de médico, prácticamente y
contador el doctor Octaviano Urdaneta Maya, Sub-teniente (A) Rafael Bellera
Arocha y teniente José R. Bastardo García, respectivamente.
De esta manera ya Venezuela tenía abierto el surco de una actividad que
tantos honores y servicios le ha prestado a la patria. A lo largo de los años,
el país podría recoger con creces los frutos de tan generosa siembra.
MARACAY: CUNA DE LA AVIACIÓN
VENEZOLANA
El Decreto de la creación de la Escuela de Aviación Militar fijó a
Maracay como su sede. Así lo determinó el General Juan Vicente Gómez actuando con
sentido práctico y con clara e innata intuición, una de las principales características
definidoras de su personalidad.
Sé que muchos venezolanos tendrán interés en conocer las razones que
tuvo papá para hacer tal escogencia. En este sentido debo comenzar por afirmar
que al tomar esta decisión, mi padre no fue influido por caprichos personales
ni ningún otro sentimiento subalterno, sino por la convicción sustentada de que
Maracay poseía dos cualidades muy respetables: la primera de ellas la
importancia de primer orden que tenía para esa época y continúa teniéndola en
el país como plaza militar no sólo estratégica sino táctica. La segunda, las
excelentes condiciones naturales de esa capital, dotada de una envidiable
situación geográfica, salida al mar, fácil acceso a Caracas y al resto del país,
un conjunto de dones, pues resulta que como centro de los amplios valles aragüeños,
Maracay por su conformación topográfica con un cielo generalmente despejado y
bonancible, tiene por límites al Norte la Cordillera de la Costa; al Este
cerros de baja altura; al Oeste el Lago de Tacarigua y los Valles del Estado
Carabobo, y al Sur bajas Serranías exceptuando El Platillón.
Todo ello convierte este conjunto en magníficos puntos de referencia que
hacen de ese lugar, quizá, el mejor sitio de Venezuela central para las
operaciones de aviación en toda época y en cualquier hora. En síntesis, Maracay
era y es la llave de la República. Esto lo comprendió mi padre.
Claro está y es justo proclamarlo aquí que él tuvo desde un principio
especial afecto y cariño por Aragua y su capital. En su resolución de escoger a
Maracay como asiento de la aviación, no se equivocó. Técnicos aéreos y otros
calificados especialistas coinciden en asignarle a la capital de Aragua la
primacía desde el punto de vista de la aviación y de la cuestión militar.
Obviamente el tiempo se ha encargado de darle la razón.
PRIMER LOCAL DOCENTE
Es la década del año 20. Maracay está formada por casas sencillas de
grandes aleros y patios interiores con árboles frutales por donde corren
cantarinas varias acequias. La ciudad pequeña con calles todavía sin concreto
reúne una población que apenas llega a diez mil habitantes, incluyendo tres o
cuatro mil plazas del ejército.
De Este a Oeste existen diseminados algunos inmuebles donde ya funcionan
industrias importantes como el Lactuario y la Fábrica de Papel con un puerto
sobre el Lago de Valencia denominado Guayamure, muy cerca de la ultima fábrica,
que facilita el transporte de enea, para esta época su materia prima, la cual
crece silvestre alrededor del Lago.
La ciudad está rodeada de fincas ganaderas, principalmente vaqueras
productoras de leche.
Hay tres casas históricas importantes dentro del casco urbano, más
concretamente colindantes con la Plaza Girardot o con la calle Mariño: la casa
del General José Antonio Páez, llamada "La Comandancia"; la de dos pisos del
General Joaquín Crespo denominada “La Azotea”, y la casa del General Juan
Vicente Gómez. En los aledaños, la casa de la “Trinidad” del Marqués de Casa
León; la de “San Jacinto” del General Crespo, y la de “El Rincón” del General
Santiago Mariño.
En el Lago de Tacarigua opera en la época a la cual me refiero el vapor
“Valencia” transportando productos agrícolas de la serranía de Carabobo. Estos
frutos, especialmente café, son concentrados en Güigüe, de cuya estación se
transportan por tren hasta el puerto de Boca del Río, al lado de la hacienda
“La Linda”. De este último punto el cargamento se embarca en el vapor
“Valencia” con destino a la estación de La Cabrera, de donde se enrumba a
Puerto Cabello por vía férrea para ser exportados a los mercados europeos.
Navega también en esas aguas el vapor “Tacarigua” de uso personal del General
Gómez.
En la calle Real (hoy Avenida Bolívar) en el cruce con la calle 5 de
Julio, hay una casa de grandes corredores, ventanas, zaguán y cornisas. Este
inmueble esta enclavado en la esquina Noroeste. Se trata de una casa amplia, de
soleados corredores y grandes patios en donde se encuentran frondosos árboles,
algunos frutales. Frente a ella, Calle Real de por medio, funciona la firma de
Báez y Compañía y diagonal con la calle 5 de Julio la zapatería del viejo Juan
Salvatti, lugar de reunión de pilotos y alumnos que en los momentos libres y
después de recibir clases suelen conversar más que en tono amistoso en lenguaje
familiar. En esa casa comienza a funcionar la sede de la Escuela, en cuyas
aulas se imparte la instrucción teórica a los alumnos y pilotos de la aviación
militar.
LA MISIÓN FRANCESA EN EL PAÍS
La llegada de la Misión francesa al país, el 7 de enero de 1921 es otro
de los acontecimientos que marca hito en la historia de la aviación venezolana.
Se trata del equipo técnico que asesorará a nuestro gobierno en la preparación
y formación del personal criollo que al correr del tiempo se pondrá al frente
de tan importante rama de la actividad nacional.
La Misión francesa se dedica de lleno a organizar la Escuela de aviación
militar y en tal sentido le imprimirá después el mismo nivel, fisonomía y
jerarquía de los centros docentes análogos que funcionaban en Francia.
Lógicamente esta orientación dada a nuestra Escuela incidió favorablemente en
la mentalidad y el espíritu de las generaciones formadas sucesivamente en
aquella casa de estudios de Maracay.
Es sobrentendido, que el país recibía con simpatía la presencia en
Venezuela de esa Misión y reconocía el notable interés demostrado por el
gobierno nacional al impulsar la aviación entre nosotros. El entusiasmo de los
venezolanos aumentó aún más al enterarse de que conjuntamente con el arribo de
la Misión francesa, entraba a nuestro suelo patrio otro lote de los aviones
comprados a Francia por Venezuela.
Los acontecimientos narrados anteriormente sirvieron de acicate para que
del núcleo de nuestra juventud militar y civil surgieran nuevos representantes
que irían a engrosar las aulas de nuestra Escuela de Aviación Militar.
NUEVOS PILOTOS Y NUEVOS AVIONES
De esta manera formalizaron su inscripción en el recién iniciado curso
de alumnos pilotos el sub-teniente Manuel Ríos, Prisco Heuer Lares, Miguel
Rodríguez y Vicente Landaeta, entre otros. En el curso de mecánica se alistaron
José Segnini, Ernesto Salas Agelvis, Eleazar Romero, Elías Vivas Moros y unos
cuantos más.
Naturalmente todo esto contribuía a vigorizar con mayor acento la
fisonomía de Maracay como cuna de la aviación venezolana.
Otras medidas gubernamentales en esta materia, verdaderos
acontecimientos, cuyos ecos resonaban no sólo en nuestras fronteras patrias,
sino fuera de ellas, irán conformando y remodelando ese característico perfil
que con tan sello propio ha distinguido a Maracay en toda Venezuela.
MANUEL RĺOS, PRIMER PILOTO VENEZOLANO EN
VOLAR SOLO
Sub-teniente Manuel Ríos, quien
se convirtió en el primer piloto venezolano, alumno de esa Escuela, que surcó en
solitario los cielos de la patria.
La Misión francesa tan pronto llega al país organiza y programa un plan
de estudios técnico-práctico-físico entre aquellos que aspiraban optar el honor
de ser aviadores y mecánicos. Lógicamente se registra la inscripción de nuevos
alumnos. El jefe de la Misión, capitán Fieschi, divide el entrenamiento del
alumnado entre los oficiales franceses Guerin, Petit y Teppe.
Las prácticas de educación física y los ejercicios militares se
comienzan a realizar a las 6 de la mañana y una hora después las técnicas de
vuelo.
Así transcurre el tiempo y se desarrolla la actividad docente en aquel
Instituto, entre las diarias enseñanzas y vuelos efectuados por Fieschi y los
otros instructores fuera del perímetro maracayero y más aún de Aragua.
Llega el 14 de abril de 1921, fecha histórica para la aviación
venezolana. Ese día están aptos ya varios alumnos pilotos para volar solos
después de ser probados en vuelo por el jefe de la Misión.
Le corresponde en suerte ser escogido para tan definitiva prueba el
sub-teniente Manuel Ríos, quien por este hecho se convierte en el primer
venezolano, alumno de esa Escuela, que bajo su sola responsabilidad surca los
cielos de la patria. Sobre el mismo horizonte aragüeño se sumarán de inmediato
en las mismas condiciones de Ríos, el sub-teniente Julio Fortoul y Miguel
Rodríguez.
A partir de este momento quedan abiertas las posibilidades en Venezuela
para que otros alumnos pilotos continúen el glorioso sendero del trío de
precursores.
La hazaña de Ríos quedó oficialmente estampada al día siguiente cuando
el Ministro de Guerra y Marina telegrafía a mi padre, el mensaje que copio:
“Estados Unidos de Venezuela.- Ministerio de Guerra y Marina. Dirección
de Guerra - Telegrama N0 1195. Caracas 15 de abril de 1921.- Sr. Gral. Juan
Vicente Gómez, etc., etc. Maracay.-
El Director de la Escuela de Aviación participa haber hecho su primer
vuelo solo el sub-teniente Manuel Ríos, alumno de dicha Escuela, iniciando así
felizmente la carrera del Pilotaje Aéreo Nacional. Al comunicar a Ud. tan grata
noticia, me es altamente satisfactorio presentarle mis respetuosas y cordiales
felicitaciones por este triunfo logrado por Ud. en ramo de tan trascendental
importancia para el país y para el Ejército. Dios y Federación.
C. Jiménez Rebolledo”.
Los méritos de Manuel Ríos son recompensados por el Estado cuando el
Ministro de Guerra y Marina le otorga en mayo de 1921 el título provisional de
aviador militar, el que posteriormente se le canjea el 20 de septiembre de ese
mismo año por el título definitivo. En esas mismas condiciones estarán Julio
Fortoul, Miguel Rodríguez, Francisco Leonardi, Vicente Landaeta, Antonio María
Villegas y Prisco Heuer Lares.
Debo explicar que la prueba final, es decir, los vuelos de graduación
consistían en salir de Maracay en línea recta hasta Villa de Cura, regresando
al lugar de origen por Cagua.
Aún cuando se les había adjudicado sus diplomas como pilotos y en verdad
tenían muy pocas horas de vuelo, esta circunstancia les influiría
negativamente. Porque para la época se seguía al pie de la letra el lema
universal según el cual “el piloto se hace sólo en el aire”.
Más adelante se verá cómo merma el material volante de la Escuela de
Aviación Militar cuando una vez ida del país la Misión francesa, al vencérsele
el contrato suscrito con el gobierno nacional, aquellos primeros aviadores
venezolanos ejercen labores de instructores, o sea, cuando sobre ellos recae la
delicada responsabilidad de reemplazar a los curtidos oficiales pilotos
franceses.
Florencio Gómez Núñez.
(Libro "Mis Apuntes sobre
la Aviación Venezolana").
A continuación, se anexan una serie de interesantes artículos publicados
en el periódico "El Nuevo Diario" de la época, que incluyen, el Acta
de Instalación de la Escuela de Aviación Militar Venezolana, del 17 de abril de
1920 y su correspondiente Reglamento:
ESCUELA DE AVIACIÓN MILITAR
El Presidente de la República,
General Juan Vicente Gómez, presente en compañía de familiares y altas personalidades
en los hangares del Campo de Aviación de la ciudad de Maracay.
Entre las primeras
de las Naciones suramericanas que se ocupan prácticamente de establecer su
servicio de Aviación Militar entra a figurar Venezuela, como podrá verse por el
importante Decreto creando la Escuela de Aviación Militar, que funcionará en
Maracay, bajo la superior dependencia de la Comandancia en Jefe del Ejército y
a la inmediata dirección e inspección del Ministerio de Guerra y Marina.
La trascendencia de
este Decreto, al cual, con patriótica complacencias, damos en las columnas de
EL NUEVO DIARIO el lugar preferente que se merece, no ha menester ciertamente
de ninguna recomendación especial que lo señale al interés de los lectores.
Como la Ley de Servicio
Obligatorio, y las demás leyes afianzativas de la organización del Ejército,
que representa, para los fines de la defensa nacional, el poder y la majestad
de la Patria, este Decreto es digno de la más entusiasta alabanza y justo
motivo para enorgullecernos una vez más de la previsora sabiduría con que el
General Juan Vicente Gómez, patrióticamente secundado por el Doctor Márquez
Bustillos, atiende con la más preferente solicitud a cuanto demandan de una
Administración esforzada y cuidadosa los más elevados y permanentes intereses
de la Patria.
Una de las
excelentes condiciones, características de la Rehabilitación Nacional, es la
puntual exactitud en la ejecución de cada una de sus disposiciones
administrativas. Con este sencillo método de gobernar ha dado a su crédito y
circunspección no sólo notoriedad nacional, sino prestigiosa autoridad mundial.
Apoyados en esta
verdad, saludemos al Decreto creador de la Escuela de Aviación Militar como un
hecho cumplido y congratulémonos por él con la Patria y con la Causa.
DOCTOR V. MÁRQUEZ BUSTILLOS,
Presidente Provisional de la República;
En uso de la
atribución 14 del artículo 78 de la Constitución Nacional, Decreta:
Artículo 1º. Se
crea la Escuela de Aviación Militar con el objeto de formar e instruir los pilotos
para el servicio del Ejército Nacional.
Artículo 2º. La
Escuela de Aviación Militar funcionará en la ciudad de Maracay, bajo la
superior dependencia de la Comandancia en Jefe del Ejército y estará a la
inmediata e inspección del Ministerio de Guerra y Marina.
Artículo 3º. La
Escuela de Aviación Militar tendrá los Instructores, Profesores y demás
empleados que fueren necesarios.
Artículo 4º. El
número de alumnos que ha de constituir la Escuela será designado por el
Ministerio de Guerra y Marina y se compondrá de Aprendices de Piloto,
Aprendices de Mecánica, Observadores y Ametralladores.
Artículo 5º. La
Escuela de Aviación Militar tendrá la suficiente dotación de aparatos de guerra
y de enseñanza.
Artículo 6º. Se
fija la cantidad de trescientos cincuenta mil bolívares (Bs. 350.000), para la
compra de los aparatos a que se refiere el artículo anterior; y por cuya suma
se acuerda un Crédito Adicional al Presupuesto de Gastos del departamento de
Guerra y Marina.
Artículo 7º. Por
disposición especial se fijarán las asignaciones para sueldos del personal y
demás empleados de la Escuela.
Artículo 8º. El
presente Decreto será sometido a la aprobación del Congreso Nacional en sus
próximas sesiones.
Dado, firmado,
sellado con el Sello del ejecutivo Federal, y refrendado por los Ministros de
Hacienda y de Guerra y Marina, en el Palacio Federal, en Caracas, a diez y
siete de abril de mil novecientos veinte. –Año 110º de la Independencia y 62º
de la Federación.
(L. S.)
V. MÁRQUEZ BUSTILLOS
Refrendado.
El Ministro de Hacienda,
(L. S.)
Román Cárdenas.
Refrendado.
El Ministro de
Guerra y Marina,
(L. S.)
C. Jiménez
Rebolledo.
(Publicado en el
Periódico “El Nuevo Diario”, el 18 de abril de 1920).
REGLAMENTO ORGÁNICO DE LA ESCUELA DE AVIACIÓN
Estados
Unidos de Venezuela.
Ministerio
de Guerra y Marina.
Dirección de
Guerra.
Caracas: 21
de junio de 1920. 111º y 62º.
Resuelto:
Por
disposición del ciudadano Presidente Provisional de la República, y de
conformidad con el artículo 8º del Decreto Ejecutivo de 17 de abril del corriente
año, se dicta el siguiente
REGLAMENTO
ORGÁNICO DE LA ESCUELA DE AVIACIÓN MILITAR.
Artículo 1º.
La Escuela de Aviación Militar tiene por objeto formar e instruir el Personal
Técnico de Aeronautas para el servicio del Ejército Nacional.
Artículo 2º.
La Escuela de Aviación Militar comprende:
·
La Dirección.
·
Los Instructores y Profesores.
· Los Alumnos del Curso de
Observación. Los Alumnos del Curso de Topografía Aérea. Los Alumnos del Curso
de Mecánica.
·
El Personal del servicio de aviación
afectado en la Escuela.
·
El Personal de Obreros.
·
Instalaciones y material de aviación
en general.
Artículo 3º.
Los cursos durarán de seis a doce meses. Al término de cada trimestre habrá un
examen de suficiencia, donde obtendrá el alumno y según su calificación, un
certificado provisional, que le servirá para alcanzar el Título definitivo,
después del examen general y de una práctica por un periodo no menor de seis
meses.
Artículo 4º.
Los exámenes tanto de suficiencia como generales, se rendirán ante una Junta
formada con tres Profesores de Aviación y versarán sobre las materias y
prácticas que indiquen los respectivos Programas de estudios, los cuales
contendrán además para los exámenes generales un cuestionario sobre técnica
para cada alumno, que no baje de 30 preguntas.
El examen
práctico constará de carreras por tierra con aparatos, vuelos con maniobras,
ejercicios de telegrafía óptica con banderas de infantería de Aviación, de
esgrima y cultura física, maniobra de embarque de aparatos, ejercicio de tiro
al blanco a bordo de aparatos y todas las demás materias que indiquen los
Programas al efecto.
La Dirección.
Artículo 5º.
La Dirección de la Escuela de Aviación Militar la integrará el Personal
siguiente:
Un Director. General o Coronel, con rango y facultades disciplinarias de
Comandante de Regimiento. Supervigilará la instrucción teórica y práctica y el
funcionamiento de todos los trabajos y servicios. Gobierna el Personal y dirige
económicamente el Establecimiento.
Un Ayudante. Capitán. Además de las funciones inherentes al cargo, dará curso a
todos los asuntos de orden interno, en ausencia del Director, con rango y
facultades disciplinarias de Comandante de Compañía.
Un Contador. Teniente.
Un Cirujano. Asimilado a Capitán.
Un Ecónomo. Sargento Primero.
Un Portero. Sargento Segundo.
Los demás
empleados que fueren necesarios.
Instructores y Profesores.
Artículo 6º.
El Personal de Instructores Técnicos de Aviación y Profesores, será constituido
por profesionales contratados, extranjeros o del país, que se irán reemplazando
por los alumnos mejor calificados al optar diploma de “Aviador Militar”, de
“Observador Militar”, de “Mecánico de Avión”, o de “Fotógrafo Aéreo”. Este
personal subordinado a la Dirección constará de:
Un piloto
aviador, profesor y jefe de pilotaje, capitán o teniente.
Un piloto
aviador (sub-oficial) instructor.
Un piloto de
hidro-avión (sub-oficial) instructor.
Un jefe de
taller, especialista en mecánica de aviación.
Un jefe de
taller, mecánico montador de aviación.
Los demás
profesores que fueren necesarios.
Alumnos.
Artículo 7º.
El personal de alumnos quedará constituido con los oficiales y clases del
ejército y de la marina y por los individuos de la clase civil, aceptados como
voluntarios.
Artículo 8º.
Los alumnos se dividirán en grupos así:
·
Alumnos pilotos.
·
Alumnos observadores.
·
Alumnos fotógrafos aéreos.
·
Alumnos mecánicos.
Artículo 9º.
Los aspirantes del Ejército y de la Marina para ingresar como alumnos harán la
solicitud, por órgano regular, al Ministerio de Guerra y Marina, acompañando a
dicha solicitud los datos siguientes:
1º
Certificación médica especificando el buen estado de salud, en especial del
sistema nervioso, corazón, pulmones, oído y vista.
2º
Constancia autorizada con la firma del jefe de la unidad a que pertenece,
indicando conducta, capacidad, aptitudes militares y conocimientos especiales.
Artículo
10º. Los aspirantes de la clase civil se dirigirán directamente al Ministerio
de Guerra y Marina, acompañando a dicha solicitud los datos siguientes:
1º
Certificación médica especificando el buen estado de salud, en especial del
sistema nervioso, corazón, pulmones, oído y vista.
2º
Constancia de buena conducta y conocimientos especiales que posee, autorizada
por la firma de dos personas de reconocida honorabilidad y de la Autoridad
Civil del lugar de su residencia.
Artículo
11º. Los aspirantes a ingresar como alumnos, no serán menores de 18 años ni
mayores de 35. Deben ser solteros.
Artículo
12º. Al presentarse los aspirantes a la Dirección de la Escuela de Aviación
Militar, una Junta compuesta del Director, del profesor jefe de pilotaje y del
médico del establecimiento, procederán a
practicar el examen individual, a fin de comprobar que su estado de
salud, aptitudes y conocimientos especiales, están conformes con los documentos
que con anterioridad hayan presentado, como lo indican los parágrafos de los
artículos 9º y 10º del presente Reglamento.
Cuerpo de Infantería de Aviación.
Artículo 13.
El Cuerpo de Infantería de Aviación estará sometido a las disposiciones y
servicios ordenados por la Dirección de la Escuela.
Comprenderá
el personal siguiente:
Un capitán.
Dos
tenientes.
Dos
sub-tenientes.
Un sargento
primero.
Cuatro
sargentos segundos.
Cuatro cabos
primero.
Cuatro cabos
segundos.
Ocho
soldados distinguidos.
Setenta y
dos soldados.
Instalaciones y material de aviación en general.
Artículo
14º. El alojamiento del personal, Aparatos de enseñanza, Aparatos de Guerra,
Hangares-Talleres y demás material de aviación en general, será organizado de
acuerdo con las necesidades y el progreso de la Escuela.
Personal civil de obreros.
Artículo
15º. El personal civil de obreros necesarios para el funcionamiento de los
talleres, que estarán bajo la inmediata dirección del Instructor de Mecánica,
será contratado y organizado por disposiciones especiales.
Disposiciones
Generales.
Artículo
16º. Corre a cargo de la Dirección de la Escuela la celebración del Reglamento
Interno del Establecimiento que será sometido a la consideración del Despacho
de Guerra y Marina para su debida aprobación.
Artículo
17º. Los Programas de trabajo, de instrucción y de examen de alumnos
presentados por el Personal de Instructores a la Dirección de la Escuela, serán
visados por el Director y enviados por el órgano regular al Ministerio de
Guerra y Marina, que impartirá el asentimiento para su cabal ejecución.
Artículo 18.
Los Oficiales y Clases del Ejército y de la Marina que ingresen como alumnos a
la Escuela usarán el uniforme del Arma de su origen hasta tanto no sean
afectados al Servicio de Aviación. (Véase el Reglamento de Uniformes para el
Ejército).
Artículo
19º. Los individuos de la clase civil que ingresen como alumnos a la Escuela,
usarán el uniforme del Personal del Servicio de Aviación. (Véase el Reglamento
de Uniformes para el Ejército).
Artículo
20º. Los Instructores contratados usarán el uniforme e insignias de su grado.
Artículo
21º. El Director y demás Oficiales de Planta de la Escuela, así como el
personal del Servicio de Aviación, usarán el uniforme determinado por el
Reglamento de Uniformes para el Ejército.
Artículo
22º. Los alumnos que se dediquen al curso de Pilotos, Observadores y Fotógrafos
Aéreos, se considerarán en una situación especial para los efectos de
gratificación monetaria y recompensas honoríficas.
Comuníquese
y publíquese.
Por el
Ejecutivo Federal.
C. Jiménez Rebolledo.
(Publicado
en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 24 de junio de 1920).
LAS FIESTAS DE AÑO NUEVO EN MARACAY
INAUGURACIÓN DE LA ESCUELA DE AVIACIÓN MILITAR
Maracay 1º. El
Gobierno, la sociedad y nuestra ciudadanía en general, celebraron el
advenimiento del nuevo año de manera solemne y digna, frente al más halagador
porvenir, bajo los buenos auspicios del Benemérito General Juan Vicente Gómez,
Comandante en Jefe del Ejército y Presidente Electo de la República.
La retreta
ejecutada anoche en el extenso Parque “Girardot” estuvo concurridísima pudiéndose
decir que todo Maracay se dio cita en el ensoñador paraje para esperar el
alegre despertar del 1921, al amparo de la paz y del progreso.
Lucidos fuegos
pirotécnicos se quemaron en este acto, y dos hermosos árboles, uno de los
cuales exhibió, entre banderolas de luces tricolor, el retrato del Caudillo del
Bien, General Juan Vicente Gómez. Al punto de las 12, al estampido del cañón, el
entusiasmo rayó en delirio: todos los ánimos, presas del mayor contento y
alentados por la risueña esperanza que nos infunde el feliz y próspero
presente, nos confundimos en un cordial abrazo y vino a flor de labio el nombre
esclarecido del patriota de Diciembre, General Juan Vicente Gómez, quien a cada nuevo
sol es aclamado por la Venezuela rehabilitada, y por cuya salud y larga vida
hacemos, en el alborear del nuevo año, fervientes y cordiales votos.
En la mañana de
hoy, 6 y 30, en presencia del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Comandante
en Jefe del Ejército y Presidente Electo de la República, de altas
personalidades de la política, de la sociedad y gran parte del pueblo
maracayeros, tuvo lugar el solemne acto de la inauguración de la Escuela de
Aviación Militar, en el aeródromo de esta ciudad, a la cual se dio en principio
con la lectura del Acta de Instalación, por el Ayudante del plantel, capitán A.
Fernández Ortiz, llevando luego la palabra el culto Director de la Escuela,
coronel David López Henríquez, h., cuyo verbo, atinado y justiciero hizo
elogios de la grandeza de la obra, única en los anales de la Venezuela moderna,
hoy a la altura de las grandes y civilizadas naciones, gracias al esfuerzo progresista del Benemérito General Juan Vicente Gómez, quien con la buena voluntad de su patriótico espíritu y su tesonero afán
progresista, ha llevado la República a su más alto grado de civilización y
esplendor, lo cual es motivo de noble orgullo para los servidores del Jefe y de
íntima satisfacción para el Caudillo de la Paz, quien luego de terminar en los
campos de batalla con la guerra civil, derribando de un tajo y para siempre las
mil cabezas trágicas del caciquismo, desciñóse la espada triunfadora y se dio a
la muy loable tarea de rehabilitar su Patria, lo cual ha logrado el General en
tiempo relativamente corto, tal es la magnitud y trascendencia de la Empresa.
El acto de hoy es
memorable, como que él marca una época gloriosa para la Causa y para la
República. La Aviación y la Radiotelegrafía son a la hora presente los más
avanzados exponentes de la civilidad y del progreso de los pueblos. De ellos se
ufana Venezuela y es uno de los más legítimos triunfos que alcanza el Jefe en
los campos fecundos de la paz y el trabajo.
Luego de la lectura
del acta, las inspiradas palabras del coronel López Henríquez, h., y las muy
felices y sentidas del capitán Robert Petit, las aeronaves, surgiendo como aves
mitológicas del extenso campo, se deslizaron serenas bajo el cielo siempre azul
de esta tierra venturosa, al amparo de esta diáfana mañana pascual, la primera
del año de 1921, de gratos augurios para el pueblo venezolano. El General, con
su ingénita bondad, abrazó con íntima fruición y felicitó tanto al personal
docente de la Escuela de Aviación como a sus aprovechados alumnos, teniendo
para ellos estimuladoras palabras. Terminados los vuelos, el General y sus
numerosos acompañantes nos dirigimos, en visita a los Hangares y al Cuartel en
construcción, obras colosales, dignas del Jefe y de su programa de Gobierno.
Es de justicia
hacer constar el interés, perseverancia y afán con que laboran por el mejor
éxito de nuestra aviación, tanto el Instructor de la Escuela, capitán Robert
Petit, como sus competentes mecánicos Ludovie Pougert y Luis Rollin, hijos de
la Gran Francia, “corazón y jardín”.
Nos es grato transcribir
las hermosas palabras del coronel López Henríquez, y las no menos hermosas del
capitán Petit, impregnadas de franca simpatías por Venezuela y por nuestro
Jefe.
Hélas aquí:
“Señores:
Asistimos a un acto
sencillo pero majestuoso, cuya trascendencia e importancia se pierden de vista
a nuestras miradas intelectuales. Podría decirse que este acto es un verdadero
acontecimiento histórico que señala el definitivo punto de partida de una de
las más grandiosas obras de la civilización moderna en Venezuela. Es más alta
aún su significación: es la realización del más bello de los ideales de patriotismo:
es, en síntesis, el sello de la Paz, estampado por el Benemérito General Juan
Vicente Gómez, y con el cual deja afirmados para siempre la estabilidad y el
bienestar de la Patria, porque el establecimiento en nuestro país de la
Navegación Aérea, es el último golpe asestado por la mano fuerte del Jefe sobre
la tenebrosa cabeza de los enemigos del orden, dejando sepultada hasta la
última esperanza de revuelta. Este bien, es pues, por su naturaleza,
inconmensurable.
De la magnitud del
beneficio se desprende la magnitud del agradecimiento, y es por tal motivo que
al abrirse la Escuela de Aviación, cuya dirección me ha sido encomendada, nada
más justo que tributarle un homenaje de gratitud al eximio Conductor de los
destinos nacionales, homenaje que yo, a nombre del Personal Técnico de la
Escuela, a nombre de los alumnos, y en el mío propio, quiero hacer público en
este momento, siéndome grato consignar aquí, que, para corresponder a la
confianza del Jefe, todos trabajaremos sin tregua a fin de llegar pronto y con
paso seguro, a coronar los nobles propósitos del Ilustre Caudillo; para lo cual
contamos: la Dirección, con toda su buena voluntad; el Cuerpo docente, con sus
esfuerzos y sus conocimientos; los alumnos, con su entusiasmo de jóvenes por el
bien de la Patria, y todos, todos, con la fuerza del afecto cordial que
sentimos por el Jefe.
Señores: Declaro
solemnemente inaugurada la Escuela de Aviación Militar en Venezuela.”
Palabras del
capitán Robert Petit:
“¡Mi General!
Hoy, día en que se
inaugura la Escuela de Aviación de vuestra Patria, comienza a despertar un
nuevo año, que deseo de todo corazón sea próspero y dichoso para el País y todo
lleno de ventura para vos su Conductor, y para todos los seres que os son
queridos.
La Escuela que se
inicia en este año 1921, participará del mismo desarrollo al igual de los demás
adelantos que vuestro patriotismo ha implantado en el País.
El coronel López
Henríquez, mi colaborador en esta obra de progreso, me ha prestado una ayuda
llena de tacto y de actividad por la que se han vencido todas las inevitables
dificultades que siempre traen consigo las obras de progreso que se implantan.
Es nuestro
propósito continuar asiduamente la labor emprendida, y el éxito más lisonjero
no se hará esperar, toda vez que tenemos fe en vuestro decidido apoyo moral y
material.
Todos trabajamos
con esta divisa: no hacer nada a la ligera: lento pero seguramente; pues
yo no quiero ser en este suelo que empiezo a querer como propio la causa
directa o indirecta de un accidente.
Soy ajeno a toda
lisonja, pero no vacilo en repetiros, mi General, que soy sinceramente adicto a
vuestra personalidad y para justificarlo os digo que me deis una orden que
cumplir, pues tengo la firme convicción de que todas vuestras órdenes son
ejecutables”.
(Publicado en el
Periódico “El Nuevo Diario”, el 4 de enero
de 1921).
LA MISIÓN MILITAR FRANCESA
En el vapor La
Navarre, que ancló ayer en La Guaira, llegó a Venezuela la misión de
aviación militar francesa, que viene a prestar sus brillantes servicios en
nuestro Ejército.
Es jefe de
esa Misión, el capitán Jean Toussaint Fieschi, y son oficiales superiores de
ella el subteniente George Tepp y el alférez Robert Guerin.
Los
distinguidos oficiales del Ejército de la gran República latina, que vienen a
fraternizar con los oficiales del Ejército Nacional, fueron recibidos con todas
las atenciones requeridas y con la mayor cordialidad por el Administrador de la
Aduana de La Guaira y el coronel Bustamante Berti, Jefe del Litoral, en
representación del señor Ministro de Guerra y Marina.
También los
recibieron el capitán aviador francés Petit y el teniente Bastardo García,
Oficial venezolano que prestó con bizarría sus servicios en el ejército francés
durante la gran guerra, y ahora desempeña cargo importante en el Despacho de
Guerra y Marina.
Ayer mismo,
después de recibir toda suerte de agasajos en La Guaira, subieron a Caracas los
oficiales de la Misión y han sido objeto aquí de muy justificadas
demostraciones de simpatía: visten el glorioso uniforme de la Francia inmortal
y vienen a aleccionar a nuestras tropas en los progresos de la aviación
francesa.
El
Ministerio de Guerra puso a la disposición de los oficiales sendos automóviles
para que recorrieran la ciudad y así lo hicieron manifestándose muy
complacidos. Su impresión de Caracas es halagadora.
Mientras
preparamos extensa información acerca de la Misión Militar, lleve esta nota a
su Jefe y a los Oficiales a sus órdenes el cordial saludo de El Nuevo Diario
con nuestros votos por su feliz estada en Venezuela.
(Publicado
en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 8 de enero de 1921).