El Señor Rafael Paredes Urdaneta, Cónsul General de
Venezuela en Alemania, con residencia en Hamburgo, quien ha sido honrado por
sus colegas con la designación de Decano del Honorable Cuerpo Consular de esa
ciudad en 1934, durante la Presidencia del Benemérito General Juan Vicente Gómez.
SÍNTESIS DE LA DIPLOMACIA Y LA ECONOMÍA VENEZOLANA, ANTES DE
1936.
(Por: Rafael Paredes Urdaneta)
Mi distinguido amigo,
Doctor Miguel Ángel Burelli Rivas, antiguo Embajador, antiguo encargado de
la Cancillería y ex-candidato a la Presidencia de la República, ha publicado,
recientemente, en “El Universal”, un interesante trabajo,
titulado: “REPRESENTACIÓN EXTERIOR" con cuyo contenido
estoy identificado en sus aspectos generales.
Ahora bien,
como en uno de sus párrafos afirma: “Por desgracia, los propósitos que
desde 1936 han querido hacer de la Cancillería el instrumento idóneo de la
política exterior, carecieron de comprensión, de tiempo y de recursos
financieros para imponerse”. De la lectura de esas apreciaciones, se podría
colegir que, nuestra diplomacia, antes de ese año, estaba en manos inexpertas, poco
idóneas, es decir, que era un caos sin rumbo, sin personalidades y que en 1936
surgió de un diluvio, rotunda afirmación ésta que se contradice con la realidad
y con los muchos triunfos conquistados.
Como el Doctor Burelli
Rivas, era apenas un niño para aquella época, sólo ha llegado a su
conocimiento, como a la mayoría de los venezolanos de su generación, las
informaciones desfiguradas y aviesas que se tejieron a partir de Diciembre de
1935.
Nosotros los que actuamos durante décadas,
antes y después de 1935, en el servicio diplomático, consular y de cancillería,
estamos en el deber ineludible de aclarar conceptos para evitar equívocos y
orientar, mejor, la opinión pública. Circunscribo esta exposición al período
que se inicia en Diciembre de 1908, cuando se restablecieron las relaciones
diplomáticas que se encontraban rotas con muchos países amigos y pospongo los
anteriores períodos para investigaciones más profundas. Quiero dejar constancia
que en nuestro servicio exterior, desde sus inicios, 1810, brillaron hombres
eminentes, entre otros muchos: Simón Bolívar, Andrés Bello, Manuel Palacio
Fajardo y el Canónigo José Cortés de Madariaga, que dieron lustre al
gentilicio: con sus Doctrinas y Congresos Interamericanos; Tratados de Derecho
Internacional; Alianzas y divulgaciones sobre Venezuela que, hasta hoy, sirven
de guía y pauta a la América entera.
Al General en Jefe, Juan Vicente Gómez,
como Presidente de la República o Comandante de las Fuerzas Armadas,
corresponde todo el activo o pasivo del período comprendido entre Diciembre de
1908 y 17 de Diciembre de 1935 y, los que en ese Gobierno servimos, todos,
absolutamente todos, somos solidarios de nuestras personales actuaciones.
Es bien conocido que el
General Gómez tuvo la colaboración de los hombres más eminentes del país, en:
Consejo de Gobierno, Congreso, Gabinete, Estados, Administración y Servicio
Exterior. En este último, fueron sus
Cancilleres notables, entre otros: José de Jesús Paúl, Juan Pietri, Manuel
Antonio Matos, Gustavo Sanabria, Domingo A. Coronil, Ladislao Andara, Ignacio
Andrade, Bernardino Mosquera, Esteban Gil Borges, y Pedro Itriago Chacín. En el
servicio exterior y de cancillería, sobresalieron por su valor intrínsico y
actuación: José Gil Fortoul, César Zumeta, Pedro Manuel Arcaya, Pedro Emilio
Coll, Manuel Díaz Rodríguez, Lisandro Alvarado, Carlos F. Grisanti, Laureano
Vallenilla Lanz, Mario Briceño Iragorri, Andrés Mata, Arturo Uslar Pietri,
Santiago Key Ayala, Caracciolo Parra Pérez, Diógenes Escalante, Villegas
Pulido, Eduardo Dagnino, Santos Dominici, Pedro César Dominici, Simón Planas
Suárez, Diego Carbonell, Julio Sardi, Francisco Javier Yánez, Francisco Gerardo
Yánez, Pepe Austria, J. A. Ramos Sucre, Luis F. Calvani, Martín García, Diego
Bautista Urbaneja, Alberto Urbaneja, Antonio Reyes, Laureano Vallenilla Lanz,
hijo, Manuel Arocha, Alejandro Fernández García, Bernabé Planas, Pedro Planas,
Bernabé Planas, hijo, Andrés Rodríguez Azpúrua, Juan Bautista Pérez, Alejandro
Fuenmayor, Enrique Bernardo Núñez, Juan Santaella, Villanueva
Mata, Luis Churión, Cristóbal Benítez, Salustio
González Rincones, Aguilar Lameda, Arroyo Lameda, Arroyo Parejo, Vicente Grisanti,
Vetancourt Aristeguieta, Betancourt Sucre, José Abel Montilla, Manuel Revenga,
Carlos Aristimuño Coll, Jesús María Clemente Revenga, José Tomás Carrillo
Márquez, Emilio Ochoa, Rafael Isava Núñez, Raúl Capriles, Posse Rivas, Escobar
Llamozas, Cristóbal Mendoza, Atilano Carnevalli, Alberto Adriani, Jacinto
Fombona Pachano, Julio Planchart, Mariano Picón Salas, José Santiago
Rodríguez, Vicente Lecuna, Conde de Valerí, Falcón Briceño, Carlos Alamo
Ibarra, Juan Iturbe, Enrique Gil Fortoul, Manolo Dagnino, Raúl Viale Rigo,
Urdaneta Braschi, Eudoro Urdaneta, Ildemaro Urdaneta, Picón Febres, Picón
Lares, E. Calcaño, Lope Tejera, Alberto Smith, Héctor Luis Paredes, Luis
Correa, Casas Briceño, Victorino Márquez Bustillos, J. A. Tagliaferro, Rafael
Bracamonte, Mariano Villarroel, Angel Alamo Ibarra, Parra Márquez, Diego
Bustillos, Luis Elizondo, Luis Báez, Pedro R. Rincones, Pedro Rincones Baldó,
Alfredo Olavarría, Alfonso Acero, Cristancho Rojas, Itriago Sifontes, Álvarez
de Lugo, Heuer Lares, Guillermo Amitesarove, Julio Méndez, Arístides Galavís,
Carlos Hellmund, Horacio Leiva, Leiva hijo, Rafael Ángel Arráiz, José Tadeo
Arreaza Calatrava, Febres Cordero, Pedro Abreu Manzanilla, Gilberto
Fernández-Peña, Elías Bernard, Eusebio Baptista, Ramón I. Chacón, Marcucci
Delgado, Guillermo Sturup, Eduardo Hahn Echenagucia, Santos Ermini Arismendi,
Ricardo Álvarez de Lugo, Carlos Villanueva, Simón Barceló, Luis Yépez,
Francisco Duarte, Víctor Manuel Pérez Perozo, Pedro Rivero, Juan Vicente
Camacho y Bolívar, Tito Salas, Pedro Centeno Vallenilla, Carlos Benito
Figueredo, Gumersindo Torres, José Ignacio Cárdenas, Hernández Ron, Nicolás
Veloz Goiticoa, Enrique Hermoso Domínguez, Demetrio Lossada Díaz, Rivas
Santana, Enrique Tejera, Luis Alcalá Sucre, Herrera Mendoza, Manuel S. Sánchez,
Gustavo Herrera, Andrés Eloy de La Rosa, Martín Matos Arvelo, Eduardo Marturet
Mosquera, Julio Alfredo de La Rosa, Rafael Seijas Cook, Pino Pou, Chacín
Itriago, Guevara Rojas, Samuel Niño, Francisco Risquez, Santiago Pérez Pérez,
Enrique Pérez Dupuy, Lorenzo Mendoza Fleury, Julio Garmedia, José Eugenio
Pérez, Vicente Peña, M. López Méndez, Julio Michelena, Eduardo Innes González,
Juan Pietri Paúl, Amador Octavio, Arturo Santana, Bruzual Bermúdez, López
Centeno, Pulido Villafañe, Fernando Díaz Paúl, Tito Liccioni, Héctor Viale
Rigo, Parés Espino, Manuel M. Galavís, Chalbaud Cardona, Pedro La Riva Vale,
Cayama Martínez, Emilio Costantino Guerrero, José María García, Ramón E.
Vargas, Díaz González, Martínez Méndez, Isaías Medina Angarita, Monseñor Granadillo
y Eleazar López Contreras (el Albacea Político del General Gómez).
El Señor Rafael Paredes Urdaneta, Cónsul General de
Venezuela en Alemania, de manera espléndida celebró en el gran puerto alemán de
Hamburgo, el 21° Aniversario de la Rehabilitación Nacional, el 19 de diciembre
de 1929. Aparece el Señor Paredes Urdaneta en compañía del Burgomaestre de la
ciudad y de sus colegas del Cuerpo Consular.
Muchas otras
personalidades formaron, también parte del servicio exterior permanente o
transitorio y pusieron muy en alto el nombre de Venezuela. Algunos de esos
servidores provenían de Gobiernos anteriores, otros, muy pocos,
retiraron, en un tiempo más o menos largo, su colaboración y algunos servimos
en gobiernos posteriores. Conservándose así la tradición y continuidad. La
mayoría de estos funcionarios del Servicio Exterior eran figuras destacadas
desde fines del siglo XIX y hoy, muchos de ellos, desaparecidos, continúan
siendo símbolos guías y paradigmas de la nacionalidad y es muy difícil
borrarlos en las consultas u orientaciones históricas-científicas-artísticas y
culturales.
Alternaban entre
diplomacia-gobierno nacional o regional, parlamento, judicatura, academias, rectorados,
cátedras, finanzas, periodismo o milicias. Siete de estos servidores en el
exterior pasaron por la Presidencia de la República. Sería redundante hacer
comparaciones con los períodos posteriores. Basta leer esa lista y analizar
serenamente el valor intrínseco de cada uno de estos. Quiero destacar, solo un
caso, por su universalidad, y, es, cuando César Zumeta presidió desde Ginebra
la Sociedad de las Naciones, el Tribunal Internacional más alto y hace unos
tres (3) años a Carlos Sosa Rodríguez le tocó honor semejante al presidir la
equivalente, Naciones Unidas en New York y ambos distinguidos compatriotas las
presidieron con altura é idoneidad.
En ese período, de 1908 a 1935, se inauguraron
las estatuas del Libertador o monumentos en New York, París, Roma, La Paz,
Panamá, Quito, Santiago, Suiza, Londres, España (Puebla de Bolívar), Bélgica,
Costa Rica, Nicaragua y se pusieron las primeras piedras en Madrid y Buenos
Aires y también en otras ciudades se tomaron iniciativas semejantes. En la
misma época se estableció la Escuela de Diplomacia de Venezuela y se firmó el
primer Tratado Bolivariano.
En Alemania tuvimos el
honor de inaugurar el primer monumento a Bolívar en Europa y siete bustos y
quince avenidas en su honor y homenajes a Miranda, Bello, Urdaneta, Sucre,
Páez, Paredes, Teresa Carreño, etc. etc. También fuimos artífices en la
donación al Presidente de Venezuela, General Gómez, de la valiosa espada de
Tannemberg y el significativo Doctorado Honoris Causa que en muy raras
ocasiones se otorgaba y que no se había llegado a la prodigalidad conque, en la
actualidad se conceden. Tengo entendido que al General Gómez fue al primer
venezolano que se le discernió tan elevada distinción y la cual anteriores
gobernantes habían apetecido y solicitado. Ya, anteriormente, su Santidad, había consagrado al General
Gómez como Príncipe de la Iglesia Católica.
Nos complacimos, durante
nuestros 14 años consecutivos de representación en Alemania, del auge económico
de Venezuela: en la cancelación de las deudas y demás compromisos contraídos
para nuestra Independencia y por gobiernos posteriores a ésta (quedando
eliminada la cláusula humillante, aprobada por el Congreso que establecía que
las Aduanas y Renta Interna pasarían a ser administradas por potencias extranjeras
en caso de demora del pago de los intereses): cuando nuestro país ocupó el
primer lugar como exportador y el segundo como productor de petróleo en el
mundo, gracias a las garantías y seguridades brindadas por la paz; y, cuando
nuestra moneda, el bolívar, se estabilizó a 3,09 por dólar, cuya diferencia de
venta a Bs. 3,19 pasó a distribuirse directamente entre los agricultores.
Desempeñaron en ello papel primordial el Banco Obrero y el Banco Agrícola, de
reciente creación gubernamental en aquella época. Por estas conquistas
económicas y por el crédito ilimitado de la Nación, la prensa mundial nos llamó
“La
Feliz Venezuela”.
No se crea que estos
triunfos eran producto del despilfarro de los dineros públicos, pues el
Presupuesto de toda Venezuela, era anualmente menor que el actual PRESUPUESTO DEL ASEO URBANO DE CARACAS,
que no llegaba ni a cincuenta millones de bolívares (Bs. 50.000.000,00)
anuales.
Aspecto del regio banquete de 500 cubiertos, que fue uno de
los más resaltantes actos del festival conmemorativo, el 19 de diciembre de
1929, en la ciudad de Hamburgo, Alemania.
Lo mucho o poco que se realizó en esa época
fue obra de una buena y equilibrada administración. Con los escasos recursos de
que se disponía, se cancelaron las deudas externas e internas, sin efectuar
durante todo el período ninguna clase de empréstitos, ni haber gravado la
Nación en ningún sentido. Los capitales y propiedades del Jefe de Estado y
demás funcionarios estaban radicados en el país, y no como ha venido
sucediendo, que los depositan en bancos extranjeros o los ponen a funcionar en
otros lugares. El Situado de los Estados era igualmente exiguo y con las rentas
estatales fluctuaba en las cercanías de un millón de bolívares por año. Hoy
esos mismos Estados tienen alrededor de cien (100) millones de bolívares
anuales y la Nación corre, hoy, con diversas
ramas administrativas, que antes eran costeadas por
los Estados. Quedaron en las arcas nacionales depositados centenares de
millones de bolívares en oro. Ni la Nación, Estados, Municipalidades o
Institutos tampoco contrajeron empréstitos. Ni el país avaló a empresas
privadas.
“La Zarandeada” Siembra del Petróleo, al amparo de leyes liberales,
respetando el subsuelo como propiedad nacional. Una paz y orden perfectos,
atrajo el capital extranjero para explotar todos nuestros recursos naturales y
convertir, así, nuestro esquelético presupuesto y nuestra raquítica economía en
Potencia de Primer orden y llegar, por estos factores, a tener presupuestos
anuales, como en estos últimos años, de más de diez mil millones de
bolívares (Bs. 10.000.000.000,00), los cuales no han sido suficientes para las
crecientes burocracias y demagogias. Aquellos presupuestos anuales no tenían
déficit.
Lamento no tener los documentos de consulta
para publicar la lista completa de los funcionarios del servicio exterior, pero
lo haré oportunamente agregándole los del Consejo de
Gobierno-Gabinete-Directores y Consultores Parlamento y Legislaturas,
Presidentes y Secretarios Generales de Estado y todos los demás altos
funcionarios que actuaron durante esos 27 años. Así se podrá comprobar que hubo
una colaboración integral de los venezolanos y que era lo más conspicuo y
valioso del país.
La actual generación que conoce,
únicamente un historial desfigurado, donde se abulta lo negativo y se oculta o
se mixtifica lo positivo, podrá analizar serenamente y sin pasiones la realidad
y de esta manera la justicia se impondrá y la verdad brillará con luz propia en
el horizonte de la patria.
En mi libro "VIVIDO, VISTO y OÍDO" que publicaré en Europa, donde reposan mis archivos,
aparecerán muchos detalles relacionados con Venezuela, su política Nacional e Internacional y sus personajes
hasta nuestros días.
RAFAEL PAREDES URDANETA
Caracas: Agosto de 1969