César Zumeta.
El General Gómez, Jefe de la evolución
que está transformando el país, al verse frente a los problemas internos y
exteriores creados por la guerra, encuentra que su deber es ser
preeminentemente pro-venezolanos.
La presente carta fue dirigida al diario neoyorquino “The Evening Post”, por nuestro compatriota el ilustre escritor César Zumeta.
Al Director de “The Evening Post”.
Señor:
Afirmaciones que, hechas por otras hojas, mueven apenas a sonreír, requieren
precisa enmienda cuando el Evening Post las hace ante el público. Expone
el corresponsal suyo de Buenos Aires: “Venezuela
otro país muy lejos de estar bien dispuesto hacia los aliados”; y un viajero de
regreso informa a sus lectores que: “se tiene al General Gómez por decididamente
pro-alemán…y que el General Peñaloza, pro-aliado encabeza una revuelta”.
Estas
noticias falsas crean recelos y malas voluntades que perjudican, por igual,
intereses morales y materiales venezolanos y estadounidenses, en bien no más
que de un grupo de conspiradores, profesionales sud-americanos y de junkers
del Norte. Tan dañinos son los efectos de la propaganda, que en realidad,
“ayudan y estimulan al enemigo”. Los que están al tanto de los hechos, saben
que los venezolanos rendimos dos pleitesías, la política, debida a la patria, y
la ideal tributada a la Francia revolucionaria y republicana. El nombre del
venezolano General Francisco de Miranda, inscrito en el Arco de la Estrella, en
París, y el nombre de Lafayette, hondamente grabado en la historia de los
Estados Unidos, son perpetuo símbolo de los lazos que por siempre ligan la
democracia del Nuevo a las del Antiguo Mundo.
Cuando, en
la cuarta Conferencia Panamericana en Buenos Aires, propuso un Delegado
argentino: “enviar un mensaje de salutación al Pueblo y Gobierno de Francia,
hoy, 14 de julio”, la Delegación Venezolana, en medio de “grandes aplausos”,
declaró que: “aun cuando no están reanudadas todavía las relaciones entre los
Gobiernos venezolano y francés, Venezuela y sus gobernantes se hallan siempre
dispuestos a rendir homenaje a los hombres y naciones que han librado batallas
por la Libertad y el Derecho”. Los miembros de aquella Delegación no volvieron
a Caracas en desgracia. Al contrario, el General Gómez, entonces Presidente,
los llamó a ambos a formar parte de su Gabinete, y ambos le sirvieron en su
feliz empeño de reanudar el trato con Francia (roto por el inefable General
Cipriano Castro), reanudación que se realizó contra la porfiada oposición del
mismísimo General Peñaloza y del mismísimo grupo de políticos, ahora
sedicientes desinteresados partidarios de la Entente. Mudaron de ropa, pero no
de móviles.
Del propio
modo que la neutralidad de los Estados Unidos, desde agosto de 1914 hasta el
último “agravio manifiesto”, en la primavera de 1917, no significaba
antagonismo a la causa de los aliados, sino supremo celo por los más vitales
intereses de esta Unión; así la neutralidad de Venezuela no significa sino que su Gobierno y el General Gómez, Jefe de la evolución que está transformando el
país, al verse frente a los problemas internos y exteriores creados por la
guerra, encuentran que su deber es ser preeminentemente pro-venezolanos.
Mucho más
provechoso y sabio que oscurecer con fábulas la situación presente, sería el
aclararla mediante acabado estudio de los problemas económicos sud-americanos,
y el propósito sincero de enmendar los yerros en virtud de los cuales los
fabricantes y banqueros estadounidenses, por negligencia, y los noticieros
falsos, por exceso, han hecho más intrincados y difíciles aquellos problemas.
César Zumeta.
Nueva York: 6 de marzo, 1918.
(Publicada en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 13 de junio de 1918).