1908 – 19 de Diciembre de 1933. –Un gran Mandatario
popular y un estado excepcional en el Mundo de prosperidad pública. –Es de
estricta justicia destacar la labor de este Ilustre Gobernante.
DE “LA PALANCA”, DIARIO INDEPENDIENTE DE LA TARDE. –EDICIÓN EXTRAORDINARIA
EN HOMENAJE A VENEZUELA. –BUENOS AIRES, ARGENTINA, 20 DE DICIEMBRE DE 1933.
La República hermana de Venezuela, la patria gloriosa de Simón Bolívar,
“el rayo de la guerra, el iris de la paz”, posiblemente el genio militar
más completo de la historia moderna, ofrece un acontecimiento de excepcional
relieve en los fastos americanos contemporáneos. Su actual mandatario
constitucional, el ilustre General Don Juan Vicente Gómez, celebra, rodeado del
respetuoso cariño de sus conciudadanos y de la admiración sincera de los
pueblos de América, veinticinco años de dirección de la gestión pública
ratificada en distintas etapas por el soberano órgano legal de la opinión de su
país. Suceso tan trascendente y tan sin precedentes en los anales de la
actuación de los gobernantes más afortunados del mundo por la honrosa
reiteración dispensada, cobra un valor más extraordinario si se considera como
factores para valorarlo debidamente, el estado de brillante prosperidad que el
Presidente Gómez ha sabido corregir y mantener para su patria enfrente de la
más temible depresión que se conozca en la historia humana.
La paz inalterable en que ha sabido
mantener a la familia venezolana, unida como un solo hombre en torno a su héroe
epónimo, el respeto que han debido guardar las naciones extranjeras a la
soberanía de Venezuela, celosamente defendido por un guardián tan ilustre y
lleno de bizarros prestigios consulares y por contraste la situación de otros
países del continente que aún no han podido cimentar su estabilidad interna y
regular el maduro desarrollo de su personalidad internacional.
Una tan bella situación de prosperidad económica, de paz conciliadora pero
firme en el orden interno, de seguridad y de respeto para Venezuela en el orden
internacional y de ejemplo elocuente y correctísimo para los demás pueblos
continentales: tal es la obra sintética del General Gómez como fruto del
ejercicio del poder en Venezuela sea ejerciéndolo directamente, sea que su
enorme personalidad gratara en forma ostensible y singular sobre las manifestaciones
sensibles de la opinión pública que le adjudicara una tan enorme suma de
honrosas prerrogativas republicanas. Gestión eficaz para Venezuela a punto tal
que no tiene parangón desde la obra heroica de la gesta libertadora de los
padres de la nacionalidad hasta los mismos dinteles de la hora contemporánea.
El Presidente Gómez es un auténtico grande hombre en funciones solemnes de amalgamador de las mejores tradiciones de Venezuela para formar con ellas un ideario romántico de acción altruista, pacífica, bondadosa, fructífera, pero firme en sus líneas generales de gobierno respetable y respetado pero fuerte y de una íntegra conducta inalterable.
CUALIDADES PSICOLÓGICAS DEL PRESIDENTE GÓMEZ
La excepcional personalidad del Presidente Gómez que ha gravitado durante
tanto tiempo sobre la vida pública de Venezuela y por repercusión sobre todos
los países del continente, se ha prestado para que se difundieran hasta el
detalle sus más acentuadas características psicológicas bajo el aspecto de su
reflejo en la acción pública y en el ejercicio del gobierno.
De carácter sencillo y sin apego alguno a las exteriorizaciones
extraordinarias en el boato del mando, el Presidente Gómez es sencillamente un
patriarca en la acepción sudamericana que dan a este vocablo. Su temperamento
es noble, conciliador, amigo de su pueblo en el sentido integral y por ende de
sus clases laboriosas por excelencia.
No hay dolor que no le conmueva y que no trate de remediarlo en la órbita
de su supremo celo por el bien público. Amigo decidido de las letras y de los
intelectuales, Venezuela le debe el apoyo material necesario para su mentada
supremacía literaria sobre la mayoría de los países del continente, pues él ha
propiciado la protección en todas sus formas de las artes, de las ciencias y de
las labores del espíritu.
Su perspicacia y su singular conocimiento de los hombres, su rápido genio
para discriminar políticamente, su certera visión y poder intuitivo de
penetración en las intenciones de los hombres así como su tacto para saber
preservar en horas de preocupación pública de todos los escollos a la nave del
Estado, le pintan como un temperamento verdaderamente extraordinario y como un
milagroso conductor providencial que el destino, que el buen destino puso a
disposición de la patria de Bolívar en un momento álgido de su historia
contemporánea.
El Presidente Gómez está al corriente de los menores detalles de la cosa
pública: no hay reclamo de su pueblo que no llegue a sus oídos ni preocupación
efectivamente popular que no sepa atenderla, encauzarla, interpretarla,
resolverla de acuerdo a las conveniencias colectivas y al interés de toda la
Nación.
De este singular y maravilloso conductor de hombres y de pueblos cuéntanse anécdotas extraordinarias, algunas de las cuales lo pintan con todos los aspectos de un sorprendente adivinador de los hechos por venir debido a una genial intuición unida a una sagacidad sin comparación alguna, superior a la de los más famosos caudillos de la Historia.
EL PODER DE VENEZUELA
Venezuela ha llegado al apogeo de su prosperidad y de su riqueza bajo el
impulso brillante de la gestión del Presidente Gómez que ha abierto todas las
fuentes de producción de la República atrayendo los capitales extranjeros y
ofreciéndoles las más amplias garantías de estabilidad y de protección.
Sus célebres pozos de petróleo han hecho de Venezuela un poder mundial
efectivo que podría ser tal y mantenerse así exclusivamente por su sola
existencia y el Presidente Gómez ha sido el que ha dirigido y favorecido su
utilización en defensa del patrimonio nacional.
Asómbrense los argentinos: ¡Venezuela no tiene deuda externa alguna y su
moneda es la más sana del mundo! Y esta envidiable situación sin parangón con
ninguna otra nación en el transcurso de los siglos, se ha propiciado y
mantenido por la administración del General Gómez como uno de sus más
brillantes galardones. Un país que tiene tan honrosa situación material y tan
sabios gobernantes merece un gran destino, pues ha sabido labrárselos al
confirmar como guías a gobernantes y ciudadanos tan calificados para el rápido
ejercicio del gobierno de los pueblos.
Ninguna cuestión internacional ensombrece el presente ni el porvenir de
Venezuela. País sinceramente pacifista, sus dificultades se entregan al
arbitraje cuando lleguen a existir, habiendo tenido la honra de presidir el
Consejo de la Sociedad de las Naciones. Su prestigio continental revela el
afecto y la admiración que su historia y su grandeza actual merecen a los
países hermanos del continente.
La República Argentina admira y ama a su gran hermano del Norte y al
Presidente General Gómez que tantos títulos tiene al cariño de su país y a la
admiración continental, tiene en este país sinceros amigos de la justicia que
saben discernirle el más alto título a que puede aspirar un hombre de gobierno:
el de haber hecho por su pueblo el máximo de bien que es factible humanamente
hacerle por el esfuerzo contraído de cinco lustros de sacrificios por la
prosperidad de todos.
(Publicado en el periódico “El Nuevo Diario”, el 25 de febrero de 1934).