El Dr. Arístides Rojas, eminente médico,
naturalista, historiador, escritor, ensayista, científico, periodista y
literario, nacido en Caracas, el 5 de noviembre de 1826, cuyo centenario fue
conmemorado por el Presidente de la República de Venezuela, Benemérito General
Juan Vicente Gómez en 1926. Óleo del gran pintor venezolano Antonio Herrera
Toro.
La Academia Nacional de la Historia resolvió con la cooperación amplia y
decidida del Gobierno Nacional, la celebración del centenario del ilustre polígrafo
doctor D. Arístides Rojas, el 5 de noviembre de 1926. Ese acto de justicia a la
vez que de recordación y acatamiento a una de las glorias más puras de la
literatura venezolana, tuvo inmediata y simpática repercusión, no sólo en las
esferas oficiales sino en todos los círculos intelectuales y sociales del país.
El Presidente de la República, Benemérito General Juan Vicente Gómez,
por el digno órgano de su Ministro de Instrucción Pública, doctor Rubén
González, ordenó se diera el nombre del festejado a una de las escuelas de la
capital y se recopilara en tres volúmenes la obra dispersa de aquel infatigable
trabajador para conmemorar el centenario de su natalicio.
La Academia, por su parte, organizó en el local de su Biblioteca una
exposición de las obras y manuscritos de D. Arístides Rojas; un acto de
florales ofrendas ante el busto que decora el patio de la Institución; la
colocación de su retrato en la sala donde celebra ésta sus sesiones; la
recitación por la señorita Carmen Antillano de uno de los poemas de "Un
libro en prosa" y la celebración de una sesión pública y solemne en el
Paraninfo de la Ilustre Universidad Central, presidida por el señor Ministro de
Instrucción Pública y con el concurso de las Academias y los demás institutos
de extensión universitaria. Se distribuyó allí en primorosa edición "El
Campo de Nardos", uno de los más amenos artículos que escribiera
aquella pluma, consustanciada con el alma de su ciudad nativa. A estos actos
correspondió con su presencia la sociedad de Caracas, en lo que tiene de más
noble y levantado.
Deseosa esta Institución de dejar un recuerdo perdurable de la significación de ese tributo a aquel que fue esforzado y glorioso paladín de la cultura nacional, ha resuelto consagrar este número del Boletín a los actos de que se ha hecho mención, para que ellos sirvan de ejemplo y estímulo a las generaciones del porvenir.
Importante Decreto del Presidente de la República de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez, en conmemoración de la fecha centenaria del natalicio del Dr. Arístides Rojas. Publicado en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Tomo IX. Diciembre de 1926. Número 36. Caracas, Venezuela.
DECRETO POR MEDIO DEL CUAL EL GOBIERNO NACIONAL
ORDENA LA PUBLICACIÓN DE
LAS OBRAS DISPERSAS DE
D. ARĺSTIDES ROJAS CON OCASIÓN DEL
CENTENARIO DEL GRAN ESCRITOR.
GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ,
PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA,
Considerando :
Que en noviembre del presente año se cumplirá el primer Centenario del
nacimiento de Arístides Rojas, venezolano distinguido que consagró su vida a la
patria y a las letras;
Que conviene al decoro de la República mantener vivo el recuerdo de
aquellos ciudadanos que la sirvieron con su talento y la ennoblecieron con sus
virtudes;
Que aquel eximio compatriota consagró su laboriosa existencia a escribir los anales de Venezuela y la vida de sus hijos eminentes, en obras de fácil y amena lectura;
Que gran parte de los trabajos de Arístides Rojas se encuentran
dispersos en periódicos, revistas y folletos, que por su extrema rareza ni son
conocidos del público, ni se hallan hoy al alcance de los estudiosos,
Decreta:
Artículo 1°. Procédase a reunir los trabajos
históricos de Arístides Rojas que no estén en las Leyendas Históricas y Orígenes
Venezolanos, para editarlos por cuenta del Gobierno Nacional.
Artículo 2°. Dichos trabajos se imprimirán en
volúmenes en 8° de veinte pliegos, o sean trescientas veinte páginas cada uno.
Artículo 3°. Por Resolución separada se
designara la persona que haya de encargarse de la compilación e impresión de
los citados volúmenes.
Artículo 4°. El Ministro de
Instrucción Pública queda encargado de la ejecución de este Decreto.
Dado, firmado, sellado con el Sello del Ejecutivo Federal y refrendado
por el Ministro de Instrucción Pública, en el Palacio Federal, en Caracas, a
veinte y nueve de abril de mil novecientos veinte y seis. Año 117° de la
Independencia y 68° de la Federación.
JUAN VICENTE GÓMEZ.
El Ministro de Instrucción Pública,
RUBÉN GONZÁLEZ.
Refrendado.
Estados Unidos de Venezuela.—Ministerio de Instrucción Pública.—
Dirección de Instrucción Superior y Especial.—Caracas: 30 de abril de 1926.—117°
y 68°.
Resuelto :
Por disposición del ciudadano Presidente de la República se designa al
ciudadano José E. Machado para compilar los trabajos históricos de Arístides
Rojas y editarlos por cuenta del Gobierno Nacional conforme a lo establecido en
el Decreto Ejecutivo, fechado ayer.
Comuníquese y publíquese.
Por el Ejecutivo Federal,
RUBÉN GONZÁLEZ.
Iniciada por la Academia Nacional de la Historia la conmemoración del
primer centenario del nacimiento de Arístides Rojas, el Gobierno de la República,
presidido por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, acogió con entusiasmo
la feliz idea, a cuya realización ha prestado su apoyo con la amplitud que
piden los méritos de aquel compatriota y el espíritu justiciero de un
Magistrado atento a enaltecer la memoria de quien fue orgullo de la patria por
su saber y sus merecimientos.
Entre las disposiciones oficiales encaminadas a exaltar la figura literaria del autor de las Leyendas Históricas y de los Orígenes Venezolanos, merece especial elogio el Decreto inserto en la primera página de este volumen; por el cual se ordena reunir los dispersos trabajos del extinto escritor, para editarlos por cuenta del Erario, pues de ese modo se salvan de la destrucción y del olvido estudios interesantes, que por encontrarse en periódicos, revistas y folletos de antigua data y de difícil consecución, apenas si son conocidos de los versados en asuntos bibliográficos.
PALABRAS DEL SEÑOR LAUREANO VALLENILLA LANZ,
DIRECTOR DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA,
AL DECLARAR ABIERTA LA SESIÓN SOLEMNE CELEBRADA
EN EL PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA,
CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE D. ARĺSTIDES ROJAS
Señor Ministro de Instrucción Pública:
Señoras:
Señores :
Este homenaje que todas nuestras Academias, bajo los nobles auspicios del
Gobierno Nacional y con el concurso de la Sociedad de Caracas, rinden a la gran
memoria de Don Arístides Rojas, es un acto de suprema justicia, y nunca ha
podido decirse con más propiedad que honrar, honra. Estamos honrando a
Venezuela en uno de sus hijos mas esclarecidos. Su nombre está estrechamente unido
al de la Patria. Su obra esencialmente nacional ha pasado sin embargo las
fronteras, pues no hay libro americano dedicado a estudiar los orígenes de
estos países en que no aparezca el nombre de nuestro Arístides Rojas entre las
más respetables autoridades de América. Puede decirse que se nacionalizó para
hacerse internacional, al revés de tantos otros escritores contemporáneos
suyos, quizás más brillantes, de más fino ingenio, de ilustración más vasta,
que se sustrajeron al medio, que despreciaron el rico filón de nuestra historia
y de nuestro ambiente para dedicarse a hacer literatura, que bien podía ser de
todos y de cada uno de los pueblos hispano-parlantes porque en nada podía
descubrirse su procedencia vernácula.
Eran los tiempos en que se hablaba enfáticamente de independencia y las
inteligencias permanecían atadas a influencias extrañas; en que se odiaba la
tradición colonial; en que se creía fácil romper con ella, y solo se obtenían
frutos anémicos a los que faltaba la savia de la vida, la que viene de las
fuertes raíces hundidas profundamente en el suelo que abonaron con sudor y
sangre muchas generaciones. Se hablaba de nacionalidad y de Patria, y así como
para regir "pueblos originales de composición singular y violenta",
se trasplantaban leyes exóticas que en nada respondían a su idiosincrasia, y que
nadie era capaz de comprender y respetar, se trasplantaban también las
literaturas extranjeras que divorciaban a los hombres cultos del medio en que
debían de imponerse y del pueblo que estaban obligados a guiar para darles la
sensación, la idea, el sentimiento de una Nación y de una Patria. Por esa causa
carecieron casi siempre de influencia y de prestigio intelectual la mayor parte
de nuestros literatos. No dejaron el surco profundo que debieron, porque jamás
ahondaron en la psicología de nuestro pueblo; y hasta nuestra epopeya, el heroísmo
y los innumerables sacrificios conque Venezuela contribuyó a la emancipación de
la América, fueron a asimilarlos, deformándolos, a las fábulas y a los hechos
de otros pueblos; y nuestros héroes dejaron de ser hombres para convertirse en
personajes de leyenda, arrebatándole a la historia su verdadera acción
educativa.
Solo uno que otro hombre de talento escapó a la funesta influencia de la
época, porque en todas partes y especialmente en nuestra América, aconteció lo
mismo que en Venezuela.
Por esa razón sube de punto el mérito del esfuerzo en Arístides Rojas,
al consagrar exclusivamente sus actividades al estudio de la Patria. Fue un
autodidacta, como lo han sido todos aquellos que en nuestros países han dejado
obras de mérito indiscutible. Nadie pudo enseñarle nada, porque nadie sabía ni
para trazarle siquiera el camino que recorrió con tanto éxito hasta llegar a ser
lo que fue: un sabio, con toda aquella desdeñosa modestia, con toda aquella
irónica sencillez que son características de una gran superioridad intelectual.
No es mi propósito hacer la apología de nuestro eminente compatriota; la
Academia de la Historia ha confiado esa tarea a uno de sus miembros más
disertos y eruditos, que con tanto amor como desinterés se ha consagrado
también a trabajar por el brillo de la Patria analizando su evolución histórica
y humanizando a nuestros héroes para engrandecerlos.
Es en estas fiestas de la inteligencia donde mejor se comprueba la
evolución que hemos realizado al amparo de la paz. Ya andan lejos los tiempos
en que las pasiones de partido llegaron hasta el sacrilegio de considerar
dignos de la apoteosis a los bárbaros y oscuros guerrilleros de nuestras
contiendas fraticidas y abrirles las puertas del templo, consagrado al
Libertador y a la pléyade de grandes hombres militares y civiles que
contribuyeron a realizar la Independencia de la América hispana. La paz ha traído
como consecuencia una revisión de valores. Ya podemos exaltar glorias tan
puras, tan genuinamente intelectuales como la de Arístides Rojas con el apoyo
entusiasta del Ilustre Gobernante, Benemérito General Juan Vicente Gómez, que ha
sabido arrancar a la Patria, del báratro incandescente de las pasiones políticas
y celebrar, en medio de la tranquilidad y el bienestar creados por su esfuerzo
las fechas centenarias de nuestra magna epopeya, y tomando alentando
constantemente estas nobles iniciativas en que se consagran nombres ilustres
que son honra y prez de la República.
Debemos decirlo, porque con ello cumplimos un deber de gratitud y de
justicia, que el Gobierno de la Nación, por órgano de su ilustre Ministro de
Instrucción Pública, ha excedido a los propósitos de la Academia de la
Historia, dando el nombre de Arístides Rojas a uno de nuestros planteles de
educación, ordenando editar una selección de sus estudios y protegiendo
generosamente este homenaje, que bien puede calificarse de insólito, pues es la
primera vez que todas nuestras Academias se reúnen bajo estos claustros
venerables para honrar a uno de nuestros mas grandes escritores, aunque también
es cierto, que son muy contados aquellos que como Arístides Rojas abarcaron un
radio más amplio de los conocimientos humanos. Y bien justificada se halla la
presencia de la mujer en estos actos y su tributo de flores ante la imagen de
quien vivió la belleza, de quien la sintió hondamente en nuestra naturaleza y
la cantó en un estilo lleno de emoción y de hermosura, como para demostrar que
en su alma de artista se hermanaban la severidad de Clio y la lírica fantasía
de Polinnia.
Laureano Vallenilla Lanz.
El Dr. Eloy G. González, Secretario de
la Academia Nacional de la Historia, en la sesión solemne con que este cuerpo
conmemoró el centenario del Dr. Arístides Rojas:
El señor Presidente de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez,
ha fundamentado de manera acertadísima y consoladora su Decreto de publicación
de las obras dispersas de Arístides Rojas, estableciendo que es del decoro de
la República mantener viviente el recuerdo de estos varones eximios, de estos ciudadanos
ilustres, que sirvieron a la Patria con su talento y la ennoblecieron con sus
virtudes; y sin duda es saludable a las generaciones militantes ver alzar estas
grandes figuras de hombres dignos de condición varonil que han enseñado con su
vida y con su obra que sólo se gana inmortalidad y positiva grandeza
perdurable, con una intensa labor honesta con una inexpugnable virtud heroica:
probidad, abnegación, alteza interior.
Es inaudita la tarea formidable cumplida por Arístides Rojas: es fatigante el sólo trabajo de reunir ahora, para editarlos, todos los interesantes trabajos del historiador que andan dispersos en periódicos, revistas y folletos.
Eloy G. González.
(Publicado en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Tomo
IX, N° 33, Marzo de 1926).