Teresa de la Parra.
Caracas, Junio 18 de 1923.
Señor General Juan Vicente
Gómez.
Presidente Constitucional de la República.
Muy
estimado General:
Confiada
y segura en que he de obtener como siempre su aprobación y su liberal apoyo, me
dirijo hoy a usted para saludarlo con todo cariño, y exponerle mis actuales
proyectos y aspiraciones artísticas. No sé por qué presiento con tanta seguridad
que van a interesarle desde el primer momento. Yo no puedo olvidar, General, la
amable acogida que hizo usted a mi primer trabajo literario “El Mensaje a la Infanta Doña Paz de
Borbón”, cuando me felicitó cordialmente con aquellas palabras que me animaron
desde entonces a seguir escribiendo: “Honra usted a Venezuela con su pluma”.
Pues
bien, General, confortada por su felicitación, y por el éxito obtenido en nuestro
público, luego de escribir “El Mensaje a la Infanta Doña Paz de Borbón”, y la “Revista
de Carabobo”, mi segundo trabajo literario, dedicado exclusivamente a usted, y
que más bien que crónica fue un canto descriptivo, a la organización y progreso actual de
nuestra vida venezolana, desde entonces, digo, con la paciencia de un humilde
obrero y con todo el entusiasmo del artista que tiene fe en su obra, desde
entonces, repito, de la mañana a la noche, en dos años consecutivos, limando,
corrigiendo, perfeccionando, no he hecho sino escribir un libro que después de
tantos afanes y de tanto trabajo silencioso y constante acabo de terminar en
estos días. Mi libro que es como mi hijo y como mi propia vida, ya está
escrito. Dos fragmentos de este libro, terminado hoy, he lanzado ya al público.
El primero bajo el título de “Diario de una señorita que se fastidia” obtuvo la
más lisonjera acogida de parte de la crítica y de parte del público de
Venezuela y fuera de Venezuela. Como datos solo le digo que de dicho fragmento
se tiraron seis mil ejemplares los cuales quedaron agotados en unos días; y que
yo recibí más de treinta cartas de felicitación enviadas por escritores
nacionales y extranjeros.
Otro
fragmento de ese mismo libro, lo envié en forma de cuento o narración al gran
Certamen Nacional celebrado en Ciudad Bolívar el pasado mes de Febrero y el
jurado lo laureó con premio especial extraordinario.
Ahora
bien, mi libro, que sin haber salido aún a la luz, ha obtenido ya el aplauso
bondadoso del público y de la crítica, es un libro escrito en forma de novela;
es un Diario sencillo e ingenuo de una muchacha de nuestros días que mira la
vida actual y la describe y la comenta, con sus ojos de mujer, a veces frívola,
a veces grave, a veces sentimental, pero siempre, siempre sincera, con esa
sinceridad del agua limpia que sin sabidurías ni complicaciones, corre cantando
y enseñando la verdad clara de lo que lleva en ella. Mi heroína “La señorita
que se fastidia” llamada María Eugenia Alonso, que por curiosa y por inquieta y
por mujer se mete en todo; pinta a ratos el corral de su casa donde la vieja
mujer lavandera, criolla, negra y buena, lava la ropa conversando bajo las
matas y bajo presidencia del Ávila que se asoma a lo lejos por encima de las
matas y de los tejados...; pero otras veces ya no es el corral de su casa lo
que describe, sino que se sale fuera, aborda temas más serios y entonces por la
misma pluma ingenua pasa la vida grave y es ya la organización triunfal de su
país que ella canta y exalta, sin dogmatismos, sin pretensiones, sin adjetivos,
sencillamente, con la sencillez elocuentísima de los hechos que sólo parecen
decir “aquí estoy”.
Pues
bien, General, ese libro en el cual tengo puesta una gran cantidad de
entusiasmo y de fe; ese libro que como le he dicho ya, es hoy en día para mí,
más precioso que mi propia vida; ese libro que yo sé que ha de triunfar en Venezuela;
ese libro que por su forma sencilla y amena es un exponente de nuestra cultura
y de nuestro progreso actual, obra de sus años de gobierno, ese libro
venezolanísimo que habla como a usted le gusta que se digan las cosas; ese
libro que es mi única obra, ya está escrito. Para publicarlo con mayores
probabilidades de éxito yo quisiera ir a editarlo a Europa, a fin de que no
solo triunfe en nuestro ambiente sino que vaya más allá a demostrar lo que es
ese mismo ambiente, culto, pintoresco y complejo. Ahora bien, para esta
empresa: ¿puedo contar con el apoyo de usted?... el que sea, el que usted juzgue
conveniente, el que bien quiera usted brindarme!
Si
yo fuera hombre, podría ofrecerle mi energía y mi buena voluntad para combatir
y trabajar a su lado en cualquier empresa de adelanto y progreso, siendo mujer
y escritora solo puedo brindarle este espacio de camino blanco trazado
tesoneramente con mi pluma durante un trabajo asiduo de dos años, lírico camino
blanco, sobre el cual quiero hacer andar por el corazón de otros países, como
sobre las amenas carreteras de Aragua, nuestro espíritu venezolano llenos de
frutos en el presente y de promesas en el porvenir.
Este
es el objeto de mi carta, General, lo expongo llanamente ante su vista, nada
exijo; espero modesta y confiadamente su contestación: usted tiene la palabra.
Solo
me queda añadir que para mayor confirmación a lo que llevo dicho, estoy
dispuesta a someter a su juicio algunos párrafos o capítulos de mi obra, y que
por de pronto le remito algunos juicios críticos hechos acerca del valor
literario de los fragmentos ya publicados.
Esperando
obtener su aprobación soy de usted y de su causa amiga muy leal y sincera.
Ana Teresa Parra Sanojo
(Teresa de la Parra)
BOLETIN DEL ARCHIVO
HISTORICO DE MIRAFLORES.
NUMERO 9/10 CARACAS
NOVIEMBRE-DICIEMBRE / ENERO-FEBRERO - 1960-61 AÑO II Págs. 3-7.
****
Maracay,
Diciembre 27 de 1924.
Sr. General Juan Vicente
Gómez.
Presidente Constitucional de
la República.
Estimado
General y amigo:
Acabo
de recibir su amable tarjeta y tal cual le contesté personalmente, no tengo
palabras para agradecer tantísima bondad y gentileza. Como le he dicho ya otras
veces tiene Ud. en mí, como escritor y como simple mujer una amiga sincera y
decidida. Ojalá tuviese algún día la ocasión de demostrarle de manera evidente
mi adhesión y simpatía.
Son
los más sinceros deseos de su affma.
Ana Teresa Parra Sanojo
(Teresa de la Parra).
****
A
continuación el extracto de una carta de Teresa de la Parra dirigida a Gonzalo
Gómez Bello, hijo del General Juan Vicente Gómez, en diciembre de 1924, cuando
fue huésped en Las Delicias, junto con su hermana Isabel Parra Sanojo:
“Como
en las auténticas cortes, el General se sienta en el fondo de los corredores de
su quinta rodeado de sus hijos, los Ministros y los edecanes, después, en dos
filas larguísimas y bastante imponentes (las señoras se sientan aparte, con la
familia) viene todo el mundo oficial, diplomático, social, etc. Isabel y yo
tratamos de hacer el mayor efecto posible. Entramos elegantísimamente por entre
las dos filas que al divisarnos se habían puesto de pie y el General estuvo
amabilísimo. Me felicitó por mi premio, me dio el pésame por la muerte de
Emilia y añadió que honraba yo a Venezuela habiéndola hecho triunfar en un
Concurso. Luego que salimos dio inmediatamente órdenes de que se nos alojase
por su cuenta en la casa de la
Comandancia, como a los huéspedes de gran importancia, y que
se nos pusiese a la orden un buen automóvil y todo aquello que pudiésemos
necesitar. Tenemos pues muy buena mesa, muy buen alojamiento y un succés del
otro mundo. ¡No quiero decirte la tête de Laureano al vemos tan por encima de
él!
Los
dos hijos del General, zagalejos de diecisiete y dieciocho años, muy sencillos,
habilísimos para todos los sports, dueños de dos estupendos autos,
sugestionados por la atmósfera favorable que nos rodea, se constituyeron desde
el día siguiente de nuestra llegada en nuestros chevaliers servants. Nosotras
añadimos al grupo afín de tener más “peso” a Elena Uslar, hermana de la Sra. Boulton (¿no la
conoces de París?), la mujer más divertida que puedes figurarte, y del público
acogemos e invitamos para nuestras excursiones todo aquello que pueda sernos
útil o divertido. […]
Todos
los días organizamos un programa estupendo puesto que todo lo soñado está a
nuestra disposición. Quisimos conocer la Laguna de Valencia y el General mandó que se
pusiese a nuestra orden el vapor Tacarigua con una orquesta, almuerzo y
aquellas personas que quisiésemos invitar. No puedes imaginarte la maravilla de
paisajes, qué islas, qué haciendas y qué potreros donde atracábamos a nuestro
antojo el vapor: Luego, todos los encantos de la vida criolla en la cual quería
yo saturarme bien.
Como
en Maracay las carreteras se enlazan y se cruzan por los lugares más
inaccesibles y salvajes, hemos tenido a más de las excursiones por todos los
pueblos de los alrededores, baños de río (todos los días) excursiones a los
trapiches a chupar caña y a ver sacar papelón como en tiempos de mi infancia,
paseos a los potreros y sabanas a ver enlazar ganado y colear toros por toda la
clique de dieciocho a veinte años, algunos habilísimos y estupendos jinetes;
hemos ido a ver bailes de negros con joropos de arpa y maracas, hemos ido al
ordeño a las cinco de la mañana, en donde a cada vaca, para que se quede
quieta, se le canta su copla mientras se ordeña, hemos ido a bañarnos al mar de
Ocumare de la Costa,
una carretera maravillosa y emocionante por su peligro, tres horas de selva
virgen, en lugares visitados a veces por los monos y los tigres con torrentes y
abismos y todos los verdaderos encantos del trópico. Nuestra mesa, que era al
principio mesa pequeña para dos, ha ido creciendo hasta ser la más grande del
comedor. Tenemos de comensales a Laureano, Dávila (el historiador), el Ministro
de Hacienda, los dos Gómez, Pedro Emilio Coll, Díaz Rodríguez, los Uslar y
diferentes invitados según las circunstancias. Según me refieren hemos llegado
a adquirir tal importancia que el General pregunta al levantarse: ¿Qué van a
hacer las Parra hoy? No tengo para qué decirte que Laureano se encuentra
celosísimo de los muchachos jóvenes. [...]
Tengo
un enamorado encantador. Es el menor de los Gómez. Aun no tiene diecisiete años
y lo llaman “el negro” por su color trigueño. Escribe versos en secreto y me
adora en silencio. Yo también, como al Perucho de mi novela, le sonrío pensando
en tí y lo quiero como a los novillos que están todavía amarrados en los
corralones. Su única declaración consiste en organizar cuánta cosa yo deseo, en
regalarme quesos frescos y frutas y en decirme con una cara tristísima “y qué
me voy a hacer yo cuando se vayan ustedes”. El pobrecito, de resultas de una
difteria y un suero que le pusieron hace un mes ha quedado con las piernas
débiles, cosa que le dificulta mucho el caminar. Mientras los demás montan a
caballo y corren o bailan él se viene a conversar conmigo. Tienen estos dos
muchachos una situación muy interesante: son hijos de segundo matrimonio y su
madre es de una distinguidísima familia de Caracas, muy virtuosa, muy abnegada,
muy discreta”.
Ana Teresa Parra Sanojo
(Teresa de la Parra).
****
HOTEL
VERNET
25, Rue
Vernet. – París.
París, Mayo 15 de 1925.
Sr. General Juan Vicente
Gómez.
Presidente Constitucional de la República.
Estimado
General y amigo:
Hace
cosa de dos meses escribí a usted una carta en que le ponía al corriente de mi
llegada a París, de mis proyectos y de mis conflictos literarios. No habiendo
recibido contestación, en mi temor de que dicha carta haya podido extraviarse,
me permito escribirle de nuevo para saludarlo afectuosamente y repetir lo mismo
que decía mi anterior.
Se
trata de mi carrera literaria por la cual ha demostrado usted siempre tan
paternal interés: Mi novela "Ifigenia", sobre vida y costumbres
venezolanas, después de haber obtenido el primer premio de la novela en América
en un concurso de trescientos escritores, está todavía en prensa, sin aparecer,
gracias a la informalidad de la casa Editora a quien me dirigí y con quien
firmé contrato antes de mi último viaje a Venezuela. La casa no ha cumplido sus
compromisos, y yo antes que verme envuelta en un litigio resolví editar el
libro por mi cuenta.
En
mi carta anterior le participaba esta resolución pidiendo al mismo tiempo para
ello su apoyo material, sin fijar suma, sino dejando a su generosidad la libertad
de fijar lo que a bien tuviere a fin de poder llevar a cabo mi propósito.
Mi
libro, es seguro, va a ser traducido al francés y publicado en la revista
"La vie des Penples" honor que en Francia se dispensa muy rara vez a
los escritores extranjeros.
Espero,
General, de su paternal solicitud que he de recibir una contestación favorable.
Nunca
olvidamos los encantadores días de Maracay. Espero que habremos de renovarlos
algún día bajo ese régimen próspero que a todos nos da tantísima seguridad y
bienestar.
Con
mis más afectuosos saludos para todos los suyos soy de usted atentísima y
agradecida amiga,
Ana Teresa Parra Sanojo
(Teresa de la Parra).
Dirección:
Legación de Venezuela, 115.
Rue de la
Pompe.
BOLETIN DEL ARCHIVO
HISTORICO DE MIRAFLORES.
NUMERO 69 CARACAS, JULIO -
DICIEMBRE DE 1971 AÑO XIII Págs. 353-354.
****
HOTEL
VERNET
25, Rue Vernet.
París, Mayo 15- 1925.
Querido
Florencio:
Hace
cosa de un mes y medio ó dos meses le escribí una carta, contestación de la
suya, tan simpática, en que contaba la elegía de las lagunas, las vaqueras y el
río, llorando nuestra ausencia, cosa que no dudé en creer y que me llenó de
dulce y melancólica satisfacción.
En
esa carta le incluía una mía para el General, de capital importancia por
tratarse de mi libro; éste ¡asómbrese! a pesar de los elogios de la crítica que
conoce el manuscrito no ha salido todavía a luz, tales son los inconvenientes
debidos a la informalidad de los editores, y al no haber podido yo desde el
primer momento hacer los gastos de impresión. Como le decía en mi carta
anterior (que no dudo debe haberse extraviado) he resuelto contando con el apoyo
material del General, siempre tan generoso para conmigo, hacer frente a los
gastos de edición prescindiendo de la Casa Editorial que no ha cumplido sus compromisos
en el plazo y condiciones que a mí me convienen.
Mi
libro va a ser traducido al francés y publicado en una de las más importantes
revistas de París «La vie des Peuples» cosa que obtienen muy pocos escritores
extranjeros. Le remito ese juicio crítico de Miomandre (uno de los mejores
críticos literarios de Francia) que habrá de servir de prólogo al libro. Juzgue
cual es mi impaciencia cuando pienso en mi libro tan anunciado y esperado, aun
en la imprenta, preso y maniatado, esperando que pueda yo ponerlo en libertad.
Cuento
con su amistad y cariño. Sé que influirá usted cuanto pueda para tratar de
obtener este favor del General, favor de tanta trascendencia para mí. Yo no
quiero fijar suma, sólo le digo que quisiera hacer frente segurísima del éxito,
a la edición española y a la francesa, que por trabajo de traducción, etc…
habrá de ser costosa.
¿Cuándo
vienen á París? No se imagina lo delicioso que está en estos momentos de
primavera: qué alegría, qué sol, qué movimiento por todos lados! Les recomiendo
mucho si quieren divertirse no vengan de ningún modo en otoño, ni invierno,
sino en estos meses de primavera. Para usted como para mí, almas del trópico,
soñadoras y nostálgicas necesitamos sol, flores y alegría, algo que nos
recuerde en el bullicio de esta vida vertiginosa, la intensa voluptuosidad de
nuestro cielo velado por los caros y samanes. . .
Al
ingrato de Vicente mil cariñosos recuerdos, y para usted toda la amistad
sincera de su affma,
Ana Teresa Parra Sanojo
(Teresa de la Parra)
Remito
a su Papá la carta directamente pero cuento siempre con su apoyo é influencia.
Nota de la Autora:
El destinatario de esta carta es Florencio Gómez Núñez, hijo del Gral. Juan
Vicente Gómez, que para la fecha contaba con 17 años.
****
Ginebra, Septiembre 14, 1925.
Sr. Gral. Juan Vicente
Gómez.
Caracas.
Estimado
General y amigo:
Acabo
de leer en la prensa de Caracas la noticia que ha llenado de alegría a todo el
país: libertad de los presos políticos y libre entrada a Venezuela de los
desterrados.
Aunque
un poco tarde yo quiero unirme también al júbilo unánime de los venezolanos, al
felicitarlo sincera y cordialísimamente por esta resolución que ha unido ya en
una sola entidad toda la gran familia venezolana.
Soy
de usted atentísima,
Ana Teresa Parra Sanojo
(Teresa de la Parra)
BOLETIN DEL ARCHIVO HISTORICO DE MIRAFLORES.
NUMERO 69 CARACAS, JULIO - DICIEMBRE DE 1971 AÑO XIII
Págs. 261-262.
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París, 1º de Noviembre de
1925.
General Juan Vicente Gómez.
Presidente Constitucional de
la República.
Estimado
General y amigo:
No
puedo expresarle la grata sorpresa, mezclada de emoción y agradecimiento que
fue para mí la lectura del cable en que me anunciaba el Secretario General de la República que tenía
usted a bien enviar un cheque de Bs. 12.000, para los gastos de edición de mí
novela "Ifigenia".
Me
encontraba entonces en Ginebra e inmediatamente rogué por cable al doctor
Baptista Galindo que transmitiese a usted de parte mía mis expresivas gracias.
Hoy
ya de regreso a París, es mi primera ocupación agradecerle de nuevo por escrito
su generosa gentileza.
Como
le he dicho tantas veces le repito hoy: que siempre sabré corresponder a sus
bondades con mi gran simpatía y aunque débil mujer, tiene Ud. en mí una amiga
leal y sincera.
Le
ruego presentar mis saludos a toda su familia y soy de Ud. atentísima,
Ana Teresa Parra Sanojo
(Teresa de la Parra).
BOLETIN DEL ARCHIVO
HISTORICO DE MIRAFLORES.
NUMERO 69 CARACAS, JULIO -
DICIEMBRE DE 1971 AÑO XIII Pág. 354.
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La célebre escritora Teresa de la Parra.
Teresa de la Parra nos habla con unción de su Venezuela y con entusiasmo de su progreso: "El general Gómez, ha acabado con el caudillismo llamando a la colaboración de su gobierno a los hombres más capaces y mejor preparados para la administración, y es, en suma, un verdadero grande hombre de Estado".
Hay magníficas carreteras, paz, seguridad individual, los colombianos atraviesan tranquilamente mi tierra para embarcarse en La Guaira. Soy amiga del presidente Gómez, y su actuación presente me parece bien. Lo acusan de haber sido severo pero ello fue cuando el país se encontraba en estado de revolución permanente. Un poderoso hábito de progreso, de prosperidad, de riqueza impulsa hoy a Venezuela, colocándola en puesto de primera fila entre las repúblicas americanas.
La red de magníficas carreteras construidas por el presidente Gómez, y que comunican a todas sus ciudades importantes, abaratando en un cincuenta por ciento los fletes y transportes, ha probado con sus resultados la importancia de la obra.
La deuda pública venezolana no llega a 100 millones de pesos; su moneda se conserva a la par con el dollar; el gobierno tiene en caja 125 millones de bolívares y sus obligaciones están al día. Se ha dado grande impulso a la instrucción pública; la sanidad alcanza la más alta eficiencia. Las relaciones exteriores de Venezuela se mantienen bajo el rígido principio de igualdad entre las naciones.
El presidente Gómez tiene especial interés en mantener estrechos y fraternales lazos de unión sus relaciones con las repúblicas del nuevo mundo que hablan español. El general Gómez, ha acabado con el caudillismo llamando a la colaboración de su gobierno a los hombres más capaces y mejor preparados para la administración, y es, en suma, un verdadero grande hombre de Estado, tal cual las necesidades de nuestra América lo imponen en ocasionen para realizar los más altos destinos de la raza.
La carretera central, moderna que une a Venezuela y Colombia, obra de la actividad constructiva del presidente Gómez, tiene 1.212 kilómetros de largo, pasa por lugares de 15.000 pies de altura y atraviesa 10 estados venezolanos.
Ocupa mi país actualmente el segundo lugar en el mundo como país productor de petróleo y la Ley petrolera pone a cubierto de toda emergencia la propiedad de la tierra y la riqueza del subsuelo. Esta se concede solo en explotación por determinados años.
Venezuela es un país nacionalista, celoso de su integridad y hasta hoy, en ninguna época de su historia, ha consentido interferencias extrañas en sus asuntos internos. Esa puerta no hay venezolano que la abra, ni venezolana que no lo guarde.
Extracto de la entrevista a Teresa de la Parra en el “Diario de la Marina” por Armando Maribona, publicada el 1 de abril de 1928 en La Habana (Cuba). Reproducida en “El Nuevo Diario”, 21 abril 1928.