El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela y el General León Jurado, Presidente del Estado Falcón.
Desarrollo de la Producción Agrícola. Exportación de más de 5.000.000 de bolívares en el Estado Falcón. Grandes existencias de granos. Las próximas cosechas.
Esta situación favorable reconoce como origen inmediato la sabia previsión del señor General Juan Vicente Gómez, Jefe de la Rehabilitación Nacional, quien desde el principio de su Gobierno, echó las bases de nuestro resurgimiento económico por el estímulo de las industrias, la agricultura y la cría.
De Coro a Caracas, el 29 de enero de 1918. Las 11 hs.
a.m.
Señor General Juan Vicente Gómez.
Hecho el
resumen de los datos estadísticos de los Distritos, referentes a la exportación
de sus productos en el año último, dan un total de Bs. 5.374.420, de los cuales
la mayor parte proviene de la exportación de cereales, cuyas cosechas fueron de
notables proventos para los agricultores, por haber oído éstos con atención
patriótica las previsivas y providentes indicaciones y consejos de usted,
contenidos en su famoso telegrama del 3 de abril de 1917. Si a estos datos se
agregan las existencias en los graneros, que no serán menos de las cantidades
exportadas, y que las nuevas cosechas prometen también ser buenas, es fuerza
convenir en que la situación económica de este Estado es por demás halagadora.
Cinco millones de bolívares para un Estado que antes no exportaba más de uno,
constituye un dato por demás favorable que debe agregarse a la inmensa cifra
que para Venezuela constituye cada uno de los patrióticos esfuerzos hechos por
usted para convertirla en uno de los países más florecientes de la América.
Respetuosamente
lo saluda su adicto amigo y subalterno.
León Jurado.
Constantemente
se pone de manifiesto en las diversas regiones del país alguna notación de los
progresos agrícolas e industriales que en hora oportuna vienen a prevenir cualquier
crisis alimentaria que pudiera amenazarnos por las circunstancias actuales del
comercio internacional.
Y esta
situación favorable reconoce como origen inmediato la sabia previsión del señor
General Juan Vicente Gómez, Jefe de la Rehabilitación Nacional, quien desde el
principio de su Gobierno, echó las bases de nuestro resurgimiento económico por
el estímulo de las industrias, la agricultura y la cría. Atento siempre al
desarrollo de nuestras riquezas naturales y solícito por el bienestar del
pueblo, el Jefe había venido observando las condiciones generales del mundo
creadas por la guerra, y así pudo leer con tiempo en el porvenir y adelantarse
a los acontecimientos mediante el memorable telegrama del 3 de abril de 1917,
dirigido a los Presidentes de Estado, y en el cual les manifestaba:
“Me agradaría mucho que usted en la jurisdicción de su
mando, llevase a conocimiento de sus honrados habitantes, por cuantos medios
estén a su alcance, las grandes conveniencias de aprovechar la presente
estación para cultivar la tierra, sembrar por todas partes fructíferas semillas
y hacer de la agricultura fuente real y positiva de nuestra subsistencia,
porque no sabemos hasta qué punto obrarán en nuestro país los disturbios
extranjeros y la prudencia y buen sentido aconsejan en los actuales momentos
proveer nuestros graneros, y asegurar en la abundancia de nuestras cosechas la
estabilidad invariable y módica de los frutos que sean de primera necesidad
para la vida del hombre”.
La prudente
advertencia tuvo unánime acogida en todas partes, tanto por su intrínseca
importancia, como porque en nuestro país saben todos que en la Rehabilitación
Nacional no se colabora con manejos e intrigas de politiquería, expediente de
épocas por fortuna ya pasadas, sino con el esfuerzo oficial o personal aplicado
al trabajo, en una labor consciente que dirige todas las energías al bien de la
República y al desarrollo de nuestras fuentes de producción.
El telegrama
del Jefe, General Juan Vicente Gómez, continuaba así:
“Nuestras tierras son fértiles, nuestros trabajadores
diligentes y vigorosos, la paz echa sus fulgores por todos los campos y todo en
la actual Administración convida a la agricultura que da alegría al labriego y
pan a todos los hogares.
No omita usted esfuerzos en llevar estímulos a este
sano propósito y haga en tal camino incansable propaganda, que esa es
propaganda bienhechora”.
El
provechoso fruto de esta noble excitación no se hizo esperar mucho tiempo,
porque meses después comenzaron a llegar informes de los Estados acerca de la
abundancia de las cosechas, que el año anterior se presentaban en condiciones
verdaderamente excepcionales.
El Jefe, General
Juan Vicente Gómez, con espíritu suyo, amplio y comprensivo, que lo ha
conducido a crear una Causa Nacional en la que tienen cabida todas las
voluntades patrióticas, sin excepción de matices políticos, los cuales se han
borrado del todo, gracias a sus tendencias conciliadoras, abarcaba en su
telegrama todas las actividades útiles, como se desprende de los propios
términos del notable documento:
“Llame usted a los ricos, a los pobres, al clero, a todos,
y hágales ver la suprema necesidad de cultivar los campos, pues en ello
estribará ahora y mañana la independencia de nuestra subsistencia vinculada en
los frutos que nosotros mismos produzcamos”.
No se
reducían los propósitos del Jefe a un simple interés material suscitado por las
circunstancias del momento, pues su bien inspirada intención propende a la
estabilidad económica, que no puede lograrse sino por el completo desarrollo de
las riquezas territoriales.
El ejemplo
del Estado Falcón, una de nuestras regiones que se veían más expuestas a la
escasez en épocas anteriores, constituye la prueba más categórica del impulso
adquirido por la producción nacional. Recientemente hemos dado cuenta de
grandes cosechas recogidas en varias comarcas, de la utilización del trigo
venezolano en felices ensayos de panificación hechos en Caracas, por primera
vez en la historia económica del país, del movimiento de exportación de
nuestros frutos, en grande escala, para los Estados Unidos y las Antillas, todo
lo cual viene a ser elocuente testimonio de la capacidad productiva de
Venezuela y de la patriótica influencia ejercida por el Jefe de la
Rehabilitación Nacional.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 2 de febrero de 1918).