domingo, 31 de diciembre de 2017

FLORENCIO GÓMEZ NÚÑEZ: ADIÓS AL FUNDADOR DE LA FAV

(Por: General de División Aviación Antonio Briceño Linares)


Faltaban 4 minutos para el año 1996 y toda la familia estaba reunida. El nieto de Florencio Gómez Núñez empezó a preparar la botella de champaña para descorcharla. En el rostro del abuelo hubo una expresión de tristeza y su esposa, compañera de toda la vida, lo acarició. Don Florencio cerró los ojos. No llegó al 1996. Al sepelio del fundador de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV) e hijo menor del General Gómez, asistieron el Ministro del Interior, Ramón Escovar Salom, el escritor Arturo Uslar Pietri, el ex Presidente Ramón J. Velásquez, el Comandante General de la FAV, General de División Fernando Paredes Niño, y el Decano de los Comandantes Generales de la FAV, General Antonio Briceño Linares, quien envía a Zeta el siguiente relato.

Al despuntar el nuevo año y celebrando su advenimiento en medio de sus familiares, partió rumbo al infinito Don Florencio Gómez Núñez, cuyo recuerdo perdurará “Ad honorem” en los anales de la Fuerza Aérea en virtud de haber sido el propulsor de su progreso durante los años iniciales de su fundación y cuando por causa de algunos accidentes ocurridos, el Benemérito General Juan Vicente Gómez, en su condición de Jefe de Estado había ordenado suspender las actividades aéreas de la Escuela de Aviación Militar, cuna de la Institución.

Como lo registra la historia de la entidad, y lo relata Don Florencio en su meticuloso libro "Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana", publicado en el año 1970, en el cual narra su primer contacto visual y emocional con el avión, hecho ocurrido en San Juan de los Morros durante una demostración acrobática en honor al General Gómez, el día 20 de febrero de 1920, realizada en un avión de caza por el piloto italiano Tte. Cosme Rennella, quien se había destacado como piloto en la Primera Guerra Mundial.

Al descender del avión, Rennella fue felicitado por el General y su comitiva oficial. Esta circunstancia, comenta Don Florencio, sirvió de incentivo para que el General Gómez pensara en la creación de una Escuela de Aviación expresando en Consejo de Ministros que:

“Venezuela tiene que tener su aviación y será nuestro orgullo de venezolanos cuando veamos a nuestros pilotos realizar las maniobras del aviador Rennella”.

"En la primera quincena del mes de marzo de 1920, después de su regreso de San Juan de los Morros, el Gral. Juan Vicente Gómez al recibir cuenta del Presidente Encargado Dr. Victorino Márquez Bustillos, le dio instrucciones para que redactara un Decreto creando la Escuela de Aviación Militar", y el 17 de abril se promulgó el mismo, por lo que Venezuela fue uno de los primeros países suramericanos en tener su propia aviación. La escuela funcionaría en Maracay bajo la supervisión de la Comandancia en Jefe del Ejército y del Ministerio de Guerra y Marina. 

Al mes siguiente, 22 de mayo de 1920, se hicieron las diligencias pertinentes para la contratación en Francia de una Misión de Instructores que se encargara de la enseñanza de nuestros futuros aviadores, decidiéndose que el personal de alumnos será integrado por oficiales del Ejército y de la Marina y por civiles aceptados como voluntarios. Luego, el 26 de junio se adquirió un terreno para construir el campo de aviación en el sitio denominado San Jacobo, ubicado en la parte noreste de la ciudad de Maracay y el 10 de diciembre se instaló la Escuela de Aviación Militar. Se efectúan los primeros vuelos de instrucción, correspondiéndole al alumno-piloto Sub-Tte. Francisco Leonardi, el honor de ser el primero en recibir doble comando, el 10 de diciembre fecha en que se lleva a cabo la ceremonia de la inauguración de la Escuela. 

Don Florencio solía frecuentar la Escuela para presenciar la actividad aérea, fomentando por esta circunstancia una cordial amistad con la pléyade de los primeros alumnos integrada por los Subtenientes Miguel Rodríguez, Francisco Leonardi, Manuel Ríos y otros. Este caracterismo influyó para despertar en él una gran afición por el vuelo, a tal extremo que en 1925 recibió su bautismo del aire en un avión piloteado por el Capitán Roberto Guerin.

Debido a su naturaleza, era normal que en los prolegómenos de la Escuela ocurrieran algunos accidentes, entre los cuales cabe mencionar dos sucedidos, el 19 de diciembre de 1923, al aterrizar dos alumnos en el campo de aviación durante los actos realizados para celebrar el aniversario de la causa decembrina, a los cuales asistía el General Gómez acompañado de altos dignatarios. A estos dos accidentes se aunó pocos días después el aparatoso aterrizaje de un avión “Farman” piloteado por el Capitán Jean Fieschi, Jefe de la Misión Francesa, ocasionando la destrucción de 5 aviones ubicados en la rampa de estacionamiento de la Escuela, quedando la misma sin aviones para proseguir la instrucción de vuelo. Tal circunstancia influyó en el ánimo del General Gómez para que ordenara la suspensión aérea.

En el ínterin, durante el primer semestre del año 1924, circuló insistentemente la especie de que la Escuela iba a ser clausurada. Tal causa influyó para que el personal mecánico capitaneado por Ernesto Salas Agelvis y José Segnini,  hablaran con Don  Florencio para manifestarle el deseo de construir un avión con los restos de los aviones destruidos, con el fin de que el avión volara y tratara de revivir en el ánimo del Gral. Gómez, el propósito de fomentar la aviación militar. Auspiciada la idea por Don Florencio los animó para que lo armaran y emprendieran de inmediato la labor.

Cuando el avión estuvo terminado a mediados de 1924, Don Florencio con mucha sutileza empezó a tratarle al General la conveniencia de reactivar la Escuela y más tarde le informó que los muchachos tenían listo un avión para volar a lo cual le respondió que las noticias que tenía respecto a la aviación no eran favorables, pues, se estaban exponiendo vidas inútilmente.

Como quiera que desde el momento de la reconstrucción del avión Don Florencio, se había convertido en una especie de adalid en pro de la rehabilitación de la Escuela, urdió un plan para que durante el paseo matinal que el General solía hacer a “Las Delicias” se volara el avión, y un buen día, a las 7 de la mañana, cuando el automóvil del General se desplazaba por el frente del campo de aviación y mediante una señal convenida iniciarían el despegue. Efectivamente así se hizo y el avión piloteado por el Sub- Tte. Miguel Rodríguez efectuó un vuelo perfecto.

Esta circunstancia influyó favorablemente en el ánimo del General y de inmediato dictó órdenes para reabrir la Escuela. De este avión que los mecánicos bautizaron “La Chiva” por haberlo armado con restos de los aviones destruidos en los accidentes citados, existe una réplica en el Museo Aeronáutico en Maracay.

El General Gómez ordenó reorganizar la Escuela y adquirir, nuevo material volante en Francia y que como medida previa se contratara un Instructor-Piloto y un Jefe Mecánico para el plantel.

Esto influyó para que en el seno de la Fuerza Aérea sea considerado Don Florencio como su imponderable propulsor.

Al cabo de unos meses, constatando el General Gómez el interés de Don Florencio por el arma, decidió a mediados del año 1925, ordenar al Ministerio de Guerra y Marina que se le consultara en todo lo relativo a la Aviación. Tal decisión obró para que Don Florencio fuese asesor del Ministerio hasta el fallecimiento del General Gómez, en diciembre de 1935.

Así mismo Don Florencio por razones históricas también se convirtió en propulsor de la Aviación Comercial cuando la “Compagnie Generale Aeropostale” en Venezuela por causas deficitarias, había decidido suspender los servicios en el país. Enterado Don Florencio de tal decisión diligenció en forma muy activa la compra de la Empresa a su nombre y seguidamente actuó para transferirla al patrimonio del Estado con el nombre de Línea Aeropostal Venezolana subrogándole el contrato celebrado por los franceses con el Ministerio de Fomento y para su funcionamiento se designó un grupo de pilotos y especialistas de la Fuerza Aérea.

Estos actos han influido para que con el devenir del tiempo en el seno de la Fuerza Aérea sea considerado Don Florencio un benefactor con quien se tiene empeñado “ab límite” el reconocimiento y gratitud dispensándosele a la vez todos los honores vigentes en la Institución, y con el fin de perpetuar su memoria fue creado, el 27 de abril de 1993, el premio “Don Florencio Gómez Núñez” que se otorga anualmente a aquellas personas venezolanas o extranjeras que hayan realizado trabajos en el campo tecnológico o científico de tal mérito que contribuyen al progreso de la Fuerza Aérea. 

Igualmente es digno de mencionar la imposición de la Medalla al Mérito Aeronáutico “Carlos Meyer Baldo” que le fue impuesta, el 19 de abril de 1988, en el Museo Aeronáutico en Maracay, por el entonces Comandante General de la Fuerza Aérea, General de División Jesús Ramón Aveledo Penso, entregándole a la vez una maqueta del avión “CAUDRON G-3” réplica de la famosa "La Chiva" expuesta en el museo.



En el luctuoso momento de la sepultura de Don Florencio, el Embajador Leonardo Altuve Carrillo pronunció unas sencillas frases a manera de elegía, destacando la bondadosa condición humana que lo adornaba. También habló quien escribe en su carácter de Decano de los Ex-Comandantes Generales de la Fuerza Aérea en la era democrática, manifestando interpretar cabalmente el sentimiento de pesar que impera en la Institución por el sensible fallecimiento del extinto.

El postrer honor que se le dispensó a Don Florencio Gómez Núñez, lo constituyó el vuelo de una escuadrilla de aviones de la Escuela de Aviación Militar sobre el Cementerio General del Sur en el momento de sus exequias, a las cuales asistió el Comandante General de la Fuerza secundado por los oficiales generales integrantes del Alto Mando Aéreo. 


General de División Aviación Antonio Briceño Linares 

(Revista ZETA Nº 1069 - 18 de enero de 1996).



FLORENCIO GÓMEZ NÚÑEZ: RECUERDO DE SU FALLECIMIENTO

(Por: Rafael Dupouy Gómez)


En la foto, de izquierda a derecha, se aprecia a Florencio Gómez Núñez, de traje blanco, acompañando a su padre, el General Juan Vicente Gómez y a su hermano menor Juanchito, vestido de militar. Al fondo aparecen, detrás del Benemérito, el General Eleazar López Contreras y el entonces Coronel Isaías Medina Angarita. Año 1934. (Foto: Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

Con motivo de conmemorarse, el 31 de diciembre, un nuevo aniversario del fallecimiento de Florencio Gómez Núñez, mi querido y siempre recordado abuelo, comparto esta semblanza dedicada a su memoria.

Florencio Gómez Núñez, nació en Maracay, Edo. Aragua, el 7 de noviembre de 1908. Hijo del General en Jefe Juan Vicente Gómez y Dolores Amelia Núñez de Cáceres. Fue bautizado en la capilla del Palacio de Miraflores. Su infancia transcurrió en la ciudad de Maracay. Como dato curioso, siendo niño, tuvo la dicha de ser atendido y curado de la Fiebre Amarilla por el eminente Dr. José Gregorio Hernández y preparado para recibir su Primera Comunión por la Madre María de San José, el 16 de julio de 1919. Estudió en el Colegio Salesiano de Valencia, Edo. Carabobo. Fue Miembro Fundador de la Cruz Roja de Maracay (1932). Nombrado por la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes como Académico, el 26 de mayo de 1933, Cádiz (España). Presidente del Club “Venezuela” en Caracas (1933).

De Profesión Agricultor y Ganadero, vivió intensamente todo el proceso experimentado por la Aviación Militar y Civil de Venezuela fundada por su padre, el General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República. Su desvelo por la aviación venezolana, fue estimulado por el reconocimiento de su padre, quien para el año de 1928, le confirió el inmenso honor de ser la persona de enlace entre el Presidente de la República y el Ministerio de Guerra y Marina, con la orden de consultársele previamente todo lo referente a los asuntos vinculados con nuestra aviación.

PIONERO E IMPULSOR DE LA AVIACIÓN VENEZOLANA


Florencio Gómez Núñez, pionero e impulsor de la aviación venezolana, en un avión Curtiss Wright. Año 1932. Foto: Laboratorio Nacional. (Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

Florencio Gómez Núñez, fue protagonista y testigo del nacimiento de la Fuerza Aérea Venezolana, creada por el gobierno de su padre el Benemérito General Juan Vicente Gómez, para sentar las bases del desarrollo de una de las armas fundamentales para el progreso y la defensa de la República. En su larga vida de 87 años, recibió innumerables homenajes y reconocimientos por parte de la Fuerza Aérea Venezolana. En su valioso libro “Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana”, publicado en 1970, dejó impreso su testimonio histórico sobre los inicios de la aviación venezolana. Su pasión por la aviación y el contacto directo con los pilotos y mecánicos, llevó a Florencio Gómez Núñez al grado de ser considerado el “Padrino de la Aviación Venezolana”, por el impulso y apoyo que desempeñó en el reinicio de las operaciones aéreas en 1924, después de superar una etapa difícil por algunos accidentes aéreos ocurridos durante sus inicios.

Tuvo una significativa y valiosa actuación como Representante Directo entre el General Juan Vicente Gómez y el Ministerio de Guerra y Marina, interviniendo en la compra de los primeros Aviones de Guerra en julio de 1928, conformando el grupo aviones Breguet 19, Morane-Saulnier 145 y 230, Farman 190 y Curtiss-Osprey. Nacionalizó la Línea Generale Aeropostale Francesa, al comprar esa compañía a través de su persona, para fundar en 1934 la Línea Aeropostal Venezolana, primera Línea Aérea Comercial del país. Estableció el servicio de correspondencia aérea a diferentes ciudades del país en el Farman 190. 

Tuvo una especial participación en la creación de la Escuela de Radio–Telegrafistas y su adscripción a la Escuela de Aviación Militar. Fue testigo de excepción de las históricas visitas a Venezuela de los ases de la aviación mundial: Frank Boland (1912), Cosme Rennella (1920), Costes y Le Brix (1928), Charles Lindbergh (1928), Benjamín Méndez (1930) y Juan Ignacio Pombo (1935). Intervino directamente como factor decisivo para la conformación de la Ley de Aviación, el 25/7/1930, y su Reglamento Legal, concluido el 12/12/1934. 

Organizó y fomentó el primer vuelo nocturno en el país con un Breguet 19, llevado a cabo en Maracay (1929). Promocionó la primera Misión Militar de la Aviación Venezolana a la Ciudad de Cumaná, con aviones Breguet 19, el 12/8/1929. Intervino directamente en la compra del primer hidroavión Junker, en 1929, en el que se realizó el primer viaje con avión venezolano al extranjero, bajo el nombre de “Bolívar”, llevando a la Comitiva Venezolana a San Pedro Alejandrino, el 16/12/1930, en Santa Marta (Colombia), para los homenajes al Padre de la Patria en el Primer Centenario de su muerte. 

Procedió a la creación de la Primera Unidad de Combate denominada “Grupo Venezuela”, en 1930, con aviones Breguet 19. Patrocinó el primer viaje de una escuadrilla de tres aviones sobre Los Andes (1930). En el año 1933, intervino en la adquisición de un grupo de aviones Breguet 27, Dewoitine 500 y anfibios Loire-Oliver en 1935. Promovió el envío de la Primera Misión Aérea al extranjero en plan de entrenamiento y prueba de aviones a Francia (1935). Tuvo el alto honor de volar en compañía de grandes aviadores como Charles Lindbergh, Dieudonné Costes, Marcel Doret y Marcel Detroyat.

Entre algunas de sus principales distinciones destacan: Haber recibido la Condecoración y el Diploma de la Orden Nacional de la Legion d'Honneur en el Grado de Caballero, otorgado por la Presidencia de la República de Francia, el 10/7/1934. Comendador de la Orden del Libertador, el 19/12/1934. Fue designado Miembro Honorario de la Fuerza Aérea Venezolana, el 6/8/1956. Miembro Fundador del Museo Aeronáutico en Maracay (1960). Recibió la Cruz de la Fuerza Aérea Venezolana, en su Primera y Segunda Clase, en los años 1983 y 1956, respectivamente. 

Condecorado con la Orden Tte. Carlos Meyer Baldó, en su Única Clase, Maracay, 14/4/1988. Recibió las “Alas de Piloto Comandante” entregadas por la Línea Aeropostal Venezolana, el 30/1/1990 y la Placa de Reconocimiento de la Línea Aeropostal Venezolana en el 60º Aniversario de su Creación, a su Fundador, Caracas, enero de 1990. Fue colocado su retrato en el Salón de los Pioneros de la Aviación, en la Base Sucre, Edo. Aragua, 1991. Recibió la Condecoración “Alas de Pecho de Piloto Comandante” otorgada por la F.A.V., el 10/9/1992. 

El 27/4/1993 se creó institucionalmente el Premio “Don Florencio Gómez Núñez”, destinado a incentivar la investigación y el desarrollo de proyectos que contribuyan al progreso tecnológico de la Fuerza Aérea Venezolana. El 15/9/1997 fue reinaugurado el Aeropuerto de Aragua, bautizado con el nombre de “Florencio Gómez Núñez” por la Gobernación del Estado Aragua. Se inauguró el Centro de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (CIDAE), bautizado con el nombre de “Florencio Gómez Núñez”, el 1/12/2004.

UN GRAN TAURINO

Florencio Gómez Núñez, propietario y creador de la Maestranza de Maracay, en compañía de Simón Díaz, el día de la celebración del 60° Aniversario de la Plaza de Toros. Año 1993. Foto: Pedro Zapata. (Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, y sus hijos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, fueron grandes aficionados taurinos. Con sus aportes contribuyeron enormemente al desarrollo de la Fiesta Brava Nacional. La máxima figura de la historia del toreo Juan Belmonte, íntimo amigo del Gral. Gómez y de sus hijos, los Hnos. Gómez Núñez, expresó en una sentida dedicatoria, lo siguiente:

Dedicatoria: “A Juan Vicente y Florencio Gómez principales mantenedores de la Fiesta Nacional Española en América con el agradecimiento de un aficionado”. Juan Belmonte. Año 1935. (Foto: Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

Florencio Gómez Núñez, se destacó siempre como un gran aficionado a la Fiesta Brava. Su pasión desbordada por los toros le hizo adquirir junto con su hermano, Juan Vicente Gómez Núñez, en España, 180 cabezas de ganado de la famosa ganadería andaluza de los hermanos Pallarés Delsors de Cabra, Córdoba, trayendo toda esta ganadería a Venezuela en el año 1932, por barco hasta el puerto de Turiamo (Edo. Aragua), fundando así “Guayabita”, la primera ganadería de toros pura casta española en Venezuela. Los toros fueron seleccionados en España por la máxima figura del toreo Juan Belmonte y el famoso rejoneador cordobés Don Antonio Cañero, quienes fueron sus grandes amigos.

PROPIETARIO Y CREADOR DE LA MAESTRANZA DE MARACAY

La hermosa Maestranza de Maracay, inaugurada por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, el 20 de enero de 1933. (Foto: Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

La Plaza de Toros Maestranza de Maracay, fue inaugurada por el General en Jefe Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, el 20 de enero de 1933. Su construcción se debió a la desmedida afición de sus hijos, Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, empresarios y propietarios de la joya arquitectónica que encomendaron realizar a su gran amigo, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva. Florencio y su hermano Juan Vicente Gómez Núñez, organizaron de igual manera, las Ferias de Maracay en los años de 1933, 1934 y 1935 con gran éxito.

La Maestranza de Maracay, bautizada con el nombre de la máxima figura del toreo de Venezuela “César Girón”, es una plaza de toros llena de historia, donde se han presentado las más grandes figuras del toreo. Representa la cantera taurina venezolana y es una de las plazas de toros más bellas del mundo. Florencio Gómez Núñez, fue empresario de corridas de toros en Caracas, Valencia y Maracay. Toreó con mucha frecuencia de capa y muleta como aficionado práctico. Se entusiasmó de igual manera por el arte del rejoneo. 

Cultivó una gran amistad con importantes figuras del toreo que escribieron páginas en la historia de la Fiesta Brava. La Asociación Venezolana de Criadores de Toros de Lidia lo designó por unanimidad como su Primer Miembro Honorario el 15/10/1985. El Concejo Municipal del Edo. Aragua acordó el 21/10/1985, nombrar a Florencio Gómez Núñez persona notable con méritos para consultas necesarias, en lo relacionado con la Comisión Taurina del Distrito Girardot, y Asesor Ad-Honorem Vitalicio.

DEPORTISTA Y PROMOTOR

Florencio Gómez Núñez en 1930, cuando jugaba béisbol, uno de sus deportes favoritos. (Foto: Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

Florencio Gómez Núñez, fue un gran aficionado deportivo. En su juventud practicó varios deportes y posteriormente se dedicó a patrocinarlos. Jugó y fundó junto con su hermano Juan Vicente los equipos de béisbol “Spalding Star”, que fue el primer equipo de béisbol de Maracay (1919) y posteriormente, el “Maracay B.B.C.” (1924). Allí jugaron: Santiago Torres “Péniman”, Lázaro Quesada, Balbino Inojosa, Rafael Net, Pepe Gino Lozada, y Manuel Antonio “El Pollo” Malpica, entre otros. También fundó el primer equipo de béisbol que existió en la Escuela Militar que se llamó “Los Cadetes” (1929) y el equipo “Gold Smith” de Maracay (1930).

De igual manera, Florencio Gómez Núñez y su hermano Juan Vicente, integraron y fundaron el primer equipo de basket-ball en Maracay, llamado “Piratas” en 1928. Ellos contrataron a un entrenador de basket puertorriqueño llamado Onofre Carballeira, quien fue Hall de la Fama de su país. Fue Miembro Fundador del Automóvil Club de Venezuela, el 28/10/1926 y promotor del Moto Club en Maracay (1926). En Polo Ecuestre, conformó en Maracay las escuadras “Mamoncito” y “Piratas”, durante el lapso comprendido entre 1928 y 1935. Fundó el Club de Polo de Maracay, el 13 de julio de 1928, disputándose un campeonato anual, al cual le dieron el nombre de “Copa Stabler”. Practicaban con caballos criollos e importados en el campo de la Escuela de Aviación Militar frente a los hangares.

A mediados del año 1932, Florencio y su hermano Juan Vicente, fundaron el primer haras que se estableció en Venezuela llamado Haras “Mamoncito”, dedicado exclusivamente a la cría de caballos de carrera. Criaron muchos caballos, el primero fue Maracay III, Lanza Libre, Copper Venus, Picaresco, Kaiser, Arrollador, Despreciado, Taparito y el más famoso Burlesco que tiene una estatua en la entrada del Hipódromo de La Rinconada. 

Los hermanos Gómez Núñez patrocinaron también el ciclismo en Venezuela, ayudando personalmente a Teo Capriles, donando la Copa “Vuelta al Lago de Valencia” ganada por Teo y también la Copa “Santa Rita” corrida el 5/7/1935, ganada por el ciclista Nicanor Caballero.

En 1933, con la ayuda de los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, Simón Chávez “El Pollo de la Palmita” viajó al exterior para enfrentarse a reconocidos boxeadores, convirtiéndose en el primer boxeador venezolano en pelear en Europa. Como promotor de Boxeo, organizó varios festivales boxísticos en la Plaza de Toros de Maracay, destacando la pelea del Campeonato Peso Pluma de Venezuela entre Enrique Chaffardet vs. Simón Chávez (1934) y el combate entre el cubano Ex-Campeón Mundial en dos categorías Eligio Sardiñas “Kid Chocolate” y el boxeador norteamericano Cliff Boykin, Ex-Campeón Pluma (1935). 

En la década de los años 50, Florencio Gómez Núñez integró la Junta Directiva del equipo de fútbol “La Salle S. C.” y contrató como Director Técnico al célebre portero español Ricardo Zamora en la época de la apasionada rivalidad existente entre los equipos La Salle y Loyola. 

En el año 1994, el historiador y cronista de Maracay Oldman Botello, realizó un excelente libro sobre las memorias de Florencio Gómez Núñez, titulado “Mis 27 años junto al General Gómez”.

Florencio Gómez Núñez se casó el 23 de diciembre de 1935 con Elena Arráiz Lossada, de cuya unión nacieron Rosa Elena y Florencio Vicente Gómez Arráiz. Dios bendijo su hogar permitiéndole celebrar el 60º Aniversario de feliz matrimonio en compañía de su inseparable esposa, su hija, nietos, bisnietos y familiares. Falleció el 31 de diciembre de 1995, en Caracas a los 87 años de edad.

SENTIDAS PALABRAS DE SU NIETO

FLORENCIO GÓMEZ NÚÑEZ

(Q.E.P.D.)

Hoy 31 de diciembre de 1996, se cumple un año de tu partida. ¡Querido y amado abuelo! Despidiendo el año pasado, en unión de tu inseparable esposa Elena, de tu hija Rosa Elena y de nosotros tus nietos, te nos marchaste tan de repente y sin decir adiós. Aquella noche en la que no hubo abrazo de Año Nuevo, sino desesperación y angustia por devolverte la vida. En aquel doloroso instante se nos fue, para siempre, una parte de nuestras vidas.

Ese día, tu alma se echó a volar de la mano de Dios por el azul celeste del cielo, ese cielo que cantas veces surcaron los aviadores venezolanos, tus compañeros de siempre, que con tanto empeño y dedicación impulsaste desde sus comienzos con la ilusión de hacer realidad tu sueño, la Fuerza Aérea Venezolana.

Desapareciste físicamente, pero tu alma y tu corazón continúa latiendo entre nosotros, al recordar tus consejos, al imaginar tu sonrisa, al contemplar tu mirada en una foto, al sentir un avión volar, al admirar tu linda Maestranza de Maracay, al escuchar un pasodoble, al salir un toro bravo a la arena de una plaza, al añorar nuestras conversaciones familiares, tus bromas y ocurrencias.

Llenabas los corazones de quienes te conocían con tu carácter afable y sencillo. Con tu impresionante memoria y lucidez. Con tu patriotismo y amor por Venezuela. Con tus ganas de vivir y tus luchas contra la enfermedad. Eras todo amor, toda bondad, toda sabiduría. Los valores que nos enseñaste y todo el cariño que nos brindaste, no se podrán olvidar nunca, ya que forman parte de nosotros.

¡Querido abuelo! puedes descansar en paz. La memoria de tu padre, el General Juan Vicente Gómez, que tanzas veces defendiste ante las mezquindades, envidias y resentimientos de quienes siempre quisieron mandar con la mentira, permanece hoy más que nunca, enaltecida y reivindicada ante la historia. Dios tarda pero no olvida y te dio larga vida para poder verlo y disfrutarlo en tantos actos, homenajes, ofrendas orales y reconocimientos públicos que se hicieron en su nombre.

¡Te extrañamos mucho! pero nos consuela el saber que allá arriba hay un Dios que hará que nos volvamos a ver algún día para poder besarte, abrazarte, mirarte a los ojos y decirte cuanto te amamos.

¡Bendición, "Teté"! Tu nieto que te quiere y re recuerda siempre:

Rafael Dupouy Gómez.

Caracas, 31 de diciembre de 1996. 

(Publicado en el Diario "El Universal", el 31 de diciembre de 1996).

Este escrito es un sentido homenaje dedicado a mi abuelo, Florencio Gómez Núñez, cuyo recuerdo permanecerá eternamente en nuestros corazones.

Rafael Dupouy Gómez


sábado, 16 de diciembre de 2017

MONSEÑOR JESÚS MARÍA PELLÍN: LA MUERTE DEL PRESIDENTE JUAN VICENTE GÓMEZ


Monseñor Jesús María Pellín, ilustre sacerdote venezolano, Director del diario “La Religión” y Canónigo Mercedario de la Iglesia Metropolitana de Caracas. 

“El General Gómez, quien siempre tuvo presente la intervención de la Divina Providencia, tiene en su haber la armonía que se empeñó en mantener entre la Iglesia y el Estado, fuente de grandes bienes para las naciones. La historia imparcial juzgará sus actos y le dará el sitio que le corresponde. Nosotros, entre tanto, oramos por el descanso eterno de su alma.

Esta hora de duelo nacional, de tan honda repercusión para el país, es también hora de unirnos todos para impetrar de lo Alto la conservación y perfeccionamiento de la obra de paz, que el General Gómez realizara en Venezuela.

Unidos todos los venezolanos en un mismo sentimiento de grandeza de Patria, que no puede lograrse sino a favor de esa paz, convencidos de que todo sacrificio es pequeño para conservar bien tan grande y del cual dependen todos los otros bienes, habremos cumplido el alto deber patriótico que nos impone el momento actual”.

Monseñor Jesús María Pellín.
18 de Diciembre, 1935.

El diario “La Religión” publicó el miércoles 18 de diciembre de 1935, la noticia de la muerte del Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, acaecida el 17 de diciembre de 1935. En esta edición, apareció publicada una esquela que decía textualmente lo siguiente:

"Ha fallecido cristianamente el Benemérito General Juan V. Gómez, Presidente de los EE. UU. de Venezuela, bienhechor de nuestra Iglesia. El Arzobispo de Caracas, su Cabildo y Clero, invitan para el acto del enterramiento que se verificará mañana, en Maracay a las once a.m. Caracas, diez y ocho de diciembre de 1935".


Innumerables fueron las acciones de su Gobierno para elevar la importancia de la Iglesia católica en nuestro país.

PEDRO SOTILLO: LA MUERTE DEL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ


Pedro Sotillo, Director del Diario “El Universal”.

 “La vida del varón Benemérito que acaba de morir constituye un ejemplo y un legado de valor inapreciable. Él mismo llegó a pensar de sí mismo que no era sino un instrumento de la Providencia, a pesar de que siempre tuvo la conciencia de su energía y del rumbo por el que la había orientado. De permanente acción fue su vida en las etapas heroicas; y en la trayectoria se compenetró con el país y sus hombres, y por ello les pudo señalar los derroteros a seguirse, y más tarde, pudo llevar a cabo su perdurable obra política y administrativa, conjunto de realizaciones de imponente amplitud. Y así aparece, con caracteres indelebles, en la vida nacional, en su triple significación: Gómez luchador; Gómez orientador; Gómez constructor.

Un solo hecho de honda significación en el orden del espíritu bastaría para dar idea de la gloria de Juan Vicente Gómez y para asegurarse la gratitud de los venezolanos: el de destacarse como acreedor al título de Pacificador de la Patria, Fundador de la Paz, es decir, del basamento para el levantamiento de cualquier obra, ya material, ya espiritual”.

Pedro Sotillo.
Director del Diario “El Universal”.
Editorial publicado, el 18 de diciembre de 1935.


viernes, 24 de noviembre de 2017

VICENTE EMILIO SOJO Y SU GRAN OBRA MUSICAL DURANTE EL GOBIERNO DEL GENERAL GÓMEZ


El insigne Maestro venezolano Vicente Emilio Sojo, dirigiendo la magnífica agrupación coral del Orfeón Lamas.

El maestro Vicente Emilio Sojo, inició sus estudios musicales en Guatire, su lugar de nacimiento, con Régulo Rico, entonces maestro de capilla en esta ciudad. Hacia el año 1906 se trasladó a Caracas. A comienzos de 1910 ingresó como alumno a la cátedra de armonía del Instituto de Bellas Artes; el titular de esta cátedra era entonces el maestro Andrés Delgado Pardo. Salvo algunas clases fundamentales del maestro Delgado Pardo y luego del presbítero Calixto González, la formación musical de Sojo prosiguió básicamente de forma autodidacta. En 1921 se encargó de la cátedra de teoría y solfeo de la Escuela de Música y Declamación.

A Vicente Emilio Sojo se le considera como el gran propulsor de la vida musical de Venezuela. Su temple espiritual se revela en la sólida formación musical que adquirió. Su decidido esfuerzo por elevar el nivel musical del país lo llevó, con la colaboración, iniciativa y participación activa de otros músicos, a la creación de instituciones fundamentales para el desenvolvimiento de actividades musicales: el Orfeón Lamas (1928) y la Orquesta Sinfónica Venezuela (1930), durante el Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez. Ambas agrupaciones, las más importantes del movimiento musical moderno en Venezuela, fueron instituciones centrales en la vida musical del país.

Considerado como el maestro de la Escuela Moderna venezolana, bajo su tutela se formaron los compositores que conformaron la Escuela Nacionalista de Composición. Sus trabajos de composición abarcan los géneros de música religiosa, coral y de cámara. Con sus madrigales y canciones corales, Sojo determinó, de cierta manera, un rumbo estético que fue modelo para sus discípulos.

Sojo también realizó labores de musicólogo: recopiló, armonizó y publicó más de doscientas canciones del acervo popular y folklórico del país. Indudablemente, es Sojo quien más ha hecho por difundir los valores musicales venezolanos, por darle status internacional, por hacer sentir su presencia en el mundo occidental. 

LOS MÉRITOS DEL MAESTRO SOJO


Excelente caricatura de Vicente Emilio Sojo, realizada por Alberto Egea López en 1935, representando la figura del notable compositor y director del “Orfeón Lamas” y de la “Orquesta Sinfónica Venezuela”, magníficos conjuntos musicales. 

La “Sinfónica Venezuela” dará su primer concierto el 24 de junio de 1930 en el Teatro Nacional.

¿Quién se nos presenta al frente de ella como Director?

Vicente Emilio Sojo.

¿Quién es Sojo?

Hay quien al verlo de lejos, estímalo soberbio y como hinchado de sí mismo; pero conocido Sojo de cerca y penetrado dentro de sus obras, se le encuentra ingenuo y claro como un niño. Sojo se recrea con la música como un niño que juega con los pequeños objetos, ligera ilusión de su tierna edad.

Y es Sojo tan ingenuo, que, al verse entregado al trabajo, los cantos de nuestra patria le dan la primera inspiración para sus obras, y con ese germen virginal su música se vuelve viva, luminosa, fresca, y su imaginación se intensifica en construcciones valiosas y exuberantes. El canto nuestro en manos de este compositor se convierte en esencia fulgurante, propia de aquella su espléndida musicalidad.

Una de las obras maestras de Sojo es la “Misa breve a tres voces oscuras” ejecutada el Jueves Santo en Catedral; y su música vernácula empezamos a oírla en el Orfeón que prepara. La radiante fulguración de nuestro artista nos da el presentimiento de la próxima y definitiva plenitud de la moderna música venezolana.

(J. L. Llamozas. Caracas, junio de 1930).

CARTAS DE VICENTE EMILIO SOJO AL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ

El Maestro Vicente Emilio Sojo, Fundador y Director del Orfeón Lamas (1928) y la Orquesta Sinfónica Venezuela (1930), durante el Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez.

ORQUESTA SINFÓNICA VENEZUELA
CARACAS – VENEZUELA

Caracas, 30 de Abril de 1931.
Señor General Juan Vicente Gómez.
Comandante en Jefe del Ejército Nacional.
Maracay.-

Respetado General:

Una verdadera consecuencia de nuestro movimiento cultural ha sido la formación de la Orquesta Sinfónica “Venezuela”, organización que está situada en el vértice de nuestros exponentes musicales. Dedicada a la interpretación y divulgación de las obras de los clásicos, su rápido desarrollo nos hace posible asegurar un futuro ambiente esencialmente venezolano.

Sin embargo, como todo organismo social nuevo, se encuentra sometido a pequeñas contingencias que entorpecen su completo desarrollo. Mucho más si se toma en cuenta el crecido número de profesores que la integran, que ya sobrepasa la cifra de cincuenta.

Hemos acudido a Ud. porque tenemos la seguridad de que, consciente de la significación de nuestro movimiento cultural, colaborará eficazmente en el sostenimiento de la Orquesta, prestándonos el decisivo apoyo, moral y material que Ud. sabe dispensar a todas las manifestaciones de arte venezolano.

Anticipando las gracias, soy de Ud. atto. y s. s.

Vicente Emilio Sojo
Presidente de la Junta Directiva


ORQUESTA SINFÓNICA VENEZUELA
CARACAS - VENEZUELA

Caracas, 22 de Julio de 1931.
Señor General Juan Vicente Gómez.
Presidente de la República.
Miraflores.-

Respetado General:

Tengo el honor de llevar a su conocimiento que esta Sociedad acordó unánimemente en sesión extraordinaria celebrada ayer; enviar a Ud. un respetuoso saludo de felicitación por su exaltación a la Primera Magistratura del País, y dedicar en su honor un Concierto especial, que se llevará a efecto el día 31 de los corrientes en el Teatro Municipal.

Respetuosamente, de Ud. atto. y s. s.

Vicente Emilio Sojo
Presidente


LA MEDALLA DE HONOR DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA

En conformidad con el artículo 4º del Decreto Ejecutivo de 27 de mayo de 1920, ha dispuesto el señor Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez, que se confiera a los señores José Antonio Calcaño, Juan Bautista Plaza y Vicente Emilio Sojo, la Medalla de Honor de la Instrucción Pública.

La condecoración que el Gobierno Nacional otorga a estas tres jóvenes y notables personalidades del mundo artístico venezolano ha sido gratamente celebrada, ya que así, de modo oficial, se premia la valiosa labor que ellos han venido realizando con inteligencia y desinterés en pro de nuestra cultura artística.

“Elite” felicita cordialmente a los señores Calcaño, Plaza y Sojo por la señalada distinción que se les ha otorgado.

(Revista “Elite”, 15 de abril de 1933).


CONCIERTO DEL ORFEÓN LAMAS EN EL TEATRO MUNICIPAL

El miércoles 30 del pasado mes de enero se llevó a efecto en el Teatro Municipal el Sexto Concierto del Orfeón Lamas. El programa lo formaban obras de Vicente Emilio Sojo, Calcaño, Plaza, Moleiro, Eduardo Plaza y Biava.

A través del Orfeón Lamas, junto con él vale más decir, nuestros compositores han resuelto el problema de la creación de una música venezolana y por ende americana. Mientras en el resto de América la música se orientaba hacia el logro de una propia personalidad, de una propia forma de expresión, la nuestra permanecía atada completamente a las formas estéticas occidentales. Quizás esto se debía en parte a la pobreza de los medios de expresión, lo que impedía el comienzo de una labor sistemática y organizada. La creación del Orfeón Lamas, marcó el primer jalón para ese nuevo rumbo.

El sexto concierto del Orfeón ha tenido para nosotros un singular valor, ajeno a la buena ejecución del programa. Es el primer concierto que responde totalmente a una finalidad artística determinada, que posee verdadera unidad. En otros conciertos notábamos en algunas de las obras la presencia directa del folklore, grito nuestro, pero demasiado desnudo. Las obras ejecutadas en el último concierto son obras más estilizadas, más finas, sin por ello dejar de ser esencialmente americanas. El arte es la manifestación más alta, más sublime del espíritu de su pueblo. No creemos que el arpa y las maracas sean la característica de nuestra música. Nuestro folklore es más rítmico que melódico, y es necesaria mucha cautela para trabajarlo. Las obras ejecutadas en el último concierto del Orfeón Lamas no obedecían a un alarde de burdo nacionalismo. Expresan más bien la esencia pura de este pueblo.

  (I.P.C. Revista “Elite”, 27 de abril de 1935).