jueves, 27 de febrero de 2020

LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA MUNICIPAL EN 1917


A la izquierda: La señorita Amanda Cruz, de la Escuela Municipal Superior "Salias", quien obtuvo el Premio de Honor, consistente en una Medalla de Oro, ofrecida por el Gobierno del Distrito Federal. En el centro: El señor Gobernador del Distrito Federal, General Juan C. Gómez. A la derecha: Medalla de Oro otorgada a la señorita Amanda Cruz por el Gobierno del Distrito Federal.

Brillantemente coronó las postrimerías del año en la administración del Distrito Federal, su digno Gobernador, señor General Juan C. Gómez, con los éxitos alcanzados por el hermoso grupo de institutos escolares que constituyen el Departamento de Instrucción Pública Municipal en esta región de la República.
Ya sabíamos que era sostenido e intenso el afán con que el popular y progresista magistrado metropolitano se esforzaba en ampliar esta rama administrativa e intensificar sus resultados, pero hasta ahora no nos habíamos dado cuenta bastante amplia y clara de cuanto es de intensa la obra, de vigoroso y rico el fruto de la cosecha recogida.
Nuestros repórteres no han perdido detalle alguno relacionado con las escuelas municipales en los últimos días del año, que son, precisamente, los días de prueba para los estudiantes, conforme a los últimos reglamentos escolares, en el plan general de la Instrucción Pública adoptado por el Gobierno Nacional del Benemérito General Juan Vicente Gómez; y es así como podemos transmitir hoy a nuestros lectores los más precisos informes.
Ningún esfuerzo más meritorio en el seno de los gobiernos que el que tienda a disipar las sombras del analfabetismo en el cuerpo social, llevando a él conocimientos e ideas que no sólo depuren, perfeccionen y asesoren su mentalidad, sino que mejoren sus acciones, le señalen nuevas sendas a la marcha de sus aspiraciones y amplíen sus horizontes espirituales, lo que indudablemente robustece y dilata las fuerzas morales en el corazón de los pueblos; y eso es verdadera obra de rehabilitación nacional.
Así lo ha comprendido, justamente, se deja ver, nuestro benemérito Gobernador metropolitano, y bien merece su obra, porque es obra de bien, los aplausos más calurosos, nunca más merecidos y nunca mejor tributados; así es como se sirven los intereses públicos y así es como se labora por el mejoramiento espiritual de un pueblo.
Dijimos al comenzar que ya sabíamos cuales eran los afanes de cultivo con que el señor Gobernador, General Juan C. Gómez, atendía a esta rama de la administración pública, porque no se trata de la obra de un instante ni del entusiasmo producido en el ánimo por las palabras de un decreto deslumbrador: se trata de una labor dilatada, de vigorosos esfuerzos y de fuerte raigambre. Primero fue la reorganización de los institutos existentes, adaptándolos al plan general de la instrucción popular, poniéndolos en manos expertas, bajo el profesorado de profesionales de clara vocación y visible entusiasmo en ese ministerio, de voluntad contraída con cariño, con pasión, a sus deberes; luego fue la ampliación de las inscripciones de cada escuela, teniendo en cuenta que las colectividades, mientras más numerosas son, con más influencia obran sobre sus componentes, y por consiguiente las agrupaciones de niños ejercen en cada uno de ellos una influencia educativa tanto más intensa y eficaz cuanto más hábil, experta, sostenida y consciente sea su dirección; en seguida fue el aumento del número de Escuelas Elementales, que hoy alcanza a 52 en los dos Departamentos del Distrito Federal; seguidamente la creación de Escuelas Superiores, que hoy son 12, y a poco la creación del Subdirectorado en éstas, pues era tal la inscripción de alumnos, que se hizo necesario dar a las Directoras esa eficaz ayuda, con lo que no solamente mejoró el servicio, sino que aumentó de tal modo la inscripción, que jamás ha tenido la Instrucción Pública Municipal una semejante, habiéndose logrado, debido a la inmejorable calidad del servicio, un promedio de asistencia casi igual al número de inscripción, dato por sí sólo bastante revelador, confirmatorio de lo que venimos diciendo.
El resultado de todo este sostenido trabajo organizador fue tal y tan satisfactorio ante el criterio del magistrado del Distrito Federal y tan a la medida de sus aspiraciones y propósitos, que en seguida ordenó el merecido premio para la chiquillería escolar, premio que pusiese en el ánimo de los niños el concepto del merecimiento por el cumplimiento del deber y la idea del triunfo como recompensa al esfuerzo bien inspirado y bien dirigido, que al mismo tiempo llevase al corazón de los maestros, como justa compensación de sus afanes, el reconocimiento del valor moral de su obra, y que avivase el estímulo en todos, para mejores frutos.
Pero aún así creyó desproporcionado el brillo del premio conferido con la magnitud de su entusiasmo, el noble magistrado, y para hacerlo más trascendental en el alma de los niños y más brillante en los anales de la Instrucción Pública Municipal, creó las Medallas de Honor, y mandó a moldear 13: nueve para las Escuelas Superiores y cuatro para cuatro de las Escuelas Elementales (2 de varones y 2 de niñas) que más hubieran sobresalido en sus labores escolares, y estas medallas fueron distribuidas en actos solemnes que habrán de ser de muy grato y acentuado recuerdo en el alma de los niños que así educa el Gobierno del Distrito Federal.
Las alumnas y alumnos favorecidos en estos bellos torneos fueron los siguientes:
Escuelas Superiores: Las niñas Amanda Cruz, María Vicenta Mayora, Modesta García, Olimpia Martus, Dora Rodríguez, Carmen Aveledo y Alcira González, de las Escuelas “Salias”, “Madariaga”, Cagigal”, “Páez”, “Sucre”, “Roscio”, y “Zea”, respectivamente, las cuales son regentadas, en el mismo orden,  por la señorita Socorro González Orta, Lola Cabruja, María Inocencia Rodríguez, María Luisa Betancourt, la señora Matilde G. de Ponce y señoritas Herminia Escalante y Elina Marins.
Escuelas Elementales: Las niñas Bernarda Bolaño, de la Escuela Nº 3, regentada por la señorita Carmen Felicia Colón; y Ana Mercedes Olmeta, de la Nº 14, regentada por la señora Julia Matute de Illas; y los alumnos José Antonio Santana, de la Nº 31, regentada por la señorita Carmen Echeverría, y Efraín Gómez, de la Nº 53, regentada por el doctor Juan Pablo Echezuría.
Complementó este premio un bello diploma litografiado, en el cual se expresan las virtudes escolares galardonadas con la honrosa distinción: nos es grato reproducir éste en nuestras columnas, junto con la fotografía de la condecoración.
Diploma de Honor otorgado a la señorita Amanda Cruz por el Gobierno del Distrito Federal.

Del mismo modo nos complace expresar, en honor de los alumnos premiados, que cuando fue necesario sortear la medalla se dio el Diploma a los no favorecidos, con el objeto de significar así que eran acreedores a ponerla también sobre su pecho.
Reciba nuestro dignísimo señor Gobernador, los más calurosos parabienes por su eminente obra cultural, y junto con él recíbanlo también los que en su meritísima labor supieron interpretarlo y fielmente secundarlo.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 4 de enero de 1917).

martes, 25 de febrero de 2020

LAS AGUAS TERMALES DE SAN JUAN DE LOS MORROS EN 1926

El eminente Doctor Louis G. Blanc, hidrólogo de Francia, visitó Venezuela, invitado por el Gobierno del Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, para realizar estudios sobre las propiedades medicinales de las aguas termales de San Juan de los Morros en 1926.


El notable trabajo del Doctor Blanc sobre nuestras aguas termales de San Juan de los Morros, se debe, según sus propias palabras: "A la fecunda iniciativa del señor General Juan Vicente Gómez, a quien son por consiguiente deudores de gratitud, médicos y enfermos".
  
En la tarde del martes de la actual semana el Dr. Louis G. Blanc ha dado, en la Universidad Central de Venezuela, una muy interesante conferencia sobre hidrología en general, y propiedades características de las aguas de San Juan de los Morros que desde tanto tiempo atrás gozan de merecida fama por sus cualidades curativas.

El Doctor Blanc, notable persona en el mundo científico francés, fue antiguo Interno de los Hospitales de París, médico consultor en Aix-les-Bains, miembro de la Sociedad Francesa de Hidrología y de otras notables asociaciones científicas extranjeras.

Sus estudios son ya muy numerosos y justamente apreciados por el mundo de la medicina, en el que ha adquirido grandes triunfos y lauros.

El Doctor Blanc, huésped hoy de Caracas, ha estudiado las aguas de San Juan de los Morros, con su gran sapiencia, la que ha puesto de manifiesto, en la conferencia leída en la Universidad Central de Venezuela ante un numeroso grupo de profesionales y distinguida concurrencia de damas y caballeros que le oyeron disertar sobre hidrología.

Hizo la presentación del Doctor Blanc ante su auditorio, el Doctor Domingo Luciani en justicieras palabras en que enalteció la obra del maestro.

El notable trabajo del Doctor Blanc sobre nuestras aguas termales de San Juan de los Morros, se debe, según sus propias palabras: "A la fecunda iniciativa del señor General Juan Vicente Gómez, a quien son por consiguiente deudores de gratitud, médicos y enfermos".

En efecto, gracias a esa iniciativa del Benemérito Jefe de la Nación, el Doctor Blanc ha venido a nuestra Patria para hacer profundas investigaciones en el ramo de Hidrología, cuyo estudio acaba el Doctor de inaugurar en esta conferencia leída en la Universidad Central de Venezuela.

Felicitamos al notable hidrólogo y le deseamos éxitos en sus labores profesionales.

(Revista "Billiken", el 23 de enero de 1926).

miércoles, 19 de febrero de 2020

EL MONUMENTO A JOSÉ FÉLIX RIBAS

Monumento conmemorativo del Ilustre Prócer de la Independencia, General José Félix Ribas, en la Puerta de Caracas.

El señor General Rafael María Velasco Bustamante, Gobernador del Distrito Federal, ha dictado la siguiente meritísima resolución, siguiendo instrucciones del Supremo Mandatario Benemérito General Juan Vicente Gómez:

Por cuanto el monumento conmemorativo de la exposición de la cabeza del Ilustre Prócer de la Independencia, General José Félix Ribas, en la Puerta de Caracas, además de no hallarse en sitio conveniente, se encuentra en mal estado; y por cuanto la Municipalidad del Distrito Federal ha adquirido en aquel lugar la casa N° 140-1, en el patio de la cual, según la tradición, existió el árbol donde fue colgada la cabeza del héroe.

Por disposición del General Juan Vicente Gómez, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, procédase a la demolición de la mencionada casa y eríjase, en el propio lugar que indica la tradición, un nuevo monumento de mármol conmemorativo de aquel hecho histórico, y ejecútense a su alrededor, las obras de ornato y embellecimiento debidas, de acuerdo con los planos formulados por el ingeniero doctor Roberto García.

La anterior Resolución ha sido acogida con francos aplausos, pues testimonia el culto que merece el Gobierno Distrital a la gloria perenne del mártir de la Emancipación, de aquella recia y noble figura que aureola de grandeza inmortal el escenario de la guerra de independencia.

(Revista “Billiken”, el 24 de diciembre de 1932).

sábado, 1 de febrero de 2020

EL GENERAL GÓMEZ REFORMÓ COMPLETAMENTE EL PANTEÓN NACIONAL EN 1930

La gran obra de reforma del Panteón Nacional de Venezuela, emprendida por iniciativa del Benemérito General Juan Vicente Gómez en 1930.

En el lugar que ocupaba la antigua Iglesia de la Santísima Trinidad, convertida por Guzmán Blanco en Panteón Nacional para honrar los restos de los Próceres de la Independencia y de los hombres ilustres de la Patria, el Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez ha construido un suntuoso edificio en conmemoración del Primer Centenario de la muerte de Simón Bolívar en 1930, en donde descansan los sagrados restos del Libertador depositados en sólida y artística urna de bronce sobre un lujoso basamento de mármol.

Los más importantes trabajos efectuados en el Panteón Nacional de Caracas, Venezuela, fueron los que tuvieron ejecución durante el Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez, primero en 1910 cuando la República se preparaba para conmemorar el Centenario de la Independencia, y luego en 1930, en vísperas de cumplirse cien años de la muerte del Libertador. Como se evidencia, al General Gómez correspondió la misión de conmemorar las más importantes efemérides de la República.

A la izquierda: La antigua Iglesia de la Santísima Trinidad que Guzmán Blanco decretó como Panteón Nacional. A la derecha: El nuevo aspecto del Panteón Nacional, reformado totalmente durante el Gobierno del General Juan Vicente Gómez para conmemorar el Centenario del fallecimiento del Libertador Simón Bolívar, el 17 de diciembre de 1930.  

Desde el año 1910, el Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, emprendió con verdadero entusiasmo e interés la tarea del cuidado, mantenimiento y reforma del Panteón Nacional, mediante el Decreto que dictó, el 19 de marzo de ese mismo año. El artículo 2° de este Decreto disponía textualmente:

"Se reconstruirá en forma digna de su alto objeto el Panteón Nacional".

He aquí en qué consistió esta reconstrucción según el informe presentado por el ingeniero Alejandro Chataing al Ministerio de Obras Públicas:

"Después de ejecutar la reparación completa de todas las armaduras y cubiertas de los techos, he procedido a las modificaciones de la fachada, tratando de imprimirle mayor carácter a su arquitectura, armonizando sus diferentes secciones, y a pintarla con un tono apropiado al destino de la obra y a su situación con respecto a los edificios vecinos.

También he procedido a ejecutar las armazones de madera para la decoración interior de todo el edificio, así como a la preparación del pavimento y escalones interiores que serán de mármol del país.

El plan adoptado para la decoración es el siguiente:

Para la Capilla donde esté la tumba del Libertador, un artesonado rico, con una gran escocia alrededor y un friso que reducirá la altura desproporcionada del local.

Los muros de este recinto llevarán una decoración pintada. Para el plafond de la nave central se adoptará el más moderno sistema de estucos, que consiste en una placa de metal desplegado sobre la cual se aplica el mortero, formado por una capa de yeso y fibra de madera que recibirá un enlucido fino de yeso; todo el conjunto apoyado en sólida armazón de madera. Sobre la superficie horizontal así formada, se aplicará la ornamentación de relieve correspondiente a los panneoux en que se dividirá el plafond.

Las naves laterales llevarán un artesonado de madera, enriquecido con ornamentos de yeso. El pavimento de las naves será compuesto de losas de mármol blanco y gris, con guarniciones de mármol negro, y algunas losas de mármol de brecha que se distribuirán convenientemente para evitar la monotonía de la coloración.

Al ejecutarse el pavimento así de manera uniforme, acudirá el inconveniente de no poder conservar la situación precisa de cada tumba, diseminadas como están, sin orden, por el suelo, sin romper esa uniformidad que exige la elegancia de dicho pavimento, ya que tampoco es posible trasladar a lugar determinado los restos o cadáveres allí depositados.

Para salvar tal inconveniente se ha decidido dejar las losas en su precisa situación actual bajándolas solamente por debajo del nivel del pavimento que se va a colocar y grabando en la losa del nuevo pavimento que corresponda próximamente al centro de dicha posición, la inscripción respectiva.

El interior del edificio será pintado convenientemente y su decoración será tocada con oro y en los tonos que impriman mayor riqueza".

El General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, ofrenda una corona al Padre de la Patria en el Panteón Nacional con motivo del Centenario de la Batalla de Junín (Perú), el 6 de agosto de 1924. Acompañan al Supremo Magistrado, el General José Vicente Gómez, el Dr. Francisco Baptista Galindo, el Dr. Pedro Itriago Chacín, el Dr. Melchor Centeno Graϋ y Florencio Gómez Núñez. Foto del Diario "El Universal". 

A finales del año 1929, por iniciativa y expreso deseo del Benemérito General Juan Vicente Gómez, se ordenó conmemorar por todo lo alto el Centenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar, correspondiendo al Dr. Juan Bautista Pérez, Encargado de la Presidencia, su cumplimiento.

El Decreto del 3 de octubre de 1929, decía lo siguiente:

"Considerando que el actual edificio del Panteón Nacional, donde reposan los restos del Libertador, no reúne las condiciones de suntuosidad y belleza que corresponden a la gloriosa epopeya del Padre de la Patria y a la actual prosperidad de la República, se dispuso ejecutar las modificaciones y reparaciones necesarias para que el mencionado edificio reuniese las condiciones deseadas".

Proyecto de fachada para el Panteón Nacional, conmemorativa del Centenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar en 1930.

Tales fueron en realidad las más importantes modificaciones hechas al Panteón Nacional, pues incluyeron un cambio completo de su fachada y reformas de notorio valor en la disposición interior. Como bien lo expresa el informe publicado en la Memoria del Ministerio de Obras Públicas del año 1930:

"El antiguo Templo fue objeto de una verdadera reconstrucción, pues apenas si se aprovecharon los muros y el piso de mármol del interior. En estas importantes obras intervinieron los ingenieros venezolanos Hernán Ayala, Edgard Pardo Stolk, Guillermo Salas y el arquitecto español Manuel Mujica Millán. Los trabajos de la fachada principal consistieron en un cuerpo saliente integrado por una torre central y por dos pórticos que dan acceso al edificio por las naves laterales. Las torrecillas anteriores, demolidas hasta dos tercios de su altura, se reconstruyeron en armonía con el nuevo conjunto al cual se imprimió una marcada tendencia al Renacimiento español.

El pórtico constituye el elemento de unión de la torre central y de las dos laterales. Esta torre central, que está constituida por cuatro cuerpos, la base, el fuste, los áticos y la cúpula, alcanza una altura de 43 metros desde el nivel de la calle hasta el perillén que remata el lucernario de la cúpula.

Aspecto de la fachada del Panteón Nacional durante su construcción en el Gobierno del General Juan Vicente Gómez.

Aspecto de la fachada del Panteón Nacional completamente lista para su inauguración en el Gobierno del General Juan Vicente Gómez. Año 1930.

La citada Memoria del Ministerio de Obras Públicas da una idea más precisa de las reformas de 1930, así:

"La base que forma parte del pórtico constituye el acceso a la nave central y de ella arranca el fuste que es el segundo cuerpo de la torre. El fuste remata aproximadamente a la altura de 24 metros y está ornamentado con cuatro ventanales de forma alargada que contribuyen a comunicar a este cuerpo la más bella apariencia. La sección de este fuste es aproximadamente cuadrada y remata en el ático de la torre donde se efectúa la transición de la forma cuadrangular del fuste a la forma circular de la cúpula. El ático está compuesto de dos secciones la primera está ricamente ornamentada en el orden que corresponde al estilo general, con cuatro ventanales y volutas moldeadas de molduras y limitadas por pilastras y cornisas. La segunda sección del ático tiene una planta poligonal ya muy próxima a la circunferencia y está provista de numerosas ventanas y también ornamentada en la misma forma de la primera sección.

La torre central es visitable en todos los siete pisos de su altura. Las dos torrecillas laterales tienen sección y altura mucho menores que la torre principal, y están situadas en un plano posterior, con el objeto de que aquella se destaque y constituya el motivo principal de la fachada.

A la izquierda: Vista interior del Panteón Nacional. A la derecha: Plano que representa la Planta del Edificio.

Las antiguas fachadas laterales del Panteón Nacional correspondían a las primitivas de la Iglesia de la Santísima Trinidad que desde su construcción habían tenido pocas o ningunas modificaciones y por consiguiente su estilo no era cónsono con el que en la actualidad se le daba a la fachada principal. Las obras comenzaron por aumentar la menguada altura de los muros de ambas fachadas, de manera de proporcionarlas con la actual elevación de la fachada principal.

Con el fin de romper la monotonía de la vieja construcción, se procedió a dividir la larga extensión de los muros en paneles limitados por pilastras de escaso relieve, y que sin llegar a la línea de tierra rematan a cierta altura en consolas de sustentación propias del estilo.

Ambas fachadas fueron provistas de preciosos ventanales abiertos precisamente en los ejes de las capillas de las naves interiores y que dotados de ricos vitrales, a la vez que proporcionan al interior del edificio una iluminación suave y difusa, sirven de bellos motivos ornamentales.

En ambas fachadas y en la parte que demarca el crucero del antiguo templo, se construyeron ventanales de mayores proporciones y ornamentados aún con más riqueza, y cuyos vitrales ostentan, uno el escudo de la familia Bolívar, y el otro el viejo escudo colonial de Santiago de León de Caracas.

En la fachada occidental se construyó además una preciosa y amplia portada del más puro estilo barroco, que sugiere al instante el recuerdo de los rancios portalones de las señoriales mansiones coloniales. Este portón da acceso al jardín interior del edificio.

Para remate de la parte inferior de los muros y como elemento de enlace entre éstos y el enlosado de mármol del piso, se colocó una franja de mármol veronés a todo lo largo de los muros laterales.

En el fondo de la nave mayor, ábside del antiguo templo, se encuentra la Capilla que alberga los restos del Libertador. El famoso monumento de Tenerani se encontraba al fondo de la Capilla, a una distancia de cerca de tres metros del muro, y en este espacio estaba colocada la urna de plomo que conservaba los venerados despojos, contenida en rico pero carcomido sarcófago de madera de tiempos de Guzmán Blanco.

NUEVO SARCÓFAGO DE BRONCE ALBERGA RESTOS DEL LIBERTADOR

La soberbia urna de bronce donde reposan los restos del Libertador Simón Bolívar en el Panteón Nacional, obra del gran escultor español Chícharo Gamo, ordenada su realización por el Benemérito General Juan Vicente Gómez para conmemorar el Centenario del fallecimiento del Padre de la Patria, el 17 de diciembre de 1930. 

Por disposición del Benemérito General Juan Vicente Gómez, con motivo del Centenario de la muerte del Libertador, el 17 de diciembre en 1930, se sustituyó el antiguo sarcófago de madera de la época de Guzmán Blanco por uno más suntuoso y digno al Padre de la Patria realizado en bronce por el escultor español Chícharo Gamo, debiendo colocarse éste sobre alto basamento de mármol, y al frente del monumento de Tenerani, siendo necesario ejecutar en la capilla importantes modificaciones. Correspondió al Dr. Juan Bautista Pérez, Encargado de la Presidencia, aprobar los trabajos al respecto.

"En primer lugar, se procedió a trasladar el monumento de Tenerani al fondo de la Capilla, de manera que quedase adosado al muro, con lo cual además de aumentarse el espacio disponible, se le dio la colocación que propiamente le corresponde, por su forma y disposición.

La altura del nuevo sarcófago montado sobre su basamento de mármol hubiera cubierto parte importante del mármol de Tenerani. Para obviar este inconveniente se presentaban dos soluciones o bien levantar a mayor altura aquel artístico monumento, o bien bajar el piso. La primera solución fue desde luego desechada pues la mayor altura traía una evidente desproporción del monumento con la Capilla y con su propio basamento. En cambio, al bajar el piso se conservaban las proporciones del monumento que aseguraban su visibilidad desde cualquier punto del edificio, y quedaba suprimida la segunda galería de la capilla aumentando en varios metros el espacio hábil de ella, por la incorporación de la superficie antes ocupada por la mencionada galería y por el descanso que le separaba de las primeras gradas. De manera que actualmente el sarcófago de bronce se encuentra colocado en el centro de la Capilla sin estorbar la vista del monumento y en su contorno quedan amplios espacios para la colocación de los altos funcionarios nacionales en las ceremonias patrióticas que periódicamente tienen lugar en tal sitio.

Con el objeto de enriquecer la Capilla y armonizar su ornamentación con la suntuosidad del nuevo sarcófago, su basamento y la famosa estatua del Libertador, se revistieron las paredes con zócalos de mármol italiano hasta la altura de la base del monumento. Además, el antiguo y desigual pavimento de mármol fue sustituido por otro más regular y artístico.

El patio que se encuentra al fondo del edificio fue también ornamentado en el mismo estilo barroco, y en su centro se construyó una fuente donde se reflejan los cipreses plantados en sus bordes".

Gran inauguración del nuevo Panteón Nacional en 1930. Arriba, a la izquierda: Aspecto del Panteón llenándose de público. Arriba, a la derecha: Llegada del automóvil del General Gómez y su comitiva para el acto. Abajo, a la izquierda: Impresionante multitud del pueblo recibe cariñosamente al Presidente Gómez a su arribo, nótese su automóvil rodeado de gente que le aclama. Abajo, a la derecha: El Benemérito General Juan Vicente Gómez, saluda al pueblo caraqueño y se dirige al interior del Panteón Nacional.   

Gran inauguración del nuevo Panteón Nacional con motivo del Centenario de la muerte del Libertador en 1930. Arriba: El Benemérito General Juan Vicente Gómez, saludando al pueblo, se dirige al interior del Panteón Nacional. Abajo: Una impresionante multitud de personas aclama al Presidente Gómez durante su llegada al recinto sagrado donde se celebrará el acto en Caracas (Venezuela).   

Al fondo, escoltado por una guardia de honor, se aprecia el sarcófago de bronce del Padre de la Patria, en el Panteón Nacional, el día 17 de diciembre de 1930, fecha en que se cumplió el primer Centenario su muerte. 

LAS PLAZAS ADYACENTES

El Parque Miranda de Caracas, visto desde el Panteón Nacional. Al norte de este bello Parque se alza el Panteón Nacional. Año 1930.

También el viejo parque adyacente al Panteón Nacional, fue objeto en 1929 de importantes reparaciones con el fin de destacar su belleza natural y de modernizar las vías que lo cruzan por disposición del Benemérito General Juan Vicente Gómez. De ello trata igualmente la Memoria del Ministerio de Obras Públicas correspondiente al año de 1930.

El parque de la primitiva Iglesia de la Santísima Trinidad, flanquea el edificio del actual Panteón por el Este y el Sur, y en nuestros días esta dividido en cinco plazas cubiertas por una lozana vegetación en la que existen espléndidas ceibas, verdes acacias que en la primavera se visten de rojo, palmeras y otras plantas del trópico de exhuberantes ramajes y colorido. He aquí como describe la distribución de estas plazas la mencionada Memoria de Obras Públicas:

"Las dos pequeñas del Oeste (estas dos pequeñas plazas se sitúan al Oeste en esta reseña, en relación con las otras tres situadas al Este. Relacionadas con el Panteón están realmente al Sur pues al Oeste de dicho edificio lo que existe es la Avenida Norte) frente al edificio, están partidas por la calle Este 9 prolongadas hasta su encuentro con la Avenida Norte. Están adornadas con dos filas longitudinales de cipreses y palmas circuidas de aceras y los centros son cuadros de grama. Al Norte de estas plazas se encuentra otra calle Este-Oeste que las separa del edificio y que remata al Norte de la gradería de piedra artificial que da acceso al Panteón por la puerta central. Cuatro magníficos candelabros funerarios ornamentan la entrada.

La Plaza del Este queda en tres partes dividida por las calles Este-Oeste. De estas tres plazas del Este, la central esta realzada con la estatua del Generalísimo Francisco de Miranda montada sobre nuevo pedestal, proyectado por el mismo Mujica". 

LAS DECORACIONES PICTÓRICAS DEL PANTEÓN NACIONAL


Las notables pinturas de Tito Salas, uno de los más destacados pintores venezolanos de los últimos tiempos, nacido en Caracas en 1890, sigue la huella de sus ilustres predecesores Cristóbal Rojas y Arturo Michelena. Salas se marcha a París, donde hace sus estudios dentro de las normas del clasicismo. Caldeada, sin embargo, por un espíritu ardiente, su pintura se distingue por su vigoroso sentido expresionista y por su inconfundible pasión del color.

Estas virtudes que distinguen a Tito Salas en la gran eclosión pictórica hispanoamericana, se ponen de manifiesto en sus obras, principalmente en sus grandes conjuntos históricos entre los que descuellan las decoraciones de la Casa Natal del Libertador y las del Panteón Nacional, en Caracas.

Las decoraciones del Panteón Nacional las inicia Salas en 1930 y comprenden un gran conjunto de episodios históricos y de interpretaciones simbólicas a los que, exceptuados aquellos que se refieren a la Conquista, sirve de numen la figura del Libertador.

Obras del maestro Tito Salas. A la izquierda: "Bolívar y Humboldt". El Libertador en París, durante el mes de septiembre de 1804, conoce al Baron Alejandro de Humboldt, a otros conspicuos hombres de ciencia y a políticos eminentes de Francia con los que establece amistad. A la derecha: "¡Unión, unión!". El Libertador frente al mar, confidente de los grandes hombres en los días de adversidad, piensa en el porvenir de los pueblos de Colombia a los que recomienda la unión, como única fórmula de salvación, en su última Proclama dictada en Santa Marta pocos días antes de su muerte. Esta Proclama esta considerada como su testamento político.

Obras del maestro Tito Salas. A la izquierda: Bolívar jura ante su Maestro Don Simón Rodríguez, en el Monte Sacro de Roma, no dar descanso a su brazo ni reposo a su mente hasta no ver libre a su Patria. A la derecha: Alegoría de la libertad de los esclavos.

He aquí, enumerados conforme a su ubicación, estos grandes murales.

A partir de la entrada al recinto, en dirección al Monumento del Héroe:

1°.- El Tiempo graba el nombre de Bolívar para la Posteridad.

2°: Apoteosis del Libertador después de su muerte.

3°.- Fundación de la ciudad de Caracas, cuna del Padre de la Patria.

ARCO DE LA DERECHA:

Entrada triunfal de Bolívar a Caracas después de la Batalla de Carabobo que en 1821 selló la Independencia de Venezuela.

ARCO DE LA IZQUIERDA:

Traslado de los restos del Libertador de La Guaira a Caracas (1842).

Arco de la Nave Central (Crucem): La Santísima Trinidad advocación religiosa de la familia Bolívar y Primera Comunión del futuro Libertador.

En los otros arcos del Crucero: Escudo nobiliario de la familia Bolívar. Escudo de Caracas y Escudo de Venezuela. 

NAVE LATERAL DERECHA:

1°.- La Noche de Casacoima. En su propósito de dominar totalmente el Orinoco, el Libertador establece su Cuartel General en San Félix. El 4 de julio de 1817 es sorprendido por fuerzas enemigas y logra salvar su vida arrojándose a la laguna de Casacoima.

2°.- Bolívar en el Chimborazo. La ascensión del Héroe a esa montaña le inspiro luego la conocida página titulada "Mi Delirio sobre el Chimborazo".

3°.- Alegoría de la libertad de los esclavos.

4°.- Bolívar jura ante su Maestro Don Simón Rodríguez, en el Monte Sacro de Roma, no dar descanso a su brazo ni reposo a su mente hasta no ver libre a su Patria de la dominación española (15 de agosto de 1805).

NAVE LATERAL IZQUIERDA:

1°.- "¡Unión, unión!" El Libertador frente al mar, confidente de los grandes hombres en los días de adversidad, piensa en el porvenir de los pueblos de Colombia a los que recomienda la unión, como única fórmula de salvación, en su última Proclama dictada en Santa Marta pocos días antes de su muerte. Esta Proclama está considerada como su testamento político.

2.- Bolívar y Humboldt. El Libertador en París, durante el mes de septiembre de 1804, conoce al Baron Alejandro de Humboldt, a otros conspicuos hombres de ciencia y a políticos eminentes de Francia con los que establece amistad.

3°.- El 26 de octubre de 1825, el Libertador asciende al famoso cerro de Potosí, en Bolivia.

4°.- Inspiración del Istmo de Panamá, el cual, según el Libertador, si el mundo hubiese de elegir su Capital, sería el lugar señalado para tan augusto destino.

Obras del maestro Tito Salas: A la izquierda: El 26 de octubre de 1825, el Libertador asciende al famoso cerro de Potosí, en Bolivia. a la derecha: Apoteosis del Libertador después de su muerte.


Vista exterior e interior del Panteón Nacional de Caracas (Venezuela), reformado totalmente por disposición del Benemérito General Juan Vicente Gómez en 1930 como homenaje al Padre de la Patria.