La gran obra de reforma del
Panteón Nacional de Venezuela, emprendida por iniciativa del Benemérito General
Juan Vicente Gómez en 1930.
En el lugar que ocupaba la antigua Iglesia de la Santísima Trinidad,
convertida por Guzmán Blanco en Panteón Nacional para honrar los restos de los
Próceres de la Independencia y de los hombres ilustres de la Patria, el
Gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez ha construido un suntuoso
edificio en conmemoración del Primer Centenario de la muerte de Simón Bolívar en 1930,
en donde descansan los sagrados restos del Libertador depositados en sólida y
artística urna de bronce sobre un lujoso basamento de mármol.
Los más importantes trabajos efectuados en el Panteón Nacional de
Caracas, Venezuela, fueron los que tuvieron ejecución durante el Gobierno del
Benemérito General Juan Vicente Gómez, primero en 1910 cuando la República se
preparaba para conmemorar el Centenario de la Independencia, y luego en 1930,
en vísperas de cumplirse cien años de la muerte del Libertador. Como se evidencia, al
General Gómez correspondió la misión de conmemorar las más importantes
efemérides de la República.
A la izquierda: La antigua Iglesia
de la Santísima Trinidad que Guzmán Blanco decretó como Panteón Nacional. A la
derecha: El nuevo aspecto del Panteón Nacional, reformado totalmente durante el
Gobierno del General Juan Vicente Gómez para conmemorar el Centenario del
fallecimiento del Libertador Simón Bolívar, el 17 de diciembre de 1930.
Desde el año 1910, el Benemérito General Juan Vicente
Gómez, Presidente de la República de Venezuela, emprendió con verdadero entusiasmo e interés la tarea del cuidado, mantenimiento y reforma del Panteón Nacional, mediante el Decreto que dictó, el 19 de marzo de ese mismo año. El artículo 2° de este Decreto disponía textualmente:
"Se reconstruirá en forma
digna de su alto objeto el Panteón Nacional".
He aquí en qué consistió esta reconstrucción según el informe presentado
por el ingeniero Alejandro Chataing al Ministerio de Obras Públicas:
"Después de ejecutar la
reparación completa de todas las armaduras y cubiertas de los techos, he procedido
a las modificaciones de la fachada, tratando de imprimirle mayor carácter a su
arquitectura, armonizando sus diferentes secciones, y a pintarla con un tono
apropiado al destino de la obra y a su situación con respecto a los edificios
vecinos.
También he procedido a ejecutar
las armazones de madera para la decoración interior de todo el edificio, así
como a la preparación del pavimento y escalones interiores que serán de mármol
del país.
El plan adoptado para la decoración es el siguiente:
Para la Capilla donde esté la
tumba del Libertador, un artesonado rico, con una gran escocia alrededor y un friso
que reducirá la altura desproporcionada del local.
Los muros de este recinto
llevarán una decoración pintada. Para el plafond de la nave central se adoptará
el más moderno sistema de estucos, que consiste en una placa de metal
desplegado sobre la cual se aplica el mortero, formado por una capa de yeso y
fibra de madera que recibirá un enlucido fino de yeso; todo el conjunto apoyado
en sólida armazón de madera. Sobre la superficie horizontal así formada, se
aplicará la ornamentación de relieve correspondiente a los panneoux en que se
dividirá el plafond.
Las naves laterales llevarán un
artesonado de madera, enriquecido con ornamentos de yeso. El pavimento de las
naves será compuesto de losas de mármol blanco y gris, con guarniciones de mármol
negro, y algunas losas de mármol de brecha que se distribuirán convenientemente
para evitar la monotonía de la coloración.
Al ejecutarse el pavimento así
de manera uniforme, acudirá el inconveniente de no poder conservar la situación
precisa de cada tumba, diseminadas como están, sin orden, por el suelo, sin
romper esa uniformidad que exige la elegancia de dicho pavimento, ya que
tampoco es posible trasladar a lugar determinado los restos o cadáveres allí
depositados.
Para salvar tal inconveniente
se ha decidido dejar las losas en su precisa situación actual bajándolas solamente
por debajo del nivel del pavimento que se va a colocar y grabando en la losa
del nuevo pavimento que corresponda próximamente al centro de dicha posición,
la inscripción respectiva.
El interior del edificio será
pintado convenientemente y su decoración será tocada con oro y en los tonos que
impriman mayor riqueza".
El General Juan Vicente Gómez,
Presidente de la República, ofrenda una corona al Padre de la Patria en el
Panteón Nacional con motivo del Centenario de la Batalla de Junín (Perú), el 6
de agosto de 1924. Acompañan al Supremo Magistrado, el General José Vicente Gómez,
el Dr. Francisco Baptista Galindo, el Dr. Pedro Itriago Chacín, el Dr. Melchor
Centeno Graϋ y Florencio Gómez Núñez. Foto
del Diario "El Universal".
A finales del año 1929, por iniciativa y expreso deseo del Benemérito
General Juan Vicente Gómez, se ordenó conmemorar por todo lo alto el Centenario
de la muerte del Libertador Simón Bolívar, correspondiendo al Dr. Juan Bautista
Pérez, Encargado de la Presidencia, su cumplimiento.
El Decreto del 3 de octubre de 1929, decía lo siguiente:
"Considerando que el
actual edificio del Panteón Nacional, donde reposan los restos del Libertador,
no reúne las condiciones de suntuosidad y belleza que corresponden a la
gloriosa epopeya del Padre de la Patria y a la actual prosperidad de la
República, se dispuso ejecutar las modificaciones y reparaciones necesarias
para que el mencionado edificio reuniese las condiciones deseadas".
Proyecto de fachada para el
Panteón Nacional, conmemorativa del Centenario de la muerte del Libertador Simón
Bolívar en 1930.
Tales fueron en realidad las más importantes modificaciones hechas al
Panteón Nacional, pues incluyeron un cambio completo de su fachada y reformas
de notorio valor en la disposición interior. Como bien lo expresa el informe
publicado en la Memoria del Ministerio de Obras Públicas del año 1930:
"El antiguo Templo fue objeto
de una verdadera reconstrucción, pues apenas si se aprovecharon los muros y el
piso de mármol del interior. En estas importantes obras intervinieron los
ingenieros venezolanos Hernán Ayala, Edgard Pardo Stolk, Guillermo Salas y el
arquitecto español Manuel Mujica Millán. Los trabajos de la fachada principal consistieron
en un cuerpo saliente integrado por una torre central y por dos pórticos que
dan acceso al edificio por las naves laterales. Las torrecillas anteriores,
demolidas hasta dos tercios de su altura, se reconstruyeron en armonía con el
nuevo conjunto al cual se imprimió una marcada tendencia al Renacimiento español.
El pórtico constituye el
elemento de unión de la torre central y de las dos laterales. Esta torre
central, que está constituida por cuatro cuerpos, la base, el fuste, los áticos
y la cúpula, alcanza una altura de 43 metros desde el nivel de la calle hasta el
perillén que remata el lucernario de la cúpula.
Aspecto de la fachada del Panteón
Nacional durante su construcción en el Gobierno del General Juan Vicente Gómez.
Aspecto de la fachada del Panteón
Nacional completamente lista para su inauguración en el Gobierno del General Juan
Vicente Gómez. Año 1930.
La citada Memoria
del Ministerio de Obras Públicas da una idea más precisa de las reformas de
1930, así:
"La base que forma parte
del pórtico constituye el acceso a la nave central y de ella arranca el fuste
que es el segundo cuerpo de la torre. El fuste remata aproximadamente a la
altura de 24 metros
y está ornamentado con cuatro ventanales de forma alargada que contribuyen a
comunicar a este cuerpo la más bella apariencia. La sección de este fuste es
aproximadamente cuadrada y remata en el ático de la torre donde se efectúa la
transición de la forma cuadrangular del fuste a la forma circular de la cúpula.
El ático está compuesto de dos secciones la primera está ricamente ornamentada
en el orden que corresponde al estilo general, con cuatro ventanales y volutas moldeadas
de molduras y limitadas por pilastras y cornisas. La segunda sección del ático
tiene una planta poligonal ya muy próxima a la circunferencia y está provista
de numerosas ventanas y también ornamentada en la misma forma de la primera sección.
La torre central es visitable
en todos los siete pisos de su altura. Las dos torrecillas laterales tienen
sección y altura mucho menores que la torre principal, y están situadas en un
plano posterior, con el objeto de que aquella se destaque y constituya el
motivo principal de la fachada.
A la izquierda: Vista interior
del Panteón Nacional. A la derecha: Plano que representa la Planta del
Edificio.
Las antiguas fachadas laterales
del Panteón Nacional correspondían a las primitivas de la Iglesia de la Santísima
Trinidad que desde su construcción habían tenido pocas o ningunas
modificaciones y por consiguiente su estilo no era cónsono con el que en la actualidad
se le daba a la fachada principal. Las obras comenzaron por aumentar la
menguada altura de los muros de ambas fachadas, de manera de proporcionarlas
con la actual elevación de la fachada principal.
Con el fin de romper la monotonía
de la vieja construcción, se procedió a dividir la larga extensión de los muros
en paneles limitados por pilastras de escaso relieve, y que sin llegar a la línea
de tierra rematan a cierta altura en consolas de sustentación propias del
estilo.
Ambas fachadas fueron provistas
de preciosos ventanales abiertos precisamente en los ejes de las capillas de
las naves interiores y que dotados de ricos vitrales, a la vez que proporcionan
al interior del edificio una iluminación suave y difusa, sirven de bellos
motivos ornamentales.
En ambas fachadas y en la parte
que demarca el crucero del antiguo templo, se construyeron ventanales de
mayores proporciones y ornamentados aún con más riqueza, y cuyos vitrales
ostentan, uno el escudo de la familia Bolívar, y el otro el viejo escudo
colonial de Santiago de León de Caracas.
En la fachada occidental se
construyó además una preciosa y amplia portada del más puro estilo barroco, que
sugiere al instante el recuerdo de los rancios portalones de las señoriales
mansiones coloniales. Este portón da acceso al jardín interior del edificio.
Para remate de la parte
inferior de los muros y como elemento de enlace entre éstos y el enlosado de mármol
del piso, se colocó una franja de mármol veronés a todo lo largo de los muros
laterales.
En el fondo de la nave mayor,
ábside del antiguo templo, se encuentra la Capilla que alberga los restos del Libertador.
El famoso monumento de Tenerani se encontraba al fondo de la Capilla, a una
distancia de cerca de tres metros del muro, y en este espacio estaba colocada la urna de plomo que
conservaba los venerados despojos, contenida en rico pero carcomido sarcófago
de madera de tiempos de Guzmán Blanco.
NUEVO SARCÓFAGO DE BRONCE
ALBERGA RESTOS DEL LIBERTADOR
La soberbia urna de bronce donde
reposan los restos del Libertador Simón Bolívar en el Panteón Nacional, obra
del gran escultor español Chícharo Gamo, ordenada su realización por el Benemérito
General Juan Vicente Gómez para conmemorar el Centenario del fallecimiento del
Padre de la Patria, el 17 de diciembre de 1930.
Por disposición del Benemérito General Juan Vicente Gómez, con motivo
del Centenario de la muerte del Libertador, el 17 de diciembre en 1930, se
sustituyó el antiguo sarcófago de madera de la época de Guzmán Blanco por uno
más suntuoso y digno al Padre de la Patria realizado en bronce por el escultor
español Chícharo Gamo, debiendo colocarse éste sobre alto basamento de mármol,
y al frente del monumento de Tenerani, siendo necesario ejecutar en la capilla
importantes modificaciones. Correspondió al Dr. Juan Bautista Pérez, Encargado
de la Presidencia, aprobar los trabajos al respecto.
"En primer lugar, se
procedió a trasladar el monumento de Tenerani al fondo de la Capilla, de manera
que quedase adosado al muro, con lo cual además de aumentarse el espacio
disponible, se le dio la colocación que propiamente le corresponde, por su
forma y disposición.
La altura del nuevo sarcófago
montado sobre su basamento de mármol hubiera cubierto parte importante del
mármol de Tenerani. Para obviar este inconveniente se presentaban dos
soluciones o bien levantar a mayor altura aquel
artístico monumento, o bien bajar el piso. La primera solución fue desde luego desechada
pues la mayor altura traía una evidente desproporción del monumento con la
Capilla y con su propio basamento. En cambio, al bajar el piso se conservaban
las proporciones del monumento que aseguraban su visibilidad desde cualquier
punto del edificio, y quedaba suprimida la segunda galería de la capilla
aumentando en varios metros el espacio hábil de ella, por la incorporación de
la superficie antes ocupada por la mencionada galería y por el descanso que le
separaba de las primeras gradas. De manera que actualmente el sarcófago de
bronce se encuentra colocado en el centro de la Capilla sin estorbar la vista del
monumento y en su contorno quedan amplios espacios para la colocación de
los altos funcionarios nacionales en las ceremonias patrióticas que periódicamente
tienen lugar en tal sitio.
Con el objeto de enriquecer la
Capilla y armonizar su ornamentación con la suntuosidad del nuevo sarcófago, su
basamento y la famosa estatua del Libertador, se revistieron las paredes con
zócalos de mármol italiano hasta la altura de la base del monumento. Además, el
antiguo y desigual pavimento de mármol fue sustituido por otro más regular y
artístico.
El patio que se encuentra al
fondo del edificio fue también ornamentado en el mismo estilo barroco, y en su
centro se construyó una fuente donde se reflejan los cipreses plantados en sus
bordes".
Gran inauguración del nuevo
Panteón Nacional en 1930. Arriba, a la izquierda: Aspecto del Panteón
llenándose de público. Arriba, a la derecha: Llegada del automóvil del General
Gómez y su comitiva para el acto. Abajo, a la izquierda: Impresionante multitud
del pueblo recibe cariñosamente al Presidente Gómez a su arribo, nótese su
automóvil rodeado de gente que le aclama. Abajo, a la derecha: El Benemérito
General Juan Vicente Gómez, saluda al pueblo caraqueño y se dirige al interior
del Panteón Nacional.
Gran inauguración del nuevo
Panteón Nacional con motivo del Centenario de la muerte del Libertador en 1930.
Arriba: El Benemérito General Juan Vicente Gómez, saludando al pueblo, se
dirige al interior del Panteón Nacional. Abajo: Una impresionante multitud de
personas aclama al Presidente Gómez durante su llegada al recinto sagrado donde
se celebrará el acto en Caracas (Venezuela).
Al fondo, escoltado por una
guardia de honor, se aprecia el sarcófago de bronce del Padre de la Patria, en
el Panteón Nacional, el día 17 de diciembre de 1930, fecha en que se cumplió el
primer Centenario su muerte.
LAS PLAZAS ADYACENTES
El Parque Miranda de Caracas,
visto desde el Panteón Nacional. Al norte de este bello Parque se alza el
Panteón Nacional. Año 1930.
También el viejo parque adyacente al Panteón Nacional, fue objeto en
1929 de importantes reparaciones con el fin de destacar su belleza natural y de
modernizar las vías que lo cruzan por disposición del Benemérito General Juan
Vicente Gómez. De ello trata igualmente la Memoria del Ministerio de Obras
Públicas correspondiente al año de 1930.
El parque de la primitiva Iglesia de la Santísima Trinidad, flanquea el
edificio del actual Panteón por el Este y el Sur, y en nuestros días esta
dividido en cinco plazas cubiertas por una lozana vegetación en la que existen
espléndidas ceibas, verdes acacias que en la primavera se visten de rojo, palmeras
y otras plantas del trópico de exhuberantes ramajes y colorido. He aquí como
describe la distribución de estas plazas la mencionada Memoria de Obras
Públicas:
"Las dos pequeñas del
Oeste (estas dos pequeñas plazas se sitúan al Oeste en esta reseña, en relación
con las otras tres situadas al Este. Relacionadas con el Panteón están
realmente al Sur pues al Oeste de dicho edificio lo que existe es la Avenida
Norte) frente al edificio, están partidas por la calle Este 9 prolongadas hasta
su encuentro con la Avenida Norte. Están adornadas con dos filas longitudinales
de cipreses y palmas circuidas de aceras y los centros son cuadros de grama. Al
Norte de estas plazas se encuentra otra calle Este-Oeste que las separa del
edificio y que remata al Norte de la gradería de piedra artificial que da
acceso al Panteón por la puerta central. Cuatro magníficos candelabros
funerarios ornamentan la entrada.
La Plaza del Este queda en tres
partes dividida por las calles Este-Oeste. De estas tres plazas del Este, la central
esta realzada con la estatua del Generalísimo Francisco de Miranda montada
sobre nuevo pedestal, proyectado por el mismo Mujica".
LAS DECORACIONES PICTÓRICAS DEL
PANTEÓN NACIONAL
Las notables pinturas de Tito Salas, uno de los más destacados pintores
venezolanos de los últimos tiempos, nacido en Caracas en 1890, sigue la huella
de sus ilustres predecesores Cristóbal Rojas y Arturo Michelena. Salas se
marcha a París, donde hace sus estudios dentro de las normas del clasicismo.
Caldeada, sin embargo, por un espíritu ardiente, su pintura se distingue por su
vigoroso sentido expresionista y por su inconfundible pasión del color.
Estas virtudes que distinguen a Tito Salas en la gran eclosión pictórica
hispanoamericana, se ponen de manifiesto en sus obras, principalmente en sus
grandes conjuntos históricos entre los que descuellan las decoraciones de la
Casa Natal del Libertador y las del Panteón Nacional, en Caracas.
Las decoraciones del Panteón Nacional las inicia Salas en 1930 y
comprenden un gran conjunto de episodios históricos y de interpretaciones simbólicas
a los que, exceptuados aquellos que se refieren a la Conquista, sirve de numen
la figura del Libertador.
Obras del maestro Tito Salas. A la izquierda: "Bolívar y Humboldt".
El Libertador en París, durante el mes de septiembre de 1804, conoce al Baron
Alejandro de Humboldt, a otros conspicuos hombres de ciencia y a políticos
eminentes de Francia con los que establece amistad. A la derecha: "¡Unión, unión!". El Libertador frente al mar, confidente de los grandes hombres en los días de
adversidad, piensa en el porvenir de los pueblos de Colombia a los que
recomienda la unión, como única fórmula de salvación, en su última Proclama
dictada en Santa Marta pocos días antes de su muerte. Esta Proclama esta
considerada como su testamento político.
Obras del maestro Tito Salas. A la izquierda: Bolívar jura ante
su Maestro Don Simón Rodríguez, en el Monte Sacro de Roma, no dar descanso a su
brazo ni reposo a su mente hasta no ver libre a su Patria. A la derecha: Alegoría de la
libertad de los esclavos.
He aquí, enumerados conforme a su ubicación, estos grandes murales.
A partir de la entrada al recinto, en dirección al Monumento del Héroe:
1°.- El Tiempo
graba el nombre de Bolívar para la Posteridad.
2°: Apoteosis del
Libertador después de su muerte.
3°.- Fundación de
la ciudad de Caracas, cuna del Padre de la Patria.
ARCO DE LA DERECHA:
Entrada triunfal de Bolívar a Caracas después de la Batalla de Carabobo
que en 1821 selló la Independencia de Venezuela.
ARCO DE LA IZQUIERDA:
Traslado de los
restos del Libertador de La Guaira a Caracas (1842).
Arco de la Nave Central (Crucem): La Santísima Trinidad advocación
religiosa de la familia Bolívar y Primera Comunión del futuro Libertador.
En los otros arcos del Crucero: Escudo nobiliario de la familia Bolívar.
Escudo de Caracas y Escudo de Venezuela.
NAVE LATERAL DERECHA:
1°.- La Noche de Casacoima. En su propósito de dominar totalmente el
Orinoco, el Libertador establece su Cuartel General en San Félix. El 4 de julio
de 1817 es sorprendido por fuerzas enemigas y logra salvar su vida arrojándose
a la laguna de Casacoima.
2°.- Bolívar en el Chimborazo. La ascensión del Héroe a esa montaña le
inspiro luego la conocida página titulada "Mi Delirio sobre el
Chimborazo".
3°.- Alegoría de
la libertad de los esclavos.
4°.- Bolívar jura ante su Maestro Don Simón Rodríguez, en el Monte Sacro
de Roma, no dar descanso a su brazo ni reposo a su mente hasta no ver libre a
su Patria de la dominación española (15 de agosto de 1805).
NAVE LATERAL IZQUIERDA:
1°.- "¡Unión, unión!" El Libertador frente al mar, confidente
de los grandes hombres en los días de adversidad, piensa en el porvenir de los
pueblos de Colombia a los que recomienda la unión, como única fórmula de
salvación, en su última Proclama dictada en Santa Marta pocos días antes de su
muerte. Esta Proclama está considerada como su testamento político.
2.- Bolívar y Humboldt. El Libertador en París, durante el mes de
septiembre de 1804, conoce al Baron Alejandro de Humboldt, a otros conspicuos
hombres de ciencia y a políticos eminentes de Francia con los que establece
amistad.
3°.- El 26 de octubre de 1825, el Libertador asciende al famoso cerro de
Potosí, en Bolivia.
4°.- Inspiración del Istmo de Panamá, el cual, según el Libertador, si
el mundo hubiese de elegir su Capital, sería el lugar señalado para tan augusto
destino.
Obras del maestro Tito Salas: A la izquierda: El 26 de octubre de 1825, el Libertador asciende al
famoso cerro de Potosí, en Bolivia. a la derecha: Apoteosis del Libertador después de su muerte.
Vista exterior e interior del
Panteón Nacional de Caracas (Venezuela), reformado totalmente por disposición
del Benemérito General Juan Vicente Gómez en 1930 como homenaje al Padre de la Patria.