El 13 de abril de 1930, aparece en la gráfica el Boy Scout venezolano que
logró conquistar la histórica hazaña, en compañía de su querido e inseparable perro
"Sultán", antes de perderlo en la Salitrera del Norte en Chile.
(Por: Elba Flores de Ascaso y J. P. Leroy)
"Pienso que el arranque de mi aventura, desde el punto de vista
anímico y psicológico se debió por haberme acercado al General Gómez, pues me
apoyó en mi intento y me trajo suerte".
Carlos Arturo Zambrano.
Don Carlos Arturo Zambrano con quien mantuvimos un diálogo, abierto,
ameno, participativo, en torno a su vida y su libro titulado: "La Gran
Caminata"…
Así nos enteramos de las peripecias protagonizadas por un niño que, en
compañía de su perro, atravesó a pie toda Suramérica para ver a su madre, y, a
la vez, aprovechó para hacer realidad sus sueños de explorador, influenciado
por la lectura del General inglés Sir Robert Baden Powell, fundador de la
Asociación "Boy Scout" (1857-1941).
Señor Zambrano, después de escucharlo y ver los abundantes recortes de
prensa que nos ha mostrado, uno se siente algo confundido. ¿Podría aclararnos,
por favor, cuál fue el móvil real, verdadero que le hizo emprender ese viaje a
pie por el continente nuestro? ¿Fue el deseo de ver a su madre que se había ido
para Argentina con su nuevo compañero? ¿Fue por recibir los 50 mil bolívares de
premio ofrecidos por el General Juan Vicente Gómez? ¿O fue por simple ansia de
aventuras por los pueblos de Suramérica?...
En realidad, en un principio, fue el deseo de reencontrarme con mi madre
en Buenos Aires. Ella al despedirse cuando se marchó con su nueva pareja de
nacionalidad argentina, me dijo: "A lo mejor, nos vemos en Buenos
Aires". Fue casi una invitación tácita, pero también estaban mis deseos
como "Aprendiz Excursionista" de hacer un recorrido interesante y
conocer otros lugares, algo que hasta entonces otros no hubieran realizado.
En cuanto a los 50 mil bolívares de premio que me ofreció el General
Gómez si culminaba la gira, sólo llegó a ser un acicate, no un móvil para
iniciar la empresa.
La gran caminata iniciada en 1929 desde Venezuela por Carlos Arturo Zambrano, a los 11
años de edad, fue para encontrarse con su madre, la causante involuntaria de su
increíble recorrido a pie por América del Sur.
Nos gustaría conocer más sobre su aventura desde el momento mismo en que
deja su pueblo natal Tumeremo, en el Estado Bolívar para trasladarse con su
madre a Ciudad Bolívar, quien lo deja con su abuela antes de marcharse para
Buenos Aires.
¿Cuándo decide usted ir al encuentro del General Juan Vicente Gómez para
solicitar una autorización para poder viajar?
Bueno, todo comienza a partir del entonces caserío de Soledad, sobre el
río Orinoco. Es de ahí que empieza la gran aventura solitaria. Luego de
Soledad, partí para Maracay.
¿Cómo este niño de 11 años pudo trasladarse de Ciudad Bolívar a Maracay.
¿Dónde comía? ¿Dónde dormía? ¿Tenía miedo? ¿Tuvo encuentros, experiencias
desagradables con adultos de mala vida?
Le confieso que en algunas ocasiones me asaltó el miedo. Me
aprovisionaba de comida en los pueblos por donde pasaba; y dormía en descampado,
amarrado de una rama de árbol por si se presentaba algún peligro, aunque
también, en pensiones o casas de familia donde me brindaban albergue y hasta me
daban de comer en muchos casos.
¿Qué preguntas le hacía la gente? ¿No les extrañaba ver a un niño solo
por lugares apartados?
No les extrañaba. Preguntaban para dónde iba; y como los llaneros son
llaneros desde chiquitos, no les parecía raro.
¿Cuántos días le llevó de Soledad a Maracay?
¡Dieciocho días! El trayecto lo hice por Pariaguán y Valle de la Pascua.
Por los senderos de entonces atravesando grandes esteros, por caminos cubiertos
de agua, borrándose, a veces, las huellas.
Y para orientarse, ¿Cómo hacía? Nos responde nuestro interlocutor, hoy
en día un respetable ciudadano muy cerca de sus 80 años:
Bueno, allí me ayudaron mucho los llaneros. Una vez llegué hasta un río,
me acerqué para aplacar mi sed cuando vino un toro y por previsión retrocedí y
me aposté bajo un árbol alejado de la orilla. Desde ahí observé al toro tomando
agua, cuando de repente, este pegó un brinco, porque una culebra de agua, muy
grande, lo tenía sujeto por la nariz, lo atrajo y lo aflojó varias veces hasta
cansarlo y luego lo enrolló, lo más seguro que para triturarlo y engullirlo
después. Pero en esos momentos, llegaron unos llaneros y mataron la boa a
machetazos.
Era la primera vez que veía un espectáculo así. No había visto una
"Tragavenado" en mi vida y bueno ¡me salvé!
Allí mismo me dijeron los llaneros: ¡Carámba muchacho, estás perdido!
Entonces les expliqué que me dirigía a Maracay. Me montaron al caballo, me
pasaron de la parte donde había agua y me pusieron en camino.
De ahí, llegué a Valle de la Pascua.
Pero ¿Cómo se orientaba?
Bueno, preguntando. Había que caminar mucho y yo seguía la pista por
donde pasaban los arrieros. Mucho tiempo después cuando yo era Agente Viajero,
recorrí esos lugares manejando mi carro y tuve que ponerme detrás de un autobús
para seguirle, de lo contrario me hubiese perdido.
SU ENTREVISTA CON EL GENERAL GÓMEZ
El General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, apoyó
la gran aventura del intrépido Boy Scout venezolano Carlos Arturo Zambrano, quien
lo entusiasmó en su entrevista en Maracay de recorrer Suramérica, aportando su
ayuda monetaria y equipamiento al pequeño.
Bueno usted llegó a su destino. ¿Cómo era la Maracay del año 1929 en la
visión de un niño de 11?
Maracay era un pueblo relativamente grande para la época con algunas
calles macadamizadas, sobre todo cerca de la casa en donde vivía el General
Gómez, próxima a la plaza Girardot, aunque él también tenía otra casa en Las
Delicias y casualmente para allá iba saliendo yo cuando fui a hablar con él
para que me concediera media hora para exponerle mi idea, como lo relato en mi
libro. Es entonces cuando me dijo:
"Está bien te voy a conceder esa media hora, pero tienes que
esperarme a que regrese".
Ya dentro de la casa me atendieron bien, me dieron desayuno y cuando el
General Gómez regresó tuve la entrevista con él. Le hablé, me firmó un cuaderno
que le presenté para que escribiese algo en la primera página (el cual me
abrió muchas puertas), y me dio 2 mil bolívares para el viaje para entonces una
fortuna!!!! y me ofreció 50 mil bolívares para cuando regresara. Esos 2 mil
bolívares que me dio me alcanzó para mucho tiempo. Los 50 mil bolívares no los
ví, porque al regresar, ya había fallecido el General Gómez.
Cuando salí de Maracay iba bien aprovisionado, porque además de los 2
mil bolívares que me dio el General, me equiparon con un morral, ropa caqui,
dos pares de botas, una pequeña carpa, brújula, cuchillo de
"Boy Scout", y una "Winchester".
Pienso que el arranque de mi aventura, desde el punto de vista anímico y
psicológico se debió por haberme acercado al General Gómez, pues me apoyó en mi
intento y me trajo suerte.
Durante mi entrevista, yo no le tuve miedo al General Gómez, porque me
le planté, y a él le gustaba mucho la gente valiente y eso fue lo que me hizo
triunfar con él.
Al salir de Maracay, reinicié la marcha muy contento hasta llegar a
Trujillo para despedirme de mi tía Mercedes, quien antes de partir, de nuevo,
me regaló un perrito que fue mi fiel compañero en la expedición. Lo bauticé con
el nombre de "Sultán" y me acompañó en mi "Gran Caminata",
primero por la vecina Colombia, para luego cumplir un periplo que duró seis
años, atravesando Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, hasta llegar a
Uruguay y Brasil, exceptuando sólo Paraguay, país que no visité por encontrarse
en guerra entre 1932 y 1935.
CUATRO VECES CASI PIERDE LA VIDA
A la izquierda: Don Carlos Arturo Zambrano, quien nos narró sus
aventuras como Boy Scout, inspirado en la lectura de los libros de Sir Robert
Baden Powell, quien aparece a la derecha, destacado militar y escritor
británico, fundador del Movimiento Scout Mundial.
Desde San Cristóbal, donde consiguió un pasaporte mostrando el cuaderno
firmado por el General Juan Vicente Gómez, se dirigió hacia Pamplona (Colombia),
rumbo a Bogotá, por carreteras inciertas, incluso, peligrosas, en las cuales,
en cualquier recodo podía toparse uno con asaltantes de caminos, como ocurrió
relativamente. Don Carlos Arturo, recuerda:
Me decían que tuviera cuidado, porque hacía dos días en el último
Páramo, habían asaltado el Correo y mataron a ocho personas y varias mulas.
¿Cuál fue la aventura o el suceso más interesante, de esos que a un
muchachito de 11 o 12 años lo impacta y qué experiencia realmente lo marcó?
Bueno, en realidad, ya yo no me sentía un niño, sobre todo desde que yo
había salido de Venezuela y entrado en Colombia, pasando por los Páramos, esos
días en que habían asaltado el Correo y asesinado a ocho personas. Era otro. Me
iba haciendo.
Yo iba enfrentando todo: visitaba Presidentes, Cónsules, Embajadores, no
tenía miedo ni me acomplejaba nada.
Pero lo más aventurado de su recorrido ¿Dónde ocurre?
En realidad, fueron tres grandes hechos; en el Matto Grosso Brasileño,
cuando caí en manos de indios salvajes y me rescató de carambola, la policía
fluvial; en Chile cuando casi pierdo la vida dos veces, por querer atravesar a
toda costa la Salitrera a pie, ahí fue donde se murió el perrito mío
"Sultán". El otro gran susto lo pasé cuando estalló la Revolución en
Perú, cuando en busca de información, se acercó un grupo de soldados en
desbandada, quienes me embarcaron con ellos en un camión, que, posteriormente,
se volcó. Tuve la suerte de sólo fracturarme una pierna, pero me mantuvieron
por dos meses en un hospital.
¿Señor Zambrano, cuando por primera vez llegó a Buenos Aires, se
encontró con su mamá?
¡No!...
Como nos pareció muy escueta la respuesta insistimos en preguntar: ¿Después
de ese viaje tan largo, no logró ver a su mamá?
¡No!, cuando llegué a Buenos Aires, el esposo de mi madre había muerto,
y entonces mi madre había tomado un barco para regresar a Venezuela y estaba
allá.
A pesar de los años transcurridos, nos parecía percibir en el tono de
voz de Carlos Arturo Zambrano algo de nostalgia y frustración.
Credencial de corresponsal al famoso Boy Scout venezolano Carlos Arturo
Zambrano como Delegado Especial de las revistas "Pololo" y
"Mustafa" publicadas en Buenos Aires, Argentina, por la Editorial
Florida para América del Sur, el 16 de octubre de 1933.
A su regreso, en el Perú se topó con salteadores de camino, bandoleros
desalmados que lo despojaron de todas sus pertenencias: botas, ropa, dinero,
documentos, y por supuesto la "Winchester" y hasta el cuaderno con
las firmas del General Juan Vicente Gómez, Cónsules, otros Presidentes, etc.,
que acreditaban su paso por tantas naciones de nuestro continente.
Venciendo nuevos escollos, se las ingenió para conseguir salvoconductos
y algún dinero para proseguir el viaje.
El 24 de junio de 1934 de nuevo en Guayaquil, Ecuador, el Presidente de
los "Boys-Scouts", Carlos H. Santos, lo invitó a que dejara de ser
Aspirante y presentara la prueba en la tropa "Baden Powell", donde
anotó la más alta calificación que lo elevó a "Scout de Primera
Clase".
Más tarde continuó su ruta hacia Bogotá; donde se sumó a un grupo de
teatreros, recorriendo con ellos bastantes pueblos.
Ya en Cúcuta, muy cerca de la meta trazada, pasó la frontera hacia su
Patria. ¡Habían transcurrido casi seis años!
¡AQUÍ ESTOY OTRA VEZ VENEZUELA!
Cuando empecé mi gira de regreso a Venezuela, mi destino era Maracay.
Tenía que ver al General Juan Vicente Gómez. De San Cristóbal, pasé a Tovar,
Mérida, llegando a Valera, el 16 de diciembre de 1935.
Cuando llegué por Valera, murió el General Gómez, el 17 de diciembre de
1935.
¿Y el premio, los 50 mil bolívares ofrecidos por el General Gómez?
Bueno, sí, él me había prometido que si coronaba la empresa me daría 50
mil bolívares y me nombraría Teniente de su Ejército, pero entonces nada de eso
se pudo dar. El General Gómez era y sigue siendo un mito, y muchos líderes
políticos todavía desean ocupar su sitial en el corazón de los venezolanos.
Cuando llegué a Caracas, el 8 de enero de 1936, varios periódicos
publicaron mi hazaña. "El Universal" sacó un aviso de la
"Asociación de Scouts de Venezuela". Convocaba a una reunión, sobre
la actual organización, proyectos en general, y una audiencia con el General
López Contreras, donde sería presentado como el "Boy-Scout de Primera
Clase" Carlos Arturo Zambrano, protagonista de la hazaña de haber
recorrido a pie Suramérica durante seis años.
¡Y bueno, empecé a trabajar con ellos! Fundé una tropa con el nombre de
"Baden Powell" y fui condecorado con una medalla por la "Junta
Pro-Homenaje a Vargas" en La Guaira y entre otras cosas, me invitaron a la
Emisora Radio Caracas para que hablara.
Nuestro entrevistado nos mostró de nuevo una serie de recortes de prensa,
fotografías, carnets, etc…ya amarillos por los años que confirman todo lo
comentado, de aquel joven ya de 18 años y hoy en la madurez de sus setenta y
tantos.
Posteriormente a su "Gran Caminata" ya instalado en Caracas,
nuestro admirado y admirable expedicionario siguió los estudios que había
comenzado seis años antes en una Logia de Tumeremo "Dios y Patria N° 67" hasta cuarto grado;
continuó su aprendizaje formal en la Escuela "República de Brasil" y
la secundaria en el Colegio Sucre de Caracas.
Más adelante las Federaciones de "Boys-Scouts" de los
diferentes Estados empezaron a pedir instructores para formar sus tropas,
nombrándome a mí para Trujillo, donde era Gobernador el General Araujo.
¿Y su madre? ¿Acaso todo no comenzó con un "A lo mejor nos vemos en
Buenos Aires"?
A mi tía Mercedes, me la encontré en Caracas. Luego vino mi madre a
reunirse con nosotros. Finalmente, en lugar de Buenos Aires, terminamos por
encontrarnos aquí en Venezuela. ¡Tremenda vuelta, no!
Hoy, al cabo de tantas décadas transcurridas nuestro entrevistado: don
Carlos Arturo Zambrano, apoyado en sus recuerdos, en sus amarillentos
documentos, fotografías, carnets, y su "nuevo-viejo" Diario, (puesto
que el primero y valioso cuaderno que abrió con la firma del General Juan
Vicente Gómez, se lo arrebataron en Perú unos bandoleros), se lanzó a escribir
una historia que todos disfrutaremos pronto "La Gran Caminata".
(Reportaje publicado en la Revista "Cábala", en diciembre de
1994).