(Por: Carlos Urdaneta Carrillo)
El Benemérito General Juan Vicente Gómez, fundó el Banco Agrícola y Pecuario y el Banco Obrero en 1928, dos instituciones fundamentales para el progreso y desarrollo del Venezuela.
Maracay,
enero de 1934. Una de las características más resaltantes del Gobierno del
General Juan Vicente Gómez, es que él ha velado incesantemente por la
conservación y desarrollo de los intereses materiales y morales del hombre; y
así, desde el principio de su Gobierno, en 1909, en su Mensaje, urge a los
Legisladores porque tomen prontas y eficaces medidas para el licenciamiento de
los veteranos, iniciativas que reitera en los años subsiguientes; en todo
momento avizora y trata de reprimir en la esfera de su actividad la reprochable
actividad de los acaparadores; estimula con la palabra y el ejemplo a los
agricultores, fomenta la previsión social y da empleo a millares de obreros,
desde los comienzos de su actuación, en las obras públicas que empieza a
desarrollar; ha velado en todo momento porque las salvadoras leyes de trabajo
que se dictaron en 1915, sean una realidad, desde el principio que limita la
jornada a 8 horas, hasta el no menos justo de las indemnizaciones del obrero
por accidentes en el trabajo.
Él no ha
contemplado, cruzado de brazos, los problemas de seguridad e higiene de los
talleres, ni el paro forzoso, porque cuando éste se empieza a sentir, decreta
avenidas, calles, soberbios edificios y bellísimas plazas, y disemina en toda
la República centenares de cuadrillas de trabajadores y los emplea en la
construcción de puentes, en la apertura de caminos y en el ensanche, cuido,
reparación y conservación de los existentes; ni se ha desentendido de los que
plantea la necesidad de garantía en la circulación monetaria y fiduciaria. Las
reservas de oro, que puede decirse, fueron la clave de la fenomenal prosperidad
de los Estados Unidos, son aquí realidad que nadie puede desconocer, porque
reposan en la irrebatible realidad de los números.
La creación
de ambos Bancos: Agrícola-Pecuario, y Obrero, corresponde a tan levantados
propósitos y son las huellas hechas carne del solícito interés del Gobierno del
General Gómez por los hombres de trabajo.
Veamos ahora
cuáles ideas fundamentan la tesis adoptada por el General Gómez al solicitar al
Congreso la creación de estos dos Bancos.
Las teorías
modernas, a la par que desechan, casi absolutamente el concepto del
Estado-Providencia en el dominio político, por constituir inevitable amenaza a
la libertad, aconsejan como una de las mejores soluciones a los ingentes
problemas que han planteado las nuevas necesidades, la más constante y amplia
intervención en el dominio económico. Proclamar el intervencionismo del Estado
en materia económica, es, se ha dicho, sostener la causa de la justicia y del
bienestar humano; y en efecto, la órbita de la producción y repartición de la
riqueza, no puede abandonarse, sin evidente injusticia a la inexorabilidad de
ciertas leyes económicas, ni es suficiente el solo concepto de la justicia,
relativo, muy relativo por cierto, para corregir todas las anomalías, que,
cuando lesionan a porción considerable de la sociedad, se llaman crímenes
colectivos. Sustraer a ese salvador movimiento las industrias y negocios
individuales, que en virtud de él, se convertirán, por medios más o menos
recomendables, en empresas oficiales, es ir contra la corriente de las ideas,
es tratar de volver a los infaustos tiempos, en que el bienestar de unos pocos
se llamaba bienestar general.
Conceptos,
propios de un patriota y estadista como el General Gómez, son los siguientes de
su Mensaje al Congreso de 1928:
"Os
pido la creación de un Banco Agrícola y de un Banco Obrero, con capitales
iniciales de Bs. 30.000.000, el primero, y de Bs. 6.000.000, el segundo,
destinados principalmente a facilitar dinero, en calidad de préstamo, con
largos plazos de amortización e intereses módicos, aquél a los agricultores y
criadores para el fomento y desarrollo de sus industrias, y éste a los obreros
y artesanos, a fin de que puedan hacerse dueños de viviendas propias. Verán así
los hombres de trabajo de la República, que ésta cuida de su bienestar: los
hacendados, porque con el Banco Agrícola, se realizará, en su favor, una
Institución, por la que se venía clamando en Venezuela desde hace cerca de 100
años; y los elementos laboriosos, de las clases pobres, porque con la creación
del Banco Obrero se adelantan los Poderes Públicos a satisfacer sus justas
aspiraciones de mejoramiento. Respetuosamente os exijo que dictéis en vuestras
actuales sesiones las leyes respectivas, de modo que ambos Bancos puedan
comenzar a funcionar el primero de julio del presente año. Pienso que en las
expresadas Leyes debe quedar bien claro que estos Institutos no emitirán
billetes ni cédulas. Cuando sea menester, la Nación aumentará, con dinero del
Erario Público, el capital inicial de cada uno".
Y el año
siguiente, el General Gómez solicitaba el complemento de esta Obra en estos
términos, reveladores del grande interés que le inspiraba la materia:
"La agricultura y la cría son las industrias de
las cuales, propiamente, depende el bienestar general. Con la mira de
fomentarlas os propuse, en mi Mensaje de 1928, la creación del Banco Agrícola y
Pecuario. Acogisteis mi insinuación, y este importante Instituto está hoy en
plena y fecunda actividad. Permitidme que ahora os pida que aumentéis su
capital de Bs. 30.000.000, elevándolo a Bs. 50.000.000.
Especial protección ha dispensado mi Gobierno al
elemento obrero. La Ley del Trabajo que dictasteis en vuestras sesiones de 1928
se ha venido cumpliendo estrictamente. El Banco Obrero, cuya creación
dispusisteis a petición mía, en esas mismas sesiones, trabaja con éxito.
Asimismo, os pido que aumentéis su capital elevándolo a Bs. 10.000.000, en vez
de los Bs. 6.000.000, que actualmente tiene". (Mensaje del 19 de abril de
1929).
Iniciativas
éstas que, por ser de quien eran, constituían desde luego, antes de tramitarse
legalmente, un hecho cumplido. No era, propiamente el Gobierno, era él mismo
quien las hacía. Por tanto, no dudamos sostener que se trataba entonces de una
iniciativa personal del General Gómez, a favor de los hombres de trabajo,
agricultores y obreros.
Grupo de casas construidas por el Banco Obrero en Maracay en el año 1933.
Tenía
muchísima razón el General Gómez, cuando afirmaba que por la institución del
Banco Agrícola se venía clamando hacía cerca de un siglo y creo que antes, en
la Colonia, aunque existía la necesidad, no se formulaba la aspiración, por
temor de que cayera en el vacío de la indiferencia oficial.
Pero, en el
correr de los tiempos, aquí, en vez del Estado-Providencia, fue un hombre,
amante como ninguno otro de su pueblo y del campo, que allá, cerca de la frontera,
cultivó personalmente durante más de treinta años, dotado de una inteligencia
bastante clara para concebir y de la energía suficiente para llevar a cabo
prontamente lo que otros en un siglo no pudieron realizar, quien dotó al País
de un Banco Agrícola ideal, con capital saneado y efectivo que ayuda y ayudará
el desenvolvimiento de la Industria Madre, que dijera Adam Smith; Banco sin
igual entre los de su índole de los otros países, porque está fundado con el
capital propio de la nación, que acumulado sabiamente por el General Juan
Vicente Gómez realiza hoy, entre otros, este útil y levantado propósito de
engrandecimiento nacional. El Gobierno que entre sus elevadas ejecutorias
cuenta el de no haber nunca solicitado empréstitos, ni conversiones cuando fue
deudor y cancela después totalmente sus compromisos con el extranjero, crea un
Banco Agrícola sin comprometer su porvenir, porque según la acertada indicación
del General Gómez, el crédito del País queda a salvo al excluir de la esfera de
las operaciones del Instituto la emisión de billetes y cédulas hipotecarias,
con lo que se previno el inmenso mal que la institución de la Caja de Crédito
de Chile ocasionó en aquel progresista país del Sur, con la hipoteca de casi
toda su riqueza rural y urbana, por miles de millones de dólares a favor de los
tenedores extranjeros de cédulas hipotecarias.
Con tan
formidables bases como las que le ha dado su Patriota fundador marcha hoy el
Banco, cumpliendo su benefactora acción en pro de una de las más positivas
fuentes de riqueza nacional, refrenando con su bajo tipo de interés las
innobles y desmedidas ambiciones del usurero, protegiendo de diversos modos al
agricultor y fomentando con todo esto la gran producción agrícola nacional.
Para
celebrar y admirar esta auténtica gloria del General Juan Vicente Gómez, que es
y constituye el Banco Agrícola, son las presentes líneas, escritas hace algunos
años, como expresión de admiración hacia el Fundador de la Paz y de la
normalidad administrativa de la Nación, que se publican hoy, con ocasión de
haberse cumplido el 19 de diciembre próximo pasado, el 25º aniversario de la
Rehabilitación Nacional.
Carlos Urdaneta Carrillo.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 28 de enero de 1934).