jueves, 12 de marzo de 2015

CARTAS Y TELEGRAMAS DEL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ AL GENERAL CIPRIANO CASTRO


General Juan Vicente Gómez. 


Telégrafo Nacional - De Soledad a Caracas, el 21 de julio de 1903. Las 12 hs. m.
Señor General Castro.

El 21 de diciembre de 1901 salí de esa capital con un grupo de valientes a someter al General Luciano Mendoza, primer traidor alzado contra las instituciones de la República. Hoy, después de 50 horas de sangrienta batalla, tengo el honor de poner a su disposición esta plaza, último baluarte de esta rebelión.

Lo felicito por el afianzamiento de la paz de Venezuela.

Detalles irán después.

Su amigo,

J. V. Gómez


EXTRAÍDO DEL LIBRO “BREVES APUNTACIONES”. ESCRITO POR: RAMÓN TELLO MENDOZA. 1904. 

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Caracas; 24 de Mayo de 1906.
Señor General Cipriano Castro, etc.,etc.,etc.
La Victoria.

Estimado amigo:

Voy a hablarle con el corazón como su antiguo y leal amigo, y al decirle esto, sé bien que Usted me creerá.

      He visto con pena su Manifiesto de ayer, porque en él deja Usted entender que a mí me ha impresionado mal la idea de la Aclamación. Verdaderamente ha sido para mí una gran mortificación imaginarme siquiera que hayan podido llevar a su ánimo la desconfianza de que me haya tentado el demonio de la ambición.

Jamás he tenido el deseo de ser político. Fue Usted quien me hizo salir de mi hacienda y entrar a la vida pública, y al contraer las graves obligaciones que ese paso me imponía, sólo me guió, como único móvil, mi gran cariño, mi sincero afecto por Usted. ¿Podré ser yo tan feliz que esta afirmación de mi conciencia de hombre honrado merezca su aprobación y que al leerla diga: es verdad?. Tengo la íntima convicción de que así sucederá, y por esta razón estoy completamente tranquilo.

Veo, mi querido General, que hoy, dados los acontecimientos que se han presentado, sin culpa suya ni mía, es absolutamente inconveniente mi presencia en el Poder y mi intervención en la política del país. Mi nombre y la modesta pero honrada posición que he adquirido en Venezuela, nada valen para mí: ellos estarán siempre subordinados al noble, al grande interés de la Patria y a la consecuencia que debo a Usted como Jefe de la Causa Restauradora y como mi amigo y mi compañero de muchos años.

Venga Usted a hacerse cargo del Gobierno y a fijar el rumbo que la República deba seguir. Yo tengo ya suficientes decepciones en mi alma de patriota para poder resistir esta lucha, lucha más terrible que la de los campamentos, y a la cual he venido únicamente por acatar un llamamiento de Usted.

Retirado a la vida privada, libre de todo compromiso con los que se disputan el mando en Venezuela, trabajaré para mí familia y gozaré siquiera de tranquilidad, que es ya la única aspiración que me queda. Pero, sí me creo en el deber de suplicar a Usted muy encarecidamente, protección decidida para mis amigos, que son también suyos, y a quienes exigiré el apoyo leal a su Gobierno como una necesidad de la Causa y de la Patria.

Le agradeceré venga a esta Capital lo más pronto que le sea posible, porque comprendo la urgencia que hay de calmar la excitación que se ha producido y que si continuara causaría grandes males a la República.

Su amigo de siempre,

J. V. Gómez

BOLETÍN DEL ARCHIVO HISTÓRICO DE MIRAFLORES. NÚMERO 15 CARACAS NOVIEMBRE - DICIEMBRE DE 1961 AÑO III.


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BOLETÍN OFICIAL


Caracas: mayo 26 de 1906.
Señor General Cipriano Castro, etc.; etc.; etc.
La Victoria.

Estimado amigo:
            
Nuestros amigos los Doctores Leopoldo Baptista y José de Jesús Paúl pusieron en mis manos su importante respuesta a mi carta del 24, en la que comienza usted por dar todo crédito y estimación a los sinceros sentimientos que la dictaron, lo que agradezco en extremo.

Me contraeré, ahora, a aquellos puntos de su contestación que se refieren a los motivos que le impiden acceder, inmediatamente a mi ruego de venir a ejercer la Presidencia de la República.

Sea el primero, que dadas las manifestaciones que ya usted conoce, tendentes a la realización de aquel mismo propósito, ellas deben convencer a usted, de que el pueblo de Venezuela sí abriga la persuasión de que usted es incapaz de permitir que se hiera o destruya a quien ha tenido usted siempre y apreciado públicamente como uno de sus mejores amigos.

En cuanto a mi convencimiento personal, él se desprende naturalmente del grande aprecio que siempre he tenido por usted, como mi mejor amigo y compañero de muchos años.

Sea el segundo, que las decepciones de que hice mención en mi carta anterior, no han llegado, y confío no llegarán nunca, a perturbar la estrecha amistad que nos une, y el muy alto concepto que de su lealtad y nobleza siempre he abrigado.

Hechas estas declaraciones, hijas de mi más íntimo sentimiento, creo de mi deber, en consideraciones de los males que debemos evitar a la República, por causa de la agitación y de la expectativa en que se hallan todos los ánimos, reiterar mi solicitud de que acuda usted a poner fin a la ansiedad pública, colocándose al frente de los destinos de la Patria.

            Su amigo de siempre,

J. V. Gómez


 DOCUMENTO IMPRENTA NACIONAL.

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Caracas, mayo 28 de 1906.
General Castro.
La Victoria.

Habiendo mandado usted publicar su telegrama, ya no me queda otro camino sino declararle, una vez por todas, que debe atenerse a lo que le dije en mi carta del 24 que le llevaron los doctores Baptista y Paúl.

Espero, mi querido General que usted asuma inmediatamente el Gobierno del País. Así lograré el descanso que tanto necesito para mi quebrantada salud y se calmará la ansiedad pública, acatando los más sagrados intereses de la sociedad venezolana.

            Su amigo de siempre,

J. V. Gómez