GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ
PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
VENEZUELA
A LOS VENEZOLANOS:
Otro año acaba de agregarse al ya largo número de los que han transcurrido
hallándose en paz la República desde que en la batalla de Ciudad Bolívar, en
1903, tuve la fortuna de poner término a nuestras revueltas intestinas.
Vanos resultaron en 1928 los manejos e intrigas de los muy pocos elementos
perturbadores que se imaginaron serles posible desatar sobre Venezuela los
horrores del comunismo y las calamidades de la guerra civil.
Fracasaron miserablemente, porque vuestro patriotismo les opuso un absoluto
rechazamiento y una indignada reprobación. Todos vosotros, así los hombres de
empresas y de dinero, como los dedicados a las profesiones liberales y los
obreros y campesinos habéis seguido entregados a vuestras respectivas
ocupaciones u oficios y ceñidos al cumplimiento de vuestros deberes para con la
sociedad, vuestras familias y vosotros mismos. Habéis comprendido muy bien que
los tumultos, la traición y los asesinatos, procedimientos que constituyen el
programa de acción de mis enemigos, no conducirían sino al descrédito del país
y la miseria de sus habitantes, si ese siniestro programa pudieran ellos
realizarlo, más no lo lograrán nunca.
Venezolanos: vuestro claro juicio os ha hecho ver que el bien público no
puede alcanzarse sino mediante el respeto a las leyes y la cooperación de los
ciudadanos gobernantes.
La vuestra ha sido solícita y eficaz en apoyo y adhesión a mi Gobierno.
Mediante ella he podido mantener la paz; pagar las viejas deudas de la
República; fundar numerosísimos planteles de instrucción; fomentar la
explotación de nuestras riquezas naturales; abrir las carreteras que hoy cruzan
de un extremo a otro, el territorio nacional, construir acueductos y multitud
de otras obras públicas y establecer, en el año que acaba de terminar, dos Institutos
que están ya ejerciendo una saludable influencia en la vida económica del país:
el Banco Agrícola y Pecuario y el Banco Obrero; todo lo cual es índice y al
mismo tiempo causa de la innegable y creciente prosperidad de que goza hoy
Venezuela.
Por otra parte, la Providencia, en quien siempre he tenido confianza porque
mis intenciones son rectas, ha derramado sus dones sobre nuestra Patria con las
abundantes cosechas que se están recogiendo actualmente.
Así, pues, el año de 1929 se abre bajo muy halagadores auspicios. Formulo
mis más fervientes votos porque él sea de completa felicidad para todos y cada
uno de vosotros.
J. V. Gómez.
Palacio Federal. Caracas 1º de Enero de
1929.