miércoles, 22 de julio de 2020

LAS HERMANAS DE LA CONSOLACIÓN Y LA GENEROSIDAD DEL GENERAL GÓMEZ


María Rosa Molas, fundadora de las Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación, cuya Congregación en Venezuela fue protegida y ayudada por el Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, después del fuerte terremoto que sacudió a Cumaná en 1929.


Colegio de “La Consolación” en Cumaná. Departamento de Comedores y salones de recreo y clases. Foto: Luis F. Toro. Año 1929.

En momentos de producirse la catástrofe, las alumnas internas y externas y las Madres que regentan el plantel, se hallaban en la Capilla erigida hacia la derecha. Formaban un conjunto de cerca de cien personas y todas resultaron ilesas a pesar de haber sufrido notablemente dicha Capilla, cuyo pavimento quedó cubierto por grandes fragmentos de concreto desprendidos del techo y de las paredes.
Las internas han sido retiradas temporalmente del Instituto por sus padres. Las Reverendas Madres buscaron asilo provisional en Barcelona, de donde pensaban regresar a su lar nativo en España. Pero gesto munificente y oportuno del General Gómez ha puesto a la disposición de ellas un moderno edificio en Maracay para la reinstalación del Colegio, y ellas lo han aceptado bendiciendo la mano y el corazón que así las ampara.

TELEGRAMAS DIRIGIDOS AL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ

De Cumaná a Maracay. El 18 de enero de 1929. Las 5 hs. p.m.
Señor General Juan Vicente Gómez, etc., etc., etc.
Las nueve Hermanas que vinimos de España a servir el Colegio de esta ciudad, totalmente destruido, en la mayor miseria.
Suplicamos regalarnos los pasajes para España en el primer trasatlántico que salga. Dios bendecirá su caridad.
Respetuosamente,
Madre Piedad de Vidiella.

De Maracay a Barcelona. El 19 de enero de 1929. Las 4 hs. 30 ms. p.m.
Señora Madre Piedad de Vidiella.
Recibido su telegrama del 18 fechado en Cumaná. Es el deseo de que las nueve Hermanas que dirigían el Colegio de la Consolación puedan continuar su labor educadora en este país, me permito ofrecer a usted un edificio recién construido en esta ciudad, propio para Colegio, y en el cual podrían ustedes instalarse provisionalmente con las alumnas que las acompañan, si así lo desean los padres o representantes de éstas, o quedar ustedes definitivamente en Maracay al frente del Instituto.
Si aceptan este ofrecimiento daría orden al vapor de guerra “Mariscal Sucre” de conducirlas a Puerto Cabello.
Atento servidor,
Juan Vicente Gómez.

De Barcelona a Maracay. El 22 de enero de 1929. Las 9 hs. 30 ms. a.m.
Señor General Juan Vicente Gómez, etc., etc., etc.
Recibido su telegrama ofreciéndonos colegio.
Muy agradecidas aceptamos, esperando el aviso de la llegada del vapor para embarcarnos.
Elevamos votos al Cielo por tanta munificencia y generosidad.
Dios guarde y prolongue su existencia por dilatados años.
La Superiora,
Madre Piedad Vidiella.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 24 de enero de 1929).

LLEGADA A MARACAY DE LAS HERMANAS DE LA CONSOLACIÓN
SUNTUOSO ALOJAMIENTO DISPUESTO POR LA HIDALGA 
HOSPITALIDAD DEL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ

Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela.

Maracay, 28. Hoy a las 12 y 30 p.m. llegaron a Maracay, procedentes de la desolada ciudad cuna del perínclito Sucre, por la vía de Puerto Cabello, siete Hermanas españolas de la Congregación de Nuestra Señora de la Consolación, que ejercían en Cumaná el apostolado de la enseñanza a que exclusivamente las obligan las reglas de su Orden y que la inesperada desgracia de aquella capital dejó en la más completa ruina. El País entero sabe del infortunio de estas almas buenas, sometidas, junto con nuestros hermanos de la tierra cumanesa a la dolorosa contingencia que estamos lamentando; y sabe también que ellas en medio del pesar que las afligía se dirigieron al Benemérito Jefe del País, General Juan Vicente Gómez pidiéndoles pasaje para regresar a España, a donde irían con la desolación en el espíritu y el amargo recuerdo de su infausto destino.
El Benemérito Jefe, que no vive sino para el bien de la Patria y de sus conciudadanos, y que se haya siempre dispuesto para toda obra buena, al acceder a la petición que se le hacía, ofreció a las institutoras españolas, generosamente, una casa en esta ciudad por si querían continuar ejerciendo el apostolado que las trajo a Venezuela y que un golpe de adversa fortuna les interrumpía. Ellas no vacilaron en aceptar la providente oferta, y hoy llegan a Maracay a recibir la casa que pone a su disposición el Benemérito Jefe; y han experimentado una sorpresa de alegría y tan intensa al ver el albergue con que se les dota, que bendiciendo a Dios y elevando sus preces al Altísimo en señal de gratitud por el paternal amparo que les brinda el General Gómez, no cesan de elogiarlo ni un instante. La casa dispuesta para recibir las siete Hermanas está construida en una superficie de terreno de diez mil metros cuadrados. Alrededor del patio principal se hallan las salas de recibo, salones, comedores y departamentos para cátedras, muy bien aireados y con mucha luz. Hacia la parte sur demoran amplísimos dormitorios con cabida para cien alumnos. Todos estos departamentos están rodeados de anchos corredores. El servicio de baño está dividido en diez cuartos individuales, lo mismo que los servicios sanitarios. Al oeste del edificio un inmenso parque sembrado de árboles frutales con una superficie de cinco mil metros cuadrados será el sitio de recreo. El patio principal es un bello jardín exornado con un kiosko central. Del lado Este la Capilla amplia y ventilada tiene una capacidad para doscientas personas. La cocina tiene también calefacción eléctrica además de la ordinaria de carbón y el departamento para lavadero se halla provisto de todo cuanto en estos menesteres se requieren. Al frente del edificio, que en su parte norte, se interrumpe la construcción con un pequeño patio hecho expresamente para conservar un hermoso árbol de mango que el General Gómez no quiso que troncharan y cuyo sitio provisto de cómodos bancos de mampostería parece que hubiera sido hecho para lugar de meditación y descanso.
En el departamento destinado a enfermería pueden alojarse cómodamente 10 enfermos y hasta 15 en caso de necesidad. Esta casa construida a excepción del frente, bajo la dirección del ingeniero Aurelio Beroes, es de cemento armado, y los techos de obra limpia con alfardas de bálsamo, samán y angelino, y toda de tejas menos el gran patio frente a los dormitorios que han sido cubiertos con planchas de asbesto y cemento y tiene por su frente que mira al norte, ciento cincuenta metros. Tres grandes depósitos de agua garantizan la abundancia de este elemento, con servicio de bombas movidas por fuerza eléctrica. La iluminación consta de ciento sesenticinco luces en su mayor parte de cincuenta y de cien bujías.
A grandes rasgos se traza este informe de la casa que ocupan ya en Maracay las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, especializadas en la instrucción de niñas, puestas a su orden por el patriota esclarecido que rige las instituciones de la República.
Corresponsal.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 29 de enero de 1929).

(Publicado en el Libro, Tomo II, de F. Benet, Año 1929).

El 17 de enero de 1929, a las 7 y 35 de la mañana y por espacio de treinta segundos, se dejó sentir en Cumaná un terrible y horroroso terremoto que ocasionó la destrucción de la ciudad, quedando nuestro Colegio en ruinas. pero gracias al Altísimo no tuvimos que lamentar desgracias personales.

Con este acontecimiento el Colegio en el suelo, todos los esfuerzos y sacrificios de cinco años estaban en ruinas. Tienen como aparente mejor opción regresar a España, para lo cual piden ayuda al Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, para que éste les regale los pasajes, a lo cual reciben como respuesta, el 19 de enero de 1929, la proposición de ir a Maracay a ocupar un edificio recién construido para que funden allí un Colegio, y les pone a disposición el vapor "Mariscal Sucre" que las llevaría a Puerto Cabello. No estaba entre los proyectos fundar en Maracay, pero la Providencia les asoma esa posibilidad que ellas aceptan con gusto.

El 25 de enero salen rumbo a Maracay, llegando el 28 de enero, todo se dio con mucha rapidez, el 5 de marzo se realizaba la fundación y el 1° de abril se daba inicio a las clases. Con la fundación en Maracay se puso de manifiesto el especial cariño y el reconocimiento de la labor que llevaban a cabo las Hermanas, por parte del General Juan Vicente Gómez, quien se convirtió en una especie de protector y amigo para las Hermanas de la Consolación. Como una muestra de ello podemos presentar una comunicación, entre las Hermanas de Maracay el General, con motivo del primer aniversario de las Hermanas en Maracay: En un telegrama con fecha 28 de enero de 1930, le escribían las Hermanas al General Juan Vicente Gómez, lo siguiente:

Benemérito General. Cumpliendo hoy primer aniversario de nuestra llegada enviamos congratulaciones cordialísimas, profundo agradecimiento por la generosa y dulce acogida que pródigamente nos dispensó su magnánimo corazón. Elevamos fervientes votos prosperidad personal dilatada existencia.

El mismo día en la tarde, recibían las Hermanas respuesta del General Gómez:

Madre Piedad y Comunidad de Maracay. Recibido. Mucho agradezco el recuerdo que ustedes me dedican hoy y aprecio en lo que significan los votos personales que me expresan. Las deseo siempre muy felices y atentamente las saluda de ustedes amigo. Juan Vicente Gómez, Maracay, 28 de enero de 1930.

Es el 2 de enero de 1933 cuando llegan las Hermanas a Caracas para concretar la fundación, vienen desde Maracay, Barcelona, Porlamar y España. El Colegio en Caracas funciona provisionalmente, en una casa de la familia Stolk, de Jesuítas a Tienda Honda, abre sus puertas para el inicio de clases el día 9 de enero para alumnas externas y semi-internas, comienza con tan sólo 20 niñas. Oficialmente el Colegio se inaugura el 19 de marzo. Pronto esta casa les quedó pequeña, es así como en agosto de 1934 se mudan a una casa ubicada entre las esquinas de Pelota y Abanico. Esta nueva sede también les quedó pequeña en poco tiempo, debían mudarse nuevamente, a una estructura que les permitiera acoger al floreciente alumnado. Es así como el 18 de diciembre de 1940, se firmó la escritura para la adquisición de los terrenos en donde se habría de fabricar el nuevo colegio. Las Hermanas se trasladan al nuevo edificio, todavía en construcción, el 15 de septiembre de 1941 y las clases comenzaron el día 22 del mismo mes.

BREVE HISTORIA DE LA CONGREGACIÓN DE LA CONSOLACIÓN EN VENEZUELA

La historia de la Congregación de la Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, y su aporte a la Educación en Venezuela, comienza en el año 1924 cuando, por la aprobación de la Madre Juana Tena, Superiora General de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, es aceptada la petición del padre Elías María Sendra, Provincial de los Carmelitas Calzados en Venezuela a la Madre Clotilde Cadroy, para que algunas Hermanas vengan a Venezuela a ser “instrumentos de misericordia y consolación", con una misión apostólica específica: evangelizar educando.

En una carta enviada al Obispo de Cumaná, Monseñor Sixto Sosa, con fecha 13 de marzo de 1924, la Madre Superiora General le decía lo siguiente:

Las cuatro religiosas de la misma Congregación: Reverenda Madre Sor Piedad (Agustina) Vidiella Franch, Sor Anunciación del Pilar (Aurora María de los Ángeles) Soriano Palomo, Sor Caridad de María Inmaculada (Emilia) Ardévol Cugat y Sor María Eulalia (Olalla) Tornero Atenza, según las disposiciones de la santa obediencia, han de embarcarse para Venezuela en vapor de la Compañía Italiana, dentro del corriente mes de marzo.

Y así el día 22 de marzo de 1924, en el vapor Venezuela de la Compañía Italiana, salían de Barcelona las cuatro Hermanas, las cuales llegan a La Guaira acompañadas por los padres Carmelitas Calzados, el día 8 de abril. Son recibidos por los Padres Dominicos.

Se dirigieron a Caracas para visitar al Nuncio Apostólico, doctor Felipe Cortesi, y al Arzobispo de Caracas, Monseñor Felipe Rincón González. En espera del vapor que las llevaría a Cumaná estuvieron en Caracas hasta el día 14 de abril, en el cual parten llegando a las costas de Cumaná, dos días después, el 16 de abril.

Es el Nuncio quien determina dónde y cuál será la primera fundación, el lugar es Cumaná y el trabajo apostólico a llevar a cabo es una "escuela propia con pensionado y semi-pensionado", para que este proyecto acabe de ser realidad falta la casa que va a funcionar como Colegio y vivienda para las Hermanas, este aspecto fue solventado por el Obispo quien "les cedió la casa que habitaba, en la calle Sucre, número 29, propiedad de la señora Josefa María Guillén de Berrizbeitia con la suficiente autorización de ella y de su familia". El Colegio Nuestra Señora de la Consolación, de Cumaná, abre sus puertas el 1° de agosto, con cuarenta alumnas externas y el internado comienza a funcionar el 1° de septiembre con cincuenta internas, las cuales provenían de "Barcelona, San Antonio del Golfo, de Caripe y del centro de Cumaná". Llegaron a tener unas doscientas alumnas.

El 11 de octubre llegan a La Guaira once Hermanas que vienen a apoyar la fundación de Cumaná y los nuevos proyectos de fundación en Carúpano y Porlamar, a Cumaná arriban el 21 de octubre. La fundación de Carúpano no se llevó a cabo. El día 27 de octubre parte a Porlamar un grupo de Hermanas para llevar a cabo la fundación. El colegio "Ntra. Sra. del Valle" de Porlamar, abría sus puertas el 17 de noviembre. Parten de Cumaná hacia Barcelona con idea de hacer una fundación allí, en día 18 de agosto de 1927; idea que es alcanzada ese mismo año, apenas un mes después. El día 16 de septiembre se bendecía la capilla, la casa y se daba inicio a las clases.

Antes de cumplir el primer año de funcionamiento, el Colegio de Cumaná ya les quedaba corto por la cantidad de alumnas con las que contaban, razón por la cual se les hace necesario buscar una nueva localidad para mudar dicho Colegio, y es así como el 16 de mayo de 1926 “firmaron la escritura de compra de una casa y solar" y se inauguraba el 29 de octubre de 1927 el nuevo Colegio. Al ritmo que aumentaba esta sede también les quedaría pequeña por ello deciden comprar unos terrenos colindantes y para los primeros días de enero de 1929 inauguraban las obras de ampliación, aun cuando no estaban terminadas del todo. Vienen tiempos difíciles, y pruebas duras como el terremoto que destruyó por completo la sede y que gracias a la ayuda inmediata y generosa del Presidente Juan Vicente Gómez, lograron continuar su importante labor educativa en Venezuela. (Casaus, 2002. Casaus 1992).