domingo, 26 de abril de 2015

RECONOCIMIENTO DE ESPAÑA AL PRESIDENTE GÓMEZ



“Un Homenaje de Justicia. Al Benemérito General Juan Vicente Gómez. Momentos difíciles de Venezuela. Actuación salvadora del General Juan Vicente Gómez. Su labor magnífica desde la Presidencia de la República. El Sr. Gómez, General del Ejército Venezolano. Sus simpatías hacia España. Esperanzas que despierta”.

De la importante revista española, "Non Plus Ultra", que se edita en Madrid, reproducimos el siguiente brillante artículo que dedica al Benemérito General Juan Vicente Gómez, en homenaje de justicia. El retrato del Caudillo de la Paz y del Trabajo, honra la portada del número de la revista donde aparece el referido artículo:

"Difícil cual ninguno es el arte de conducir a los pueblos hacia su mayor perfeccionamiento y progreso. Organizados sobre la base de la convivencia social, han adoptado la forma conocida con el nombre de Estado, en cuya alta y suprema entidad tiene lugar hoy la realización de los más importantes fines del hombre.

Dirigir con acierto el Estado es, pues, una de las tareas humanas que requieren más elevadas dotes de talento y capacidad, de energía y altruismo, de dignidad y rectitud. Y si esto es así en circunstancias normales ¿qué no ocurrirá cuando una nación atraviesa por momentos gravísimos y trascendentales de su existencia? ¿Qué cualidades no habrá de poseer entonces el hombre excepcional que haya de ponerse al frente de los destinos del país?

Llegan, en efecto, para los pueblos momentos de su existencia, en los que el malestar se respira por todos los ciudadanos; en que lo intolerable de la situación hace aumentar la inquietud y el anhelo de salir de semejante estado de cosas. Y, cosa curiosa, siempre que tal acontece, el país cifra su salvación en el hecho de que aparezca un hombre superior que asuma la ímproba tarea de encauzar la vida de la nación, orientándola hacia derroteros más convenientes y ventajosos que los hasta entonces seguidos. Cuando a un pueblo le agobian situaciones semejantes, todos los ojos se vuelven miradas investigadoras para avizorar anhelantes en el horizonte la presencia del ciudadano sobresaliente que salve a la patria y con la patria a todos sus elementos componentes. Tal era, cabalmente, la situación de Venezuela hace no muchos años. Recuérdelo el amigo lector y verá cómo los detalles que su memoria haga revivir, le demuestran la exactitud de nuestras consideraciones al aplicarlas a aquel país hispanoamericano.

La nación venezolana necesitaba entonces ese hombre salvador a quien hemos aludido. Las difíciles circunstancias que sobre el país pesaban hacían imprescindible de todo punto que una persona de alientos y entereza, de valor y ánimo, se encargara de acometer la colosal tarea de modificar en sentido provechoso aquella situación. Y por fortuna para el porvenir de Venezuela, ese hombre extraordinario surgió esplendoroso en la personalidad insigne del señor D. Juan Vicente Gómez; apareció con todas las condiciones y cualidades indispensables para salir airoso de su empeño.

Véase, pues, el motivo que nos determina a insertar en la página de honor de nuestra revista el nombre esclarecido del señor D. Juan Vicente Gómez. Figura la más sobresaliente de su tiempo en la nación venezolana, ha realizado una obra incomparable en pro de aquel pueblo hermano; y como conocido es nuestro interés por todos los problemas y asuntos que afectan a la América española, nos hemos creído en el caso de publicar en la portada la efigie de tan preclaro patricio, consignado también algo de lo mucho admirable que ha efectuado en beneficio de su patria.

Poco menos que irremediables parecían los males que aquejaban a Venezuela en la época a que nos referimos. Y ciertamente, sin la actuación de una cabeza como la del señor D. Juan Vicente Gómez las cosas hubieran marchado de mal en peor hasta terminar indefectiblemente en la ruina y el desastre más desoladores.

Pero es admirable la manera cómo en esos momentos difíciles acuden los pueblos jóvenes y vigorosos al remedio de sus males. Parece que en tan apuradas horas concentran todas sus aptitudes y energías, todo su instinto y espíritu en un hombre extraordinario. Y si este ciudadano es superior, consciente de la misión providencial que está llamado a cumplir, no vacila en acometer la obra y logra que el país mejore como por ensalmo. 

El señor Gómez se dio cuenta indudablemente de que su puesto estaba en la más alta magistratura de la República. Comprendió que Venezuela necesitaba de sus servicios, y hombre de conciencia y patriotismo, de cariño fervoroso a su país, echó sobre sí la enorme responsabilidad que suponía encargarse de la Presidencia, en aquellas circunstancias.

No pocas fueron las dificultades, no pequeños los obstáculos que en su camino se le presentaban; pero no en balde se trata de un hombre que jamás se ha amilanado, por muchos inconvenientes que se le hayan opuesto. A todos esos obstáculos y dificultades hizo frente, y perseverando en el cumplimiento de su deber, ha terminado por prestar a Venezuela el servicio más grande que un pueblo puede recibir.

Causa Rehabilitadora se ha llamado a la patrocinada por el señor Gómez, y a fe que tan sonora y significativa denominación está perfectamente aplicada. Nuestro ilustre presentado ha rehabilitado en Venezuela todos los principios y normas que demandaban tamaña labor.

Atendió en primer término a mantener vigoroso el imperio de la ley. Su alto sentido político le hizo ver que no puede subsistir un pueblo civilizado sin reglas que marquen la conducta a seguir por los ciudadanos; sin normas que señalen y limiten la esfera de acción de cada uno. Esta es la base de la verdadera democracia y libertad, del orden que permite desarrollar una vida progresiva y próspera. Y hombre de ideas democráticas, el señor Gómez, puso en juego toda su capacidad y pericia para conseguir lo que muy pronto fue una realidad: el respeto de todos los ciudadanos a las leyes establecidas y la permanencia de una situación ordenada y armónica.

Logrado este aspecto, que pudiéramos considerar como básico o esencial de la vida de los pueblos civilizados, el señor Gómez atendió inmediatamente a la otra labor que también es incumbencia de los gobernantes verdaderamente dignos de este nombre. Procuró por todos los medios el fomento y propulsión de la riqueza nacional, a fin de que Venezuela ocupara en el rango de las naciones el puesto que por su potencialidad económica le corresponde.

Memorables son a este respecto los esfuerzos realizados por el señor Gómez en pro del desarrollo y mejoramiento de la agricultura. Entendimiento penetrante y dotado de una ilustración profunda, ve en el cultivo del suelo la fuente primordial de la riqueza de los pueblos y con excelente criterio y acertadísimas medidas promovió el desenvolvimiento agrícola del país.

No menor ha sido su obra provechosa en el impulso de las demás fuentes de riqueza. El comercio y la industria y cuanto supone vida y bienestar, fueron objeto de la labor fecunda de este eximio Gobernante, que en muy pocos años logró para su patria lo que la inmensa mayoría juzgaba imposible. O sea el resurgimiento franco de la nación y la reanudación de la marcha del país hacia el futuro esplendoroso que incuestionablemente está reservado a Venezuela.

Otros muchos datos podríamos aportar sobre lo que acabamos de exponer: pero no es necesario. Cuantos los hayan leído los creerán seguramente bastantes para quedar convencidos de que don Juan Vicente Gómez es la personalidad cumbre de la Venezuela contemporánea y de que su obra incomparable le da derecho a merecer la gratitud y el bien de la patria.

Lo que expresado queda en las líneas precedentes es lo más saliente y meritorio de la vida del señor Gómez; es lo que le ha elevado hasta las cimas del máximo prestigio y nombradía que para siempre ha conquistado. Pero no es, ni mucho menos, lo único que en provecho de Venezuela tiene llevado a efecto. Su existencia benemérita ofrece otros muchos rasgos sobresalientes y servicios inapreciables, pues desde su juventud ha consagrado cuanto tiene y es a cooperar en engrandecimiento de la patria.

En la vida pública llevada actuando ya un buen número de años cuando ocupó la Presidencia de la República en las circunstancias referidas. Había ocupado ya diferentes y altos cargos, en todos los cuales reveló siempre lo que más adelante, cuando asumió la Primera Magistratura de la Nación, quedó plenamente evidenciado: que es uno de los más excelentes y valiosos gobernantes de cuantos han dirigido, los destinos de Venezuela desde que este país sudamericano alcanzó la Independencia.

También nos tocan consignar que el señor don Juan Vicente Gómez es un bizarro e insigne militar, que en el ejército venezolano descuella de manera sobresaliente por sus raras dotes de capacidad y sus singulares conocimientos estratégicos. Después de realizar una carrera magnífica llegó a la graduación de general, que es la que hoy ostenta con toda competencia y dignidad debidas.

Dado nuestro carácter de españoles y supuesta también la significación de nuestra revista, es obligado que dediquemos algunas líneas a presentar un aspecto sumamente placentero e interesante de la personalidad del General don Juan Vicente Gómez. Es su simpatía y afecto hacía España y los españoles. Es el culto que rinde a sus ascendientes de neto y puro abolengo hispánico. Mil maneras tiene de manifestar el señor Gómez esa su inclinación cariñosa hacia la Madre Común de toda la raza española; hacia la cuna de sus abuelos y antepasados.

El estrechamiento de relaciones y aproximación de ambos pueblos de Venezuela y España ha sido, en efecto, el criterio seguido por tan gran gobernante en su política exterior. Ha procurado igualmente expresar por todos los medios el aprecio en que tiene las cosas de España; y los españoles residentes en Venezuela han notado clarísimamente las ventajas derivadas para su situación durante la etapa presidencial del hombre sobresaliente, que además de venezolano ilustre, es un prestigio de la raza.

Por ello constituyó un verdadero acierto y fue una obra de justicia la distinción de que le hizo objeto el Gobierno español, queriendo éste expresar al General don Juan Vicente Gómez el agradecimiento de España, le concedió la Gran Cruz de la Orden de Isabel La Católica, que él se honra ostentándola en su noble pecho como signo de los excelentes sentimientos que su corazón abriga para con la nación hispana.

No es necesario decir, pues, que en España causó el más grato efecto y la mayor complacencia, cuando se supo que el esclarecido ciudadano e insigne General don Juan Vicente Gómez había ocupado la Presidencia de la República de aquel país hermano. Y a medida que, ha ido transcurriendo el tiempo, esa satisfacción ha ido acrecentándose, por apreciarse palpablemente los beneficios que su gestión presidencial reportaba a Venezuela, y por tanto, a los españoles radicados en su suelo hospitalario.

El señor don Juan Vicente Gómez tiene, como se ve, plenamente ganado el derecho al descanso; a reposar sobre los laureles conquistados en su benemérita y ejemplar existencia. Pero hombres de su talla y capacidad no surgen desgraciadamente todos los días en la vida de los pueblos. Es muy difícil, por no decir imposible, el sustituirle; y por tan poderoso motivo no le queda otro remedio que continuar sacrificándose por el bien y la grandeza de Venezuela.

Este pueblo hispanoamericano sigue cifrando en él sus mejores esperanzas, pues confía justificadamente en su persona. Por cierto, que al continuar el Excelentísimo señor don Juan Vicente Gómez encargado de regir los destinos de la República, transmitirá a la nación nuevos impulsos que todavía la eleven a mayor altura de prosperidad y progreso que la que actualmente ocupa".

(Publicado en el periódico “El Nuevo Diario”, el 10 de mayo de 1920).

GUERRA AL PORTE DE ARMAS


Cumaná. Con firme actividad se cumple en el Estado la ley sobre porte de armas. El Presidente de Sucre, general Silverio González, al hacerla cumplir, coopera lealmente a la obra de higiene moral implantada en la República por el tesonero esfuerzo del Benemérito Jefe del País, General Juan Vicente Gómez; y hoy, gracias a esa labor moralizadora, puede transitarse despreocupadamente por los más apartados caminos del Estado, pues ya se han desaparecido los tradicionales perdonavidas que, revólver al cinto, resolvían con infalibilidad de guapos todos los problemas; y ya no se ve tampoco por los lugares apartados la inquietante aparición de un hombre armado de machete. Esto, unido al éxodo de los vagos y mal entretenidos, abre amplías garantías a los hombres de trabajo que hacen diaria y honrada labor en los campos, de donde desaparecen el escándalo y la riña. El porcentaje de sucesos sangrientos viene disminuyendo de modo rápido como se comprueba en la estadística.


Publicado en el periódico “El Nuevo Diario”, el 4 de abril de 1920.

lunes, 20 de abril de 2015

EL CULTIVO DE LA TIERRA

HERMOSA Y PRÁCTICA INICIATIVA EN LA EMINENTE OBRA DE BIEN NACIONAL QUE REALIZA EL ILUSTRE CAUDILLO DE LA PAZ Y EL TRABAJO. EL CULTIVO DE LA TIERRA PARA EL ABARATAMIENTO DE LOS ARTĺCULOS DE PRIMERA NECESIDAD.


De Maracay a Coro, el 21 de enero de 1927. –Las 10 hs. a.m.

Señor General Argenis Asuaje.

Hoy hace precisamente un año que dirigí a usted y a los Presidentes de los Estados Lara, Trujillo, Mérida y Táchira el siguiente telegrama: 

“He tenido informes de que en el Estado Zulia los artículos de primera necesidad para la vida, como lo son la carne, aves, huevos, maíz, plátanos, etc., etc., han subido a precio fabuloso debido a la prosperidad y aumento de habitantes de aquella región. Esto me ha sugerido la idea de dirigirme a usted para hacerle ver la necesidad que hay de intensificar en ese Estado el cultivo de la tierra, lo que considero una labor fácil si usted con los medios de que dispone, procura llevar al ánimo de los agricultores la convicción de que muy cerca tienen ese mercado para ofrecer sus productos ya sea por la vía marítima o la carretera, pues las respectivas empresas pondrían de su parte la ayuda complementaria para abaratar el transporte.

La época es de un verdadero renacimiento y todos debemos contribuir al bien de la Patria, con nuestro esfuerzo y la mejor buena voluntad.

Pues bien, lo que ayer dije con relación con el Estado Zulia, en especial el mercado de Maracaibo, hoy tiene aplicación a muchas otras ciudades y lugares de la República, porque la población ha aumentado y las industrias y el trabajo se extienden por todo el territorio nacional.

Desde este centro en que vivo dedicado a los altos intereses públicos, yo me doy cuenta muy exacta de esas necesidades, y de ahí que, confiado en el patriotismo y la idoneidad de usted, vuelva a encarecerle la mayor atención a mis indicaciones, pues en ellas se verá sin duda secundado por todos los elementos laboriosos y sanos de esa importante región. Así disfrutaremos de la paz, haremos obra fructífera e imperecedera y legaremos a nuestros descendientes noble ejemplo que imitar y un bienestar positivo, porque en las entrañas de la tierra están la vida y el porvenir de Venezuela.

Su amigo,

Juan Vicente Gómez

Nota: Igual para los demás Presidentes de Estado, Gobernador del Distrito Federal y Gobernadores de Territorios, a sus respectivos nombres. Sus Capitales.


LAS NUEVAS INDUSTRIAS NACIONALES


De Maracaibo a Maracay, el 17 de enero de 1927. –La 1 hs. p.m.

Señor General Juan Vicente Gómez.

Sábado ofrecimos público cerveza elaborada por nosotros, cumpliendo así compromiso moral contraído con usted, al solicitar y ampararnos bajo su égida de Paz y Trabajo para inversión capitales en empresas nuevas con la confianza que su Gobierno protector brinda.

Pronto tendremos placer enviarle muestras ofrecidas de nuestro producto que no lo hemos enviado simultáneamente por desear remitirlas completa maduración y acabada elaboración como realmente será producto al terminarse algunos detalles de instalación.

Inauguraremos edificio en fecha oportuna comunicándoselo.

Sírvase aceptar entre tanto nuestros respetuosos saludos.

Gustavo Zingg.

Presidente de la Junta Directiva de la Compañía Anónima Cervecería del Zulia.

EL CENTENARIO DE AYACUCHO EN VENEZUELA


El Gobierno de Venezuela, presidido por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, se esforzó, realizándolo cumplidamente, en dar a los festejos centenarios de Ayacucho el esplendor y la alteza moral que demandaba el suceso.

Está circulando esta importante publicación, editada con esmero tipográfico en la “Litografía del Comercio”. La compilación ha sido hecha por nuestro muy querido colaborador y amigo, señor Luis Correa, quien ha sabido presentar al público una síntesis admirable de los grandes festejos con que el Gobierno y pueblo de Venezuela, unidos en un solo sentimiento patriótico, celebraron la gran efeméride continental, vinculada con resplandores eternos a la gloria de nuestro país. Mejor que todo comentario, expresan la trascendencia de los actos verificados, con los que el General Gómez supo corresponder, como ayer en Carabobo, a la noble herencia de los Libertadores, las siguientes palabras preliminares del volumen:

Este libro complementa el que con el título de “Venezuela en las Fiestas del Centenario de Ayacucho en el Perú” se publicó el 19 de abril del corriente año.

El mismo fervor patriótico, el mismo sentimiento de veneración por los Héroes de la Independencia que animó aquellas páginas, ennoblece y esmalta las de esa publicación.

El Gobierno de Venezuela, presidido por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, se esforzó, realizándolo cumplidamente, en dar a los festejos centenarios de Ayacucho el esplendor y la alteza moral que demandaba el suceso, cumbre de heroísmo y señal luminosa y eterna del derrotero que deben seguir los pueblos libertados en aquel campo memorable.

Fue fortuna para nuestro país el que rigiera la República el hombre fuerte, de corazón templado en el amor de las cosas grandes de la Patria, a quien debe Venezuela el haberse presentado en paz ante el imperativo categórico de los Libertadores, colmas las manos con los frutos de su suelo y atenta la mirada hacia los horizontes de renovación que se dilatan y clavan, como una garra poderosa, en las entrañas del futuro.

Sin menoscabo el territorio que nos legaron nuestros padres; en paz dentro y fuera de las fronteras que nos trazara la previsión de los patricios de 1811; resueltos los principales problemas que afrontara la República desde su fundación en 1830; curados del mal de aventuras que nos llevara a solucionar en los campos de batalla nuestras desavenencias familiares: en el goce de una prosperidad insólita, fundada en los aciertos de una Administración leal, culta y progresista; y amparados en nuestros derechos por la confianza ilimitada del pueblo en las cualidades eminentes que ha moldeado la personalidad del General Gómez, hasta destacarla con lineamientos precisos, en el vasto escenario de la América, Venezuela y su Gobierno cumplieron con su deber ante la evocación de aquellos fastos que el verbo y la espada de Bolívar y el corazón de acero y oro de Antonio José de Sucre caldearon con un soplo de inmortalidad.

Circula esta publicación en un día Fausto para Venezuela: el 24 de julio, fecha que señalaba en el tiempo, con un súbito resplandor diamantino el natalicio del Libertador, y que por una feliz coincidencia lo es también del General Juan Vicente Gómez. Patria hermosa, cargada de marciales arreos como una Amazona nos dio el primero; patria feliz, en donde los venezolanos de buena voluntad se sientan al festín de la concordia, nos da hoy el segundo. ¡Qué cobijada por el arco triunfal simboliza esta fecha, se levante inconmovible y rútila como una estatua de bronce la gran Patria del Porvenir!

Luis Correa.

Caracas: 24 de julio de 1925.


miércoles, 8 de abril de 2015

INAUGURACIÓN DE LA ESCUELA DE AGRICULTURA



Feliz y noble iniciativa del Rehabilitador de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez en la capital de Aragua.

Maracay: 16 de enero de 1933.

Un acto de extraordinaria importancia en la hora actual y de incalculable trascendencia para el porvenir patrio ha tenido efecto en la mañana de hoy en la Capital de Aragua, con la inauguración de la Escuela de Agricultura, feliz y noble iniciativa del Rehabilitador de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez, hecha realidad por su Gobierno mediante Decreto del Ministerio de Salubridad y de Agricultura y Cría. A seis kilómetros de la ciudad de Maracay, frente a la carretera central, en el edificio denominado La Providencia, de más de dos mil metros cuadrados de superficie, dividido en dos cuerpos, convenientemente reformado y dotado de todos los elementos necesarios, se halla este Instituto que ha de ser fecundo semillero del progreso agrícola de la Nación. El Dr. H. Toledo Trujillo, Ministro de Salubridad y de Agricultura y Cría, acompañado de los funcionarios del Despacho, Dr. Roberto Álamo Ibarra, Director de Agricultura y Cría; Enrique Ruiz A., Director Administrativo; Emilio Posse, Revisor de Inmigración y Colonización; Teniente Coronel F. Leonardi, Director de la Estación de Inmigración de San Jacinto, de otros funcionarios dependientes de dicho Ministerio y de distinguidas personalidades, declaró inaugurada la Escuela, con los alumnos enviados por los Estados de la República y cuyos nombres son como sigue: Félix Chirinos y Raúl de Armas, por Aragua; Manuel Amparan Lander y Carlos Figueroa Rodríguez, por Anzoátegui; Gustavo Botello y Pedro Gamboa, por Apure; Manuel Palma y José Luis Maury, por Bolívar; Guillermo Faría y César A. Pereira Álvarez, por Carabobo; Ángel Capobianco y Luis A. Barrios, por Cojedes; Adán Antonio Viana y Alejandro Torrealba, por Guárico; Raúl Penso y Juan Ramón Tirado, por Falcón; Oscar Briceño y Rafael A. Fernández, por Trujillo; Héctor Angulo Urdaneta y Antonio Ramírez Canciani, por Zamora; Juvenal Camero Zamora y Anselmo Escalona, por Miranda; Luis R. Aguilera y Pedro Rafael Rodríguez, por Sucre; José N. Ramírez y Rafael Mora Márquez, por Mérida; Mario Betancourt y Raimundo E. Pulido, por Portuguesa; Hernán Murillo y Enrique Morales, por Táchira; Pedro José Serrada y Ramón Pérez Soto, por Zulia; Celso Naranjo Herrera y Eliseo Cerres Domínguez, por Monagas; Alfredo Lozano y Otto Rafael Cornet, por Lara; faltando sólo los alumnos de Nueva Esparta y Yaracuy, que no pudieron llegar a tiempo.

Inmediatamente después de efectuada la inauguración de la Escuela, hicimos un recorrido por su interior y pudimos notar la perfecta organización de todos sus departamentos, las aulas cómodamente amuebladas para las clases teóricas, las habitaciones dispuestas para alojar en cada una los dos alumnos del mismo Estado, comedores confortables, un gran patio para ejercicios físicos y lecciones objetivas con instrumentos de agricultura, un departamento especial de lavabos, cuarenta caballerizas para los cuarenta caballos que se repartirán entre los alumnos a fin de que cada uno posea este medio de transporte en las excursiones a las distintas zonas del campo para los estudios prácticos de la Escuela, una planta eléctrica propia para la generación de luz y fuerza, y un departamento especial para Laboratorio.

El Gobierno Nacional ha puesto este Instituto bajo la dirección del competente doctor Jaime Guiscafré Arrillaga y la Subdirección a cargo del Dr. Luis F. Martorell; siendo Profesores Técnicos: en ganadería, el Dr. Hipólito Ibrain Soltero; y en Jardinería y Horticultura, el Dr. Juan G. Fortmann; estando la Administración a cargo del Sr. Ladislao Fernández. La Dirección y el Profesorado del Instituto tienen también su departamento especial.

La Escuela de Agricultura que funciona en el Estado Aragua, instalada hoy, es un nuevo triunfo que suma a las conquistas del progreso nacional el General Gómez, y su repercusión e importancia se han puesto de relieve en las numerosas solicitudes que ha recibido el Despacho respectivo de un número de aspirantes mayor que el estipulado en el Decreto.

En el acto de la inauguración de la Escuela todos los alumnos tuvieron un recuerdo de gratitud, de cariño y de respeto hacia el Benemérito General Juan Vicente Gómez, y la distinguida concurrencia un aplauso de admiración por el Ilustre Caudillo de Diciembre, que así vela, estimula y fomenta el bienestar de la República en el porvenir.

Daniel Villasmil.

Corresponsal.


LA GANADERA INDUSTRIAL VENEZOLANA




El General Gómez y los subsidios acordados. 

La elocuencia de las cifras. Justiciera carta al Benemérito.

Honramos hoy nuestras columnas de honor con la siguiente carta que los Directores de la Compañía Ganadera Industrial Venezolana dirigen al General Gómez en testimonio de gratitud por el decidido y material apoyo que el Benemérito Jefe de la República ha venido prestando a esta Empresa Nacional, de vastas proporciones, cuyas actividades tienden a desarrollar e intensificar nuestra industria pecuaria, que de manera eficiente ha venido sintiendo ya los beneficios de la Ganadera Industrial Venezolana.

Con la suma de Bs. 4.500.000 que ahora le acuerda nuevamente el General Gómez a la Ganadera Industrial Venezolana se eleva a Bs. 7.500.000 el subsidio que le ha acordado el Gobierno Nacional para intensificar la alta misión que la Compañía está llamada a representar en la economía nacional.


Esta protección decidida del General Gómez a la Ganadera Industrial Venezolana pone una vez más de manifiesto cómo nuestro Primer Magistrado protege práctica y concretamente a las grandes Empresas Nacionales llamadas a ejercer en el país labor beneficiosa a favor de todas nuestras clases sociales.

Caracas: 29 de enero de 1935.
Señor General Juan Vicente Gómez, 
Presidente Constitucional de la República.

Maracay.


Respetado General:

El Ministro de Relaciones Interiores, por cuya mediación elevamos a usted un Informe general del estado de la Compañía Ganadera Industrial Venezolana, nos ha comunicado la alta medida administrativa de usted, por la cual, atendiendo a nuestra solicitud, acordó un nuevo subsidio de Bs. 4.500.000 a tan importante Empresa.

De esa cantidad hemos recibido Bs. 2.000.000 y quedamos en cuenta de que los Bs. 2.500.000 restantes nos serán entregados en cinco cuotas mensuales de Bs. 500.000 al final de cada uno de los meses de abril, a agosto de este año. En esa forma eleva usted el subsidio del Gobierno Nacional para esa Empresa a la cantidad de Bs. 7.500.000.

Desde que se inició el establecimiento de esa Empresa de tan vastas proporciones, ella ha sido grandemente favorecida, no sólo con la valiosa ayuda material dispuesta por usted, sino también con su vigorosa y decidida protección, la que ha venido a culminar en su trascendental telegrama de ayer dirigido a los Presidentes de Estado.

Su amplia visión de gobernante abarca en todas sus fases la potencialidad económica de esta Empresa, que ha venido a levantar y llevará a su completo desarrollo y prosperidad nuestra industria pecuaria, una de las fuentes más importantes de la riqueza nacional.

Los Directores de la Compañía Ganadera Industrial Venezolana, que suscribimos esta carta, le expresamos nuestra gratitud y respetuosamente, nos repetimos de usted, señor General,

            Muy attos. ss. ss. y amigos,


M. Ron.                                                                 Aq. Pecchio.
V. Lecuna.                                        J. M. Herrera Mendoza.
R. A. García.                                                        R. H. Ramos.
H. Pérez Dupuy.


(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 5 de febrero de 1935).

LA PATRIÓTICA PREVISIÓN DEL JEFE


Desarrollo de la Producción Agrícola. Exportación de más de 5.000.000 de bolívares en el Estado Falcón. Grandes existencias de granos. Las próximas cosechas.

De Coro a Caracas, el 29 de enero de 1918. Las 11 hs. a.m.
Señor General Juan Vicente Gómez.

Hecho el resumen de los datos estadísticos de los Distritos, referentes a la exportación de sus productos en el año último, dan un total de Bs. 5.374.420, de los cuales la mayor parte proviene de la exportación de cereales, cuyas cosechas fueron de notables proventos para los agricultores, por haber oído éstos con atención patriótica las previsivas y providentes indicaciones y consejos de usted, contenidos en su famoso telegrama de 3 de abril. Si a estos datos se agregan las existencias en los graneros, que no serán menos de las cantidades exportadas, y que las nuevas cosechas prometen también ser buenas, es fuerza convenir en que la situación económica de este Estado es por demás halagadora. Cinco millones de bolívares para un Estado que antes no exportaba más de uno, constituye un dato por demás favorable que debe agregarse a la inmensa cifra que para Venezuela constituye cada uno de los patrióticos esfuerzos hechos por usted para convertirla en uno de los países más florecientes de la América.

Respetuosamente lo saluda su adicto amigo y subalterno.

León Jurado.

Constantemente se pone de manifiesto en las diversas regiones del país alguna notación de los progresos agrícolas e industriales que en hora oportuna vienen a prevenir cualquier crisis alimentaria que pudiera amenazarnos por las circunstancias actuales del comercio internacional.

Y esta situación favorable reconoce como origen inmediato la sabia previsión del señor General J. V. Gómez, Jefe de la Rehabilitación Nacional quien, desde el principio de su Gobierno, echó las bases de nuestro resurgimiento económico por el estímulo de las industrias, la agricultura y la cría. Atento siempre al desarrollo de nuestras riquezas naturales y solícito por el bienestar del pueblo, el Jefe había venido observando las condiciones generales del mundo creadas por la guerra, y así pudo leer con tiempo en el porvenir y adelantarse a los acontecimientos mediante el memorable telegrama del 3 de abril de 1917, dirigido a los Presidentes de Estado, y en el cual les manifestaba:

“Me agradaría mucho que usted en la jurisdicción de su mando, llevase a conocimiento de sus honrados habitantes, por cuantos medios estén a su alcance, las grandes conveniencias de aprovechar la presente estación para cultivar la tierra, sembrar por todas partes fructíferas semillas y hacer de la agricultura fuente real y positiva de nuestra subsistencia, porque no sabemos hasta qué punto obrarán en nuestro país los disturbios extranjeros y la prudencia y buen sentido aconsejan en los actuales momentos proveer nuestros graneros, y asegurar en la abundancia de nuestras cosechas la estabilidad invariable y módica de los frutos que sean de primera necesidad para la vida del hombre”.

La prudente advertencia tuvo unánime acogida en todas partes, tanto por su intrínseca importancia, como porque en nuestro país saben todos que en la Rehabilitación Nacional no se colabora con manejos e intrigas de politiquería, expediente de épocas por fortuna ya pasadas, sino con el esfuerzo oficial o personal aplicado al trabajo, en una labor consciente que dirige todas las energías al bien de la República y al desarrollo de nuestras fuentes de producción.

El telegrama del Jefe continuaba así:

“Nuestras tierras son fértiles, nuestros trabajadores diligentes y vigorosos, la paz echa sus fulgores por todos los campos y todo en la actual Administración convida a la agricultura que da alegría al labriego y pan a todos los hogares.

No omita usted esfuerzos en llevar estímulos a este sano propósito y haga en tal camino incansable propaganda, que esa es propaganda bienhechora”.

El provechoso fruto de esta noble excitación no se hizo esperar mucho tiempo, porque meses después comenzaron a llegar informes de los Estados acerca de la abundancia de las cosechas, que el año anterior se presentaban en condiciones verdaderamente excepcionales.

El Jefe, con espíritu suyo, amplio y comprensivo, que lo ha conducido a crear una Causa Nacional en que tienen cabida todas las voluntades patrióticas, sin excepción de matices políticos, los cuales se han borrado del todo, gracias a sus tendencias conciliadoras, abarcaba en su telegrama todas las actividades útiles, como se desprende de los propios términos del notable documento:

“Llame usted a los ricos, a los pobres, al clero, a todos, y hágales ver la suprema necesidad de cultivar los campos, pues en ello estribará ahora y mañana la independencia de nuestra subsistencia vinculada en los frutos que nosotros mismos produzcamos”.

No se reducían los propósitos del Jefe a un simple interés material suscitado por las circunstancias del momento, pues su bien inspirada intención propende a la estabilidad económica, que no puede lograrse sino por el completo desarrollo de las riquezas territoriales.

El ejemplo del Estado Falcón, una de nuestras regiones que se veían más expuestas a la escasez en épocas anteriores, constituye la prueba más categórica del impulso adquirido por la producción nacional. Recientemente hemos dado cuenta de grandes cosechas recogidas en varias comarcas, de la utilización del trigo venezolano en felices ensayos de panificación hechos en Caracas, por primera vez en la historia económica del país, del movimiento de exportación de nuestros frutos, en grande escala, para los Estados Unidos y las Antillas, todo lo cual viene a ser elocuente testimonio de la capacidad productiva de Venezuela y de la patriótica influencia ejercida por el Jefe de la Rehabilitación Nacional.

(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 2 de febrero de 1918).




domingo, 5 de abril de 2015

VENEZUELA EN EL EXTERIOR


La República de Venezuela es el país mejor gobernado del mundo. Esto se debe a la enérgica dirección del General Juan Vicente Gómez y a su entera consagración a sus deberes.


Nueva York, 16 de febrero de 1933.

En la hermosa residencia del respetable caballero señor J. Theus Munds, de la conocida firma bancaria Munds, Winslow & Potter, verificóse anoche un acto social de lo más lucido y de la mayor significación. Se trataba de una comida con que el referido Sr. Munds quiso obsequiar al distinguido venezolano doctor Luis F. Calvani, llegado recientemente a esta metrópoli.

Además del huésped de honor y del obsequiante, sentáronse a la mesa las siguientes personalidades: Señores L. de l`Aigle Munds, Guy M. Standifer, Clinton T. Revere, Louis L. Allen, Harold Davis, Howard P. Ingels, todos de la firma nombrada; George Frederick Naphen, Director de la Creole Petroleum Corporation; John E. Carney y William M. Erb, de la casa bancaria Clark, Childs y Keech; William H. Hamilton, Capitalista, miembro del Consejo de la Universidad de Nueva York, y antiguo Vicepresidente de la Guaranty Trust Company; William C. Kaelin, Director de la Río Palmar Land y Timber Corporation; Russel Palmer, Presidente de la Junta Directiva del American International Investment Trust, Limited, y Capitalista de Londres; J. A. Sisto, de la firma bancaria Sisto & Co., P. S. P. Randolph, Jr., de la casa bancaria Appenzeller, Allen & Hill, Sanford Griffith, de la casa bancaria Stockes, Hoyt & Co.; John Sargent y Joseph Lyons, Capitalistas de Boston; Fal de St. Phalle, economista; David Morse; R. B. Gaither, abogado consultor de la Venezuela International Gold Fields, Limited y L. G. Huntley, Ingeniero de Pittsburgh.

Los caballeros nombrados pertenecen al respetable grupo de capitalistas que han fundado la compañía “Venezuela International Gold Fields, Limited”, con el objeto de emprender en gran escala y lo más intensamente posible la exploración y explotación de minas de oro en la mencionada República.

A la hora de los postres tomó la palabra el señor Clinton T. Revere, autoridad mundial como escritor en asuntos económicos, para participar a los presentes la grata noticia de que el doctor Calvani, después de haberse enterado de las bases sobre las cuales se constituyó la compañía, de la rectitud de sus miras, había aceptado las funciones de Consejero Técnico de la Mesa Directiva y de su Representante en Venezuela. El orador dijo que ninguna elección podía ser más acertada, pues se trata de un hijo del país de probado patriotismo e integridad a quien el General Gómez, con tacto especial y clara visión que caracterizan todas sus determinaciones, puso al frente del Departamento de Petróleo en el Ministerio de Fomento durante el periodo más delicado del desarrollo de dicha industria en Venezuela, esto es, cuando habían de resolverse los difíciles problemas que ella plantea en sus comienzos en las naciones donde se explota ese mineral. El orador manifestó en seguida el reconocimiento de la Mesa de Directores hacia el Presidente Gómez, por haber dado su beneplácito al doctor Calvani, a la sazón al servicio de su acreditado Gobierno, para prestar su cooperación a la compañía; y luego se extendió en halagadoras consideraciones acerca de las garantías y seguridades que brinda el Gobierno de Venezuela a los capitales extranjeros que van a invertirse en su privilegiado territorio; y para que no quedara la más ligera sospecha de que los elogios que hacía del notable mandatario sudamericano eran dictados por intereses del momento, repitió algunas de las ideas que emitiera en octubre último en una Conferencia que dictó a los estudiantes de la Universidad de Rutgers, una de las principales instituciones docentes de los Estados Unidos cuyo tema fue: “El incremento del Liberalismo Político”, y en la cual llegó a la conclusión general de que la participación de la democracia en la parte administrativa de los gobiernos ha ido demasiado lejos y ha puesto obstáculos a la eficiencia y economía del Poder Ejecutivo. En aquella ocasión, refiriéndose a Venezuela, el señor Revere se expresó así:

“He llamado la atención hacia la extravagancia e ineficiencia que se nota demasiado a menudo en los países donde la administración pública se encuentra obstaculizada por las exigencias de determinados grupos políticos. Lo que necesita cada nación en estos tiempos de confusión y depresión es una dirección fuerte y patriótica. En mi opinión la República de Venezuela es el país mejor gobernado del mundo. Esto se debe a la enérgica dirección del General Juan Vicente Gómez y a su entera consagración a sus deberes.

No niego que con frecuencia se oye decir que su gobierno es autocrático. Esa acusación emana de políticos que quisieran ejercer esa misma autoridad, no teniendo, empero, la sabiduría que ha demostrado de manera tan palpable el Jefe de esa Nación suramericana.

Me doy cuenta de que muchos de Uds., hombres jóvenes, creen que están familiarizados con las condiciones de casi todos los países del mundo. Sin embargo, Uds. Probablemente no conocen el hecho de que Venezuela es la única nación del Globo que se encuentra absolutamente libre de deuda externa y sin impuestos onerosos. Esto es consecuencia, única y exclusivamente, de la sabia política del General Gómez, quien se mantuvo firme contra la epidemia de inflación y de empréstitos, mientras que el resto del mundo se iba llenando de pesadas deudas. El ha empleado las entradas del Tesoro Nacional en satisfacer todos los compromisos de la República y en desarrollar sus riquezas naturales.

Los críticos del General Gómez se quejan de que es autócrata. Lo cierto es que él no ejerce sino una jefatura sabia. Creo que a Uds. Les es muy fácil imaginarse lo que habría sucedido en Venezuela si se hubiera dividido en diversas facciones políticas, con disturbios internos, y un grupo combatiendo a otro para apoderarse de los cargos y de las rentas públicas. Hemos visto lo que sucedió en México cuando el régimen de estabilidad de Díaz fue sustituido por uno de contiendas civiles y de anarquía por largos años.

Quizás extrañen Uds. que, siendo el General Gómez hijo de una Nación joven, haya demostrado más cordura y más sabiduría administrativa que algunos de los eminentes estadistas de Europa y de Norte-América, cuyos nombres figuran en primer término entre las entidades de fama mundial. Cuando se escriba la historia de nuestros tiempos, el nombre del General Gómez figurará en el rango de los estadistas de fama, como Pericles, Marco Aurelio y otros abnegados patriotas de la antigüedad.

Hoy en día las leyes de Venezuela están caracterizadas por una amplia sabiduría constructiva que no ha sido superada por las de ninguna otra nación. El desarrollo del país por la inversión de capitales extranjeros ha sido fomentado a beneficio del pueblo venezolano. Buenas vías de comunicación y modernos métodos de saneamiento hacen que Venezuela sea un modelo entre las naciones del hemisferio occidental. Todo esto se debe a la política prudente, firme y patriótica del actual Presidente de Venezuela. Interpreto los sentimientos de muchos de mis compatriotas si digo que quisiera que aquí tuviésemos un Jefe del carácter y de las condiciones del General Gómez”.

El señor Revere terminó su interesante peroración brindando por la prosperidad de Venezuela y por la de su ilustre Presidente.

El doctor Calvani contestó agradecimiento en grado muy alto los elogios del Sr. Revere para la tierra de su nacimiento y para el hombre a quien ella debe sus más notables obras de progreso, la inconmovible paz de que goza en el Exterior; dijo que su reconocimiento era tan grande como la benevolencia del orador al favorecerlo con conceptos que está muy lejos de merecer y de los cuales tomaba nota como un estímulo para su conducta en el porvenir; que tenía verdadera fe en el éxito de la empresa, en primer término por la seriedad de los propósitos de sus fundadores y por su firme disposición de llevarlos a cumplido remate, y luego por haber sido su iniciador el señor George F. Naphen, hombre de gran capacidad como economista, de clara visión para concebir y poner por obra grandes negociaciones; el mismo que creó y llevó a su mayor desarrollo las compañías Lago y Creole, distinguiéndose así entre los que más han contribuido al desenvolvimiento de la industria petrolera en Venezuela; expresó en seguida su satisfacción por contarse entre los que más habían estimulado al señor Naphen a llevar su proyecto su antiguo amigo el señor William C. Kaelin, que tan gratos recuerdos dejó en Caracas, admirador de las grandes virtudes del pueblo venezolano y entusiasta propagandista en el extranjero de su cultura y su hidalguía. Para corresponder al brindis del señor Revere propuso otro por la creciente prosperidad del gran pueblo americano, por el Presidente Hoover, a quien conceptúa un hombre honrado y un patriota, capaz de haber hecho mucho en beneficio de su país si no hubiera tropezado con el persistente obstáculo de la terrible crisis que ha afligido el mundo entero durante los años de su administración; y concluyó haciendo votos porque el Presidente electo Roosevelt, cuyo ruidoso triunfo es testimonio de la alta estima en que lo tienen sus compatriotas, pueda realizar los altos ideales concebidos por su espíritu selecto y su bien cultivada mente.

La simpática reunión duró hasta pasada la medianoche en medio de la cordialidad y entusiasmo, y los asistentes se despidieron llevando en el ánimo las más gratas impresiones y las más lisonjeras esperanzas.

(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 7 de marzo de 1933).