El Benemérito General Juan
Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, siempre preocupado por
la salud de su pueblo, nunca ha escatimado esfuerzos en traer a nuestro país a los mejores especialistas
de la medicina tropical para el tratamiento y erradicación del paludismo.
LA QUININIZACIÓN EN LAS ESCUELAS
El eminente Profesor alemán Peter Mühlens.
Con ocasión de la conferencia
dictada ayer en la sala de exámenes de nuestra Universidad Central de Venezuela por el
eminente Profesor Peter Mühlens, reputado hombre de ciencia alemán, y en la
cual recomendó la quininización en las escuelas como una de las principales
medidas profilácticas contra el paludismo, es oportuno recordar que ya dicha
medida está en práctica desde hace algún tiempo en las escuelas del país, como
consta en la Memoria del Ministro de Instrucción Pública presentada al Congreso
Nacional en sus sesiones del año 1925.
Al aplaudir y reconocer, como se lo
merece, la eficaz indicación del sabio alemán, no es satisfactorio felicitar al
señor doctor Rubén González, Ministro de Instrucción Pública, porque a él
corresponde, bajo la gloriosa egida del Benemérito General Juan Vicente Gómez,
el mérito de haber comprendido que el paludismo es uno de los más graves
inconvenientes con que tropieza la enseñanza para su desarrollo en Venezuela y
el de haber iniciado en el país la sabia medida a que se refiere el Profesor
Mühlens.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 8 de enero de 1927).
EN LA ACADEMIA DE MEDICINA
Discursos
pronunciados en la Sesión Solemne celebrada el sábado en la tarde con motivo de
la Recepción del Profesor Mühlens.
PALABRAS DE SALUTACIÓN DEL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA, DOCTOR EMILIO
CONDE FLORES
Dr. Emilio Conde Flores,
Presidente de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela.
Señores:
La Academia Nacional de Medicina de
Venezuela registrará con orgullo en sus anales la honra de haberos tenido en su
seno, siquiera breves instantes.
Desde hace muchos años, Venezuela
culta ha oído pronunciar con respeto vuestro nombre; y los hombres de estudio y
los profesionales venezolanos, se han informado siempre, con interés y con
admiración, de vuestros trabajos insignes y de los servicios eminentes que
habéis prestado por largo tiempo a vuestra patria y a la humanidad, en el
propio territorio alemán, donde quiera que han sido necesarios vuestro saber y
vuestra experiencia, así como en las remotas regiones del Extremo Oriente, de
la India, de Australia, y de Oceanía y en Dalmacia y en Turquía y en los países
del extremo Sur de la América.
Para esta magnífica actuación, tan
nutrida e intensa, os han designado los éxitos felices alcanzados por vuestra
consagración y vuestros esfuerzos, en alivio y beneficio de la humanidad,
agobiada por dolencias tenaces e implacables y diezmada en las vidas más útiles
y en las regiones mejor dotadas. Sois gloriosamente conocido como uno de los
combatientes más expertos y afortunados contra las enfermedades infecciosas del
Trópico y como una de las más serias autoridades en la lucha contra la malaria
y las espiroquetas.
Habéis arribado a nuestro país en la
excelente oportunidad de la reunión del Quinto Congreso Médico Venezolano,
cuyos concurrentes han tenido la fortuna y la satisfacción de oír de vuestros
propios labios, la historia de los largos y esmerados trabajos practicados para
llegar al descubrimiento de un agente destructor de los gérmenes del paludismo,
tan eficaz y menos nocivo que la quinina, como lo es la plasmoquina, de acción
más radical y más rápida, sin exponer a peligros el organismo, por más que su
aplicación se haga en cantidades considerables y durante largos tratamientos.
El Quinto Congreso Médico Venezolano
os ha dado un vivo testimonio de su cordial admiración y de su sincera
gratitud, por vuestra distinguida presencia en él y por vuestra honrosa
deferencia; y en este momento, la Academia Nacional de Medicina me comete el
gratísimo encargo de presentaros su entusiasta a la par que respetuoso saludo,
son nuestros votos porque llevéis las más lisonjeras impresiones de la acogida
que habéis recibido del Magistrado Supremo y autoridades de la República, así
como de nuestros gremios científicos y sociales.
CONTESTACIÓN DEL PROFESOR MÜHLENS
Señor Presidente de la Academia de
Medicina:
Señores Académicos:
Agradezco muchísimo las amables frases
de elogio que ha pronunciado el señor Presidente al juzgar de manera benévola
mi humilde labor científica y los servicios con los cuales me he esforzado en
contribuir al noble fin de procurar alivio y beneficio a la humanidad.
Estimo de igual manera el saludo
cordial y sincero que os han encomendado presentarme los miembros de esta
ilustre y docta Corporación.
Desde mi arribo a este hermoso y
privilegiado país, he sido objeto de especiales demostraciones de aprecio y
honoríficas distinciones.
Al voto de gracias del Quinto Congreso
Venezolano de Medicina, debo añadir la favorable acogida dispensada por los
directores, profesores y estudiantes de la Ilustre Universidad Central con
motivo de mi primera conferencia, y hoy tengo que sumar, lleno de júbilo, este
franco y amable recibimiento de la Academia de Medicina.
Lógico es pensar que al honrarme con
tan señaladas pruebas de deferencia, se ha tenido en cuenta principalmente mi
condición de mensajero de la Facultad de Medicina y del Instituto de Medicina
Tropical de Hamburgo.
Vivamente interesado en el estudio de
las enfermedades propias de la zona tropical, nuestro Instituto, anhela cada
día más estrechar los lazos que necesariamente deben unirlo con los médicos e
higienistas de estos países, porque, ciertamente una colaboración más estrecha
y un mejor cambio de ideas redunda en beneficio de nuestra Ciencia y sería
realmente útil a nuestro común propósito de ahorrar vidas útiles en estas
regiones destinadas en lo futuro a ser de las primeras por la riqueza de su
suelo y la viva inteligencia de sus habitantes.
Consagrado al estudio de la Higiene y
Medicina tropicales he podido apreciar la labor médica realizada por Venezuela,
de modo que no vacilaría en afirmar que ciertamente, de los países de Sur
América es uno de los que han prestado las más interesantes contribuciones al
problema de las enfermedades de los climas cálidos.
No sería oportuno enumerar en este
instante los títulos de tan interesantes trabajos, sólo desearía mencionar el
hecho verdaderamente significativo, que en las obras y periódicos clásicos de
Patología tropical se ven cimentados con frecuencia los nombres de vuestros
investigadores Rísquez, padre e hijo, Iturbe, Tejera, Núñez Tovar, González
Rincones, Eliodoro González y otros, y que las monografías y trabajos
provenientes de este país son solicitados y apreciados por los especialistas en
la materia, y de manera especial por el personal de nuestro Instituto.
Tal circunstancia demuestra de manera
evidente el prestigio que ha alcanzado la Medicina Venezolana gracias al
esfuerzo y la perseverancia.
Permitidme, que como homenaje de
respeto y admiración invite a Uds. a dedicar en este instante un recuerdo a la
memoria del Fundador de los Estudios Médicos en Venezuela, doctor José María
Vargas, y también a aquellos que durante el curso de una centuria consagraron
en la Universidad, en la Academia, o en los hospitales, la mejor parte de su
actividad a la formación de vuestra Escuela Médica.
Podéis contar, señores, que llevo de
este país las más lisonjeras impresiones por la buena acogida que he recibido
del señor General Juan Vicente Gómez, Primer Magistrado de todas las autoridades de la
República, de la Oficina de Sanidad, así como del Gremio Médico y los elementos
sociales.
¡Muchísimas gracias a todos vosotros
con llena alma!
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 10 de enero de 1927).
DESPEDIDA DEL PROFESOR MÜHLENS.
De Puerto
Cabello a Caracas el 17 de enero de 1927. –Las 2 hs. p.m.
Señor
General J. V. Gómez.
Antes de ausentarme de Venezuela
envíole muy respetuosamente, junto con la expresión de mi agradecimiento y mis
mejores votos por el progreso y bienestar de su hermoso y hospitalario país,
un saludo de despedida.
Su admirador y amigo,
Profesor Mühlens.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 19 de enero de 1927).
LA PLASMOQUINA EN EL TRATAMIENTO DEL PALUDISMO
Uno de los problemas nacionales que más han preocupado al noble espíritu del Benemérito General Juan Vicente Gómez y que más se ha interesado en resolver es el problema sanitario, puesto que a éste están vinculados la salud del pueblo y el porvenir de la República. El epizootia palúdico, azote de nuestras poblaciones llaneras, especialmente, y rémora de nuestro desarrollo pecuario y agrícola han sido siempre objeto de la vigilante atención del Primer Magistrado Nacional. Por patriótica y feliz iniciativa suya, el sabio especialista alemán Peter Mühlens trajo a Venezuela el producto antipalúdico "Plasmoquina".
El eminente médico Manuel Núñez Tovar, naturalista, investigador, parasitólogo, considerado como el primer entomólogo venezolano.
El doctor Manuel Núñez Tovar, uno de nuestros más autorizados clínicos, trata el primer ensayo que se hace en Venezuela de la Plasmoquina y del éxito obtenido en su aplicación, lo que augura la definitiva desaparición del flagelo palúdico en las zonas de atacadas por la terrible enfermedad.
Sobre su eficiente tratamiento, señala el doctor Núñez Tovar al respecto:
"Hablo por mis observaciones, en las que, junto y a veces por consejo de autorizados en la materia, hemos venido aplicando la Plasmoquina desde diciembre de 1926, y debo confesar que los efectos han sido tan halagadores que merecen la pena ser tomados en cuenta.
Si hemos de juzgar por lo que de mi experiencia se deduce, la Plasmoquina está dando el resultado que de ella se esperaba, habiendo obtenido éxitos sorprendentes que por si sólo ya hablan.
Véase de seguida el efecto terapéutico alcanzado en 15 enfermos de paludismo cuyo diagnóstico se llevó a cabo, antes de la aplicación del nuevo producto, por el Profesor Peter Mühlens y el que suscribe, en el Laboratorio del Hospital Militar "Alí Gómez", de esta ciudad. De este primer examen por el procedimiento de la gota gruesa, se obtuvo el resultado siguiente:
4 de forma terciana; y 11 de forma tropical o perniciosa.
El tratamiento empezó el 28 de diciembre de 1926 y terminó el primero de enero de 1927, habiéndose tomado diariamente cada palúdico diez centígramos de Plasmoquina o sea medio gramo durante los cinco días que permanecieron sometidos a la acción del remedio.
El 4 de enero, tres días después de suspenderse el medicamento, se examinó por segunda vez la sangre, resultando:
14 casos con ausencia absoluta de parásitos; y 1 caso con formas semilunares, deformadas, pero sin esquizontes.
Once días más tarde (15 de enero), el Profesor Mühlens hizo el tercer análisis microscópico de la sangre con resultados absolutamente negativos, lo que fue comprobado, con todas las garantías deseables, por el doctor Rísquez hijo y el suscrito.
Hospital
Militar "Alí Gómez" de Maracay, Venezuela.
Idénticos resultados se han obtenido posteriormente por los practicantes del Hospital Militar "Alí Gómez" en grupos de soldados palúdicos resistentes a la quinina, y por el doctor Lisandro Lecuna en enfermos de su clientela, cuyas historias clínicas serán publicadas en un trabajo que actualmente preparamos. Creo, pues, que en vista de la insuficiencia de la terapéutica clásica del paludismo y de que ya poseemos orientaciones para usar sin peligro la Plasmoquina, es el estudio de su poder curativo una cuestión digna de investigación severa y que no pueden resolver más que estadísticas muy numerosas y muy bien documentadas".
Maracay: marzo de 1927.
Manuel Núñez Tovar.
(Publicado en el Periódico "El Nuevo Diario", el 30 de marzo de 1927).