sábado, 28 de marzo de 2020

LA PERSONALIDAD DEL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ


El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, en el Palacio de Miraflores, Caracas, 1934.

(De la Revista "Ibérica", New York, Diciembre 1933).

Pocos ejemplos de virilidad fuerte presenta la historia, comparables al del General Juan Vicente Gómez. Es uno de esos hombres nacidos para ejercer influencia sobre los demás, y dar con su capacidad intrínseca imposible de describir o de localizar, organización a las actividades de un pueblo. Su personalidad más que nada es indudablemente la encarnación de un carácter, dotado de todas las cualidades, aparentes u ocultas, que determinan el poder de un hombre sobre otros.

El General Gómez nació en San Antonio del Táchira el 24 de julio de 1857. Miembro de una familia de agricultores y ganaderos, desde niño se acostumbró al trabajo y se hizo experto en esas labores. Su perseverancia, su consagración constante a la tarea, y su incansable energía, le permitieron aumentar sus propiedades, fundos heredados de sus padres.

En las luchas políticas en otro tiempo frecuentes en Venezuela, tocó al General Gómez tomar parte a favor de la causa de sus convicciones; su don de mando le hizo prontamente sobresalir, y cuando se llevó a cabo el movimiento revolucionario que encabezó el General Cipriano Castro en 1899, al General Gómez le cupo desempeñar un papel activo e importante en él, que le destacó más aún entre sus copartidarios; de modo que más tarde llegó a ocupar el alto cargo de Vicepresidente de la República.

De 1901 a 1903, el General Gómez, como Jefe del Ejército, combatió personalmente contra un numeroso grupo de caudillos que pretendían debelar el Gobierno constituido, tuvo múltiples ocasiones de dar pruebas de su valor y su talento como estratega militar, y acabó derrotando a todos los enemigos del gobierno, estableciendo la paz en Venezuela sobre bases inconmovibles. De entonces a esta época lleva ya la nación treinta años de paz genuina.

En 1908 se encargó el General Gómez de la Presidencia de la República. El 19 de este mes se cumplen, pues 25 años, durante los cuales ha dirigido sabiamente los destinos de Venezuela, como lo prueba el enorme progreso que ella ha alcanzado en ese cuarto de siglo.

Sería muy largo analizar todas las fases de la vida venezolana a donde el General Gómez ha llevado su portentosa actividad; pero en la obra general se destacan algunos rasgos más sobresalientes que se pueden enumerar:

La modernización del Ejército Nacional, convertido en un fuerte y disciplinado organismo capaz de mantener el orden, ha sido sin duda el acto de mayor trascendencia, que garantiza la paz del país. La construcción de vías de comunicación, principalmente una extensa red de carreteras que vinculan unas a otras las diferentes secciones, ha servido, al propio tiempo que como medida de alta estrategia militar, para desarrollar la agricultura, la industria y el comercio en general. El fomento de otras obras públicas, dedicando parte considerable del Presupuesto para impulsarlas, ha proporcionado abundante trabajo a los obreros. El General Gómez es amigo sincero de los hombres de trabajo; para ayudar a las masas de trabajadores hizo que se creara el Banco Obrero, que hace préstamos a los artesanos para la compra de habitaciones, a largos plazos y a un tipo de interés muy moderado; para los ganadores y agricultores, hizo que se organizara el Banco Agrícola y Pecuario, importantísimo instituto de crédito que hace también cuantiosas y frecuentes operaciones a largos plazos y a bajo interés. Ha protegido la agricultura y la cría de ganados, industrias básicas para Venezuela, eliminando los impuestos que pesaban sobre las exportaciones. Ha decretado la construcción del puerto de Turiamo, obra gigantesca que traerá grandes beneficios al comercio del país.

El programa de Gobierno del General Gómez, bajo el lema de "Unión, Paz y Trabajo", ha establecido el crédito de la República sobre sólidos fundamentos. El resultado lógico de esto ha sido la llegada a Venezuela del capital extranjero, que ha desarrollado una industria tan importante como la del petróleo, y la inversión sin timidez del capital venezolano en muchas industrias, que han contado con el apoyo y la garantía de un Gobierno estable.

El General Gómez canceló por completo la deuda externa de Venezuela, viniendo así a poner al país en una situación excepcionalmente ventajosa, en los precisos momentos en que casi todas las naciones del mundo se ven agobiadas bajo el peso de cuantiosísimas deudas que no pueden cumplir. La deuda de Venezuela se había venido acumulando desde los tiempos de la Independencia, hasta cuando el General Gómez dio un ejemplo práctico de cómo se puede introducir orden en las finanzas de un Estado. La situación del Fisco venezolano es hoy tan sólida, que fácilmente podría el Presidente, si quisiese, cancelar también del todo la deuda interna, medida que no ha juzgado conveniente adoptar todavía.

Durante el tiempo de Gobierno del General Gómez, Venezuela ha mantenido relaciones cordiales con todas las naciones; y a tiempo que propende por la buena armonía de su país con los demás, en el interior estimula la instrucción pública y prepara debidamente a los venezolanos para que sean buenos ciudadanos.

De 1908 a 1933 la rentas públicas, a la par que el presupuesto de la nación, se han triplicado; y el comercio exterior es como ocho veces más grande de lo que era cuando el General Gómez se hizo cargo del Gobierno. El superávit en la Tesorería, el 15 de abril de 1933, ascendía a la suma de Bs. 68.385.677,97.

Con pruebas elocuentes ha demostrado el General Juan Vicente Gómez ser un estadista y hombre de Gobierno; pero a esos calificativos, lo mismo que el también merecido de sobresaliente militar, él prefiere otro, que considera le corresponde antes que todo: el de hombre de trabajo.

(Publicado en el Periódico "El Nuevo Diario", el 2 de marzo de 1934).