El Benemérito General Juan
Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, en el Palacio de
Miraflores, Caracas, 1934.
(De la Revista
"Ibérica", New York, Diciembre 1933).
Pocos ejemplos de virilidad fuerte presenta la historia, comparables al
del General Juan Vicente Gómez. Es uno de esos hombres nacidos para ejercer
influencia sobre los demás, y dar con su capacidad intrínseca imposible de
describir o de localizar, organización a las actividades de un pueblo. Su
personalidad más que nada es indudablemente la encarnación de un carácter,
dotado de todas las cualidades, aparentes u ocultas, que determinan el poder de
un hombre sobre otros.
El General Gómez nació en San Antonio del Táchira el 24 de julio de
1857. Miembro de una familia de agricultores y ganaderos, desde niño se acostumbró
al trabajo y se hizo experto en esas labores. Su perseverancia, su consagración
constante a la tarea, y su incansable energía, le permitieron aumentar sus
propiedades, fundos heredados de sus padres.
En las luchas políticas en otro tiempo frecuentes en Venezuela, tocó al
General Gómez tomar parte a favor de la causa de sus convicciones; su don de
mando le hizo prontamente sobresalir, y cuando se llevó a cabo el movimiento
revolucionario que encabezó el General Cipriano Castro en 1899, al General Gómez
le cupo desempeñar un papel activo e importante en él, que le destacó más aún
entre sus copartidarios; de modo que más tarde llegó a ocupar el alto cargo de
Vicepresidente de la República.
De 1901 a
1903, el General Gómez, como Jefe del Ejército, combatió personalmente contra
un numeroso grupo de caudillos que pretendían debelar el Gobierno constituido,
tuvo múltiples ocasiones de dar pruebas de su valor y su talento como estratega
militar, y acabó derrotando a todos los enemigos del gobierno, estableciendo la
paz en Venezuela sobre bases inconmovibles. De entonces a esta época lleva ya
la nación treinta años de paz genuina.
En 1908 se encargó el General Gómez de la Presidencia de la República.
El 19 de este mes se cumplen, pues 25 años, durante los cuales ha dirigido
sabiamente los destinos de Venezuela, como lo prueba el enorme progreso que
ella ha alcanzado en ese cuarto de siglo.
Sería muy largo analizar todas las fases de la vida venezolana a donde
el General Gómez ha llevado su portentosa actividad; pero en la obra general se
destacan algunos rasgos más sobresalientes que se pueden enumerar:
La modernización del Ejército Nacional, convertido en un fuerte y
disciplinado organismo capaz de mantener el orden, ha sido sin duda el acto de
mayor trascendencia, que garantiza la paz del país. La construcción de vías de
comunicación, principalmente una extensa red de carreteras que vinculan unas a
otras las diferentes secciones, ha servido, al propio tiempo que como medida de
alta estrategia militar, para desarrollar la agricultura, la industria y el
comercio en general. El fomento de otras obras públicas, dedicando parte
considerable del Presupuesto para impulsarlas, ha proporcionado abundante
trabajo a los obreros. El General Gómez es amigo sincero de los hombres de
trabajo; para ayudar a las masas de trabajadores hizo que se creara el Banco
Obrero, que hace préstamos a los artesanos para la compra de habitaciones, a
largos plazos y a un tipo de interés muy moderado; para los ganadores y
agricultores, hizo que se organizara el Banco Agrícola y Pecuario,
importantísimo instituto de crédito que hace también cuantiosas y frecuentes
operaciones a largos plazos y a bajo interés. Ha protegido la agricultura y la
cría de ganados, industrias básicas para Venezuela, eliminando los impuestos
que pesaban sobre las exportaciones. Ha decretado la construcción del puerto de
Turiamo, obra gigantesca que traerá grandes beneficios al comercio del país.
El programa de Gobierno del General Gómez, bajo el lema de "Unión,
Paz y Trabajo", ha establecido el crédito de la República sobre sólidos
fundamentos. El resultado lógico de esto ha sido la llegada a Venezuela del
capital extranjero, que ha desarrollado una industria tan importante como la
del petróleo, y la inversión sin timidez del capital venezolano en muchas
industrias, que han contado con el apoyo y la garantía de un Gobierno estable.
El General Gómez canceló por completo la deuda externa de Venezuela,
viniendo así a poner al país en una situación excepcionalmente ventajosa, en los
precisos momentos en que casi todas las naciones del mundo se ven agobiadas
bajo el peso de cuantiosísimas deudas que no pueden cumplir. La deuda de
Venezuela se había venido acumulando desde los tiempos de la Independencia,
hasta cuando el General Gómez dio un ejemplo práctico de cómo se puede
introducir orden en las finanzas de un Estado. La situación del Fisco
venezolano es hoy tan sólida, que fácilmente podría el Presidente, si quisiese,
cancelar también del todo la deuda interna, medida que no ha juzgado
conveniente adoptar todavía.
Durante el tiempo de Gobierno del General Gómez, Venezuela ha mantenido
relaciones cordiales con todas las naciones; y a tiempo que propende por la
buena armonía de su país con los demás, en el interior estimula la instrucción
pública y prepara debidamente a los venezolanos para que sean buenos
ciudadanos.
De 1908 a
1933 la rentas públicas, a la par que el presupuesto de la nación, se han
triplicado; y el comercio exterior es como ocho veces más grande de lo que era
cuando el General Gómez se hizo cargo del Gobierno. El superávit en la
Tesorería, el 15 de abril de 1933, ascendía a la suma de Bs. 68.385.677,97.
Con pruebas elocuentes ha demostrado el General Juan Vicente Gómez ser
un estadista y hombre de Gobierno; pero a esos calificativos, lo mismo que el también merecido de sobresaliente militar, él prefiere otro, que considera le corresponde antes que todo: el de hombre de trabajo.
(Publicado en el Periódico
"El Nuevo Diario", el 2 de marzo de 1934).