viernes, 7 de enero de 2022

EL DĺA DE LA PAZ EN EL ESTADO ARAGUA 1925

 

El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, ante la estatua del héroe Antonio Ricaurte, acompañado por su distinguida comitiva, visitando el "Museo Bolívar" en San Mateo en 1925. 

El General Juan Vicente Gómez coloca personalmente la primera piedra del Monumento decretado por el Gobierno del Estado en el histórico sitio de La Puerta. Patrióticos discursos del doctor Damas Blanco y del Teniente Lavado Isava. El Caudillo de la Paz, acompañado de su distinguida comitiva, visita el "Museo Bolívar" en San Mateo, que es otro de los grandes homenajes que el General Gómez ha consagrado al culto de los Héroes y a las glorias de la Patria. Elocuente oración del escritor y poeta Sergio Medina.

Maracay, 21 de julio de 1925. Grandiosa solemnidad han revestido todos los actos celebrados hoy por el Gobierno y pueblo de Aragua en conmemoración del Día de la Paz, aniversario de la famosa victoria de Ciudad Bolívar, alcanzada por el Benemérito General Juan Vicente Gómez en pro de esta era fecunda de progreso y de prosperidad nacional.

Después del Te Deum, cantado en la Santa Iglesia Parroquial de esta ciudad, en acción de gracias por los beneficios recibidos, al amparo de este régimen de orden y de positivo engrandecimiento que el infatigable patriotismo del General Gómez ha fundado y mantenido gloriosamente. El Teniente Coronel Ignacio Andrade, Presidente del Estado, en compañía de su Secretario Privado, de distinguidas personalidades políticas y de la Milicia, del Ejecutivo Regional y de la Magistratura Judicial y de numerosas y distinguidas familias de la sociedad de Maracay, se dirigió al histórico sitio de La Puerta en donde a las diez de la mañana recepcionó al Benemérito General Presidente Constitucional de la República, actualmente de residencia en el balneario de San Juan de los Morros, quien luego colocó la primera piedra del soberbio Arco conmemorativo que el Gobierno de Aragua erigirá en el célebre paraje.

Después fue leído el Decreto dictado al respecto por el Magistrado aragüeño, e hicieron uso de palabra, exponiendo brillantes y adecuados conceptos, el doctor Diego Damas Blanco y el Teniente Guillermo Lavado Isava. La comitiva del señor Presidente del Estado, así como las respetables familias y los honrados y laboriosos ciudadanos que de todos los pueblos de tránsito, asistieron a presentar sus parabienes al Ilustre Jefe del País, fueron amablemente agasajados por el noble Caudillo y su leal Teniente el General José Vicente Gómez, siendo obsequiados al mediar el día con un almuerzo en el propio sitio inmortalizado por tres bizarras y sangrientas jornadas de la Patria.

PALABRAS DEL TENIENTE GUILLERMO LAVADO ISAVA

EN LA PUERTA (EDO. GUÁRICO) EL 21 DE JULIO DE 1925

Benemérito General Juan Vicente Gómez, etc., etc., etc.

Si más allá de la tumba les fuese dado a los hombres contemplar el pasado, cuál no sería el orgullo de nuestros ilustres patricios ante la consagración de su esfuerzo, hecho verbo y carne por obra y gracia de la pulquérrima inteligencia de un hombre, digno de otras edades, que siguiendo la orientación que le demarca su espíritu de patriota, no ha hecho otra cosa sino inspirarse en aquellas prácticas republicanas y formar un solo haz de todos los propósitos de reconstrucción nacional que bullían en la mente de los libertadores, para ofrecerles a la Patria convertidos en la más encantadora de las realidades.

La Soberanía, esa Deidad maravillosa por la cual han luchado los pueblos a través de las edades, muestra hoy su clámide fulgurante en la vigió de nuestra bandera, que como dije en cierta ocasión, simboliza con su tinte amarillo: el oro de nuestras cosechas y de nuestras minas, con el azul: la limpidez de nuestro cielo, y con el rojo: la púrpura de nuestras venas, que en más de una ocasión se ha derramado a borbotones por el honor, por la Patria o por la dama.

La Paz esa Hada bondadosa por la cual suspiraba el nuestro ya casi en agonía, tuvo su proclamación absoluta en Ciudad Bolívar, el 21 de julio de 1903 y desde entonces los pesados bueyes movieron el arado, fructificó la simiente, se avivó la lumbre en el hogar, hubo pan para todos y un himno prepotente y sonoro se alzó de ámbito en ámbito, atravesó llanuras, tramontó montañas y fue la voz de un pueblo entero que tributó ese homenaje al Fundador de la Paz.

El Trabajo, ese Titán que levanta naciones e independiza al hombre, tiene abierta hoy una ancha vía para su desenvolvimiento. El mismo brazo fuerte que pacificó los pueblos es el mismo que nos está enseñando a trabajar. Por eso vemos siempre al General Juan Vicente Gómez, ya en la dehesa seleccionando sus crías, ya ante el surco abierto contemplando el primer brote, ya entre el ruido ensordecedor de las fábricas, con la infatigable voluntad de un héroe; pero del héroe del trabajo, que ha entregado la espada a merced de la herrumbre, convencido de que es hoy arma inservible para las conquistas del trabajo, que es la obra del porvenir.

La Unión, esa es la síntesis complementaria de la perfectibilidad de la Empresa. Por eso acaba de llamar a todos los venezolanos de allende la frontera, les ha abierto los brazos y con el corazón en la mano les ha dicho que vengan a prestarle su colaboración, que lo acompañen hacia el porvenir como buenos hermanos que sólo deben pensar en que existe una madre, que es la Patria y que es deber de buenos mantener esa madre al amparo de las más altas dignidades.

Soberanía! Paz! Trabajo! Unión!, que es amor, forman el único credo del Caudillo, la única aspiración de su vida, porque sabe que al abrigo de esas gloriosas deidades es que se fundamentan las naciones y se hace labor de Patria.

La Patria! Nunca como ahora se ha mantenido en alto su renombre. La historia de sus grandes hechos y la gloria de sus ilustres varones han encontrado en el alma del Conductor de Venezuela el fervoroso culto, que sólo saben sentir los predestinados por Dios para magnas empresas.

Así ha tenido la suerte de celebrar entre nosotros las fechas más culminantes de nuestra epopeya, y por eso le vemos hoy aquí, sobrecogido en un religioso sentimiento patrio, tributando un homenaje más a nuestros inmortales, sobre el propio campo donde la sangre formó arroyos ante el empuje férreo de los lanceros a Boves el 15 de junio de 1814, y en donde Morillo cuatro años después, logró arrancar del seno mismo de la contienda el título de Marqués de La Puerta.

Pero si fue nefasto y trágico para el Libertador este glorioso sitio de La Puerta, si tantas penalidades acarreó a los patriotas, no lo fue así para el Caudillo de Diciembre, vencedor aquí mismo de los generales Luciano Mendoza y Antonio Fernández, sonados y audaces combatientes de nuestras ya olvidadas revueltas intestinas.

Quién habría de pensar al correr de los tiempos uno de los ilustres vencedores en La Puerta viniera a gratificar a los vencidos de ayer. Hechos son estos que sólo ocurren en la vida de un hombre que como la del General Gómez ha sido creada para cumplir altos designios.

Por eso digo al empezar, en la íntima convicción de que un vuelo de águilas saluda la verdadera patria que soñaron nuestros libertadores, que si más allá de la tumba les fuese dable a los hombres contemplar el pasado, Bolívar estaría hoy de fiesta en el seno de los Inmortales.

Teniente Guillermo Lavado Isava.

Una gran congregación del pueblo de Aragua, durante la celebración del Día de la Paz, el 21 de julio de 1925. (Foto: Guerra Toro).

A la caída de la tarde, la patriótica romería encaminó a otro santuario de la Gesta Magna: la Casa de Bolívar en San Mateo. Una interminable fila de automóviles conteniendo la selecta concurrencia, ganó recientemente el pueblecito en que demora el famoso ingenio, arrimado al pie de la colina memorable, donde se alzan la estatua de Ricaurte y la antigua mansión señorial de los Bolívares. La Banda Gómez ejecutó el Himno de Aragua y en medio de religioso recogimiento que el sagrado recinto impone, se produjo en una resonante oración, en homenaje a la significación del gran día a los merecimientos del prodigioso hombre de Estado que rige nuestros destinos y a la heroica remembranza del sitio, el aplaudido poeta Sergio Medina.

Esta noche lucirá una espléndida iluminación eléctrica la plaza Girardot, ejecutará la Banda Gómez una retreta especial y se quemarán fuegos pirotécnicos, habrán funciones cinematográficas y un sarao en el Club Maracay.

De esta manera, el Gobierno y la sociedad y los industriosos hijos del pueblo, mancomunados en un vivo sentimiento de gratitud, han festejado y continuarán haciéndolo hasta el 24, natalicio del Libertador y del Rehabilitador de la Patria, este día consagrado ya a honrar por siempre la fructuosa Paz de Venezuela. 

(Publicado en el Periódico "El Nuevo Diario", el 23 de julio de 1925).