Magnanimidad y alteza de alma del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, al ordenar la libertad de todos los detenidos políticos que se hallaban en La Rotunda y en la Fortaleza de Puerto Cabello, el 24 de marzo de 1927.
"En marzo del año 1927 puse en libertad a
todos los detenidos por motivos de orden público; y convertí en depósito de
materiales para obras de utilidad general La Rotunda de Caracas. Lleno de
júbilo, hice constar en mi Alocución a los venezolanos, que no había presos
políticos, y que a nadie le estaban cerradas las puertas de la Patria".
Juan Vicente Gómez.
Venezuela goza actualmente de un gran esplendor. Más que nuestra débil
voz lo han cantado los más altos clarines de la fama y las más expertas plumas
que en la Nación como en el extranjero siguen de cerca el movimiento
progresista y cultural que nos anima bajo la égida paternal del Jefe Benemérito
General Juan Vicente Gómez.
Y éste, cubierto con todos los arreos de la victoria y del civismo, se
nos presenta hoy como el Libertador Simón Bolívar, su más augusto modelo,
cuando en el año de 1826, al llegar a la patria, tras las luctuosas ocurrencias
de aquel año, traía en la boca aquellas célebres palabras:
"Yo no he sabido lo que ha pasado…Olvidemos los días de dolor y que
su recuerdo lo borre el olvido".
Y eso ha dicho y eso ha hecho hoy el General Gómez al abrir con
magnánima mano las puertas de la cárcel a todos aquellos que descarriados en
hora infausta y menguada, trataron de rebelarse contra las sabias medidas que,
brotadas del Magistrado, han venido a demostrar ahora su sabiduría y previsión
como frutos de un cerebro consciente y ecuánime, con este resurgimiento
nacional.
Suceso es este de tanta y tan elevada trascendencia en pro de la
comunidad, que todo espíritu desapasionado y aún alejado del movimiento de las
altas esferas de la política, tiene que comentarlo favorablemente, porque
indica el vigor y la fuerza en la opinión que lo ha inspirado.
El General Gómez ha sido, como siempre, consecuente consigo mismo y con
sus altos ideales. En la historia de todos los países, al rigor saludable que
imponen la razón de Estado y la seguridad de las instituciones en peligro,
cuando la paz y el bienestar son hechos tangibles, sucede el perdón de los
extravíos, y la clemencia para con los extraviados se impone como medida de
confraternidad entre los miembros de una misma familia.
La clemencia ejercida así, y no a destiempo, es el fruto sazonado de la
experiencia y de la equidad, y quien la ejerce por muy elevado que sea el
puesto que ocupe en la consciencia de los pueblos se eleva más en el querer
universal como un gaje de una justicia razonada y rígida, pero magnánima.
La historia cuenta entre los gobernantes de dura y severa
justicia a Trajano y Marco Aurelio, dándoles al mismo tiempo el dictado de clementes,
que a algunos se les antojara antitético; pero no: la justicia ruda y fuerte de
aquellos emperadores aseguraba la paz civil del ciudadano, así como luego la
clemencia, aseguraba la paz política a la nación por ser el mejor sostén de las
instituciones.
Al felicitar con todo nuestro calor partidario al Benemérito General
Juan Vicente Gómez, por su acto de espléndida clemencia, nos alegramos con todos
aquellos compatriotas que devueltos a las actividades cívicas y al seno de sus
hogares, irán sin duda a laborar por la prosperidad y grandeza de la patria.
(Publicado en la Revista "Billiken", el 26 de marzo de 1927).
La Rotunda no la construyó el General Juan Vicente
Gómez, ya existía la llamada "La Rotunda vieja", cárcel construida en
1844 durante la presidencia del General Carlos Soublette, concluyéndola el
General José Gregorio Monagas en 1854 y la llamada "La Rotunda nueva"
que fue edificada por el General Antonio Guzmán Blanco en 1881. Es importante resaltar y dejar claro para
la historia que esta prisión y su metodología no fue construida ni constituida
por el Presidente Gómez, quien decidió convertirla en almacenes para el Ministerio de Obras Públicas en 1927.
Cumpliendo
disposiciones del señor Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez,
varias cuadrillas de obreros, al servicio del Departamento de Obras Públicas,
empezaron en la mañana de ayer a efectuar importantes reformas en el edificio
de la Cárcel Pública de esta capital, en el cual serán instalados amplios
almacenes para materiales y herramientas destinados a los trabajos públicos.
El Benemérito
General Juan Vicente Gómez, que ha afianzado sobre bases seguras la paz de que
gozamos y ha enrumbado la Patria hacia un esplendoroso porvenir, después de
ordenar la libertad de los últimos detenidos políticos que existían en la
República, gallardo gesto de su clemencia, ha querido que el viejo edificio de
La Rotunda se convierta en mansión de bien general, que sintetice los altos
aspectos de su programa político: Unión, Paz y Trabajo.
"El Nuevo
Diario" acoge satisfecho esta nota que expresa claramente la seguridad
pública y es fruto definitivo de una labor administrativa patrióticamente
concebida y realizada en todos sus aspectos.
(Publicado en
el Periódico "El Nuevo Diario", el 29 de marzo de 1927).
LA MAGNANIMIDAD DEL JEFE
RESONANCIA EN LA REPÚBLICA.
Cumaná, 25. Intensa impresión de patriótico júbilo ha
producido en esta capital la fausta noticia, publicada y difundida en Boletín
Oficial del Ejecutivo del Estado, de la libertad de todos los detenidos
políticos de La Rotunda y de la Fortaleza de Puerto Cabello, ordenada por el
Benemérito General Juan Vicente Gómez, con fecha de ayer, 24 de marzo de 1927.
El 24 de marzo,
día señalado del calendario patriótico en el prestigio de ser en esa fecha que
se decretó la abolición de la esclavitud en Venezuela, quedará signado con el
rasgo de magnanimidad del egregio Caudillo de Diciembre al devolver la libertad
a nuestros compatriotas.
El General José
Garbi, representante aquí del Ilustre Jefe General Gómez, está recibiendo las
congratulaciones que de todos los pueblos del Estado expresan el alborozo general,
por este gran suceso en el seno de nuestra patria.
(Publicado en el Periódico "El Nuevo Diario", el 29 de marzo de 1927).
NOBLE Y ALTO GESTO DEL PRESIDENTE GÓMEZ
Maracaibo, 27. La sociedad y pueblos zulianos han
recibido con muestras de viva alegría la noticia publicada en la prensa local
referente a la libertad de los detenidos políticos, noble y alto gesto del
hombre fuerte y generoso que rige los destinos del país, caballeroso arranque
de su gran corazón realización de su antiguo ideal de gobernar sin detenidos
políticos. El Jefe con este acto muy natural de su inagotable magnanimidad se
afianza más poderosamente en el sentimiento de los venezolanos. En el yunque de
un patriotismo a prueba ha logrado forjar fuerte y una el alma nacional, ha
verificado el sentimiento de la patria y con este nuevo y grande acto de su
generosidad, da cima a su obra grandiosa de reconciliación de la familia
venezolana, que ha consumado por medio de sucesivas etapas, reuniendo partidos,
enlazando regiones distintas y a veces antagónicas, abriendo a los proscritos
voluntarios las fronteras nacionales, persiguiendo el porte de armas y la
criminalidad, sembradores de cismas y venganzas sociales, y ahora libertando
los últimos presos políticos, lo que equivale a clausurar para siempre la era
de la prisión política en Venezuela, porque ya de hoy en adelante no habrán
ilusos que sueñen en revoluciones ni incautos que se dejen sorprender por los
programas de los falsos redentores de la patria.
Río Caribe, 28. Celebra el pueblo con alborozo
inusitado la libertad de los detenidos políticos acto magnánimo que constituye un nuevo timbre de gloria
para el Benemérito General Juan Vicente Gómez, quien por sus muchos títulos
merece la gratitud de la patria y la admiración de sus conciudadanos.
Valencia,
Por Resolución del Ejecutivo del Estado ha
circulado profusamente en Boletín Oficial el trascendental telegrama del señor
Ministro de Relaciones Interiores en que hace al Gobierno de Carabobo la debida
participación. La buena nueva ha llenado de justo regocijo los hogares
venezolanos vinculándolos una vez más al Caudillo de Diciembre por el afecto y
la admiración, y constituye un claro exponente de la potencialidad de la Causa
y de la firmeza de la paz y la tranquilidad pública a cuya sombra se
intensifica la prosperidad nacional.
(Publicado en el Periódico "El Nuevo
Diario", el 30 de marzo de 1927).