miércoles, 25 de noviembre de 2020

VENEZUELA, SĺMBOLO DE ECONOMĺA Y DE PROGRESO, 1933

(“Suplemento Patriótico”, Lima, Perú. Año 1933). 

El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, gran Pacificador y Emancipador Económico de su Patria.

Lima, 1º de enero de 1933. –Vencido ya el año de 1932, tan pródigo en inquietudes y en sorpresas políticas y económicas, queremos rendir sincero homenaje en nuestras páginas a Venezuela, tierra noble, el único país de Sur América que, destruyendo con obras perdurables falsas leyendas, ha sabido mantenerse al margen de toda contingencia azarosa por obra de un gobierno honrado y de un pueblo patriota.

“Suplemento Patriótico”, interpretando el sentir de la prensa nacional, hace efectivo este homenaje en la persona del Excmo. Sr. Don Andrés E. de La Rosa, Ministro de Venezuela, que ha sabido ser, en todo instante, más que un diplomático ceremonioso y grave, un amigo cordial y generoso del Perú.

Para los que siguen con pasión el curso de la evolución política de nuestros pueblos de América –evolución e involución en otros-, las dificultades de todos nuestros pueblos son de origen económico, como consecuencia del político. Difícilmente podrán desglosarse estas filiaciones, aunque no se explica que abundando la riqueza del suelo y del subsuelo americano, puedan tener motivaciones de esta índole.

América, efectivamente, es rica; nuestros países encierran caudales insospechables en sus entrañas; y no obstante, masas enormes de individuos viven una existencia misérrima. ¿Paradoja? Las causas, en estrechas trabazones con la economía, son políticas.

Hombres bien intencionados han buscado reiteradamente, con más premura que tino, la ayuda de la economía exterior, sin objetarse que importar dinero equivale a infiltrar ideas extrañas a la psicología de un pueblo. El fenómeno se constataría estableciendo un paralelo entre los empréstitos y el número de disturbios políticos acaecidos en Hispanoamérica.

Los graves problemas que ha tenido que abordar México, tienen este origen; igual ocurre con Cuba y Centroamérica; igual en Santo Domingo y Haití. Ninguna obra de profunda raigambre social ha podido realizarse porque el político, necesitado de un afincamiento rápido, ha buscado el apoyo exterior.

Cuando la revolución mexicana se dio cuenta de esto, empezó la verdadera revolución: la del pueblo que aspiraba a una posición social económica. Luchas cruentas han perfilado el tipo de vida social, basada en la Cooperativa y en otras instituciones de carácter exclusivamente económico.

Libre de todo contrapeso exterior –Venezuela pagó todas sus deudas externas e internas- el General Juan Vicente Gómez ha podido realizar esa labor de socialización nacional desde el poder, liberándolo de la agobiante usura internacional. Rico el tesoro, emprendió la obra revolucionaria de dotar al elemento trabajador de su país, de esos recursos que en otros sitios han tenido que conquistarse por medio de revueltas; con el establecimiento de Bancos –el “Obrero” y el “Agrícola Pecuario”- ha dado cima a su labor de pacificación, sellando el compromiso rehabilitador que adquirió con su espada en Ciudad Bolívar.

La permanencia del General Gómez en el Gobierno se justifica plenamente librando al país de deudas, origen de la paz actual y fundamento de la futura, dejando tras su paso instituciones de crédito que independicen al agricultor y al obrero. El General Gómez, con su dilatada labor gubernativa, puede ya mostrar al mundo la posibilidad de transformar un país turbulento en un área terrícola donde el individuo no piensa en otra cosa que en su bienestar personal y en el engrandecimiento de la Patria.

Venezuela es como quien dice la madre de la libertad y la independencia en los pueblos de nuestra América, hoy representada en este país por la persona de su ilustre Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario, el señor Don Andrés E. de la Rosa, cuya vida y acción se dedican sinceramente a enlazar pueblos y corazones de las multitudes Bolivarianas.

(Publicado en el periódico “El Nuevo Diario”, el 31 de enero de 1933).