lunes, 20 de abril de 2015

EL CENTENARIO DE AYACUCHO EN VENEZUELA


El Gobierno de Venezuela, presidido por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, se esforzó, realizándolo cumplidamente, en dar a los festejos centenarios de Ayacucho el esplendor y la alteza moral que demandaba el suceso.

Está circulando esta importante publicación, editada con esmero tipográfico en la “Litografía del Comercio”. La compilación ha sido hecha por nuestro muy querido colaborador y amigo, señor Luis Correa, quien ha sabido presentar al público una síntesis admirable de los grandes festejos con que el Gobierno y pueblo de Venezuela, unidos en un solo sentimiento patriótico, celebraron la gran efeméride continental, vinculada con resplandores eternos a la gloria de nuestro país. Mejor que todo comentario, expresan la trascendencia de los actos verificados, con los que el General Gómez supo corresponder, como ayer en Carabobo, a la noble herencia de los Libertadores, las siguientes palabras preliminares del volumen:

Este libro complementa el que con el título de “Venezuela en las Fiestas del Centenario de Ayacucho en el Perú” se publicó el 19 de abril del corriente año.

El mismo fervor patriótico, el mismo sentimiento de veneración por los Héroes de la Independencia que animó aquellas páginas, ennoblece y esmalta las de esa publicación.

El Gobierno de Venezuela, presidido por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, se esforzó, realizándolo cumplidamente, en dar a los festejos centenarios de Ayacucho el esplendor y la alteza moral que demandaba el suceso, cumbre de heroísmo y señal luminosa y eterna del derrotero que deben seguir los pueblos libertados en aquel campo memorable.

Fue fortuna para nuestro país el que rigiera la República el hombre fuerte, de corazón templado en el amor de las cosas grandes de la Patria, a quien debe Venezuela el haberse presentado en paz ante el imperativo categórico de los Libertadores, colmas las manos con los frutos de su suelo y atenta la mirada hacia los horizontes de renovación que se dilatan y clavan, como una garra poderosa, en las entrañas del futuro.

Sin menoscabo el territorio que nos legaron nuestros padres; en paz dentro y fuera de las fronteras que nos trazara la previsión de los patricios de 1811; resueltos los principales problemas que afrontara la República desde su fundación en 1830; curados del mal de aventuras que nos llevara a solucionar en los campos de batalla nuestras desavenencias familiares: en el goce de una prosperidad insólita, fundada en los aciertos de una Administración leal, culta y progresista; y amparados en nuestros derechos por la confianza ilimitada del pueblo en las cualidades eminentes que ha moldeado la personalidad del General Gómez, hasta destacarla con lineamientos precisos, en el vasto escenario de la América, Venezuela y su Gobierno cumplieron con su deber ante la evocación de aquellos fastos que el verbo y la espada de Bolívar y el corazón de acero y oro de Antonio José de Sucre caldearon con un soplo de inmortalidad.

Circula esta publicación en un día Fausto para Venezuela: el 24 de julio, fecha que señalaba en el tiempo, con un súbito resplandor diamantino el natalicio del Libertador, y que por una feliz coincidencia lo es también del General Juan Vicente Gómez. Patria hermosa, cargada de marciales arreos como una Amazona nos dio el primero; patria feliz, en donde los venezolanos de buena voluntad se sientan al festín de la concordia, nos da hoy el segundo. ¡Qué cobijada por el arco triunfal simboliza esta fecha, se levante inconmovible y rútila como una estatua de bronce la gran Patria del Porvenir!

Luis Correa.

Caracas: 24 de julio de 1925.