miércoles, 3 de febrero de 2021

EL GENERAL GÓMEZ, PROTECTOR DE LA AGRICULTURA Y DE LA INDUSTRIA NACIONALES

 

El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, principal protector, promotor e impulsor de la Agricultura y la Industria nacionales. 

El espíritu previsor y eminentemente patriótico del General Juan Vicente Gómez, está siempre atento a las necesidades de la Nación, y su frase famosa: "He preferido siempre el hecho a la promesa", se ha puesto ahora una vez más de manifiesto.

En esta época de crisis universal en que las naciones más poderosas y prósperas han sido hondamente sacudidas por el actual desconcierto económico, Venezuela ha logrado como ejemplo único, gracias al amplio y previsor criterio del Presidente Gómez, mantener saneado su crédito y conjurar sin sacrificio alguno y sin medidas extremas y onerosas para el país, la crisis económica que en otras naciones ha adquirido en estos últimos años caracteres verdaderamente alarmantes.

Una franca y decidida protección a la agricultura y a la industria nacionales como lo ha venido desarrollando gradualmente su Gobierno, constituye el mejor aporte para el fomento de nuestras riquezas. Ha sido él, el gran predicador, no de teorías abstractas más o menos aceptables, sino de ejemplos vivos, que penetrando, con la fuerza incontrastable de los hechos cumplidos en la conciencia nacional, han hecho de Venezuela la nación que desarrolla todas las actividades sin que graves problemas por resolver le salgan al paso para detener su marcha ascendente, guiada por el "hombre fuerte y bueno" que ha puesto su vida toda al servicio de la Patria.

Y esa amplia visión y sentido evidentemente prácticos han cristalizado ahora nuevamente en las importantes Resoluciones que sobre Modificación de Aforos Arancelarios acaba de dictar el Despacho de Hacienda, en virtud de facultades conferidas al Ejecutivo Federal por la Ley de Arancel de Importación.

El espíritu de esas modificaciones arancelarias a que nos referimos, no tiene como podría interpretarse falsamente, a impedir el consumo de artículos extranjeros, sino a estimular la producción interna y a regular su exagerado uso defendiendo con medidas salvadoras, a nuestra Agricultura e Industria, de males que, a la larga, vendrían necesariamente en detrimento de la economía nacional.

Los artículos suntuarios que no se producen en el país, y que, por consiguiente, no son materia de primera necesidad, tales como sederías en sus diversas aplicaciones, y manufacturas similares, han sido aforados en una clase más alta, pero sin índole prohibitiva, y se les ha fijado un aforo que permita franca concurrencia de estos productos a nuestros mercados, conciliando así los intereses de los consumidores con los de los productores.

Los driles y telas de algodón semejantes a los que se fabrican en nuestro país, igualmente han sufrido recargos de derechos de importación, pues es lógico que la producción extranjera, cuando haga concurrencia a la nuestra, esté gravada con mayores impuestos, y es patriótico dar preferencia y protección a la Industria interna, sobre todo cuando ella, como en este caso, es tan perfecta como la extranjera.

Tales modificaciones arancelarias referentes a los tejidos de algodón, tienen para nosotros un doble interés, ya que, siendo el producto y la materia prima exclusivamente nacionales, favorecen a un mismo tiempo la Agricultura y la Industria venezolanas, brindando a nuestros agricultores y fabricantes mayores alicientes en su producción.

Todas estas modificaciones puestas ahora en práctica por el Presidente Gómez, por órgano del Despacho de Hacienda, están inspiradas en un principio esencialmente científico de moderna economía, cuyas finalidades principales tienden a restringir lógicamente la emigración del capital venezolano.

El espíritu previsor y eminentemente patriótico del General Juan Vicente Gómez, está siempre atento a las necesidades de la Nación, y su frase famosa: "He preferido siempre el hecho a la promesa", se ha puesto ahora una vez más de manifiesto.

Es así con hechos incontrastables, como se consolida cada día más su obra de reconstrucción y engrandecimiento nacionales.

(Publicado en "El Nuevo Diario", el 8 de marzo de 1932).