General Juan Vicente
Gómez, Presidente de la República de Venezuela.
Interviú
con el Presidente de la Asociación de Productores de Azúcar de Puerto Rico, Señor Ramón Aboy Benítez.
Tendencias del General Juan Vicente
Gómez. El progreso y bienestar del país. Sus grandes iniciativas. Nuestro
Desarrollo Industrial. Las Empresas Nacionales.
Cuantas personas visitan a Venezuela, ya sean hombres de negocios, artistas
o simples viajeros en jira de placer, expresan de modo unánime sus buenas impresiones
respecto a la situación del país, y especialmente acerca de los grandes
progresos materiales que se han efectuado a impulsos del Benemérito General
Juan Vicente Gómez, Jefe de la Rehabilitación Nacional.
La obra realizada desde
El Nuevo Diario ha recogido con frecuencia las declaraciones hechas por
importantes huéspedes que luego, ya en el exterior, han expresado sus opiniones
con entera franqueza, y todas acordes en el sentido de alabar nuestro
desarrollo económico.
La Prensa de San Juan de Puerto Rico, nos trajo por último correo una
interviú publicada en el diario La Democracia, correspondiente al 20 de
mayo de 1918, publicación de positiva trascendencia, porque recoge las
opiniones de uno de los grandes industriales de la Isla, el señor Ramón Aboy
Benítez, quien después de algunos días de permanencia en esta capital, regresó
a San Juan a bordo del vapor americano Caracas.
El señor Aboy es un acaudalado propietario, dueño o consocio de numerosas
firmas industriales y comerciales, especialmente en el ramo de azúcares:
Presidente, fundador y principal accionista de la Cayey Sugar Co.; Presidente y
principal accionista de la Córcega y de la Plata Sugar Co., fundador y
expresidente de la Yabucoa Sugar Co. Y de la Arkadia Sugar Co.; Presidente de
la Compañía Aboy, Vidal & Co. Inc. de San Juan de Puerto Rico, y de la Aboy
y M. Hernández & Co. Inc. de Nueva York; Socio Gestor de la casa Bancaria
Georgetti, Cintrón, Aboy & Co., ambas de San Juan, y por último Presidente
de la Asociación de Productores de Azúcar de Puerto Rico. Por consiguiente, el
señor Aboy, tratándose de asuntos económicos, es un testigo mayor de toda
excepción, cuya palabra posee absoluta autoridad en la materia.
Interrogado el señor Aboy sobre la situación de Venezuela, reveló en todas
sus contestaciones el mejor conocimiento de nuestra vida pública y económica,
haciendo una clara relación de cuanto había observado con su buen criterio de
hombre de negocios que estudia con sereno juicio las condiciones sociales,
políticas e industriales antes de arriesgar capitales y trabajo en cualquier
empresa.
Refiriéndose al Benemérito General Juan Vicente Gómez, a quien conoció en
el propio campo, donde se consagra a dar el ejemplo de trabajo que transforma
las industrias nacionales, el señor Aboy manifiesta muy atinadas opiniones,
propias del hombre de negocios que sabe darse cuenta exacta de la utilidad y
alcance de nuestras empresas. En cuanto a la personalidad del señor General
Gómez, el señor Aboy le consagra justas alabanzas por sus tendencias
patrióticas y eficaz impulso a las riquezas del país. Dice así:
“Tuve ocasión de tratarlo personalmente y encuentro en él a un hombre de
claro criterio, de carácter franco y cortés, y de sus manifestaciones deduje
claramente, que es altruista como pocos y que sus tendencias van encaminadas
tan sólo al progreso y bienestar de su país. Es hombre de grandes iniciativas y
ahora se ocupa con gran interés de fomentar en la rica región de Maracay, en
grande escala, las siembras de caña, y otras industrias como la de ganado
vacuno que se va mejorando y seleccionando con el cruce de otras razas que se
importan, inglesa y americana. También la de ganado de cerda se fomenta en
grado tal que actualmente el país cubre su consumo de manteca y tocino y se
prepara para exportar. Las fábricas de queso y mantequilla que existen en
relación con la riqueza ganadera están a la altura de las mejores del mundo”.
Luego continúa hablando, en general, de las empresas nacionales, que tuvo
ocasión de visitar, y siempre en los mejores términos, como verá el lector:
“Precisamente tuve ocasión de visitar casi todas las fábricas que hay en el
país y quedé muy bien impresionado, pues hay varias de tejidos, una de cemento,
una de vidrio, varias de cerveza, una de mantequilla y quesos, una de papel y
todas en general, tienen maquinarias modernas y trabajan a toda su capacidad.
En Puerto Cabello hay una fábrica de carnes refrigeradas con capacidad
actualmente para 250 novillos diarios y después de terminadas las
modificaciones que están haciendo, (será en junio próximo), podrán matar 500
novillos. Todas las carnes las tienen comprometidas en Inglaterra, y tal
negocio lo explota una compañía inglesa que tiene fábricas también de igual
índole en Buenos Aires”.
Al interrogársele sobre cuestiones de política exterior venezolana, las
cuales, entre nosotros como en todo el mundo, han adquirido una importancia
capital con motivo del estado de guerra que envuelve a tantas naciones, el
señor Aboy se mostró también informado de los propósitos del Jefe de la Nación,
como de sus miras administrativas, de modo que pudo contestar con toda
precisión y en perfecto acuerdo con el espíritu de absoluta neutralidad
proclamado legalmente y mantenido en la práctica por nuestro país. Buen
observador y espíritu desinteresado, el señor Aboy pasa en revista la situación
general de la República, destacando en cada ocasión las excelentes condiciones
en que se desarrolla nuestra vida pública, garantizada por un Gobierno patriota
y por la estabilidad de las instituciones que resulta de la armonía entre el
Poder y los ciudadanos, empeñados unos y otros en una obra común de esfuerzo
colectivo que se dirige a un fin único de progreso y cultura nacional.
(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 31 de mayo de 1918).