Multitud de trabajadores industriales se congregaron para aclamar al Benemérito
General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela. Año 1924.
Caracas, Venezuela.
El General Gómez se enorgullece en primer término
de ser un trabajador y nunca olvida, a pesar de su brillante carrera política y
militar, que le ha llevado a ser el primer ciudadano de Venezuela, su acendrado
amor al trabajo y su predilección por los humildes.
En la mañana de ayer tuvo efecto un acto por demás sencillo, pero que habla
directamente al corazón del pueblo y expresa fielmente los sentimientos del
Jefe del País hacia las clases trabajadoras, cuyo bienestar constituye uno de
los principales objetivos del Benemérito General Gómez.
Con motivo de su actitud en el asunto de pasteurización de la leche, quiso
el laborioso gremio que explota dicha industria expresarle su adhesión y
agradecimiento. Así tuvieron ocasión de hacerlo al pie de la estatua de Sucre,
en la Avenida 19 de Diciembre, mientras el Presidente de la República daba su
paseo matinal.
Más de setecientos industriales se hallaban en aquel sitio. El General Gómez,
a quien acompañaba el señor General José Vicente Gómez, Vicepresidente de la
República e Inspector General del Ejército y muchos amigos y servidores,
descendió de su automóvil y con la llaneza que le distingue, con su proverbial
amabilidad, estrechó la mano de los honrados trabajadores con quienes departió
algunos instantes.
"Yo también soy un hombre de trabajo", dijo el General Gómez. Palabras que cobran en sus labios el más puro
acento de republicanismo y que sin duda serán escuchadas con satisfacción por
todas las clases laboriosas del país, como lo fueron ayer por los que le
agasajaban. El General Gómez se enorgullece en primer término de ser un
trabajador y nunca olvida, a pesar de su brillante carrera política y militar,
que le ha llevado a ser el primer ciudadano de Venezuela, su acendrado amor al
trabajo y su predilección por los humildes. Esas palabras suyas, de una
sencillez elocuente, expresan el soplo de justicia y de verdad que anima su
alma de patriota con el cual ha podido transformar en breves años a nuestro
país, arraigando en el corazón del pueblo honrado y laborioso la fe más
profunda en el noble espíritu de justicia que lo guía en todos sus actos
públicos y privados.
El General Gómez se retiró gratamente impresionado de la manifestación de
esos trabajadores que le aclamaron con entusiasmo, y a quienes une un motivo
más de agradecimiento con el Ilustre Conductor de los destinos nacionales. Gran
número de los manifestantes de esos trabajadores se sumaron al séquito
presidencial y le acompañaron en el paseo hasta su regreso a Miraflores.
(Publicado en el Periódico "El Nuevo Diario", el 4
de septiembre de 1924).