martes, 3 de febrero de 2015

LINDBERGH EN VENEZUELA


(Por: Rafael Dupouy Gómez) 

Exclusiva para la Revista "ZETA", Nº 1.645 del 1 de febrero de 2008.


El 29 de enero de 2008, se cumplen 80 años de la histórica visita a Venezuela del intrépido héroe norteamericano de la aviación Charles A. Lindbergh. Doce días antes que lo hiciera Lindbergh en su célebre aeronave “Spirit of St. Louis”, nos visitaron, el 17 de enero de 1928, los famosos pilotos franceses Dieudonné Costes y Joseph Maríe Le Brix, quienes realizaron el primer vuelo cruzando el Atlántico Sur abordo de un Breguet 19, identificado con los nombres de dos mártires franceses de la aviación: “Nungesser y Coli”, desaparecidos el 8 de mayo de 1927 tratando de cruzar el Atlántico Norte de París a New York.

Los datos que aparecen en el siguiente reportaje especial para Zeta, fueron tomados del libro “Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana”, escrito por mi abuelo Florencio Gómez Núñez, hijo del Benemérito General Juan Vicente Gómez, gran impulsor de la aviación venezolana.

El Coronel Charles A. Lindbergh salió de Washington el 1 de diciembre de 1927 con destino a Ciudad de México, Guatemala, Belice, El Salvador, Tegucigalpa, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cartagena, Bogotá y Maracay, llegando a esta última ciudad el día 29 de enero de 1928 y aterrizando a las 6 y media de la tarde ya a oscuras con hora y media de retardo sobre la hora prevista.

El avión conducido por Lindbergh era el mismo "Spirit of St. Louis", en el cual había realizado el fantástico vuelo solo de Nueva York a París, saliendo de Roosevelt Field N.Y. el 20 de mayo de 1927 y llegando a Le Bourget, París, 33 horas y media después, el 21 de mayo de 1927. Lindbergh, por su extraordinaria hazaña, ganó el Premio Orteig de $25.000 dólares. Escribió al respecto el héroe: “No podía creer el efecto que mi aterrizaje en Francia causó en las naciones del mundo. Para mí, fue como la chispa que enciende una hoguera”.

Las primeras noticias sobre la visita del “Águila Solitaria” a Venezuela, fueron transmitidas por telégrafo a las nueve de la mañana, durante su paso por la ciudad colombiana de Tunja. El “Spirit of St. Louis” pasó luego a las diez por Santa Rosa de Viterbo, a las once por Casanare y al medio día por Arauca, ciudades de la República hermana. En esta última ciudad una violenta tempestad presentó serias dificultades al heroico aviador cuyo paso fue señalado a la una y quince minutos de la tarde por el puerto venezolano de Nutrias y a las tres por Ortiz. Los contratiempos ofrecidos por la atmósfera hicieron que el admirable aeronauta, para evadir el peligro, rectificara el rumbo y a las cuatro y cincuenta minutos el avión atravesó la población de Machurucuto, señalándose luego a las cinco sobre Higuerote.

A las cinco y treinta y cinco minutos el “Spirit of St. Louis” volaba sobre Macuto, La Guaira y Maiquetía. En esta población se efectuaba a esa hora una procesión religiosa, pudiendo la enorme concurrencia que llenaba por completo la plaza, lanzar estruendosos vítores al admirable huésped.

A las cinco y cuarenta y cuatro minutos, el avión trasmontando el Ávila, volaba sobre la capital. Desde las primeras horas de la tarde toda la ciudad había llenado las plazas, avenidas y paseos, esperando ansiosa el paso del Coronel Lindbergh. Ofrecían bellísimos aspectos la Colina del Calvario, la del Observatorio Cajigal, los terrenos de los bulevares y las afueras, en donde se estacionaron enormes multitudes. Al aparecer el aparato sobre el cielo, salió de todas las bocas una clamorosa exclamación de alegría y entusiasmo y cuando atravesaba la capital, a una pequeña altura, todos pudieron apreciar en sus detalles el “Águila Solitaria”, que pasó sobre la plaza de toros del Nuevo Circo de Caracas, repleto de concurrencia, mereciendo otra estruendosa ovación.

En Los Teques fue visto el aparato a las 5 y 53 minutos, en El Consejo a las 5 y 55 minutos, a las seis en La Victoria, a las seis y cinco minutos en Turmero, hasta ser finalmente localizado, entre un clamor de asombro y de admiración, avanzando sobre el cielo aragüeño, en línea recta hacia el Aeródromo de Maracay.

El campo de aterrizaje, virtualmente cercado por una enorme y clamorosa muchedumbre, fue centro de un recibimiento que tuvo el esplendor emocionante de una apoteosis. De todas las poblaciones del Estado Aragua, de Valencia, de Puerto Cabello y Caracas, incontables automóviles llenos de personas, invadían las carreteras convergentes hacia Maracay y en aquella ciudad el tráfico hacia el Campo de Aviación era imponente desde las primeras horas de la tarde.

Más de dos mil automóviles, luciendo sobre los radiadores los colores nacionales de Venezuela y Estados Unidos, se hallaban estacionados en los alrededores.

Lindbergh, apareció al fin por San Juan de los Morros en dirección a Maracay donde aterrizó felizmente. Señalaba Florencio Gómez Núñez en su libro:

“La verdad es que si llega quince minutos más tarde hubiese tenido que aterrizar completamente a oscuras, porque dicho campo no tenía ninguna iluminación, lo que sin lugar a dudas planteaba un grave problema, ya que además la visibilidad de su avión era muy poca hacia fuera”.

A su llegada estaban en el campo de aviación esperándole el General Juan Vicente Gómez y su Gabinete; el personal de la Escuela y altos oficiales del Ejército; el Embajador de los Estados Unidos e integrantes de su representación y numeroso público que se encontraba en los hangares y sus alrededores. La muchedumbre emocionada corrió hacia el campo para ver de cerca al héroe y conquistador del Atlántico Norte, una vez que descendió del aparato. El General Gómez personalmente tuvo que intervenir para alejar a la gente agolpada en torno al avión. El Benemérito, saludó cariñosamente a Lindbergh y regresó con él hasta los hangares.

El gobierno nacional declaró huésped de honor al Coronel Charles Lindbergh durante su permanencia en la República. Por la noche, en la casa del Comandante Ignacio Andrade, Presidente del Estado Aragua, y de su esposa señora Servilia Gómez de Andrade, el General Gómez ofreció un espléndido baile en honor del Coronel Lindbergh.


Al día siguiente, antes de partir en automóvil para la capital, Lindbergh visitó al General Juan Vicente Gómez, quien lo condecoró con la Orden del Libertador. Durante su llegada a Caracas, Lindbergh visitó el Panteón Nacional, la Casa Natal del Libertador, el Museo Bolivariano, el Salón Elíptico del Palacio Federal y luego realizó un paseo por la ciudad. En el Panteón Nacional, Lindbergh visiblemente emocionado, ofrendó una bella corona de flores avileñas, adornada con las banderas venezolana y norteamericana ante la tumba del Libertador. En el instante de la respetuosa ofrenda fue tocado nuestro Himno Nacional. Lindbergh, antes de abandonar el Panteón, firmó el Álbum de visitantes ilustres. A su salida fue estruendosamente ovacionado por el millar de personas que anhelaban verlo de cerca.  

El Coronel Lindbergh fue hospedado en la Casa España. La Sección Venezolana de la Sociedad Panamericana, presidida por Mr. Dolge, le ofreció en el viejo Country Club de La Quebradita, un fastuoso lunch, al que asistieron más de doscientas personas, entre las cuales se contaban Ministros del Ejecutivo y Diplomáticos. Presidieron la mesa el Coronel Lindbergh, el Nuncio Apostólico, Monseñor Fernando Cento, el señor Dolge, y el Honorable Encargado de Negocios de los Estados Unidos del Norte.


Al día siguiente asistió a una recepción bailable en el Club Paraíso que ofreció en su honor el General Juan Vicente Gómez. La nota cumbre de los festejos organizados por el Gobierno Nacional en honor del Coronel Lindbergh fue el soberbio baile. Lindbergh llegó al Club Paraíso a las nueve y media de la noche y permaneció allí hasta las once, hora en que salió de regreso para Maracay a alistarse para su partida a las 6 y 30 de la mañana para la isla de St. Thomas.

Dos mil personas fueron invitadas. En la iluminación y adornos artísticos del Club Paraíso, se agotaron todos los refinados recursos de los electricistas y floristas. Lo más granado de la política, la sociedad, la diplomacia, las letras y de la colonia norteamericana de Caracas concurrió al baile.

Después de su estadía en Caracas, Lindbergh regresó a Maracay, donde revisó y acondicionó su avión para continuar vuelo a las islas de St. Thomas, Puerto Rico, Santo Domingo, Puerto Príncipe, La Habana y la ciudad de St. Louis en los Estados Unidos, punto final de su itinerario.

Al despedirse de Venezuela, Charles Lindbergh expresó las siguientes palabras de agradecimiento:


Los Presidentes de Venezuela y Estados Unidos emitieron expresivos mensajes de cordialidad:

Maracay, 31 de enero de 1928.
Excelentísimo Señor Calvin Coolidge.
Presidente de los Estados Unidos de América.
Washington.-

“A las seis de esta mañana salió el Coronel Lindbergh continuando su viaje felizmente. El Gobierno y pueblo venezolano han agradecido profundamente la visita del glorioso aviador que considero como un vínculo más en nuestras cordiales relaciones. Leal y buen amigo”.

Juan Vicente Gómez.

Washington, 3 de febrero de 1928.
A Su Excelencia Juan Vicente Gómez.
Presidente de Venezuela.-

“Deseo dar a usted las gracias por su telegrama con motivo de la visita del Coronel Lindbergh a Venezuela y asegurar a usted del aprecio de este Gobierno por la cordial recepción que le fue dada”.

Calvin Coolidge.

Después regresó otra vez Charles Lindbergh a Venezuela, el 26 de septiembre de 1929, inaugurando el primer vuelo experimental de la Compañía Aérea Comercial Pan American. Vino como piloto de un hidroavión Sikorsky S-38.

Relataba Florencio Gómez Núñez al respecto: “Tuve la oportunidad de volar con él en Maracay. Lindbergh me invitó para que lo acompañara a volar en el mismo avión Sikorsky S-38. Salimos del campo de aviación, sobrevolamos Maracay e hicimos un acuatizaje en el Lago de Valencia. Posteriormente, regresamos nuevamente a Maracay. Personalmente, me quedó una satisfacción muy grande, haber podido tener la experiencia de volar con Lindbergh,  porque fue un excelente piloto y un auténtico héroe mundial”.

El famoso avión “Spirit of St. Louis”, fue donado por Charles Lindbergh y se encuentra expuesto en el Smithsonian National Air and Space Museum de la ciudad de Washington, D.C. La bandera de Venezuela luce orgullosa pintada en la cubierta de aluminio del motor del avión que está decorado con los pabellones nacionales de los países que Lindbergh visitó en sus giras por el mundo.

Charles Lindbergh, falleció en Maui, Hawaii, en 1974.

Nuestro país fue honrado en 1928 con su histórica visita de la cual se están cumpliendo 80 años. Lindbergh logró conquistar y entusiasmar al mundo entero, fomentando la importancia del desarrollo de la aviación.

Rafael Dupouy Gómez

Exclusiva para la Revista "ZETA", Nº 1.645 del 1 de febrero de 2008.