(Por: Rafael Dupouy Gómez)
Exclusiva para la Revista "ZETA", Nº 1.645 del 1 de febrero de 2008.
El
29 de enero de 2008, se cumplen 80 años de la histórica visita a Venezuela del
intrépido héroe norteamericano de la aviación Charles A. Lindbergh. Doce días
antes que lo hiciera Lindbergh en su célebre aeronave “Spirit of St. Louis”, nos visitaron, el 17 de enero de 1928, los
famosos pilotos franceses Dieudonné Costes y Joseph Maríe Le Brix, quienes
realizaron el primer vuelo cruzando el Atlántico Sur abordo de un Breguet 19,
identificado con los nombres de dos mártires franceses de la aviación: “Nungesser y Coli”, desaparecidos el 8
de mayo de 1927 tratando de cruzar el Atlántico Norte de París a New York.
Los
datos que aparecen en el siguiente reportaje especial para Zeta, fueron tomados
del libro “Mis Apuntes sobre la Aviación
Venezolana”, escrito por mi abuelo Florencio Gómez Núñez, hijo del
Benemérito General Juan Vicente Gómez, gran impulsor de la aviación venezolana.
El
Coronel Charles A. Lindbergh salió de Washington el 1 de diciembre de 1927 con
destino a Ciudad de México, Guatemala, Belice, El Salvador, Tegucigalpa,
Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cartagena, Bogotá y Maracay, llegando a esta
última ciudad el día 29 de enero de 1928 y aterrizando a las 6 y media de la
tarde ya a oscuras con hora y media de retardo sobre la hora prevista.
El
avión conducido por Lindbergh era el mismo "Spirit
of St. Louis", en el cual había realizado el fantástico vuelo solo de
Nueva York a París, saliendo de Roosevelt Field N.Y. el 20 de mayo de 1927 y
llegando a Le Bourget, París, 33 horas y media después, el 21 de mayo de 1927.
Lindbergh, por su extraordinaria hazaña, ganó el Premio Orteig de $25.000
dólares. Escribió al respecto el héroe: “No
podía creer el efecto que mi aterrizaje en Francia causó en las naciones del
mundo. Para mí, fue como la chispa que enciende una hoguera”.
Las
primeras noticias sobre la visita del “Águila Solitaria” a Venezuela, fueron
transmitidas por telégrafo a las nueve de la mañana, durante su paso por la
ciudad colombiana de Tunja. El “Spirit of
St. Louis” pasó luego a las diez por Santa Rosa de Viterbo, a las once por
Casanare y al medio día por Arauca, ciudades de la República hermana. En esta
última ciudad una violenta tempestad presentó serias dificultades al heroico
aviador cuyo paso fue señalado a la una y quince minutos de la tarde por el
puerto venezolano de Nutrias y a las tres por Ortiz. Los contratiempos
ofrecidos por la atmósfera hicieron que el admirable aeronauta, para evadir el
peligro, rectificara el rumbo y a las cuatro y cincuenta minutos el avión
atravesó la población de Machurucuto, señalándose luego a las cinco sobre
Higuerote.
A
las cinco y treinta y cinco minutos el “Spirit
of St. Louis” volaba sobre Macuto, La Guaira y Maiquetía. En esta población
se efectuaba a esa hora una procesión religiosa, pudiendo la enorme
concurrencia que llenaba por completo la plaza, lanzar estruendosos vítores al
admirable huésped.
A
las cinco y cuarenta y cuatro minutos, el avión trasmontando el Ávila, volaba
sobre la capital. Desde las primeras horas de la tarde toda la ciudad había
llenado las plazas, avenidas y paseos, esperando ansiosa el paso del Coronel
Lindbergh. Ofrecían bellísimos aspectos la Colina del Calvario, la del
Observatorio Cajigal, los terrenos de los bulevares y las afueras, en donde se
estacionaron enormes multitudes. Al aparecer el aparato sobre el cielo, salió
de todas las bocas una clamorosa exclamación de alegría y entusiasmo y cuando
atravesaba la capital, a una pequeña altura, todos pudieron apreciar en sus
detalles el “Águila Solitaria”, que pasó sobre la plaza de toros del Nuevo
Circo de Caracas, repleto de concurrencia, mereciendo otra estruendosa ovación.
En
Los Teques fue visto el aparato a las 5 y 53 minutos, en El Consejo a las 5 y
55 minutos, a las seis en La Victoria, a las seis y cinco minutos en Turmero,
hasta ser finalmente localizado, entre un clamor de asombro y de admiración,
avanzando sobre el cielo aragüeño, en línea recta hacia el Aeródromo de
Maracay.
El
campo de aterrizaje, virtualmente cercado por una enorme y clamorosa
muchedumbre, fue centro de un recibimiento que tuvo el esplendor emocionante de
una apoteosis. De todas las poblaciones del Estado Aragua, de Valencia, de
Puerto Cabello y Caracas, incontables automóviles llenos de personas, invadían
las carreteras convergentes hacia Maracay y en aquella ciudad el tráfico hacia
el Campo de Aviación era imponente desde las primeras horas de la tarde.
Más
de dos mil automóviles, luciendo sobre los radiadores los colores nacionales de
Venezuela y Estados Unidos, se hallaban estacionados en los alrededores.
Lindbergh,
apareció al fin por San Juan de los Morros en dirección a Maracay donde
aterrizó felizmente. Señalaba Florencio Gómez Núñez en su libro:
“La verdad es que si llega quince
minutos más tarde hubiese tenido que aterrizar completamente a oscuras, porque
dicho campo no tenía ninguna iluminación, lo que sin lugar a dudas planteaba un
grave problema, ya que además la visibilidad de su avión era muy poca hacia
fuera”.
A su
llegada estaban en el campo de aviación esperándole el General Juan Vicente
Gómez y su Gabinete; el personal de la Escuela y altos oficiales del Ejército;
el Embajador de los Estados Unidos e integrantes de su representación y
numeroso público que se encontraba en los hangares y sus alrededores. La
muchedumbre emocionada corrió hacia el campo para ver de cerca al héroe y
conquistador del Atlántico Norte, una vez que descendió del aparato. El General
Gómez personalmente tuvo que intervenir para alejar a la gente agolpada en
torno al avión. El Benemérito, saludó cariñosamente a Lindbergh y regresó con
él hasta los hangares.
El
gobierno nacional declaró huésped de honor al Coronel Charles Lindbergh durante
su permanencia en la República. Por la noche, en la casa del Comandante Ignacio
Andrade, Presidente del Estado Aragua, y de su esposa señora Servilia Gómez de
Andrade, el General Gómez ofreció un espléndido baile en honor del Coronel
Lindbergh.
Al
día siguiente, antes de partir en automóvil para la capital, Lindbergh visitó
al General Juan Vicente Gómez, quien lo condecoró con la Orden del Libertador.
Durante su llegada a Caracas, Lindbergh visitó el Panteón Nacional, la Casa
Natal del Libertador, el Museo Bolivariano, el Salón Elíptico del Palacio
Federal y luego realizó un paseo por la ciudad. En el Panteón Nacional,
Lindbergh visiblemente emocionado, ofrendó una bella corona de flores avileñas,
adornada con las banderas venezolana y norteamericana ante la tumba del
Libertador. En el instante de la respetuosa ofrenda fue tocado nuestro Himno
Nacional. Lindbergh, antes de abandonar el Panteón, firmó el Álbum de
visitantes ilustres. A su salida fue estruendosamente ovacionado por el millar
de personas que anhelaban verlo de cerca.
El
Coronel Lindbergh fue hospedado en la Casa España. La Sección Venezolana de la
Sociedad Panamericana, presidida por Mr. Dolge, le ofreció en el viejo Country
Club de La Quebradita, un fastuoso lunch, al que asistieron más de doscientas
personas, entre las cuales se contaban Ministros del Ejecutivo y Diplomáticos.
Presidieron la mesa el Coronel Lindbergh, el Nuncio Apostólico, Monseñor
Fernando Cento, el señor Dolge, y el Honorable Encargado de Negocios de los
Estados Unidos del Norte.
Al
día siguiente asistió a una recepción bailable en el Club Paraíso que ofreció
en su honor el General Juan Vicente Gómez. La nota cumbre de los festejos
organizados por el Gobierno Nacional en honor del Coronel Lindbergh fue el
soberbio baile. Lindbergh llegó al Club Paraíso a las nueve y media de la noche
y permaneció allí hasta las once, hora en que salió de regreso para Maracay a
alistarse para su partida a las 6 y 30 de la mañana para la isla de St. Thomas.
Dos
mil personas fueron invitadas. En la iluminación y adornos artísticos del Club
Paraíso, se agotaron todos los refinados recursos de los electricistas y
floristas. Lo más granado de la política, la sociedad, la diplomacia, las
letras y de la colonia norteamericana de Caracas concurrió al baile.
Después
de su estadía en Caracas, Lindbergh regresó a Maracay, donde revisó y
acondicionó su avión para continuar vuelo a las islas de St. Thomas, Puerto
Rico, Santo Domingo, Puerto Príncipe, La Habana y la ciudad de St. Louis en los
Estados Unidos, punto final de su itinerario.
Al
despedirse de Venezuela, Charles Lindbergh expresó las siguientes palabras de
agradecimiento:
Los
Presidentes de Venezuela y Estados Unidos emitieron expresivos mensajes de
cordialidad:
Maracay, 31 de enero de 1928.
Excelentísimo Señor Calvin Coolidge.
Presidente de los Estados Unidos de
América.
Washington.-
“A
las seis de esta mañana salió el Coronel Lindbergh continuando su viaje
felizmente. El Gobierno y pueblo venezolano han agradecido profundamente la
visita del glorioso aviador que considero como un vínculo más en nuestras
cordiales relaciones. Leal y buen amigo”.
Juan Vicente Gómez.
Washington, 3 de febrero de 1928.
A Su Excelencia Juan Vicente Gómez.
Presidente de Venezuela.-
“Deseo
dar a usted las gracias por su telegrama con motivo de la visita del Coronel
Lindbergh a Venezuela y asegurar a usted del aprecio de este Gobierno por la
cordial recepción que le fue dada”.
Calvin Coolidge.
Después
regresó otra vez Charles Lindbergh a Venezuela, el 26 de septiembre de 1929,
inaugurando el primer vuelo experimental de la Compañía Aérea Comercial Pan
American. Vino como piloto de un hidroavión Sikorsky S-38.
Relataba
Florencio Gómez Núñez al respecto: “Tuve
la oportunidad de volar con él en Maracay. Lindbergh me invitó para que lo
acompañara a volar en el mismo avión Sikorsky S-38. Salimos del campo de
aviación, sobrevolamos Maracay e hicimos un acuatizaje en el Lago de Valencia.
Posteriormente, regresamos nuevamente a Maracay. Personalmente, me quedó una
satisfacción muy grande, haber podido tener la experiencia de volar con
Lindbergh, porque fue un excelente
piloto y un auténtico héroe mundial”.
El
famoso avión “Spirit of St. Louis”,
fue donado por Charles Lindbergh y se encuentra expuesto en el Smithsonian National Air and Space Museum
de la ciudad de Washington, D.C. La bandera de Venezuela luce orgullosa pintada
en la cubierta de aluminio del motor del avión que está decorado con los
pabellones nacionales de los países que Lindbergh visitó en sus giras por el
mundo.
Charles
Lindbergh, falleció en Maui, Hawaii, en 1974.
Nuestro
país fue honrado en 1928 con su histórica visita de la cual se están cumpliendo
80 años. Lindbergh logró conquistar y entusiasmar al mundo entero, fomentando
la importancia del desarrollo de la aviación.
Rafael
Dupouy Gómez
Exclusiva para la Revista "ZETA", Nº 1.645 del 1 de febrero de 2008.