martes, 30 de marzo de 2021

LA REFORMA DE LA INTRUCCIÓN PRIMARIA 1915

 

Caracas. Trabajos Manuales en la Escuela Normal de Mujeres y vista del personal de la Escuela Normal de Hombres. "El Nuevo Diario". Año 1915. (Foto: Amitesarove).

Caracas, abril de 1915.

Reducir al breve espacio de un artículo la circunstanciada exposición del formidable trabajo que ha venido efectuando el Despacho de Instrucción Pública, bajo la dirección del Gobierno del General Gómez, es decir, de 1908 para acá, es verdaderamente labor imposible.

Tan amplias y tan hondas son las consideraciones que merece el asunto, como que los resultados materiales, intelectuales y morales que se obtienen con la buena organización de la Escuela Primaria, son el más estable fundamento de la vida próspera y civilizada del país. La Instrucción Primaria es la base de la Secundaria, de la Superior y de la Especial y es ella el factor más importante del carácter nacional, sobre todo para nosotros, que necesitamos crearlo a puro esfuerzo de educación.

Formidable ha sido la obra reformadora del Gobierno en esta materia. El General Juan Vicente Gómez, debe estar sobradamente orgulloso de que sus generosas intenciones hayan sido llevadas a la práctica de modo tan brillante.

Desde la actuación de su Gobierno se ha venido cumpliendo con decisión una tarea que al correr de no muchos años se convertirá, por la natural fuerza de su desarrollo, en una legítima obra de regeneración.

¿Cómo sintetizar lo magno de la obra cumplida? Los generosos empeños del Gobierno por impulsar las iniciativas del maestro y todos los otros planes que se refieren al establecimiento del mejor régimen escolar, muy principalmente los propósitos de conveniente Edificación, como base del vasto plan de reforma de la Instrucción Primaria; su atención incesante al mejoramiento progresivo de las Escuelas Normales, de las de Artes y Oficios y de las Escuelas de Comercio; sus grandes proyectos sobre la Escuela Federal de Agricultura, Cría y Veterinaria y sobre la fundación de la Escuela Rural que será de trascendencia tan viva en la realidad más feliz de nuestra democracia; la obra colosal del Gobierno a favor de la reforma de la Instrucción desde la creación de la Escuela Primaria Moderna hasta el fomento de los más elevados Institutos es de esas que marca un perdurable sello de civilización, aun a través de las vicisitudes políticas.  

Caracas. Clases de trabajos en madera y prácticas de Gimnasia en la Escuela Normal de Mujeres. "El Nuevo Diario". Año 1915. (Foto: Amitesarove).

El público puede ver en los cuadros presentes, que se han tomado en la Escuela Normal de Mujeres, algunos detalles del trabajo escolar, con los cuales puede formarse idea clara del paso de avanzado progreso que ha hecho dar al país el actual Gobierno. Ex profeso se han tomado vistas de algunas de las clases que no existían en la escuela de antaño y que hoy dan expresiva fisonomía al plantel moderno. Entre ellas están las de Gimnasia, que en la Escuela nueva está destinada a desempeñar un papel importantísimo, tanto fisiológico como psicológico y social y que tanta falta hace a nuestra mujer para dar más relieve a sus gracias y vigorizar su salud, y la de Trabajos Manuales, cuya influencia física, intelectual y moral es hoy indiscutible. Lástima que algunos naturales inconvenientes hayan impedido sacar las de Kindergarten y el Primer Grado de la Escuela anexa a la Normal, donde las futuras maestras aprenden a sembrar en el delicado espíritu del niño las primeras enseñanzas, con esa gracia y tino peculiares que indican las sabias reglas del arte de la Educación.

Estas vistas, en las cuales trasciende como un sutil perfume de gracia el encanto de la mujer venezolana, son tan sólo una muestra pequeña de los numerosos adelantos alcanzados. La estrechez del espacio impide presentar otras notas gráficas de no menor elocuencia; pero este Diario se promete publicar algunas relaciones a propósito, en las cuales cabrán más extensas explicaciones. Está de más encomiar la importancia de semejante divulgación.

Agreguemos todavía una interesante consideración de actualidad. Desde 1864 proclamaba la Carta Fundamental de la República la libertad de enseñanza. El 19 de diciembre pasado se publicó el Decreto Orgánico de la Instrucción Nacional de acuerdo con antedicha Ley. La injerencia del Ministerio de Instrucción Pública en las labores de los planteles privados, además de ser anticonstitucional, pues que coartaba las iniciativas individuales, entrababa en grado sumo la acción del Ministerio para atender a las más ingentes necesidades del Ramo, al paso que era completamente inútil aquella injerencia ilegal, por los numerosos abusos tan conocidos. Hoy, al contrario, se proclama la justa libertad de enseñanza, pero se pone un freno tan natural como previsor a las posibles licencias, por medio de los Tribunales independientes del Ministerio, los cuales otorgarán los Certificados de Suficiencia mediante rigurosas pruebas orales, escritas y prácticas, exigidas igualmente a los institutos privados y públicos, quienes quedan así puestos en igualdad de condiciones ante la Ley.

Nos es imposible abarcar en el presente artículo los lineamientos siquiera de la obra de reorganización sobre la base de la Enseñanza Libre. Sólo diremos que la acertada y regular vigilancia y la rigidez que se impondrá en los Certificados serán los mejores guardianes del orden y el progreso dentro del ilimitado radio de la libertad de enseñanza; y que todo el engranaje de la vasta reforma descansa en el fundamento de la educación natural y efectiva que se consigue con la óptima organización de la Escuela Primaria. Vigorizada la atención del Gobierno sobre ésta se reforzará la obra del levantamiento de la Instrucción Secundaria y Superior, que indudablemente quedan favorecidas en la reforma actual, puesto que de hoy en adelante serán ellas sometidas a las leyes de la metodología natural, y no precisamente en provecho de los numerosos pretendientes a fáciles grados, sino para progreso general de la educación efectiva.

Terminaré esta brevísima referencia con la enunciación de una esperanza: la de que el Gobierno, una vez decretada la enseñanza libre, pueda concretar su atención viva y continua al mejoramiento de la Instrucción Popular, que es la de los pobres, la de aquellos que forman los elementos más numerosos del cuerpo social. La democracia digna y viril sólo puede obtenerse con la bien dirigida educación de las masas pobladoras. El General Gómez con su criterio y su conciencia de hombre bueno y bien inspirado, comprendió desde los principios de su Gobierno, que así como la Patria necesita de un ejército brillante y poderoso para defender la dignidad y la armonía republicanas contra los desmanes de la ambición, necesita asimismo, con la necesidad más inaplazable, un verdadero ejército de soldados de la cultura, que contribuyan a mejorar, en los torneos de la civilización, el cuerpo y el alma de aquella armonía republicanas: el cuerpo y el alma fuertes de la democracia del porvenir. Desde el principio de su Gobierno, ha hecho el General Gómez cuanto ha sido posible para que algunos de sus colaboradores más ilustrados cumplan su deber en ese noble sentido, y por eso él ha merecido bien de la Patria.

Con la reorganización del Cuerpo de la Inspección Técnica, indispensable para que la Escuela Graduada no sea un mito, sobre todo fuera de Caracas, y para procurar que la escuela de un solo maestro en los pueblos pequeños llene las sagradas funciones que le están encomendadas, con la provisión de los elementos que junto con la técnica del maestro forman el ser de la escuela moderna; con la creación de edificios ad-hoc, sin los cuales es imposible obtener un resultado positivo, la obra de la reforma educativa culminará como la más noble y levantada que haya podido cumplirse en este país después de la Independencia. Patria y Libertad nos dio Bolívar con medios absolutamente extraordinarios y su obra fue forjada en la gloriosa aventura a empuje de cíclope. Toca a sus herederos los venezolanos la obra de reformar la República tal como él la soñó, con aquella natural clarividencia suya que le hizo dictarnos sabias advertencias y reglas para el porvenir. Y un claro júbilo llena el pecho e ilumina con viva luz de esperanza la imaginación, cuando se observa que hay en la Venezuela actual una positiva corriente de ideas civilizadoras que, estimulada generosamente por la influencia oficial va prometiendo para un porvenir no lejano valiosos frutos de cosecha fecunda.

Alejandro Fuenmayor.

(Publicado en el Periódico "El Nuevo Diario", el 4 de mayo de 1915).