lunes, 23 de marzo de 2015

EL CREADOR DE LA NUEVA VENEZUELA




GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ 
(De “Il Sole”, Milano - Italia)

En el transcurso de seis meses, el mundo asistió al espectáculo de trastornos políticos muy graves en casi todos los Estados de la América del Sur. Motivo de orden político, causas de naturaleza económica (crisis de producción y de trabajo) determinaron las revoluciones del Perú, de la Argentina y del Brasil, mientras que la situación financiera se ha agravado en todas las demás Naciones sudamericanas, el único país que pudo salvarse del general desconcierto, ha sido la República de Venezuela.

Aquí la autoridad del Gobierno no ha sufrido sacudidas ni dio lugar a rebeliones, por lo que Venezuela, que hasta hace veinte años fue el país en continua agitación, resultó ser el organismo estatal más ordenado y disciplinado.

Desde el punto de vista del criterio público y de las finanzas, Venezuela conservó su estabilidad y el balance del Estado se mantiene en las excelentes condiciones que desde años se registran, por lo que los valores y la moneda venezolana están considerados de una solidez a toda prueba.

El mérito de este fenómeno excepcional en el actual momento crítico de la América del Sur, se debe a la acción personal y a la administración del Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez, quien ejerce una vasta y decisiva influencia en la política del País.

El General Gómez ha gobernado y ha debelado todos los partidos que se destruían en Venezuela y arrastraban a la Nación hacia una segura ruina. Por eso tuvo él enemigos acérrimos, detractores implacables, opositores feroces que no titubearon en urdir mentiras, en alterar, exagerar o inventar libremente los hechos, bajo la máscara seductora y siempre lisonjera de la libertad y con el objeto de posesionarse nuevamente del poder para reducir otra vez a Venezuela al estado caótico y de anarquía política y social que la hicieron tristemente célebre en los albores del presente siglo, cuando el alocado Cipriano Castro la había convertido al nivel más bajo y despilfarrador.

Es así como el General Juan Vicente Gómez, rindió el más grande servicio a su País y se conquistó el más grande reconocimiento y la gratitud nacional. Acaso, y justamente el 24 de junio de 1925, no proclamaba solemnemente el Congreso Nacional Venezolano que “Juan Vicente Gómez es el hombre necesario para el presente y para el porvenir, pues la existencia de la Patria le está virtualmente vinculada”.

En el largo periodo en que desempeñó los más altos puestos de la magistratura y cargos del poder, como Vicepresidente primeramente y luego como Presidente, el General Gómez resolvió todos los conflictos que Venezuela tenía en el exterior, restableciendo las cordiales relaciones diplomáticas no tan solo con las naciones europeas y los Estados Unidos de Norteamérica, sino también con las demás naciones sudamericanas; resolvió las cuestiones de límites; redimió al País del analfabetismo, dotándole abundantemente de escuelas; prodigó sus cuidados a la cultura superior y a las artes; fue el restaurador de la Hacienda Pública y el creador del crédito y de la moneda venezolana; consiguió la independencia económica de Venezuela; defendió la propiedad, para el Estado, de las inmensas riquezas del subsuelo venezolano e hizo de Venezuela uno de los países más intensamente productivos de petróleo y de café; valorizó las riquezas del suelo y de los campos; creó de la nada grandes industrias nacionales, algunas administradas por él personalmente, haciéndola floreciente; libró de la esclavitud social a los obreros y a los trabajadores, haciendo aprobar las leyes protectoras del trabajo y de la sanidad de las clases trabajadoras, a cuya elevación social y civil dedicó todos sus cuidados; saneó el interior del País con grandes obras de previsión civil y trabajos de saneamiento; con una magnificencia y una vastidad de conceptos verdaderamente romana, creó una imponente red de caminos en el interior, por medio de la cual las más lejanas regiones del país están en cómoda comunicación con la capital y con los centros más importantes, debiendo sobre todo ser señalada la gran arteria que va desde Caracas hasta la frontera colombiana, obra verdaderamente monumental de acercamiento americano, sueño del gran hijo de Venezuela, Simón Bolívar; hizo de Caracas, la capital de la República, una de las más bellas y cómodas ciudades de Sudamérica, dotándola de todos los servicios públicos, de luz, de aguas corrientes, higiene y confort para todos sus habitantes y para los turistas; reorganizó y dotó de nuevas instalaciones el puerto de La Guaira, que se ha transformado en el emporio del Mar Caribe; creó la espectacular industria de la cuenca de Maracaibo de donde todos los días salen inmensas riquezas de exportación para ser cambiadas en riqueza efectiva, por lo que hoy puede decirse que Venezuela, es la única nación en el mundo, que no tenga deudas públicas interiores ni exteriores.

Es esta la rapidísima y esquemática síntesis de la obra realizada por el General Juan Vicente Gómez, especialmente desde la última reelección de 1922 hasta hoy, pues si quisiéramos dedicarnos a analizar los particulares de su acción, entonces necesitaríamos una más detallada y extensa descripción.

El lenguaje más elocuente, resulta ser el de las estadísticas, las que en sus cifras nos demuestran cuán enorme es el progreso alcanzado en Venezuela, por lo que no es exagerado decir que el General Gómez creó un Estado, esto es, una nación, de la nada; creó una Hacienda Pública, una economía, una administración, un crédito, una riqueza pública y particular como ningún otro Estado sudamericano puede vanagloriarse de poseerlos; y hoy Venezuela es el País más disciplinado y organizado de la América del Sur.

El General Gómez, llegado ya a una edad venerable, se ha retirado de la política activa y vive patriarcalmente en su villa de Maracay dedicando siempre sus mayores atenciones a su industria, la que ocupa centenares de trabajadores para los cuales él es el amigo y el paterno patrón.

Entre las clases trabajadoras, sumamente favorecidas y ayudadas, el General Gómez es popularísimo y sobre todo amado porque él, inflexible con los agitadores, perturbadores y con los eternos rebeldes, es viceversa magnánimo, complaciente, generoso en la ayuda con los humildes y con los buenos ciudadanos, a los que ha procurado el bienestar, desarrollando las industrias, el comercio, el trabajo, y sacando del suelo los incalculables recursos de materias primas, por lo que Venezuela está hoy a la cabeza de los países productores de Sudamérica y para algunos productos, a la cabeza del mundo entero.

La confianza en el porvenir de su país es profundísima en el General Gómez.

El General Juan Vicente Gómez está circundado de cariño y de la afectuosa simpatía de todo el pueblo venezolano, que ve en él al fundador y creador de la nueva República de Venezuela, próspera, ordenada, libre, emancipada del extranjero, dueña absoluta de sus destinos.

De “Il Sole”, Milano - Italia.
(Publicado, el 10 de enero de 1931).