viernes, 6 de marzo de 2015

VENEZUELA EN LA CONFERENCIA ECONÓMICA DE LONDRES




EL PROGRESO DE VENEZUELA EN LOS ÚLTIMOS 25 AÑOS.

LA OBRA ADMINISTRATIVA DEL GENERAL GÓMEZ.

TRADUCCIÓN DE “EL NUEVO DIARIO” DEL “SOUTH AMERICAN JOURNAL”, DE LONDRES, DE DICIEMBRE DE 1933.

El 19 de diciembre, el Ministro de Venezuela en Londres celebró el 25º aniversario de hallarse el General Juan Vicente Gómez al frente de los destinos de Venezuela.

A pesar del estacionamiento comercial, no hay duda de que hoy se encuentra Venezuela en una posición muy diferente a cuando el General Gómez asumió el poder por primera vez. En su primer Mensaje presentado al Congreso el 29 de mayo de 1909, dirigió la atención sobre el hecho de que el orden público en el interior sólo se mantenía por la fuerza, de que la producción y el comercio se encontraban obstaculizados por concesiones especiales y por el peso de medidas fiscales, y que el comercio costeño y el Resguardo Militar se veían paralizados a causa de encontrarse en aguas venezolanas un escuadrón de la flota holandesa. Una nueva constitución fue aprobada por el Congreso y promulgada el 5 de agosto de aquel año, y los Protocolos firmados con los Estados Unidos, Francia, Holanda, etc., fueron pronto ratificados, poniendo así término al enojoso periodo de discusiones que por algunos años habían caracterizado la política exterior de Venezuela. En lo que respecta a las relaciones interiores, logróse una mejor armonía entre los Estados, al mismo tiempo que se fundaba un Departamento de Agricultura, al que siguieron otros, mientras la política de obras públicas y carreteras, emprendida tenazmente por el General Gómez, y que de tantos beneficios ha sido para el país en el desarrollo de sus recursos naturales, ponía fin a las actividades revolucionarias con la colaboración del ejército y la policía, eficientemente reorganizados.

Hasta ese entonces venían ocurriendo periódicamente negligencias en el servicio de la deuda, negligencias que desaparecieron bajo la nueva Administración, así como el sistema de los préstamos al exterior, mientras la deuda pasiva –que recientemente fue eliminada de un todo- reducíase ostensiblemente. Las disputas con las compañías extranjeras fueron zanjadas satisfactoriamente al mismo tiempo que se pagaban las sumas convenidas como compensación por los intereses atrasados y conmutación de ciertas garantías. Así que aun cuando los oponentes políticos del General Gómez duden de los progresos de Venezuela en estos 25 años de Gobierno, ese cuarto de siglo ha sido en todo sentido beneficioso a la República.

La supresión de préstamos al exterior, no quiere decir que el capital de fuera no sea bien visto en el país, pues por lo contrario, fue a causa del espíritu liberal de las concesiones y de la justa interpretación de sus cláusulas que los intereses petroleros, cuando se vieron amenazados en México, decidieron trasladar sus operaciones a Venezuela, donde se habían gastado cuantiosas sumas en obras de fomento en provecho del capital extranjero, del Fisco Venezolano y de la mano de obra local y de fuera.

En 1908, cuando el General Gómez asumió el poder, la Deuda Externa de Venezuela fue estimada en más de Bs. 133.059.400 que junto con Bs. 67.543.212 de la Interna hacía un total de deuda pública de Bs. 200.602.611, o sea £ 7.944.657, lo que era igual a £ 2 y 16 chelines por cabeza, calculados sobre la población de entonces. Ya para 1918 la Deuda Externa había sido reducida a Bs. 96.456.796, con una equivalencia en total de £ 5.675.829, o sean cerca de 16 chelines y seis peniques per cápita. La extinción definitiva de la Deuda Externa, tres años atrás, fue en sí de gran beneficio material como era de esperarse de tal paso, pero además le sirvió a Venezuela para no sentir en todo su peso la actual crisis mundial, tanto que su representante en la Conferencia Económica de Londres fue uno de los muy contados diplomáticos que tomó una actitud de observación más que todo durante las deliberaciones, pues mientras sus demás colegas esperaban ansiosos obtener algo para sus respectivos países en detrimento de otros, Venezuela, sin Deuda Externa y por consiguiente una nación ni acreedora ni deudora, sin cambio alguno que controlar y sin impuestos sobre las importaciones ni las exportaciones a no ser los existentes con fines únicamente fiscales, no se vio obligada por medio de su representante a efectuar maniobra alguna, posición en la que seguramente no se hallaba el resto de los Delegados.

Naturalmente, Venezuela estaba dispuesta a ofrecer su apoyo a cualquier proyecto que se comprometiera a elevar el nivel de precios existentes, cosa en que estaba interesada, sin duda alguna, pero sin que ello demostrara mayor ansiedad. De fuente oficial (Estados Unidos) sábese que mientras las Repúblicas más importantes de la América Latina tienen una deuda per cápita que varía entre 21 y 135 dólares, Venezuela en cambio posee un capital de 4 dólares también por cabeza, y la Deuda Interna, que gradualmente viene reduciéndose, es menor que el balance en Caja e igual a unos cuantos chelines por persona. En 1909-10 los ingresos del país se elevaron a Bs. 42.552.856, mientras que los egresos sobrepasaron a esa cantidad en Bs. 5.934.467, pero diez años más tarde lo ingresado alcanzó a algo más que el doble, o sea Bs. 101.134.440, excediendo por Bs. 65.953.298 a los gastos. En 1929-30 los ingresos fueron de Bs. 225.444.824, o sea el doble de lo recaudado anteriormente, y a pesar de los grandes gastos ocurridos en la construcción de carreteras y obras públicas, que han sido la característica de la Administración del General Gómez, hubo un sobrante de Bs. 62.994.824. En 1933 este sobrante fue de Bs. 68.000.000. Sin tomar en cuenta el gasto que representó sacar de lo ingresado para redimir el balance de la Deuda Externa antes de su vencimiento, Venezuela ha tenido siempre un sobrante en Caja desde que el General Gómez asumió el poder.

Es interesante observar la progresión que Venezuela ha seguido en su comercio, pues se encontrará que las exportaciones han mejorado de Bs. 83.049.923 en 1909 a Bs. 628.260.172 en 1932, y las importaciones, en ese mismo periodo de Bs. 47.172.328 a Bs. 153.458.191, mientras que el sobrante a favor alcanzó últimamente a Bs. 474.802.081 contra el anterior de Bs. 35.877.595. Con respecto a lo último los funcionarios venezolanos hacen hincapié, y con razón, en que una explicación de esos balances es de todo punto necesaria. Incluidas en las cifras de exportación figuran las del petróleo crudo, Bs. 572.165.105, en 1932, y Bs. 563.786.460 en 1931, y como ambas cantidades exceden a la balanza favorable de comercio, se es de opinión de que si se considera el balance de pagos de Venezuela, el sobrante de importación no es tan beneficioso como pudiera aparecer ante una revisión casual de las cifras.

La producción de petróleo emplea mucha mano de obra local y los extranjeros se gastan una parte sustancial de sus salarios en el país, pero el producto, a cargo principal de compañías extranjeras, se vende fuera y una parte considerable de las entradas producidas por este factor de exportación no regresa al país; y en consecuencia, mientras si en la balanza comercial se toma en consideración, sólo una parte muy pequeña beneficia la balanza de pagos. Si se dedujera toda la exportación de petróleo, habría una balanza comercial adversa en ambos años, pero esto es viendo el asunto desde un punto de vista drástico. Como Venezuela no tiene Deuda Externa, ni pagos que efectuar sobre el interés y el fondo de amortización, ninguna dificultad se ha presentado en lo relativo al cambio. El bolívar, cuyo valor nominal a la par es de 25.22, con respecto a la libra, ha sido recientemente cotizado a 21.70, de lo que se beneficia Venezuela, así como las compañías inglesas que efectúan envíos de dinero sobre Londres desde Caracas.


(Publicado en el Periódico “El Nuevo Diario”, el 17 de enero de 1934).