El 19 de
diciembre de 1908, el Benemérito General Juan Vicente Gómez asume la Presidencia de la República , y, en aquella
fecha memorable, dirige al pueblo venezolano la siguiente proclama:
JUAN VICENTE GÓMEZ
ENCARGADO DE LA PRESIDENCIA DE LA
REPÚBLICA
A LOS VENEZOLANOS:
¡Compatriotas!. Ya sabéis que vine a desempeñar el Poder Ejecutivo
Nacional, en virtud del título legal previsto que invisto, sin ser empujado por
ninguna ambición personal. La Ley
me llamó al puesto, y desde el primer momento me di a conciliar las
aspiraciones populares con mis deberes públicos, procurando establecer un
régimen de garantías en consonancia con nuestras instituciones. He querido y
quiero para cada venezolano la efectividad de sus derechos, sin ser esta
aspiración concesión o merced, sino únicamente la imposición de la ley.
Pero mis mejores intenciones y
deseos han encontrado, desgraciadamente, un inexplicable obstáculo en algunos
pocos ciudadanos que llamándose íntimos amigos del ciudadano General Cipriano
Castro, no sólo se han atravesado en el camino de mis deberes legales, sino que
han bajado al antro de la conjuración y fraguado contra mi vida el plan
diabólico que hice abortar en la mañana de ayer, enfrentándome a los mismos conjurados y reduciéndolos a prisión.
Al proceder así, conciudadanos, no
sólo he defendido mi vida, sino algo que vale más que mi existencia personal,
porque he procurado salvar el decoro y el prestigio de la Magistratura que
desempeño y aspiro a convertir en manantial de bienes para todos los
venezolanos.
Después de los sucesos que acabo de
narrar, he constituido un nuevo Gabinete, en el cual juzgo representada la
opinión pública de Venezuela. Con tales colaboradores pretendo dar a mi
Gobierno el carácter nacional que reviste, a ser efectivas las garantías
constitucionales, practicar la libertad en el seno del orden, respetar la
soberanía de los Estados, amparar las industrias contra odiosas
confabulaciones, buscar una decorosa y pacífica solución para todas las
contiendas internacionales, vivir vida de paz y de armonía y dejar que sólo la
ley impere con su indiscutible soberanía.
¡Venezolanos!. Tal son mis
propósitos y los fines que aspiro a desarrollar al frente del Gobierno; y como
creo que ésta es la más solemne imposición del patriotismo, pido y reclamo a
todos los círculos políticos su apoyo moral y material para que el acierto sea
completo y universales los beneficios.
El régimen legal que impera nos da derechos y nos impone deberes:
ejerzamos aquéllos con la moderación que reclama la austera democracia, y
cumplamos éstos con inquebrantable resolución. Tengamos presente que las
violencias que inspiran las pasiones desbordadas son el contrasentido de la
civilización y que la mejor fórmula de la República es la que se encierra entre la modestia
y el ardiente patriotismo.
J. V. Gómez
Caracas, 19 de diciembre de 1908.
REVISTA DEL EJÉRCITO, MARINA Y AERONÁUTICA, ÓRGANO
DEL MINISTERIO DE GUERRA Y MARINA, NÚMERO EXTRAORDINARIO, AÑO III, TOMO V, N°
32, CARACAS, DICIEMBRE DE 1933.